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lunes, 30 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 30 OCTUBRE 2017


Lecturas de hoy Lunes de la 30ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 30 de octubre de 2017



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,12-17):

Estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 67,2.4.6-7ab.20-21

R/. Nuestro Dios es un Dios que salva

Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos, 
huyen de su presencia los que lo odian. 
En cambio, los justos se alegran, 
gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. R/.

Padre de huérfanos, protector de viudas, 
Dios vive en su santa morada. 
Dios prepara casa a los desvalidos, 
libera a los cautivos y los enriquece. R/.

Bendito el Señor cada día, 
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva, 
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,10-17):

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. 
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.»
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?»
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 30 de octubre de 2017
 Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

La solidez de una relación la marca el instante en que el otro se convierte en alguien para mí. Pasamos al lado de infinidad de gente que son seres anónimos, rostros sin nombre. Pero cuando alguien toca la fibra de nuestro ser, se despliega el universo de su realidad y toma cuerpo su alma ante nosotros. Cuando eso sucede, somos capaces de las generosidades más heroicas, las fidelidades más cotidianas, la sensibilidad más dispuesta. Y si algún mal afecta a quien es para nosotros importante, salimos al paso con todos los recursos que somos capaces de tramitar.

La radicalidad del amor cristiano, el que nace de Jesús, convierte a todo hombre y mujer en ese ser especial para mí. Incapaz de pasar ante quien se dobla por el peso de su desgracia, Jesús toca la realidad que retuerce el alma de esa mujer, y desbarata el mal. Jesús no duda, aunque toneladas de leyes justificadas acudieran en ayuda de la desgracia de esta mujer. Nosotros no conocemos su nombre, pero para la mirada de ternura de Jesús, ella era alguien por quien merecía la pena jugarse el tipo, y desbaratar la ley que le oprimía.

Siempre nos sorprende este Dios que es todo ternura. No deja de hacerlo.

Pablo, el judío fariseo, ha entendido plenamente el gesto de Jesús, y el rostro de Dios que deja traslucir: Abba. Papaíto, diríamos nosotros. Dios volcado en sus criaturas. Por puro amor. Pero no un amor torcido hacia la indiferencia. El amor, en Jesús y desde esta imagen de Dios, toma partido por los débiles, trunca la injusticia, pasa por encima de las formas para poder hacerse sólido ante quien lo necesita.

Por eso nuestro seguimiento será una apuesta por ese amor activo, una búsqueda incesante de los rostros de los hombres y mujeres, para que se conviertan en alguien para mí. Feliz día, feliz encuentro.


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