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EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 12 DE MAYO DE 2021

 



 Lecturas del Sábado de la 6ª semana de Pascua

Sábado, 15 de mayo de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,23-28):

PASADO algún tiempo en Antioquía, Pablo marchó y recorrió sucesivamente Galacia y Frigia, animando a los discípulos.

Llegó a Éfeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras. Lo habían instruido en el camino del Señor y exponía con entusiasmo y exactitud lo referente a Jesús, aunque no conocía más que el bautismo de Juan.

Apolo, pues, se puso a hablar públicamente en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Áquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con más detalle el camino de Dios. Decidió pasar a Acaya, y los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allí que lo recibieran bien. Una vez llegado, con la ayuda de la gracia, contribuyó mucho al provecho de los creyentes, pues rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el Mesías.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 46,2-18-9.10


R/. Dios es el rey del mundo


Pueblos todos, batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de júbilo;

porque el Señor altísimo es terrible,

emperador de toda la tierra. R/.


Porque Dios es el rey del mundo:

tocad con maestría.

Dios reina sobre las naciones,

Dios se sienta en su trono sagrado. R/.


Los príncipes de los gentiles se reúnen

con el pueblo del Dios de Abrahán;

porque de Dios son los grandes de la tierra,

y él es excelso. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,23b-28):


EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.

Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente.

Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios.

Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».


Palabra del Señor



«Mucho tengo todavía que deciros»

Rev. D. Àlex SERRA

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)


Hoy es ¡un día especial! Imagínate la típica jornada en que tú estás con tus familiares o tus amigos, y tienes muchas cosas para contarles. Quizá hace tiempo que no les ves o que vienes de un gran viaje o, simplemente, has tenido un día lleno de experiencias. Quieres explicarlo todo, pero no tienes suficiente tiempo. Pues esto es lo que le sucedió a Jesús. Por eso dice: «Mucho tengo todavía que deciros» (Jn 16,12).

Imaginémonos a Jesús con sus mejores amigos, los discípulos, diciéndoles que cuando tengan el Espíritu de la verdad —es decir, su mismo Espíritu— predicarán sin miedo por todo el mundo, con unas ganas espectaculares, y que tendrán una vida fantástica con Él. Con ello no dice que no tengamos problemas, sino que los afrontemos de otra manera, ya que con el Espíritu de Dios todo es posible. El Espíritu lo hace todo nuevo, desenmascara nuestros temores, cambia nuestra vida, hace salir de aquello que se nos hace farragoso, nos ayuda a amar a quienes nos cuesta… y que cada uno piense en aquello que necesita que el Señor cambie en su vida.

Todo eso es lo que comunica y anuncia el Espíritu. Una vida nueva donde el sinsentido que podemos vivir lo afrontamos con el Espíritu del Señor y, como dijo el Papa Francisco el año 2020 en la Misa de Pentecostés marcada por el confinamiento a causa del Covid-19, ¡una vida de donación! Éste es el fruto del Espíritu: la donación a los otros, por la unidad entre los discípulos. Nosotros recibimos el Espíritu, pero no para nosotros sino para los otros, para aquellos que están a nuestro lado, sea quien sea…

Ojalá que hoy seamos fieles discípulos del Señor o, mejor dicho, que hoy seamos verdaderos amigos de aquel que nos da Vida y nos preguntemos: si soy discípulo del Señor, ¿cómo me doy a los otros? ¿Les doy la vida?


UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA: 12 DE MAYO

  


 

UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA



ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:

"NO TIENEN VINO": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.

"HACED LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.

"HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.


Día 12: ¡Mi vida no es mía!

Si nos ponemos en la piel de María, algo que sorprende es la rapidez con que dice que sí a lo que Dios le pide, la generosidad ante su vocación. ¿Sabes por qué actúa así? Porque es consciente de algo muy importante que muchos no sabemos, o si lo sabemos enseguida lo olvidamos: su vida no es suya. García Morente, filósofo no creyente, se convirtió al darse cuenta de esto. Él lo explica con estas palabras que, aunque no son fáciles, si las lees con atención verás qué interesante:

"Mi vida, los hechos de mi vida, se habían realizado sin mí, sin mi intervención (se refiere al trabajo que tenía, las amenazas que recibió, tuvo que emigrar dejando a su familia .... ). Yo los había presenciado pero en ningún momento provocado. Me pregunto, entonces: ¿Quién pues, o qué era la causa de esa vida, que siendo mía, no era mía? Lo curioso era que todos esos acontecimientos pertenecían a mi vida, pero no habían sido provocados por mí; es decir, no eran míos. Entonces, Por un lado, mi vida me pertenece, pero, por otro lado, no me pertenece, no es mía, puesto que su contenido viene en cada caso producido y causado por algo ajeno a mi voluntad". Sólo encontraba una solución para entender la vida: algo o alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega.

Madre mía, enséñame esta lección: Mi vida es mía y no es mía. Alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega. Yo, con libertad la vivo como quiero, pero hay Otro que me la entrega con un para qué, con un fin, con una misión. Por eso mi vida es mía y es de Dios: somos copropietarios. Mi vida es para Dios, y por Él, para los demás, porque libremente quiero hacer el bien.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén


(Texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote))