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miércoles, 25 de enero de 2023
EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 25 DE ENERO DE 2023 - LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO, APÓSTOL
25 de Enero: La Conversión de san Pablo, apóstol
Miércoles 25 de enero de 2022
1ª Lectura (Hch 22,3-16): En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: «Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crie en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran.
»Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?’. Yo pregunté: ‘¿Quién eres, Señor?’. Me respondió: ‘Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues’. Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: ‘¿Qué debo hacer, Señor?’. El Señor me respondió: ‘Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer’.
Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco. Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: ‘Saulo, hermano, recobra la vista’. Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: ‘El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados’».
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O bien (Hch 9,1-22): En aquellos días, Saulo, amenazando todavía de muerte a los discípulos del Señor, fue a ver al sumo sacerdote y le pidió, para las sinagogas de Damasco, cartas que lo autorizaran para traer presos a Jerusalén a todos aquellos hombres y mujeres que seguían el nuevo camino. Pero sucedió que, cuando se aproximaba a Damasco, una luz del cielo lo envolvió de repente con su resplandor. Cayó por tierra y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Preguntó él: «¿Quién eres, Señor?». La respuesta fue: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate. Entra en la ciudad y allí se te dirá lo que tienes que hacer». Los hombres que lo acompañaban en el viaje se habían detenido, mudos de asombro, pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía abiertos los ojos, no podía ver. Lo llevaron de la mano hasta Damasco y allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo que se llamaba Ananías, a quien se le apareció el Señor y le dijo: «Ananías». Él respondió: «Aquí estoy, Señor». El Señor le dijo: «Ve a la calle principal y busca en casa de Judas a un hombre de Tarso, llamado Saulo, que está orando». Saulo tuvo también la visión de un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para que recobrara la vista. Ananías contestó: «Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus fieles en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para poner presos a todos los que invocan tu nombre». Pero el Señor le dijo: «No importa. Tú ve allá, porque yo lo he escogido como instrumento, para que me dé a conocer a las naciones, a los reyes y a los hijos de Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi causa». Ananías fue allá, entró en la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: «Saulo, hermano, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me envía para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo». Al instante, algo como escamas se le desprendió de los ojos y recobró la vista. Se levantó y lo bautizaron. Luego comió y recuperó las fuerzas.
Se quedó unos días con los discípulos en Damasco y se puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús era el Hijo de Dios. Todos los que lo oían quedaban sorprendidos y decían: “¿No es este hombre el que andaba persiguiendo en Jerusalén a los que invocan el nombre de Jesús y que ha venido aquí para llevarlos presos y entregarlos a los sumos sacerdotes?” Pero Saulo, cada vez con más vigor, refutaba a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús era el Mesías.
Salmo responsorial: 116
R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.
Versículo antes del Evangelio (Jn 15,16): Aleluya. Yo os he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayáis y deis fruto, y su fruto permanezca. Aleluya.
Texto del Evangelio (Mc 16,15-18): En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».
«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva»
Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera
(Ripollet, Barcelona, España)
Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de la Conversión de san Pablo, apóstol. El breve fragmento del Evangelio según san Marcos recoge una parte del discurso acerca de la misión que confiere el Señor resucitado. Con la exhortación a predicar por todo el mundo va unida la tesis de que la fe y el bautismo son requisitos necesarios para la salvación: «El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará» (Mc 16,16). Además, Cristo garantiza que a los predicadores se les dará la facultad de hacer prodigios o milagros que habrán de apoyar y confirmar su predicación misionera (cf. Mc 16,17-18). La misión es grande —«Id por todo el mundo»—, pero no faltará el acompañamiento del Señor: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
La oración colecta de hoy, propia de la fiesta, nos dice: «Oh Dios, que con la predicación del Apóstol san Pablo llevaste a todos lo pueblos al conocimiento de la verdad, concédenos, al celebrar hoy su conversión, que, siguiendo su ejemplo, caminemos hacia Ti como testigos de tu verdad». Una verdad que Dios nos ha concedido conocer y que tantas y tantas almas desearían poseer: tenemos la responsabilidad de transmitir hasta donde podamos este maravilloso patrimonio.
La Conversión de san Pablo es un gran acontecimiento: él pasa de perseguidor a convertido, es decir, a servidor y defensor de la causa de Cristo. Muchas veces, quizá, también nosotros mismos hacemos de “perseguidores”: como san Pablo, tenemos que convertirnos de “perseguidores” a servidores y defensores de Jesucristo.
Con Santa María, reconozcamos que el Altísimo también se ha fijado en nosotros y nos ha escogido para participar de la misión sacerdotal y redentora de su Hijo divino: Regina apostolorum, Reina de los apóstoles, ¡ruega por nosotros!; haznos valientes para dar testimonio de nuestra fe cristiana en el mundo que nos toca vivir.
PAPA FRANCISCO: DIOS ES UN MAESTRO DE LAS SORPRESAS
Papa Francisco: Dios es un maestro de las sorpresas
Por Almudena Martínez-Bordiú
En la Audiencia General de este miércoles, el Papa Francisco habló del “asombro” que procede de la gracia del Señor y aseguró que “Dios es un maestro de las sorpresas, siempre nos sorprende y nos espera”.
Como cada miércoles, el Papa Francisco presidió la Audiencia General ante los fieles que le escuchaban en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Este 25 de enero, el Santo Padre continuó con su ciclo de catequesis sobre evangelización y hoy habló acerca de Jesús como modelo de anuncio.
Tomando como ejemplo el primer anuncio Jesús en la sinagoga de Nazaret, el Papa destacó 5 elementos esenciales:
Alegría
El Santo Padre defendió que “no se puede hablar de Jesús sin alegría, porque la fe es una estupenda historia de amor para compartir”.
“Testimoniar a Jesús, -continuó-, hacer algo por los otros en su nombre, es decir entre las líneas de la vida de haber recibido un don tan hermoso que ninguna palabra basta para expresarlo”.
Además, dijo que “un cristiano triste puede hablar de cosas muy hermosas, pero todo es vano si el anuncio que transmite no es alegre”.
Liberación
En segundo lugar, el Papa Francisco advirtió que “quien anuncia a Dios no puede hacer proselitismo, no puede presionar a los otros, sino aligerarlos: no imponer pesos, sino aliviar de ellos; llevar paz, no sentimientos de culpa”.
“Quien testimonia a Cristo muestra la belleza de la meta, más que la fatiga del camino”, afirmó.
Como ejemplo de ello, señaló que “al contarle a alguien sobre un bonito viaje que hemos hecho, habremos hablado de la belleza de los lugares, de lo que hemos visto y vivido, ¡no del tiempo que tardamos en llegar ni de las colas del aeropuerto!”.
Luz
A continuación, el Papa Francisco recordó que Jesús vino a traer la vista a los ciegos, aunque “no se trata solo de vista física, sino de una luz que hace ver la vida de forma nueva”.
El Papa definió esta luz como un renacimiento que solo sucede con Jesús y aseguró que con su llegada “la vida ya no es un ciego avanzar hacia la nada”.
“No es cuestión de suerte o fortuna, no es algo que depende de la casualidad o de los astros, y tampoco de la salud y de las finanzas, sino del amor del Padre”, añadió.
Sanación
Más tarde, el Papa habló acerca de la sanación de aquellos que tienen fatigas, enfermedades, sentimientos de culpa, etc, y explicó que “con Jesús este mal antiguo, que parece invencible, ya no tiene la última palabra”.
“Lo que nos oprime, sobre todo, es precisamente ese mal que ninguna medicina o remedio humano puede resanar: el pecado”, dijo el Santo Padre.
En esta línea, defendió que Dios siempre se olvida de todos los pecados perdonados y sin pedir nada a cambio. “Quien lleva pesos necesita una caricia sobre el pasado, necesita perdón”, aseguró.
Asombro
Por último, el Papa Francisco citó el asombro de la gracia y explicó que “no somos nosotros los que hacemos grandes cosas, sino que es la gracia del Señor que, también a través de nosotros, realiza cosas imprevisibles”.
Además, dijo que “Dios es un maestro de las sorpresas, siempre nos sorprende y nos espera”.
“El Evangelio, -continuó el Pontífice-, va acompañado de un sentido de maravilla y de novedad que tiene un nombre: Jesús”.
A modo de conclusión, recordó que nuestra vida es “una invitación al amor” y aseguró que el Evangelio y la Buena Nueva debe dirigirse a los pobres.
domingo, 22 de enero de 2023
LA PRIMERA PALABRA DE JESÚS - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 22 DE ENERO DE 2022
La primera palabra de Jesús
El evangelista Mateo cuida mucho el escenario en el que va a hacer Jesús su aparición pública. Se apaga la voz del Bautista y se empieza a escuchar la voz nueva de Jesús. Desaparece el paisaje seco y sombrío del desierto y ocupa el centro el verdor y la belleza de Galilea. Jesús abandona Nazaret y se desplaza a Cafarnaúm, a la ribera del lago. Todo sugiere la aparición de una vida nueva.
Mateo recuerda que estamos en la «Galilea de los gentiles». Ya sabe que Jesús ha predicado en las sinagogas judías de aquellas aldeas y no se ha movido entre paganos. Pero Galilea es cruce de caminos; Cafarnaúm, una ciudad abierta al mar. Desde aquí llegará la salvación a todos los pueblos.
De momento, la situación es trágica. Inspirándose en un texto del profeta Isaías, Mateo ve que «el pueblo habita en tinieblas». Sobre la tierra «hay sombras de muerte». Reina la injusticia y el mal. La vida no puede crecer. Las cosas no son como las quiere Dios. Aquí no reina el Padre.
Sin embargo, en medio de las tinieblas, el pueblo va a empezar a ver «una luz grande». Entre las sombras de muerte «empieza a brillar una luz». Eso es siempre Jesús: una luz grande que brilla en el mundo.
Según Mateo, Jesús comienza su predicación con un grito: «Convertíos». Esta es su primera palabra. Es la hora de la conversión. Hay que abrirse al reino de Dios. No quedarse «sentados en las tinieblas», sino «caminar en la luz».
Dentro de la Iglesia hay una «gran luz». Es Jesús. En él se nos revela Dios. No lo hemos de ocultar con nuestro protagonismo. No lo hemos de suplantar con nada. No lo hemos de convertir en doctrina teórica, en teología fría o en palabra aburrida. Si la luz de Jesús se apaga, los cristianos nos convertiremos en lo que tanto temía Jesús: «unos ciegos que tratan de guiar a otros ciegos».
Por eso también hoy esa es la primera palabra que tenemos que escuchar: «Convertíos»; recuperad vuestra identidad cristiana; volved a vuestras raíces; ayudad a la Iglesia a pasar a una nueva etapa de cristianismo más fiel a Jesús; vivid con nueva conciencia de seguidores; poneos al servicio del reino de Dios.
(P. José Antonio Pagola)
EL PAPA FRANCISCO CONDENA LA VIOLENCIA EN PERÚ: NO MÁS MUERTES! OREMOS POR EL PERÚ!!
El Papa Francisco condena la violencia en Perú: ¡No más muertes!
Por Mercedes De La Torre
El Papa Francisco exhortó a rezar para que terminen los actos de violencia en Perú y lanzó un llamado a la paz: “¡No a la violencia, venga de donde venga! ¡No más muertes!”.
Al finalizar el Ángelus dominical este 22 de enero, el Santo Padre indicó a los fieles con banderas peruanas presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano: “Invito a rezar para que terminen los actos de violencia en Perú. La violencia extingue la esperanza de una solución justa a los problemas”.
De este modo, el Santo Padre animó “a todas las partes implicadas a tomar la vía del diálogo entre hermanos de la misma nación, con pleno respeto de los derechos humanos y del Estado de derecho”.
Las recientes protestas violentas en Perú comenzaron tras la detención del expresidente Pedro Castillo, que el 7 de diciembre intentó dar un golpe o “autogolpe” de Estado.
Algunos de los cargos que pesan contra Castillo son corrupción, rebelión, conspiración, abuso de autoridad y grave perturbación de la tranquilidad pública.
Tras el rechazo general al “autogolpe”, Pedro Castillo fue destituido de la presidencia por el Congreso del Perú y encarcelado. Lo sucedió en el cargo Dina Boluarte, la primera mujer presidente en la historia de Perú.
Por su parte, los obispos del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) hicieron un llamado a la “unidad nacional, mantener la tranquilidad y poner coto a cualquier forma de violencia y de afectación de los derechos fundamentales de los ciudadanos”.
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 22 DE ENERO DE 2023
Domingo 3 (A) del tiempo ordinario
Domingo 22 de enero de 2023
1ª Lectura (Is 8,23b–9,3): En otro tiempo, humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.
Salmo responsorial: 26
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
2ª Lectura (1Cor 1,10-13.17): Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir. Pues, hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y os digo esto porque cada cual anda diciendo: «Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo». ¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿Fuisteis bautizados en nombre de Pablo? Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
Versículo antes del Evangelio (Mt 4,23): Aleluya. Predicaba Jesús el Evangelio del Reino y sanaba toda dolencia en el pueblo. Aleluya.
Texto del Evangelio (Mt 4,12-23): Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: «¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido». Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado».
Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron. Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
«Recorría Jesús toda Galilea»
Rev. D. Josep RIBOT i Margarit
(Tarragona, España)
Hoy, Jesús nos da una lección de “santa prudencia”, perfectamente compatible con la audacia y la valentía. En efecto, Él —que no teme proclamar la verdad— decide retirarse, al conocer que —tal como ya habían hecho con Juan Bautista— sus enemigos quieren matarlo a Él: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte» (Lc 13,31). —Si a quien pasó haciendo el bien, sus detractores intentaron dañarle, no te extrañe que también tú sufras persecuciones, como nos anunció el Señor.
«Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea» (Mt 4,12). Sería imprudente desafiar los peligros sin un motivo proporcionado. Solamente en la oración discernimos cuándo el silencio o inactividad —dejar pasar el tiempo— son síntomas de sabiduría, o de cobardía y falta de fortaleza. La paciencia, ciencia de la paz, ayuda a decidir con serenidad en los momentos difíciles, si no perdemos la visión sobrenatural.
«Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo» (Mt 4,23). Ni las amenazas, ni el miedo al qué dirán o las posibles críticas pueden retraernos de hacer el bien. Quienes estamos llamados a ser sal y luz, operadores del bien y de la verdad, no podemos ceder ante el chantaje de la amenaza, que tantas veces no pasará de ser un peligro hipotético o meramente verbal.
Decididos, audaces, sin buscar excusas para postergar la acción apostólica para “después”. Dicen que «el “después” es el adverbio de los vencidos». Por eso, san Josemaría recomendaba «una receta eficaz para tu espíritu apostólico: planes concretos, no de sábado a sábado, sino de hoy a mañana (...)».
Cumplir la voluntad de Dios, ser justos en cualquier ambiente, y seguir el dictamen de la conciencia bien formada exige una fortaleza que hemos de pedir para todos, porque el peligro de la cobardía es grande. Pidamos a nuestra Madre del Cielo que nos ayude a cumplir siempre y en todo la voluntad de Dios, imitando su fortaleza al pie de la Cruz.