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sábado, 13 de diciembre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 13 DE DICIEMBRE DEL 2014


sábado 13 Diciembre 2014
Sábado de la segunda semana de Adviento



Santa Juana Francisca Frémiot de Chantal 

Leer el comentario del Evangelio por 
San Romano el Melódico : “Qué glorioso fuiste, Elías...que fuiste arrebatado en torbellino ardiente,...aplacarás la ira antes que estalle...” (cf Eclo 48,9-10) 


Eclesiástico 48,1-4.9-11.
Surgió como un fuego el profeta Elías, 
su palabra quemaba como una antorcha. 
El atrajo el hambre sobre ellos 
y con su celo los diezmó. 
Por la palabra del Señor, cerró el cielo, 
y también hizo caer tres veces fuego de lo alto. 
¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! 
¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? 
Tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego 
en un carro con caballos de fuego. 
De ti está escrito que en los castigos futuros 
aplacarás la ira antes que estalle, 
para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos 
y restablecer las tribus de Jacob. 
¡Felices los que te verán 
y los que se durmieron en el amor, 
porque también nosotros poseeremos la vida! 



Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19.
Escucha, Pastor de Israel,
Tú que tienes el trono sobre los querubines, 
resplandece, reafirma tu poder 
y ven a salvarnos.

Vuélvete, Señor de los ejércitos, 
observa desde el cielo y mira: 
ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano, 
el retoño que Tú hiciste vigoroso.

Que tu mano sostenga al que está a tu derecha, 
al hombre que Tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti: 
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.



Mateo 17,10-13.
Al bajar del monte, los discípulos preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?". 
El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; 
pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre". 
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista. 


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 
Leer el comentario del Evangelio por : 

San Romano el Melódico (?-hacia 560), compositor de himnos 
Himno sobre la profecía de Elías; SC 99, pag 337 

“Qué glorioso fuiste, Elías...que fuiste arrebatado en torbellino ardiente,...aplacarás la ira antes que estalle...” (cf Eclo 48,9-10)

Ante las perversidades de los hombres, Elías, el profeta, premeditaba un duro castigo. Viéndolo el Misericordioso le respondió al profeta: “Conozco el celo que tienes por el bien (cf 1R 19,14) Te irritas porque estás sin reproche, ¿no puedes perdonar? Yo no puedo dejar perder a uno solo, (cf Mt 18,14) yo, el único amigo verdadero de los hombres.” (cf Sap 1,6) 


Luego, viendo el Maestro el humor terrible del profeta respecto a los hombres, se preocupó de su raza. Alejó a Elías de la tierra que habitaba, diciendo: “¡Aléjate de la tierra de los hombres! Yo mismo, en mi misericordia descenderé con ellos, haciéndome uno de ellos. ¡Deja la tierra y sube, ya que tú  no puedes tolerar la faltas de los hombres. Pero yo, que soy del cielo, viviré entre los pecadores y los salvaré de sus faltas, yo, el único amigo verdadero de los hombres. 


Si tú no puede habitar con los hombres culpables, ven aquí, vive en la región de mis amigos, donde ya no hay pecado. Yo voy a bajar, porque yo so capaz de tomar sobre mis hombros la oveja perdida (Lc 15,5) y llamar a los que sufren: “¡Venid, todos, pecadores, venid a mí, descansad!” (Mt 11,28) Porque yo no he venido para castigar a los que he creado sino para arrancarlos del pecado y de la impiedad, yo, el único amigo verdadero de los hombres. 


Así, Elías, cuando fue arrebatado al cielo (2R 2,11) apareció luego como la figura del futuro. Este tesbita (1R 17,1) fue arrebatado en un carro de fuego. Cristo fue elevado por las nubes y las potestades celestiales (Ac 1,9). El primero dejó caer desde lo alto del cielo su manto para Eliseo (2R 2,13). Cristo envió a sus apóstoles el Espíritu Santo, Defensor (Jn 15,26) que nosotros, en el bautismo recibimos y que nos santifica, como lo enseña aquel que es el único amigo verdadero de los hombres.


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