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domingo, 29 de agosto de 2021

SANTORAL DE HOY DOMINGO 29 DE AGOSTO DE 2021

 

José Almunia López-Teruel, BeatoJosé Almunia López-Teruel, Beato
Sacerdote y Mártir, 29 de agosto
Teresa Bracco, BeataTeresa Bracco, Beata
Virgen y Mártir, 29 de agosto
Edmundo Ignacio Rice, BeatoEdmundo Ignacio Rice, Beato
Fundador, 29 de agusto
Flaviano Michele Melki, BeatoFlaviano Michele Melki, Beato
Obispo y Mártir, 29 de agosto
Fidela Oller y compañeras, BeatasFidela Oller y compañeras, Beatas
Religiosas y mártires, 29 de agosto
Pedro de Asúa  y Mendía, BeatoPedro de Asúa y Mendía, Beato
Sacerdote y Mártir, 29 de agosto
Sancja Szymkowiak, BeataSancja Szymkowiak, Beata
Religiosa, 29 de agosto
Sabina de Roma, SantaSabina de Roma, Santa
Mártir, 29 de agosto
Martirio de San Juan el BautistaMartirio de San Juan el Bautista
Memoria Litúrgica, 29 de agosto

OBISPOS DE EL SALVADOR ANUNCIAN BEATIFICACIÓN DE CUATRO MÁRTIRES

 


Obispos de El Salvador anuncian beatificación de cuatro mártires

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa

Crédito: CEDES



Los obispos de El Salvador anunciaron que la beatificación de los sacerdotes Rutio Grande García y Fray Cosme Spessotto; y de los laicos Manuel Solórzano y Nelson Lemus, reconocidos como mártires por la Iglesia, se realizará el 22 de enero de 2022 en San Salvador.

El Papa Francisco había autorizado la publicación del decreto que reconoce el martirio de estos cuatro siervos de Dios en febrero de 2020.

En un comunicado publicado el 27 de agosto, los obispos salvadoreños compartieron su alegría por la beatificación y dieron a conocer que será presidida por el Cardenal Gregorio Rosa Chávez, Obispo Auxiliar de San Salvador, designado por el Papa Francisco como Delegado especial para esta ocasión.

“Damos gracias a Dios y al Papa Francisco por ese inmenso don, la elevación a los altares de estos cuatro mártires de nuestro país, Rutilio, Nelson, Manuel y Cosme. Invitamos a todos a prepararnos de la mejor manera para vivir con fruto ese gran acontecimiento”, indicaron los obispos.

El sacerdote jesuita Rutilio Grande nació el 5 de julio de 1928 en El Paisnal en El Salvador. Ingresó al seminario en 1941. Fue formador en el Seminario de San José de la Montaña de San Salvador y rector del Externado de San José.

El 24 de septiembre de 1972, el P. Grande se convirtió en párroco de Aguilares, la misma parroquia donde pasó su niñez y juventud. Allí fue uno de los jesuitas responsables de establecer las comunidades eclesiales de base (CEBs) y de entrenar a los líderes, los llamados "Delegados de la Palabra".

El 12 de marzo de 1977, el padre Grande iba en un auto acompañado por Manuel Solorzano, de 72 años, y Nelson Rutilio Lemus, de 16, a celebrar Misa en la parroquia de El Paisnal, cuando fueron emboscados y ametrallados.

Al saber de los asesinatos, Mons. Óscar Romero fue al templo donde estaban los tres cuerpos y celebró la Misa. A la mañana siguiente el Arzobispo anunció que no iría a ningún acto oficial hasta que se investigara las muertes, algo que no se realizó.

Fray Cosme Spessotto nació el 28 de enero de 1923 en Mansué, Italia. En 1950 partió de Génova a El Salvador. En el país centroamericano construyó una iglesia y fundó la escuela parroquial para más de mil niños.

En muchas ocasiones la iglesia de San Juan Nonualco, donde fue párroco 27 años, quiso ser tomada tanto por la guerrilla como por las fuerzas armadas salvadoreñas, algo que el sacerdote no permitió por lo que empezó a recibir amenazas anónimas.

Fue asesinado en la iglesia de San Juan Nonulaco el 14 de junio de 1980 mientras rezaba antes de celebrar Misa.

 



 El Papa Francisco avisa del peligro de una “religiosidad de la apariencia”

POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa

Foto: Vatican Media



Durante el rezo del Ángelus este domingo 29 de agosto en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco advirtió contra el peligro que para el cristiano supone la “religiosidad de la apariencia”.

Esa forma de religiosidad, explicó el Santo Padre, consistiría en “mostrarse bien por fuera, descuidando purificar el corazón”.

“Siempre existe la tentación de ‘contentar a Dios’ con alguna devoción externa, pero Jesús no está satisfecho con este culto. No quiere exterioridad, quiere una fe que llegue al corazón”, afirmó el Papa. “También nosotros muchas veces disfrazamos el corazón”, lamentó.

En su enseñanza, el Pontífice llamó la atención sobre el hecho de que “a menudo pensamos que el mal proviene principalmente del exterior: del comportamiento de los demás, de quienes piensan mal de nosotros, de la sociedad. ¡Cuántas veces culpamos a los demás, a la sociedad, al mundo, por todo lo que nos pasa!”.

“Siempre es culpa de los ‘otros’: de la gente, de los que gobiernan, de la mala suerte. Parece que los problemas vienen siempre de afuera. Y pasamos tiempo repartiendo culpas; pero pasar el tiempo culpando a los demás es una pérdida de tiempo. Te enojas, te amargas y mantienes a Dios fuera de tu corazón”, insistió.

En ese sentido, advirtió que “no se puede ser verdaderamente religioso en la queja. La queja envenena, te lleva a la ira, el resentimiento y la tristeza del corazón que cierra las puertas a Dios”.

El Papa Francisco ilustró esta enseñanza con el pasaje evangélico de este domingo, del Evangelio de San Marcos.

En él se narra cómo algunos escribas y fariseos se escandalizaban porque los discípulos de Jesús “comen sin antes realizar las tradicionales abluciones rituales. Piensan para sí: ‘Esta forma de hacer es contraria a la práctica religiosa’”.

El Papa se preguntó por qué Jesús y sus discípulos descuidaban esas tradiciones religiosas. “Porque para Él es importante llevar de nuevo la fe a su centro. Y evitar un peligro, que vale tanto para esos escribas como para nosotros: el de observar las formalidades externas poniendo el corazón de la fe en un segundo plano”.

De hecho, “inmediatamente después, llama otra vez a la multitud para decir una gran verdad: ‘Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda hacerlo impuro’. En cambio, es ‘de dentro, del corazón’ que salen las cosas malas”.

El Papa aseguró que “estas palabras son revolucionarias, porque para la mentalidad de la época ciertos alimentos o contactos externos te hacían impuro. Jesús invierte la perspectiva: no daña lo que viene de afuera, sino lo que viene de adentro”.

El Pontífice finalizó el comentario previo al rezo del Ángelus animando a pedir “hoy al Señor que nos libere de echar la culpa a los demás. Pidamos en la oración la gracia de no perder el tiempo contaminando el mundo con quejas, porque esto no es cristiano. Jesús nos invita a mirar la vida y el mundo desde nuestro corazón”.

“Si miramos dentro, encontraremos casi todo lo que odiamos fuera. Y si le pedimos sinceramente a Dios que purifique nuestro corazón, comenzaremos a hacer el mundo más limpio. Porque hay una forma infalible de vencer el mal: empezar a vencerlo dentro de uno mismo”, concluyó el Papa Francisco.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 29 DE AGOSTO DE 2021

 



 Domingo 22 (B) del tiempo ordinario

Domingo 29 de agosto de 2021



1ª Lectura (Dt 4,1-2.6-8): Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. No añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada; así cumpliréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: ‘Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente’. Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy?».




Salmo responsorial: 14

R/. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua.

El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor.

El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará.

2ª Lectura (Sant 1,17-18.21b-22.27): Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.


Versículo antes del Evangelio (Sant 1,18): Aleluya. El Padre, por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró para que seamos como la primicia de sus criaturas. Aleluya.


Texto del Evangelio (Mc 7,1-8.14-15.21-23): En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén, y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas. Es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres».

Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre».




«Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres»

Rev. D. Josep Lluís SOCÍAS i Bruguera

(Badalona, Barcelona, España)



Hoy, la Palabra del Señor nos ayuda a discernir que por encima de las costumbres humanas están los Mandamientos de Dios. De hecho, con el paso del tiempo, es fácil que distorsionemos los consejos evangélicos y, dándonos o no cuenta, substituimos los Mandamientos o bien los ahogamos con una exagerada meticulosidad: «Al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas...» (Mc 7,4). Es por esto que la gente sencilla, con un sentido común popular, no hicieron caso a los doctores de la Ley ni a los fariseos, que sobreponían especulaciones humanas a la Palabra de Dios. Jesús aplica la denuncia profética de Isaías contra los religiosamente hipócritas: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí» (Mc 7,6).

En estos últimos años, San Juan Pablo II, al pedir perdón en nombre de la Iglesia por todas las cosas negativas que sus hijos habían hecho a lo largo de la historia, lo ha manifestado en el sentido de que «nos habíamos separado del Evangelio».

«Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre» (Mc 7,15), nos dice Jesús. Sólo lo que sale del corazón del hombre, desde la interioridad consciente de la persona humana, nos puede hacer malos. Esta malicia es la que daña a toda la Humanidad y a uno mismo. La religiosidad no consiste precisamente en lavarse las manos (¡recordemos a Pilatos que entrega a Jesucristo a la muerte!), sino mantener puro el corazón.

Dicho de una manera positiva, es lo que santa Teresa del Niño Jesús nos dice en sus Manuscritos biográficos: «Cuando contemplaba el cuerpo místico de Cristo (...) comprendí que la Iglesia tiene un corazón (...) encendido de amor». De un corazón que ama surgen las obras bien hechas que ayudan en concreto a quien lo necesita «Porque tuve hambre, y me disteis de comer...» (Mt 25,35).