Los santos son los frutos más hermosos de la humanidad,
son la riqueza de la Iglesia. Son los que más
han contribuido a la felicidad de la humanidad, porque la
verdadera felicidad sólo se encuentra en Dios, y ellos han
contribuido con su vida y su ejemplo a hacer un
mundo mejor, más humano y más feliz.
Los santos son nuestros
hermanos, no son seres de otras galaxias. Nacen y viven
y mueren como nosotros, pero con la diferencia de que
ellos viven inmersos en Dios. Por eso, su vida es
una obra maestra de la gracia divina. Ellos son los
hombres de Dios por excelencia, los amigos de Dios, sus
hijos predilectos.
Pues bien, Dios quiere que seamos santos, porque quiere
que seamos felices, y las personas más felices son, precisamente,
los santos. Y tú ¿quieres ser feliz? ¿Y no quieres
ser santo? ¿No te parece una contradicción? ¿O quieres ser
feliz solamente con placeres y comodidades de este mundo, que
pasa como nube mañanera? ¿No quieres ser feliz para siempre?
Recuerda
que los santos son los que más aman. La santidad
es amor. ¿Estás dispuesto a amar a Dios y a
los demás sin condiciones, con una entrega total? Si es
así, este libro es para ti. Te felicito por tus
deseos de santidad. Vale la pena intentarlo. Cuento contigo.
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