Páginas

lunes, 4 de enero de 2021

PENSAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO - HOY CONMEMORAMOS EL DÍA MUNDIAL DE LUCHA CONTRA EL CÁNCER - 4 DE ENERO -

 



 Hoy conmemoramos el día mundial de lucha contra el #cáncer, nos unimos en oración por todas las personas que están en esta batalla, para que sus corazones permanezcan llenos de esperanza en el Señor.


#diamundialcontraelcancer


ORACIÓN PARA CELEBRAR EN FAMILIA LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

 



 Oración para celebrar en familia la Epifanía del Señor

Redacción ACI Prensa





En el marco de la Fiesta de la Epifanía del Señor que se celebra el 6 de enero en Roma y muchas diócesis del mundo, aquí una oración para rezar en familia, comunidad, grupo o de manera personal.

Todos alrededor del pesebre o nacimiento dicen: “En el Nombre del Padre y del Hijo Y del espíritu Santo. Amén”.


Himno

Reyes que venís por ellas,

no busquéis estrellas ya,

porque donde el sol está

no tienen luz las estrellas.


Mirando sus luces bellas,

no sigáis la vuestra ya,

porque donde el sol está

no tienen luz las estrellas.


Aquí parad, que aquí está

quien luz a los cielos da:

Dios es el puerto más cierto,

y si habéis hallado puerto

no busquéis estrellas ya.


No busquéis la estrella ahora:

que su luz ha oscurecido

este Sol recién nacido

en esta Virgen Aurora.


Ya no hallaréis luz en ellas,

el Niño os alumbra ya,

porque donde el sol está

no tienen luz las estrellas.


Aunque eclipsarse pretende,

no reparéis en su llanto,

porque nunca llueve tanto

como cuando el sol se enciende.


Aquellas lágrimas bellas

la estrella oscurecen ya,

porque donde el sol está

no tienen luz las estrellas. Amén.


Lectura Bíblica: Mt. 2, 1-12

“Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo».

Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.

En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"».

Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje».

Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino".

Si se desea, en este momento tres miembros de la familia colocan las imágenes de los reyes magos en el pesebre junto al Niño Jesús.


Reflexión de San Juan Pablo II

“En esta fiesta de la Epifanía del Señor, el evangelio de san Mateo habla de una misteriosa estrella, que guió a los Magos primero hasta Jerusalén y después hasta Belén, donde adoraron al Niño Jesús (cf. Mt 2, 2. 7. 9. 10).

La estrella que conduce a los Magos hacia Cristo evoca la rica simbología de la luz, muy presente en la Navidad. Dios es luz, y el Verbo hecho hombre es "luz del mundo" (Jn 8, 12), luz que guía el camino de las gentes”.


Oración

Señor Jesús: que a imitación de los Magos de Oriente

vayamos también nosotros frecuentemente

a adorarte en tu Casa que es el Templo

y no vayamos jamás con las manos vacías.

Que te llevemos el oro de nuestras ofrendas,

el incienso de nuestra oración fervorosa,

y la mirra de los sacrificios que hacemos para permanecer fieles a Ti,

y que te encontremos siempre junto a tu Madre Santísima María,

a quien queremos honrar y venerar siempre

como Madre Tuya y Madre nuestra.

Amén.

Se pueden añadir también algunas peticiones y para concluir se reza un Padrenuestro, un Avemaría y tres veces el Gloria.

Todos concluyen diciendo: “En el Nombre del Padre y del Hijo Y del espíritu Santo. Amén”.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 4 DE ENERO DEL 2021

 


 

Lecturas de hoy 4 de Enero. Feria de Navidad

Hoy, lunes, 4 de enero de 2021




Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,7-10):

Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo. Quien comete el pecado es del diablo, pues el diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios. En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.


Palabra de Dios




Salmo

Sal 97


R/. Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios


Cantad al Señor un cántico nuevo,

porque ha hecho maravillas:

su diestra le ha dado la victoria,

su santo brazo. R/.


Retumbe el mar y cuanto contiene,

la tierra y cuantos la habitan;

aplaudan los ríos, aclamen los montes. R/.


Al Señor, que llega para regir la tierra.

Regirá el orbe con justicia

y los pueblos con rectitud. R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (1,35-42):

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.»

Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?»

Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»

Él les dijo: «Venid y lo veréis.»

Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»

Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»


Palabra del Señor





«‘Maestro, ¿Dónde vives?’. Les respondió: ‘Venid y lo veréis’»


Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM

(Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio nos recuerda las circunstancias de la vocación de los primeros discípulos de Jesús. Para prepararse ante la venida del Mesías, Juan y su compañero Andrés habían escuchado y seguido durante un tiempo al Bautista. Un buen día, éste señala a Jesús con el dedo, llamándolo Cordero de Dios. Inmediatamente, Juan y Andrés lo entienden: ¡el Mesías esperado es Él! Y, dejando al Bautista, empiezan a seguir a Jesús.

Jesús oye los pasos tras Él. Se gira y fija la mirada en los que le seguían. Las miradas se cruzan entre Jesús y aquellos hombres sencillos. Éstos quedan prendados. Esta mirada remueve sus corazones y sienten el deseo de estar con Él: «¿Dónde vives?» (Jn 1,38), le preguntan. «Venid y lo veréis» (Jn 1,39), les responde Jesús. Los invita a ir con Él y a mirar, contemplar.

Van, y lo contemplan escuchándolo. Y conviven con Él aquel atardecer, aquella noche. Es la hora de la intimidad y de las confidencias. La hora del amor compartido. Se quedan con Él hasta el día siguiente, cuando el sol se alza por encima del mundo.

Encendidos con la llama de aquel «Sol que viene del cielo, para iluminar a los que yacen en las tinieblas» (cf. Lc 1,78-79), marchan a irradiarlo. Enardecidos, sienten la necesidad de comunicar lo que han contemplado y vivido a los primeros que encuentran a su paso: «¡Hemos encontrado al Mesías!» (Jn 1,41). Los santos también lo han hecho así. San Francisco, herido de amor, iba por las calles y plazas, por las villas y bosques gritando: «El Amor no está siendo amado».

Lo esencial en la vida cristiana es dejarse mirar por Jesús, ir y ver dónde se aloja, estar con Él y compartir. Y, después, anunciarlo. Es el camino y el proceso que han seguido los discípulos y los santos. Es nuestro camino.

SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS



Santísimo Nombre de Jesús

Redacción ACI Prensa




Cada 3 de enero la Iglesia celebra el Día del Santísimo Nombre de Jesús. “Éste es aquel santísimo nombre anhelado por los patriarcas, esperado con ansiedad, demandado con gemidos, invocado con suspiros, requerido con lágrimas, donado al llegar la plenitud de la gracia”, decía San Bernardino de Siena.

El nombre “Jesús” es la forma latina del griego “Iesous”, que a su vez es la transliteración del hebreo “Jeshua” o “Joshua”, o también “Jehoshua”, que significa “Yahveh es salvación”.

La aparición de la veneración al Santísimo Nombre de Jesús se remite a las celebraciones litúrgicas del siglo XIV. San Bernardino de Siena, en el siglo XV, junto a sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús, y un siglo después, hacia 1530, el Papa Clemente VII concedió por primera vez a la Orden Franciscana la autorización para la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.


En su tiempo, San Bernardino solía llevar una tablilla que mostraba la Eucaristía con rayos saliendo de ella en la que se podía ver el monograma “IHS”, abreviación del Nombre de Jesús en griego (ιησουσ). Más adelante, la tradición devocional le añade un nuevo sentido a dicho monograma, convirtiéndolo en un “cristograma”: "I" por “Iesus” (Jesús); "H" por Hominum (de los hombres); "S" por “Salvator" (Salvador). Es decir IHS quiere decir “Jesús, Salvador de los hombres”. Nuevos sentidos se añadirán posteriormente.

San Ignacio de Loyola y los jesuitas hicieron de este monograma el emblema de la Compañía de Jesús.


El Nombre de Jesús, invocado con confianza:

Brinda ayuda en las necesidades corporales, según la promesa de Cristo: "En mi nombre agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien" (Mc. 16,17-18). En el Nombre de Jesús, los Apóstoles dieron fuerza a los lisiados (Hch. 3,6; 9,34) y vida a los muertos (Hch. 9,40).

Da consuelo en las pruebas espirituales. El Nombre de Jesús le recuerda al pecador el "padre del hijo pródigo" y el buen samaritano; al justo le recuerda el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero de Dios.

Nos protege de Satanás y sus artimañas, ya que el diablo le teme al Nombre de Jesús, quien lo ha vencido en la Cruz.

En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y la eternidad, pues Cristo dijo: "lo que pidan al Padre se los dará en mi nombre." (Jn. 16,23). Por lo tanto, la Iglesia concluye todas sus oraciones con las palabras: "Por Jesucristo Nuestro Señor", etc. Así se cumple la palabra de San Pablo: "Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos." (Flp. 2,10).