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miércoles, 7 de diciembre de 2016

SAN AMBROSIO, DOCTOR DE LA IGLESIA, 7 DE DICIEMBRE


Hoy 7 de diciembre es la fiesta de San Ambrosio, Doctor de la Iglesia y mentor de San Agustín
Por Diego López Marina



 (ACI).- Hoy la Iglesia Universal celebra a San Ambrosio, un destacado orador y uno de los más ilustres Padres y Doctores de la Iglesia Latina junto a San Agustín, San Juan Crisóstomo y San Atanasio.

El aporte de San Ambrosio a la Iglesia está lleno de obras de carácter ascético, moral, dogmático y exegético.

Entre sus escritos se encuentran los comentarios a los Salmos y Tratados sobre Los Misterios y otros “de los Sacramentos” que son catequesis del Bautismo, la Confirmación, la Eucaristía y la Penitencia dedicadas a los recién bautizados.

El nombre del santo significa “inmortal” y vivió entre los años 340 y 397. Fue Obispo de Milán en Italia y mentor de San Agustín, también Doctor de la Iglesia y Obispo de Hipona.

Probablemente nació en 340, en Tréveris, Arles, o Lyon. Cuando apenas tenía 30 años fue nombrado gobernador de todo el norte de Italia, con residencia en Milán, y posteriormente, fue elegido Obispo de esta ciudad por clamor popular.

San Ambrosio se negó a aceptar el cargo pues no era sacerdote, pero el emperador mandó un decreto señalando que el santo debía aceptar el cargo. Desde entonces se dedicó por horas y días a estudiar las Sagradas Escrituras hasta llegar a comprenderla maravillosamente.

San Ambrosio componía hermosos cantos y los enseñaba al pueblo; además, escribió muy bellos libros explicando la Biblia y aconsejando métodos prácticos para progresar en la santidad.

Especialmente famoso se hizo un tratado que compuso acerca de la virginidad y la pureza. Además de su sabiduría para escribir, tenía el don de la diplomacia, por lo que fue llamado muchas veces por el alto gobierno como embajador del país para obtener tratados de paz cuando se suscitaba algún conflicto.

San Ambrosio falleció el Viernes Santo del año 397 a la edad de 57 años.

El 27 de abril del 2004, después de 16 siglos de permanecer separados y solo por unos días, los restos de San Agustín de Hipona y San Ambrosio fueron reunidos en Milán, en una ceremonia que congregó a cientos de feligreses en el atrio de la Catedral. 


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Ambrosio, Santo
Memoria Litúrgica, 7 de diciembre
Fuente: Archidiócesis de Madrid 




Obispo y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de san Ambrosio, obispo de Milán, y doctor de la Iglesia, que descansó en el Señor el día cuatro de abril, fecha que en aquel año coincidía con la vigilia pascual, pero que se le venera en el día de hoy, en el cual, siendo aún catecúmeno, fue escogido para gobernar aquella célebre sede, mientras desempeñaba el oficio de Prefecto de la ciudad. Verdadero pastor y doctor de los fieles, ejerció preferentemente la caridad para con todos, defendió valerosamente la libertad de la Iglesia y la recta doctrina de la fe en contra de los arrianos, y catequizó el pueblo con los comentarios y la composición de himnos. († 397).

Breve Biografía

El joven prefecto de Liguria y de Emilia, Ambrosio, nació en Tréveris hacia el año 340 de una familia romana. Todavía era catecúmeno, cuando por aclamación del pueblo fue elegido a la sede episcopal de Milán, el 7 de diciembre del 374. En cuestión de religión cristiana tenía que aprender casi todo, y se dedicó sobre todo al estudio de la Biblia con tanto empeño que pronto la aprendió a fondo. Pero Ambrosio no era un intelectual puro; era sobre todo un óptimo administrador de su comunidad cristiana. Fue un verdadero padre espiritual de los jovencitos emperadores Graciano y Valentiniano II y del temible Teodosio I, a quien no dudó en reprochar duramente, exigiéndole una penitencia pública como expiación por haber hecho asesinar al pueblo de Tesalónica para acabar con una revuelta. Ambrosio es el símbolo de la Iglesia que renace después de los duros años del ocultamiento y de las persecuciones. Por medio de él la Iglesia de Roma trató sin nada de servilismos con el poder político.

Sus cualidades personales fueron las que le atrajeron la devota atención de todos. La actividad cotidiana de Ambrosio estaba dedicada a la dirección de su propia comunidad, y cumplía sus compromisos pastorales predicando a su pueblo más de una homilía semanal. San Agustín, quien fue un asiduo oyente de los sermones de San Ambrosio, nos cuenta en sus Confesiones que el prestigio de la elocuencia del obispo de Milán era muy grande y muy eficaz el tono de este apóstol de la amistad.

Sus libros publicados que han llegado hasta nosotros son las rápidas transcripciones y reutilizaciones de sus discursos, poco o nada revisados. Sus famosos Comentarios exegéticos, antes de ser reunidos en volúmenes, habían sido predicados a la comunidad cristiana de Milán. En ellos se nota el tono familiar del pastor que se dirige con amable sencillez a sus fieles. En ellos se siente palpitar el corazón de un gran obispo, que logra suscitar conmovedora emoción en sus oyentes con argumentos llenos de emotividad y de interés. Como buen pastor le gusta enseñar cantos litúrgicos a su pueblo. Por eso compuso un buen número de himnos, algunos son todavía familiares en la liturgia ambrosiana. Fue él quien introdujo en occidente el canto alternado de los salmos.

Entre sus escritos que no tienen relación directa con su predicación, recordamos el De officiis ministrorum, porque, recalcando el conocido texto ciceroniano y acogiendo todos sus elementos, demuestra que el cristianismo puede asimilar sin peligro de alterar el significado de la buena noticia esos valores morales naturales que el mundo pagano y romano en particular supo expresar. Ambrosio murió en Milán el 4 de abril del 397.

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