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miércoles, 16 de septiembre de 2020

PAPA FRANCISCO EXPLICA CUÁL ES EL MEJOR ANTÍDOTO PARA EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN

 Papa Francisco explica cuál es el mejor antídoto para el cuidado de la casa común

Redacción ACI Prensa

 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco destacó este miércoles 16 de septiembre durante la Audiencia General que el mejor antídoto para el cuidado de la casa común es la contemplación.


Durante su catequesis realizada en el patio de San Dámaso, el Santo Padre señaló que “para salir de una pandemia, es necesario cuidarse y cuidarnos mutuamente” y agregó que “el cuidado es una regla de oro de nuestra humanidad y trae consigo salud y esperanza”.

“Cuidarse y cuidarnos mutuamente. También debemos apoyar a quienes cuidan a los más débiles, a los enfermos y a los ancianos. Estas personas -bien definidas por el término español ‘cuidadores’-, quienes cuidan de los enfermos, desempeñan un papel esencial en la sociedad actual, aunque a menudo no reciban ni el reconocimiento ni la remuneración que merecen”, afirmó.

En esta línea, el Papa dijo que “este cuidado abraza también a nuestra casa común: a la tierra y a cada una de sus criaturas” porque “todas las formas de vida están interconectadas y nuestra salud depende de la de los ecosistemas que Dios ha creado y que nos ha encargado cuidar” por lo que “abusar de ellos, en cambio, es un grave pecado que daña y hace mal y enferma”.

“El mejor antídoto contra este abuso de nuestra casa común es la contemplación”, expresó el Santo Padre quien advirtió que “cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso”.

Sin embargo, el Papa recordó que “nuestro hogar común, la creación, no es un mero ‘recurso’” ya que “las criaturas tienen un valor en sí y reflejan, cada una a su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios” y para descubrir ese valor y ese rayo de luz divina es necesario “silencio, escucha y contemplación” porque “también la contemplación cura el alma”.

“Sin contemplación es fácil caer en un antropocentrismo desviado y soberbio que sobredimensiona nuestro papel de seres humanos y nos posiciona como dominadores absolutos de todas las criaturas”, explicó el Papa quien añadió que “naturalmente, podemos y debemos trabajar la tierra para vivir y desarrollarnos. Pero el trabajo no es sinónimo de explotación, y siempre va acompañado de cuidados: arar y proteger, trabajar y cuidar... Esta es nuestra misión”.

En esta línea, el Papa señaló también que “nuestros hermanos y hermanas más pobres y nuestra madre tierra gimen por el daño y la injusticia que hemos causado y reclaman otro rumbo. Reclaman de nosotros una conversión, otro camino, cuidar la tierra, lo creado” por lo que es necesario “recuperar la dimensión contemplativa” ya que “cuando contemplamos, descubrimos en los demás y en la naturaleza algo mucho más grande que su utilidad”.

“Hay una cosa que no debemos olvidar, quien no sabe contemplar la naturaleza, la creación, no sabe contemplar las personas... Si tú no sabes contemplar la naturaleza, será muy difícil contemplar la belleza de las personas”, advirtió el Papa.

En cambio, el Santo Padre destacó que “el que sabe contemplar, se pondrá más fácilmente manos a la obra para cambiar lo que produce degradación y daño a la salud” y “se comprometerá a educar y a promover nuevos hábitos de producción y consumo, a contribuir a un nuevo modelo de crecimiento económico que garantice el respeto de la casa común”.

“El contemplativo en acción tiende a convertirse en custodio del medio ambiente, tratando de conjugar los conocimientos ancestrales de las culturas milenarias con los nuevos conocimientos técnicos, para que nuestro estilo de vida sea siempre sostenible”.

En este sentido, el Papa dijo que el contemplar y el cuidar son las actitudes que “muestran el camino para corregir y reequilibrar nuestra relación como seres humanos con la creación” ya que “muchas veces nuestra relación con la creación parece una relación de enemigos… No olvidemos que esto se paga caro”.

Por ello, el Santo Padre exhortó a tener una “relación fraternal” para convertirnos en “custodios de la casa común, custodios de la vida y de la esperanza” y cuidar “el patrimonio que Dios nos ha confiado para que las futuras generaciones puedan disfrutarlo”.

Además, el Papa mencionó a los pueblos indígenas “con los que todos tenemos una deuda de reconocimiento y también de penitencia para reparar el mal que hemos hecho a ellos” así como también en los “movimientos, asociaciones y grupos populares, que se esfuerzan por proteger su territorio con sus valores naturales y culturales” porque “no siempre son apreciados e incluso, a veces, se les obstaculiza, porque no producen dinero, pero en realidad, contribuyen a una revolución pacífica, podemos llamarla la ‘revolución del cuidado’”.

Finalmente, el Santo Padre dijo que “cada uno de nosotros puede y debe convertirse en un ‘custodio de la casa común’, capaz de alabar a Dios por sus criaturas, de contemplarlas y protegerlas” y agregó que para ello es importante el contemplar para cuidar, para proteger y para dejar una herencia a las futuras generaciones.

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 16 DE SEPTIEMBRE DE 2020

 


Lecturas de hoy Miércoles de la 24ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, miércoles, 16 de septiembre de 2020




Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):


Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor. 


Palabra de Dios



Salmo

Sal 32


R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad


Dad gracias al Señor con la cítara, 

tocad en su honor el arpa de diez cuerdas; 

cantadle un cántico nuevo, 

acompañando los vítores con bordones. R/.


Que la palabra del Señor es sincera, 

y todas sus acciones son leales; 

él ama la justicia y el derecho, 

y su misericordia llena la tierra. R/.


Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, 

el pueblo que él se escogió como heredad. 

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, 

como lo esperamos de ti. R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,31-35):


En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»


Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 

16 de septiembre de 2020

 CR



Queridos amigos:


Jesús de Nazaret y Juan el Bautista, frente a frente. El Bautista inquiere: “¿Eres tú?”. Jesús apela a sus obras: “Contad a Juan lo que habéis visto: los ciegos ven y los pobres escuchan la buena noticia”. Y sigue la división de opiniones. Todos, también los publicanos, acogen a Juan; mientras, los fariseos y doctores de la ley rechazan su bautismo. También aquí, el Bautista es precursor, se convierte en signo de contradicción. 


Así las cosas, Jesús, tan buen pedagogo, pasa a la imagen, a la parábola del juego de niños. Un grupo de niños cantan y danzan; otros entonan lamentaciones tristes. Ambos grupos, a la vez, no quieren participar en el juego y se recriminan mutuamente: “no danzáis”, “no lloráis”. Hasta aquí, la imagen. Jesús aterriza. Vino Juan, el austero, hirsuto y asceta, y los jefes religiosos le dan de lado. Viene Jesús, que come y bebe con todos, que viste bien, y le menosprecian como comilón, borracho y amigo de la gente mala. 


Lo dice la gracia popular: “Ni para mí ni para mi amo”, “Ni contigo ni sin ti”, “Ni p`alante ni p`atrás”. Hay personas que se instalan en las “pegas”. Aducen mil razones especiosas, escudriñan mil pretextos para justificar sus pocas ganas de participar, de compartir, de hacer, codo con codo, con los otros. Les gusta etiquetar a personas y proyectos: es demasiado rancio o modernista; es muy radical o laxo; es un devoto en exceso o un laico impenitente. Es decir, se va endureciendo el corazón de cara a Dios y de cara a los demás. En este corazón rebotan todas las palabras, todos los argumentos, todos los sentimientos. Cómo podemos ver esta experiencia en la saña de los enemigos de Jesús; los milagros son cosa del demonio, sus palabras son blasfemas. Todo se tergiversa. Ocurre lo mismo con Papa Francisco: su cercanía es populismo, su palabra clara es poca hondura intelectual, su libertad es temeridad. Da la impresión de que hiere la presencia de personas buenas… ¡porque nos dejan en evidencia! 


Desde otro ángulo, podemos preguntarnos: y nosotros, ¿estamos más cerca de Juan o de Jesús? ¿Nos van más las lamentaciones de los niños, la austeridad, el sacrificio, las normas y prohibiciones o la danza y canciones de los otros niños, de Jesús? Para algunos, predicar la felicidad es quedarse en una religión light, mientras predicar el rigor es ser fiel a la cruz. ¿Pero no dijo Jesús que no debemos ayunar, mientras está “el novio” con nosotros?

SANTORAL DE HOY MIÉRCOLES 16 DE SEPTIEMBRE DE 2020

Laureano Ferrer Cardet y 2 compañeros, BeatosLaureano Ferrer Cardet y 2 compañeros, Beatos
Mártires Franciscanos, 16 de septiembre
Ignacio Casanovas Perramont, BeatoIgnacio Casanovas Perramont, Beato
Sacerdote y Mártir, 16 de septiembre
Luis (Ludovico) Alemán, BeatoLuis (Ludovico) Alemán, Beato
Obispo, 16 de septiembre
Martín de Finojosa, SantoMartín de Finojosa, Santo
Obispo y Abad, 16 de septiembre
Andrés Kim Taegòn, SantoAndrés Kim Taegòn, Santo
Sacerdote y Mártir, 16 de septiembre
Ninian, SantoNinian, Santo
Obispo, 16 de septiembre
Ludmila, SantaLudmila, Santa
Mártir, 16 de septiembre
Víctor III, BeatoVíctor III, Beato
CLVIII Papa, 16 de septiembre
Eufemia de Calcedonia, SantaEufemia de Calcedonia, Santa
Mártir, 16 de septiembre
Juan Macías, SantoJuan Macías, Santo
Dominico, 16 de septiembre
Cornelio  y Cipriano, SantosCornelio y Cipriano, Santos
Mártires, 16 de septiembre