Tras este episodio Jesús vuelve a Nazaret con María y
José. "Y bajó con ellos, y vino a Nazaret, y
les estaba sujeto. Y su madre guardaba todas estas cosas
en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en edad
y en gracia delante de Dios y de los hombres"(Lc).
La
vida de Nazaret
En Nazaret la vida oculta sigue su curso,
ocultando la realidad de aquel hogar lleno de oración, de
santidad y de trabajo. La maduración humana de Jesús va
unida a una plenitud interior que tendrá un desbordamiento en
la vida pública.
No se sabe cuando murió José. Pero el
hecho de no mencionarle para nada en el ministerio público
de Jesús, indica que ya había pasado al seno de
Abraham. Ha experimentado la santidad en la vida ordinaria. No
vio la vida pública de Jesús, ni sus milagros, ni
el aplauso de muchos; pero tampoco vio la malicia de
los hombres que perseguirán al que todos en Nazaret creían
su hijo. Su vida es una vida plena, no evidente
a los ojos de los hombres, pero sí a los
ojos de Dios.
La fe de María
María también ha
crecido interiormente en estos treinta años. En su infancia vivió
la unión con el Padre de la que es inmune
al Pecado de origen como llena de gracia. Ella será
la nueva Eva cuando el ángel le anuncie la voluntad
de Dios y su aceptación libre –un acto de fe
soberano- hace posible la Encarnación del Verbo en sus entrañas
virginales. Es parte activa de la Redención que va a
realizar su divino Hijo. En los años siguientes ama a
su Jesús, el Hijo de Dios. Habla con Él, le
enseña lo que sabe. Profundiza con luces del cielo en
la misión de Jesús, entregándose libremente como colaboradora de ella.
Y Jesús se hace hombre maduro, preparado para la misión
que comenzará en el Jordán. María santísima también está preparada.
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