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lunes, 10 de agosto de 2020

SAN LORENZO, DIÁCONO Y MÁRTIR,10 DE AGOSTO

 
San Lorenzo, Diácono y Mártir
10 de Agosto



Su nombre significa: "coronado de laurel".

Los datos acerca de este santo los ha narrado San Ambrosio, San Agustín y el poeta Prudencio.

Lorenzo era uno de los siete diáconos de Roma, o sea uno de los siete hombres de confianza del Sumo Pontífice. Su oficio era de gran responsabilidad, pues estaba encargado de distribuir las ayudas a los pobres.

En el año 257 el emperador Valeriano publicó un decreto de persecución en el cual ordenaba que todo el que se declarara cristiano sería condenado a muerte. El 6 de agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado junto con cuatro de sus diáconos por la policía del emperador. Cuatro días después fue martirizado su diácono San Lorenzo.

La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que al Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: "Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?" y San Sixto le respondió: "Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás". Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios.

Entonces Lorenzo viendo que el peligro llegaba, recogió todo el dinero y demás bienes que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres. Y vendió los cálices de oro, copones y candelabros valiosos, y el dinero lo dio a las gentes más necesitadas.

El alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a Lorenzo y le dijo: "Me han dicho que los cristianos emplean cálices y patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen candelabros muy valiosos. Vaya, recoja todos los tesoros de la Iglesia y me los trae, porque el emperador necesita dinero para costear una guerra que va a empezar".

Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al alcalde diciéndole: "Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador".

Llegó el alcalde muy contento pensando llenarse de oro y plata y al ver semejante colección de miseria y enfermedad se disgustó enormemente, pero Lorenzo le dijo: "¿por qué se disgusta? ¡Estos son los tesoros más apreciados de la iglesia de Cristo!"

El alcalde lleno de rabia le dijo: "Pues ahora lo mando matar, pero no crea que va a morir instantáneamente. Lo haré morir poco a poco para que padezca todo lo que nunca se había imaginado. Ya que tiene tantos deseos de ser mártir, lo martirizaré horriblemente".

Y encendieron una parrilla de hierro y ahí acostaron al diácono Lorenzo. San Agustín dice que el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle importancia a los dolores de esa tortura.

Los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísismo y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Los paganos ni veían ni sentían nada de eso.

Después de un rato de estarse quemando en la parrilla ardiendo el mártir dijo al juez: "Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para quedar asado por completo". El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó: "La carne ya está lista, pueden comer". Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258.

El poeta Pruedencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatía empezó a disminuir en la ciudad.

San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.

El santo padre mandó construirle una hermosa Basílica en Roma, siendo la Basílica de San Lorenzo la quinta en importancia en la Ciudad Eterna.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 10 DE AGOSTO DE 2020


Decimonovena Semana del Tiempo Ordinario
Hoy es: San Lorenzo (10 de Agosto)
Lunes 10 de agosto de 2020


“ Si muere, da mucho fruto ”




Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol 
san Pablo a los Corintios 9, 6-10


Hermanos:
El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará. Cada uno dé como le dicte su corazón: no a disgusto ni a la fuerza, pues Dios ama “al que da con alegría”.
Y Dios tiene poder para colmaros de toda clase de dones, de modo que, teniendo lo suficiente siempre y en todo, os sobre para toda clase de obras buenas.
Como está escrito:
«Repartió abundantemente a los pobres,
su justicia permanece eternamente».
El que proporciona “semilla al que siembra y pan para comer” proporcionará y multiplicará vuestra semilla y aumentará los frutos de vuestra justicia.


Salmo
Sal 111, 1-2. 5-6. 7-8. 9 R/. Dichoso el que se apiada y presta


Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará,
El recuerdo del justo será perpetuo. R/.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R/.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre,
y alzará la frente con dignidad. R/.



Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará».





Reflexión del Evangelio de hoy

El que siembra abundantemente, abundantemente cosechará
En la fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir, la Iglesia nos ofrece unos textos de la Palabra divina que nos hablan de la importancia de LA SEMILLA. Vamos a reflexionar sobre ella desde la energía y potencia que, depositada por Dios, posee en sí misma para crecer y desarrollarse. ¡Y tan pequeñas y frágiles que parecen en nuestra mano!

En la segunda Carta de Pablo a los Corintios, el Apóstol los invita a colaborar en la colecta que se realiza entre las distintas comunidades para ayudar a los cristianos de Jerusalén. A colaborar sin egoísmos ni mezquindad alguna, sino a ¡sembrar con abundancia esa ayuda!

Al prestar un servicio, como en este caso, debemos hacerlo con ganas, con generosidad, como lo hizo Jesús, el Señor. Más que “dar” una cosa, “darnos” junto con ella. “Darnos” con alegría, con entusiasmo, porque nos damos unidos a Dios. Jesús no se midió, no calculó su entrega, se “dio por entero”, con todas las consecuencias.

Nuestra ayuda, nuestro servicio entregado, desplegará por sí solo la enorme energía que pone Dios en él, porque Dios actúa en el Amor.


Si muere, da mucho fruto
En el Evangelio de San Juan, Jesús el Señor, se refiere también a la potente energía vital que posee la semilla.

Ese poder, esa vida, sólo se desarrolla a partir de la siembra, cuando la semilla es cubierta por la tierra, muere y comienza a desplegar su potencia. Germina. Nace una plantita.

Si la semilla no hubiera sido sembrada (es decir, si no hubiera aceptado morir), su existencia no hubiera dado fruto alguno.

Los autores espirituales coinciden en la interpretación de estas palabras de Jesús: “…pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna.” Esto es “morir a nosotros mismos”. Que no actúe, que no me mueva por otra voluntad que no sea la del Padre. De ese modo, la propia idea, el propio plan se pierde, pero surge algo nuevo, otra vida, la que despliega el Padre en nuestra persona.

Será la “metanoia”,la conversión, la transformación por obra del Espíritu. Surgirá el hombre nuevo, la mujer nueva.

Al postrarnos en venia (totalmente postrados en el suelo), durante la ceremonia de nuestra profesión dominicana, somos “enterrados, sembrados” simbólicamente. Nos queda el resto de la vida nueva para dar fruto. Nuestra voluntad, nuestra inteligencia, nuestra sensibilidad, los gustos, los planes, nuestra mentalidad, todo es entregado a Dios.

Pero, confía en Dios y Él actuará (Salmo 36).

Querido San Lorenzo, ¡ayúdanos a sembrarnos como Él quiera!

Amén.




Sor María Nora Klew O.P.
Monasterio Santo Domingo - Zaragoza

EL ESCAPULARIO VERDE DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, UN DON PARA LOS ENFERMOS


El Escapulario Verde del Inmaculado Corazón de María, un don para los enfermos
Las gracias particulares de este Sacramental son para inducir y ahondar en la devoción al Inmaculado Corazón de María, y para la conversión de corazones y almas


Por: Corazones.org | Fuente: www.corazones.org




El escapulario verde es un sacramental que la Santísima Virgen nos entregó por medio de Sor Justina Bisqueyburu, contemporánea de Santa Catalina Labouré (a quien la Virgen le entregó la Medalla Milagrosa). Ambas son Hijas de la Caridad. Sor Justina fue muy favorecida por la Santísima Virgen con varias apariciones y murió en olor de santidad en el año 1903.

El 28 de enero de 1840, Sor Justina estaba en su retiro de noviciado y se encontraba orando en la Capilla del convento, cuando de pronto tuvo una aparición de la Santísima Virgen.

La Virgen Santísima se le apareció con un vestido largo de seda blanca dejando al descubierto sus pies. Sobre su vestido un manto azul claro. Su cabello caía sobre sus hombros y no estaba cubierto por un velo. Sor Justina notó que las manos de la Virgen estaban cerca de su pecho y sostenían su Inmaculado Corazón, del cual salían llamas resplandecientes. La Virgen no trasmitió ningún mensaje.

Esta misma visión se repitió al final del retiro y en otras cinco ocasiones durante el curso de su noviciado. En ninguna ocasión la Virgen Santísima pronunció palabra alguna, sin embargo los detalles en cada una de las visiones fueron iguales.

Después de que Sor Justina hizo su profesión religiosa, la congregación la envió a un pueblo llamado Blangy, allí trabajaría con las Hermanas de su Orden. Al poco tiempo de haber llegado, la comunidad estaba reunida para celebrar la fiesta del Nacimiento de la Santísima Virgen María. Sor Justina se encontraba en oración meditando sobre la grandeza de esta celebración. De pronto tuvo una nueva visión, esta vez diferente a la de ocasiones anteriores.

La Santísima Virgen se le aparece vestida igual que en las otras ocasiones: con un vestido de seda blanca cubierto por el manto azul pálido, y en sus manos sosteniendo el Inmaculado Corazón, resplandeciente con las más intensas y deslumbrantes llamas que salían de él. Pero, tenía algo diferente: en su mano izquierda sostenía lo que parecía ser un Escapulario o insignia de alguna clase. A diferencia de otros Escapularios (como el carmelita, por ejemplo), éste tenía un sólo cuadrado de tela en lugar de dos. El cuadrado de tela estaba atado con cordones verdes. En él estaba una imagen de la Virgen de la misma forma en que se la había aparecido a Sor Justina en sus anteriores visiones, sosteniendo en su mano derecha su Inmaculado Corazón. Al voltear la imagen, la religiosa vio "un Corazón ardiendo con rayos más deslumbrantes que el sol y tan transparente como el cristal."

Durante esta visión se le dio a conocer por una revelación interior el significado de esta aparición. Esta visión representaba un nuevo medio para alcanzar gracias: el Escapulario del Inmaculado Corazón. Este escapulario sería un poderoso instrumento para la conversión de almas, particularmente aquellas que no tienen Fe, y que por medio de él, la Santísima Virgen obtendría para ellos, mediante su Hijo, la gracia de una muerte en gracia de Dios. Se le hizo también saber, a la religiosa, el deseo de la Madre de Dios de que el escapulario fuese propagado por todas partes para que estas gracias particulares, lleguen a todas las almas que abracen esta devoción.

En apariciones subsiguientes la Virgen se apareció de la misma forma, insistiendo en que se propagara la devoción a este escapulario. Finalmente, los Escapularios se empezaron a fabricar y a ser distribuidos por las Hermanas en París, luego por toda Francia y fuera de ella. Con este fin, las Hermanas habían recibido la aprobación formal y el impulso necesario de Su Santidad, Papa Pío IX, en 1870.


La forma de este escapulario

Consiste en un trozo de tela verde, con una doble representación gráfica:

En el anverso lleva la imagen de María, mostrando su corazón virginal, en el centro de su pecho, sosteniéndolo con sus manos inmaculadas. Su Corazón aparece traspasado por una espada y coronado de llamas. Este mismo Corazón, en gran tamaño, aparece en el reverso, rodeado por el óvalo que forma esta inscripción:

“Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”

Presidiendo el óvalo de la inscripción figura una cruz de oro. El fin específico de este escapulario es la invitación a orar, a recurrir al Inmaculado Corazón de María con confianza y pedir, sobre todo, por los pecadores. Hay que recitar, nos dijo Sor Justina, por lo menos una vez al día la jaculatoria del reverso.


Don para los enfermos

Este escapulario ha sido dado por Nuestra Señora, particularmente como un don para los enfermos. Se le puede poner en sus ropas, en su cama o en su habitación. Si la persona a quien se le aplica no dijera la jaculatoria, el que le haya proporcionado el escapulario, puede decirla por el enfermo.

Los prodigios que ha producido este escapulario atestiguan la bendición y el cumplimiento de la promesa de la Virgen a todos los que lo lleven y digan la jaculatoria: “Hará grandes conversiones, particularmente para alcanzar la buena muerte a los pecadores y a los que no tienen fe”.

El Escapulario Verde no requiere ninguna fórmula particular de investidura sino solo la bendición de algún sacerdote católico. A diferencia de otros Escapularios que hacen necesario llevarlos puestos, el Escapulario Verde puede llevarse puesto o estar con uno, e incluso tenerlo entre las pertenencias de uno. La jaculatoria encontrada en el Escapulario debe orarse al menos diariamente: “Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”.

Si la persona para quien estas gracias se buscan no dice la oración, entonces debe ser orada por la persona que esté dando el Escapulario.

Las gracias particulares de este Sacramental son para inducir y ahondar en la devoción al Inmaculado Corazón de María, y para la conversión de corazones y almas. Y a través del uso devoto de este Escapulario, muchas gracias se han obtenido y pasado a muchos y en muchas ocasiones, como será testificado por una gran diversidad de almas.

SANTA EDITH STEIN, 9 DE AGOSTO


 Santa Edith Stein
9 de Agosto



Edith Stein nació en Breslau, Alemania, (hoy Broklaw, Polonia) el 12 de octubre de 1891. Fue la última de 11 hermanos de una familia judía devota. Ella murió en una cámara de gas de Auschwitz el 9 de agosto de 1942.

Fue una estudiante brillante, quien en un comienzo se incorporó a la Universidad de Breslau en 1911 y luego se trasladó a la Universidad de Göttingen para continuar sus estudios bajo la tutela del famoso fundador de la fenomenología Edmund Husserl. El filósofo escogió a Edith Stein para ser su asistente de cátedra en la Universidad de Freiburg y declaró que ella era la mejor estudiante de doctorado que nunca había tenido, incluso fue más capaz que Heidegger quien también fue su pupilo al mismo tiempo que Edith. En 1916, culminó su tesis y obtuvo el Doctorado en Filosofía con el grado de summa cum laude.

Luego de que muchos de sus amigos fueran enrolados para servir en la Primera Guerra Mundial, Edith se enroló de voluntaria junto con otras estudiantes mujeres para trabajar en hospitales militares. Así, obtuvo trabajo en hospitales de enfermedades infecciosas y cuidó caritativamente del ejército austríaco, donde campeaba la tifoidea, la disentería y el cólera. Al término de su período como voluntaria en el hospital militar obtuvo la medalla de valor en reconocimiento a su servicio generoso.

Tras retornar de la experiencia de la guerra, retomó su vida de estudiante, pero las dudas profundas, el insaciable hambre de verdad volcado a la filosofía y el testimonio de muchos cristianos comenzaron a socavar en ella su hasta entonces radical ateísmo. Los diálogos con el filósofo Max Scheller -que paradójicamente se había apartado de la Iglesia-, pero sobre todo la lectura de la vida de Santa Teresa de Jesús, terminaron completando la obra que Dios había iniciado en ella: su conversión al catolicismo. El 1 de enero de 1922 recibió el bautismo.

Por este tiempo, Edith dejó su carrera como estudiante y aceptó el puesto de profesora de Alemán en el Colegio de las Hermanas Dominicas en Speyer. Allí, trabajó por 8 años como profesora y dividía su día entre el trabajo y la oración. Era conocida por ser una benévola y servicial profesora que trabajaba duro por trasmitir su material de manera clara y sistemática y su preocupación iba más allá de trasmitir conocimientos, incluía la formación a toda la persona, pues estaba convencida que la educación era un trabajo apostólico.

A lo largo de este período, Edith continuó sus escritos y traducciones de filosofía y asumió el compromiso de dar conferencias, que la llevó a Heidelberg, Zurich, Salzburg y otras ciudades. En el transcurso de sus conferencias, frecuentemente abordaba el papel y significado de la mujer en la vida contemporánea, hablando de temas como: "Ethos de las mujeres que trabajan", "Diferentes vocaciones de hombres y mujeres de acuerdo con Dios y la naturaleza" , "La Espiritualidad de la mujer cristiana", "Los principios fundamentales de la Educación de la mujer", "Problemas en la Educación de la Mujer", "La Iglesia, la mujer y la juventud" " y "El significado intrínseco del valor de la mujer en la vida nacional". Una lectura de sus textos revela claramente su oposición radical al feminismo y su fuerte compromiso al reconocimiento y desarrollo de la mujer, así como al valor de la madurez de la vida cristiana en la mujer como una respuesta para el mundo.

En 1931, Edith deja la escuela del convento para dedicarse a tiempo completo a la escritura y publicación de sus trabajos. En 1932, aceptó la cátedra en la Universidad de Münster, pero un año después le dijeron que debería dejar su puesto por su antecedente judío. Una caritativa universidad de administración le sugirió que trabajase en sus proyectos hasta que la situación de Alemania mejore, pero ella se negó. También recibió otra oferta de América del Sur, pero después de pensar bien la situación, Edith se convenció que había llegado el tiempo de entrar al convento. El 14 de octubre de 1933, a la edad de 42 años, Edith Stein ingresa al convento carmelita en Cologne tomando el nombre de Teresa Benedicta y reflejando su especial devoción a la pasión de Cristo y su gratitud a Teresa de Avila por su amparo espiritual.

En el convento, Edith continuó sus estudios y escritos completando los textos de su libro "La Finitud y el Ser", su obra cumbre.

En 1938 la situación en Alemania empeoró, y el ataque de las temidas S.S. el 8 de noviembre a las sinagogas (la Kristallnacht o "Noche de los Cristales") despejó toda duda acerca del estado verdadero de los ciudadanos judíos. El convento de los priores preparó el traslado de Edith al convento de Dutch en Echt y en Año Nuevo, el 31 de diciembre de 1938, Edith Stein fue llevada a Holanda. Allá en el convento de Echt, Edith compuso 3 hermosos actos de oblación, ofreciéndolos por el pueblo judío, por el evitamiento de la guerra y por la santificación de la Familia Carmelita. Después, reorganizó su vida enseñando Latín a las postulantes y escribiendo un libro acerca de San Juan de la Cruz.

Como la incineración y los cuartos de gas aumentaron en el Este, Edith, como miles de judíos en Holanda, empezó a recibir citaciones de la S.S. en Maastricht y del Consejero para los Judíos en Amsterdam.

Edith pidió una visa a Suiza junto con su hermana Rosa, con quien había vivido en Echt, para ser transferidas al Convento de Carmelitas de Le Paquier. La comunidad de Le Paquier informó a la Comunidad de Echt que podía aceptar a Edith pero no a Rosa.

Para Edith fue inaceptable y por eso se rehusó ir a Suiza y prefirió quedarse con su hermana Rosa en Echt. Decidida a terminar "La Ciencia de la Cruz", Edith usó todo momento para investigar, incluso hasta quedar exhausta.

En la Comunidad Holandesa de Echt, la protección de Edith Stein en contra de la persecución de los judíos fue temporal. Mientras la policía nazi que exterminaba a los judíos era rápidamente implementada cuando Holanda fue ocupada, los judíos que profesaban la fe católica fueron inicialmente dejados en paz. Sin embargo, cuando el Obispo de Netherlands redactó una carta pastoral en donde protestaban severamente en contra de la deportación de los judíos, las reglas nazis reaccionaron ordenando la exterminación de los bautizados judíos.

Por esa razón, el domingo 2 de agosto a las 5 p.m., después de que Edith Stein había pasado su día como siempre, rezando y trabajando en su interminable manuscrito de su libro sobre San Juan de la Cruz, los oficiales de la S.S. fueron al convento y se la llevaron junto con Rosa. Asustada por la multitud y por no poder hacer nada ante la situación, Rosa se empezó a desorientar. Un testigo relató que Edith tomó de la mano a Rosa y le dijo tranquilamente: "Ven Rosa, vamos a ir por nuestra gente". Juntas caminaron hacia la esquina y entraron en el camión de la policía que las esperaba.

Hay muchos testigos que cuentan del comportamiento de Edith durante esos días de prisión en Amersfoort y Westerbork, el campamento central de detención en el norte de Holanda; cuentan de su silencio, su calma, su compostura, su autocontrol, su consuelo para otras mujeres, su cuidado para con los más pequeños, lavándolos y cepillando sus cabellos y cuidando de que estén alimentados.

En medio de la noche, antes del amanecer del 7 de agosto de 1942, los prisioneros de Westerbork, incluyendo a Edith Stein, fueron llevados a los trenes y deportados a Auschwitz. En 1950, la Gazette Holandesa publicó la lista oficial con los nombres de los judíos que fueron deportados de Holanda el 7 de agosto de 1942. No hubo sobrevivientes. He aquí lo que decía lacónicamente la lista de los deportados:Número 44070 : Edith Theresa Hedwig Stein, Nacida en Breslau el 12 de Octubre de 1891, Muerta el 9 de Agosto de 1942.

CONOCE MÁS SOBRE SANTA EDITH STEIN


Conoce más sobre Santa Edith Stein con estos 13 datos
POR MARÍA XIMENA RONDÓN | ACI Prensa







El 9 de agosto se celebra la fiesta de Santa Edith Stein, cuyo testimonio de conversión del judaísmo al catolicismo ha conmovido a miles de fieles.

A continuación presentamos 13 datos sobre su inspiradora vida de fe, marcada por el intelecto y su caridad en los campos de concentración.

1.- Desde niña mostró un intelecto superior
Cuando Edith era pequeña “tenía una memoria formidable y todo lo retenía”. Incluso en el jardín de infantes “aventajaba intelectualmente a todos los niños”, describió su hermana Erna Biberstein-Stein.

Por ello, ingresó a la escuela antes de lo acostumbrado en la época, donde “obtuvo resultados brillantes”.

2.- Destacó antes que influyente filósofo del siglo XX
En su juventud, Edith estudió Historia y Filosofía en la Universidad de Gottiengen. Sus trabajos impresionaron tanto a su profesor Edmund Husserl, que la escogió como su asistente de cátedra antes que a Martín Heidegger, uno de los pensadores y filósofos más influyentes del siglo XX.

3.- Sirvió en la Cruz Roja
Durante la Primera Guerra Mundial, Edith Stein se enlistó en la Cruz Roja para servir como enfermera en un hospital austriaco hasta que este fue cerrado en 1916.

“Allí, como en todas partes, trabajó con toda el alma, siendo estimada tanto por los heridos como por las compañeras y superiores”, indicó su hermana Erna.

4.- Escribía poesías para sus seres queridos
Erna afirmó que en el día de su boda con Hans Biberstein en 1920, Edith compuso “hermosas poesías para todas las sobrinas y sobrinos. En ellas revivían las experiencias más placenteras de nuestros años estudiantiles y de nuestra infancia”.


5.- Santa Teresa de Jesús influyó en su conversión
Durante su adolescencia, Edith se alejó del judaísmo, religión profesada por su familia. En 1921 conoció a una viuda que la hizo acercarse a Dios y comenzó a leer la biografía de Santa Teresa de Jesús.

Luego de atravesar una profunda crisis, ella decidió bautizarse en la Iglesia Católica.

6.- Duro paso del judaísmo al catolicismo 
Erna relató que Edith le confió su decisión de convertirse al catolicismo y le pidió que se lo contara a su madre.

“Esta decisión significaba un duro golpe para quien era una auténtica creyente judía y consideraba como apostasía el que Edith aceptase otra religión"

"También a nosotros nos resultó difícil, pero teníamos tanta confianza en el convencimiento interior de Edith, que aceptamos su paso muy a pesar nuestro, después de haber intentado vanamente disuadirla por causa de nuestra madre”, agregó.

Edith fue bautizada en 1922.

7.- Ingresó al Carmelo a los 42 años
Edith Stein pasó los siguientes años trabajando como profesora, escribiendo libros y recibiendo propuestas para enseñar en varias universidades, incluyendo Sudamérica, pero sintió el llamado del Señor.

Luego de un proceso de discernimiento vocacional, a la edad de 42 años, en 1934 ingresó al Carmelo y tomó el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz.  

8.- Su hermana también se convirtió al catolicismo
Su hermana Rosa también se convirtió al catolicismo. En ese entonces la situación de los judíos en Alemania empeoró y tanto ella como Edith fueron trasladadas a una comunidad carmelita en Holanda.

9.- Rechazó Suiza para quedarse con su hermana
Los nazis comenzaron a detener a los judíos en Holanda y, para protegerse, Edith pidió una visa a Suiza para mudarse con su hermana Rosa al Convento de Carmelitas de Le Paquier. Le dijeron que solamente podían aceptarla a ella, pero no a Rosa.

Edith decidió quedarse con su hermana y empleó su tiempo en terminar de escribir “La Ciencia de la Cruz”.


10.- Escribió un libro sobre el valor de la mujer
Edith Stein fue una de las primeras mujeres en obtener un doctorado en Filosofía y se destacó por su brillante intelecto en un campo que tradicionalmente había sido dominado por los hombres.

Antes de ingresar a la vida religiosa, la santa dio conferencias sobre el valor y el aporte de la mujer para la sociedad contemporánea. Su pensamiento sobre el tema está plasmado en el libro “La mujer: Su naturaleza y misión”.

11.- Los nazis la arrestaron por su origen judío
Debido a su origen judío, Edith fue arrestada el 2 de agosto de 1942 por los nazis, quienes irrumpieron en el Carmelo de Echt y se la llevaron junto con Rosa.

Un testigo narró que la santa tomó la mano de su hermana y le dijo: “Ven Rosa, vamos a ir por nuestra gente”.

12.- Estuvo en dos campos de concentración
Edith y Rosa fueron llevadas al campo de concentración de Westerbork. Allí, la santa daba consuelo y ayudaba a los prisioneros, quienes vivían en condiciones inhumanas y en medio de constantes humillaciones por parte de los nazis. El testimonio de serenidad y caridad de Edith fue dado a conocer por los presos.

Durante la madrugada del 7 de agosto de 1942, la santa fue llevada en un tren junto con otros mil presos al campo de concentración de Auschwitz, en Polonia.

13.- Ofreció su martirio por la conversión de Alemania
Santa Edith Stein llegó a Auschwitz el 9 de agosto de 1942 e inmediatamente fue conducida a la cámara de gas.

La mártir ofreció su vida por la salvación de las almas, la liberación de su pueblo y la conversión de Alemania.

Fue canonizada en 1998 por San Juan Pablo II, quien la llamó “mártir por amor”.

SANTORAL DE HOY LUNES 10 DE AGOSTO DE 2020

Antonio González Penín, BeatoAntonio González Penín, Beato
Religioso y Mártir, 10 de agosto
Victoriano Calvo Lozano, BeatoVictoriano Calvo Lozano, Beato
Monje y Mártir, 10 de agosto
José Javier Gorosterratzu, BeatoJosé Javier Gorosterratzu, Beato
Sacerdote y Mártir, 10 de agosto
Arcángel de Calatafino Piacentini, BeatoArcángel de Calatafino Piacentini, Beato
Presbítero, 10 de agosto
Lázaro Tiersot, BeatoLázaro Tiersot, Beato
Presbítero y Mártir, 10 de agosto
Francisco Drzewiecki, BeatoFrancisco Drzewiecki, Beato
Presbítero y Mártir, 10 de agosto
Filomena, SantaFilomena, Santa
Mártir, 10 de agosto
Lorenzo, SantoLorenzo, Santo
Memoria Litúrgica, 10 de agosto
Amadeo de Silva y Meneses, BeatoAmadeo de Silva y Meneses, Beato
Sacerdote Fundador, 10 de agosto