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viernes, 7 de agosto de 2020

HOY ES PRIMER VIERNES DEL MES DE AGOSTO, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - EXPLICACIÓN Y ORACIONES


Primer Viernes de mes: Cómo ganar el Cielo en 9 meses
Devoción de los nueve viernes dedicados al Sagrado Corazón.


Por: El equipo de voluntarios de IESVS.org | Fuente: www.iesvs.org/




"Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento."

Eso le dijo el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque (cuyo cuerpo permanece incorrupto a pesar de los 330 años transcurridos), el 16 de junio de 1675. Ver Catecismo: punto 478 y 2669


Aprovechemos las innumerables gracias que Jesús concede a quienes desagravian su Sagrado Corazón los primeros Viernes de mes.



Las Doce Promesas del Sagrado Corazón

1. Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
2. Les daré paz a sus familias.
3. Las consolaré en todas sus penas.
4. Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
7. Las almas tibias se volverán fervorosas.
8. Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
9. Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.
10. Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
11. Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.
12. Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.





Condiciones para ganar esta gracia:

1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción (obviamente, sin estar en pecado mortal, por ejemplo, por faltar a la Misa dominical). Se sugiere confesión con intención de reparar las ofensas al Sagrado Corazón.

2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.

3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.





ORACIÓN PARA DESPUÉS DE CADA UNA DE LAS COMUNIONES DE LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES

Jesús mío dulcísimo,
que en vuestra infinita y dulcísima misericordia
prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos,
acordaos de esta promesa
y a mi, indigno siervo vuestro que acabo de recibiros sacramentado con este fin e
intención,
concededme que muera detestando todos mis pecados,
creyendo en vos con fe viva, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo
Corazón.
Amén.




ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS VIERNES

Jesús mío, os doy mi corazón, os consagro toda mi vida, en vuestras manos pongo la eterna suerte de mi alma y os pido la gracia especial de hacer mis nueve primeros Viernes con todas las disposiciones necesarias para ser partícipe de la más grande de vuestras promesas, a fin de tener la dicha de volar un día a veros y gozaros en el cielo. Amén.




ORACIONES PARA LOS NUEVE VIERNES

PRIMER VIERNES
Yo te prometo, en el exceso de la misericordia de mi corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que comulguen los primeros viernes de mes, durante nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final, y que no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Santos Sacramentos, asegurándoles mi asistencia en la hora postrera.

¡Oh buen Jesús, que prometisteis asistir en vida, y especialmente en la hora de la muerte, a quien invoque con confianza vuestro Divino Corazón! Os ofrezco la comunión del presente día, a fin de obtener por intercesión de María Santísima, vuestra Madre, la gracia de poder hacer este año los nueve primeros viernes que deben ayudarme a merecer el cielo y alcanzar una santa muerte.
Amén.

Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...


SEGUNDO VIERNES
Les daré todas las gracias necesarias a su estado.

Jesús misericordioso, que prometisteis, a cuantos invoquen confiados vuestro Sagrado Corazón, darles las gracias necesarias a su estado: os ofrezco mi comunión del presente día para alcanzar, por los méritos e intercesión de vuestro Corazón Sacratísimo, la gracia de una tierna, profunda e inquebrantable devoción a la Virgen María.

Siendo constante en invocar la valiosa providencia de María, Ella me alcanzará el amor a Dios, el cumplimiento fiel de mis deberes y la perseverancia final.
Amén.

Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...


TERCER VIERNES
Pondré paz en las familias. Bendeciré los lugares donde se venera la imagen de mi Corazón.

Jesús amantísimo, que prometisteis bendecir las casas donde se venera la imagen de vuestro Sagrado Corazón, yo quiero que ella presida mi hogar; os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos y por la intercesión de Vuestra Santa Madre que todos y cada uno de los miembros de mi familia conozcan sus deberes; los cumplan fielmente y logren entrar en el cielo, llenas las manos de buenas obras.

¡Oh Jesús, que os complacéis en alejar de nuestro hogar las disensiones, las enfermedades y la miseria! Haced que, vuestra vida sea una no interrumpida acción de gracias por tantos beneficios. Amén.

Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...

CUARTO VIERNES
Seré su consuelo en todas las tribulaciones.

Jesús mío, que prometisteis consuelo a cuantos a Vos acuden en sus tribulaciones: os ofrezco mi Comunión del presente día para alcanzar de vuestro Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de vuestra Madre Santísima la gracia de venir al Sagrario a pedir fuerza y consuelo cuantas veces me visiten las penas. ¡Oh Jesús, oh María, consolad y salvad a los que sufren! ¡Haced que ninguno de sus dolores se pierda para el cielo!
Amén.

Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...

QUINTO VIERNES
Derramaré copiosas bendiciones en todas sus empresas.

Jesús mío, que prometisteis bendecir los trabajos de cuantos invoquen confiados Vuestro Divino Corazón: os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestra Santísima Madre la gracia de que bendigáis mis estudios, mis exámenes, mi oficio, y todos los trabajos de mi vida.

Renuevo el inquebrantable propósito de ofreceros cada mañana al levantarme, y por mediación de la Santísima Virgen, las obras y trabajos del día..., y de trabajar con empeño y constancia para complaceros y alcanzar en recompensa el cielo.
Amén.

Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...

SEXTO VIERNES
Los pecadores hallarán en mi Corazón un océano de misericordia.

Sagrado Corazón de Jesús, siempre abierto a los pecadores arrepentidos: os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos infinitos y por los de vuestra Santísima Madre la conversión de cuantos obran mal. Os suplico, ¡buen Jesús!, inundéis su corazón de un gran dolor de haberos ofendido. Haced que os conozcan y os amen. Dispensadme la gracia de amaros más y más y en todos los instantes de mi vida, para consolaros y reparar la ingratitud de quienes os olvidan.
Amén.

Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...


SÉPTIMO VIERNES
Las almas tibias hallarán fervor. Las almas fervorosas llegarán presto a la perfección.

Sin vuestro auxilio, Jesús mío, no podemos avanzar en el camino del bien. Señor, por mediación de la Virgen María, os ofrezco la comunión de este día para que avivéis en mi alma el amor a vuestro Corazón Sagrado y concedáis este amor a cuantos no lo sienten. Ayudado de vuestra divina gracia lucharé, Señor, para que cada semana, cada mes, avance un poco en la virtud que más necesito.
Amén.

Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...


OCTAVO VIERNES
Daré a cuantos trabajan por la salvación de las almas el don de ablandar los corazones más endurecidos.

Sagrado Corazón de Jesús, que prometisteis inspirar a los que trabajan por la salvación de las almas aquellas palabras que consuelan, conmueven y conservan los corazones; os ofrezco mi comunión de hoy para alcanzar, mediante la intercesión de María Santísima, la gracia de saber consolar a los que sufren y la gracia de volver a Vos, Señor, a los que os han abandonado.

¡Dulce Salvador mío, concededme y ayudadme a salvar almas! ¡Son tantos y tantos los desgraciados que empujan a los demás por el camino del vicio y del infierno! Haced, Señor, que emplee toda mi vida en hacer mejores a los que me rodean y en llevarlos conmigo al cielo.
Amén.

Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...


NOVENO VIERNES
Guardaré recuerdo eterno de cuanto un alma haya hecho a mayor gloria de mi Corazón. Los que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, de donde no será borrado.

Os ofrezco, Jesús mío, la Comunión del presente día para alcanzar la gracia de saber infundir en el alma de cuantos me rodean ilimitada confianza en vuestro Corazón Divino. Dadme cuanto necesito para llevar a Vos a los que luchan, a los que lloran, a los caídos, a los moribundos. Y dignaos, ¡oh Jesús!, escribir hoy mi nombre en vuestro Corazón y decir a los ángeles que rodean vuestro Tabernáculo: Este nombre es el de un devoto que, amándome mucho, quiere consolarme del olvido e ingratitud de tantos hombres.
Amén.

Oración Final: Jesús mío, os doy mi corazón...
Oración para después de la Comunión: Jesús mío dulcísimo,...

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 7 DE AGOSTO DE 2020


Lecturas de hoy Viernes de la 18ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 7 de agosto de 2020



Primera lectura
Lectura de la profecía de Nehemías (2,1.3;3,1-3.6-7):

Mirad sobre los montes los pies del heraldo que pregona la paz, festeja tu fiesta, Judá;
cumple tus votos, porque el criminal no volverá a pasar por ti, pues ha sido aniquilado. Porque el Señor restaura la gloria de Jacob y la gloria de Israel; lo habían desolado los salteadores, habían destruido sus sarmientos. Ay de la ciudad sangrienta, toda ella mentirosa, llena de crueldades, insaciable de despojos. Escuchad: látigos, estrépito de ruedas, caballos al galope, carros rebotando, jinetes al asalto, llamear de espadas, relampagueo de lanzas, muchos heridos, masas de cadáveres, cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres. Arrojaré basura sobre ti, haré de ti un espectáculo vergonzoso. Quien te vea se apartará de ti, diciendo: «Desolada está Nínive, ¿quién lo sentirá?; ¿dónde encontrar quien te consuele?»

Palabra de Dios


Salmo
Dt 32,35cd-36ab.39abcd.41

R/. Yo doy la muerte y la vida

El día de su perdición se acerca
y su suerte se apresura,
porque el Señor defenderá a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos. R/.

Pero ahora mirad: yo soy yo,
y no hay otro fuera de mí;
yo doy la muerte y la vida,
yo desgarro y yo curo. R/.

Cuando afile el relámpago de mi espada
y tome en mi mano la justicia,
haré venganza del enemigo
y daré su paga al adversario. R/.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,24-28):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con majestad.»

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy viernes, 7 de agosto de 2020
Juan Carlos Rodriguez, cmf


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venirse conmigo, que se niegue s sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recuperarla?

Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con majestad."

Queridos hermanos:

¿Verdad que queremos acertar en la vida?, ¿verdad que no deseamos malgastarla, malograrla, desperdiciarla? 

Tú y yo, discípulos del Maestro de Nazaret, nos venimos entrenando ya hace tiempo en ese juego evangélico del “gana-pierde”.

¿Por qué razón? Sencillo. En la escuela del Maestro hemos ido cursando una asignatura cuyo contenido solamente se va entendiendo en la medida en que en la vida de cada día uno se va descentrando. Dicho de otro modo, en el ir pasando con más libertad y ligereza de retener la vida para sí, de cerrar los ojos, las manos y el corazón a las necesidades de cualquier otro -cercano o lejano- a una manera de desvivirse, sin ningún tipo de aspaviento, en la que priman los otros (muy especialmente los pobres y excluidos, con sus nombres y apellidos, con sus rostros e historias). Es ir cursando en lo concreto la incondicionalidad del seguimiento que cuenta con la cruz. ¡No hay otra!

Eso sí. Nada de cruces inventadas, sino las que se nos dan; nada de cruces buscadas, sino las que aparecen inexorablemente cuando en el centro de la existencia están aquellos a los que se les niega permanentemente la vida o la dignidad y, consecuentemente, nos ponemos a su lado, de su parte, con todos los costes añadidos. Asumiendo con consciente libertad que las fuerzas del anti-reino no se van a quedar inactivas… Discípulos de un hombre ajusticiado en una cruz… aprendices de esa locura de amor: sabiduría que parece necedad, fortaleza con trazas de debilidad.

Nos queda hoy, de nuevo, machaconamente, volver a confesar que la mejor manera de no malograr la vida es entregarla como Él y con Él… Porque “quien entrega su vida por amor, la gana para siempre” –dice el Señor-.

Vuestro hermano.
Juan Carlos, cmf
jcracmf@gmail.com

CONOCE A SAN CAYETANO, PATRONO DEL PAN Y DEL TRABAJO


Conoce a San Cayetano: patrono del pan y del trabajo tan querido por el Papa Francisco
POR LILIANA MONTES | ACI Prensa






San Cayetano de Thiene, sacerdote italiano fundador de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos, es conocido como patrono del pan y del trabajo.

Es muy querido por el Papa Francisco y cada 7 de agosto miles de argentinos llegan hasta el principal santuario ubicado en el barrio de Liniers en Buenos Aires. 

Sin embargo, debido a la pandemia del coronavirus COVID-19 las celebraciones son transmitidas a través de los canales de Youtube y Facebook del Santuario de San Cayetano de Liniers.

A continuación presentamos algunos aspectos de su vida:

1.- Fundó la Orden inspirado en los Apóstoles
San Cayetano fundó la Orden de Clérigos Regulares o Teatinos, en 1524, junto Bonifacio de Colle, Pablo Consiglieri y Juan Pedro Carafa (que después sería el Papa Pablo IV). Se propuso renovar al clero en su vida apostólica, espiritual y en la prédica de la doctrina, tomando como modelo la vida de los Apóstoles.


2.- Celebró su primera Misa luego de tres meses de preparación
El amor y respeto que tenía por la Santa Misa fue tan grande que para celebrarla por primera vez, pasó tres meses preparándose lo mejor posible. Cuando el día llegó, quedó sobrecogido por el don tan maravilloso del que no se consideraba digno.

3.- Promovió la comunión frecuente
Su profundo amor por Cristo Eucaristía lo llevó a establecer la bendición con el Santísimo Sacramento y la promoción de la comunión frecuente. 

"No estaré satisfecho sino hasta que vea a los cristianos acercarse al Banquete Celestial con sencillez de niños hambrientos y gozosos, y no llenos de miedo y falsa vergüenza", escribió.

4.- Impulsó una reforma en la Iglesia 
La crisis que vivió la Iglesia en la época de Lutero, motivó a San Cayetano a impulsar una verdadera reforma de vida y costumbres dentro de la Iglesia, pero sin dividirla. 

Cuando muchos querían atacar y criticar a la Iglesia Católica, San Cayetano les decía: "Lo primero que hay que hacer para reformar a la Iglesia es reformarse uno a sí mismo".

5.- En tiempos de hambre confió en la Providencia
Los miembros de su orden repartían todos sus bienes entre los más pobres, al punto que muchas veces se quedaban sin que comer. 

Un día San Cayetano se acercó hasta el altar y dio unos pequeños golpes a la puerta del Sagrario donde estaban las Hostias consagradas y con mucha confianza le dijo al Señor: “Jesús amado, te recuerdo que no tenemos hoy nada para comer”. Luego de un momento unas mulas llegaron con alimentos, y los arrieros no quisieron decir de dónde las enviaban.


6.- Eligió morir sobre un madero como Cristo
Cuando San Cayetano enfermó gravemente los médicos aconsejaron que en su cama de tablas, donde dormía, se colocara un colchón de lana. Pero el santo se negó diciendo: “Mi salvador murió en la Cruz; dejadme pues morir también sobre un madero”.

De esta forma, San Cayetano falleció el 7 de agosto de 1547 y sus reliquias se encuentran en la iglesia de Santo Paolo, en Nápoles.

7.- Fue canonizado con Santa Rosa de Lima, San Luis Beltrán y San Francisco de Borja
El 12 de abril de 1671 San Cayetano fue canonizado junto a Santa Rosa de Lima, la primera santa de América; San Luis Beltrán, evangelizador en Colombia; y San Francisco de Borja. 

8.- Su fiesta es signo de solidaridad
San Cayetano es muy querido en Argentina por eso desde 1970 miles de devotos acuden a su fiesta en el Santuario de Liniers, Buenos Aires. Muchos cambian las tradicionales velas y flores, por alimentos y ropa para ser distribuidos en las regiones más necesitadas del país.

El Papa Francisco, cuando era Arzobispo de Buenos Aires, presidió la Misa central de su fiesta durante varios años.

HOY LA IGLESIA CELEBRA A SAN CAYETANO, PATRONO DEL TRABAJO Y DEL PAN, 7 DE AGOSTO


 San Cayetano
7 de Agosto


Su padre, militar, murió defendiendo la ciudad contra un ejército enemigo. El niño quedó huérfano, al cuidado de su santa madre que se esmeró intensamente por formarlo muy buen.

Estudió en la Universidad de Padua donde obtuvo dos doctorados y allí sobresalía por su presencia venerable y por su bondad exquisita que le ganaba muchas amistades.

Se fue después a Roma, y en esa ciudad capital llegó a ser secretario privado del Papa Julio II, y notario de la Santa Sede.

A los 33 años fue ordenado sacerdote. El respeto que tenía por la Santa Misa era tan grande, que entre su ordenación sacerdotal y su primera misa pasaron tres meses, tiempo que dedicó a prepararse lo mejor posible a la santa celebración.

En Roma se inscribió en una asociación llamada "Del Amor Divino", cuyos socios se esmeraban por llevar una vida lo más fervorosa posible y por dedicarse a ayudar a los pobres y a los enfermos.

Viendo que el estado de relaajación de los católicos era sumamente grande y escandaloso, se propuso fundar una comunidad de sacerdotes que se dedicaran a llevar una vida lo más santa posible y a enfervorizar a los fieles. Y fundó los Padres Teatinos (nombre que les viene a Teati, la ciudad de la cual era obispo el superior de la comunidad, Msr. Caraffa, que después llegó a ser el Papa Pablo IV).

San Cayetano le escribía a un amigo: "Me siento sano del cuerpo pero enfermo del alma, al ver cómo Cristo espera la conversión de todos, y son tan poquitos los que se mueven a convertirse". Y este era el más grande anhelo de su vida: que las gentes empezaran a llevar una vida más de acuerdo con el santo Evangelio.

Y donde quiera que estuvo trabajó por conseguirlo.

En ese tiempo estalló la revolución de Lutero que fundó a los evangélicos y se declaró en guerra contra la Iglesia de Roma. Muchos querían seguir su ejemplo, atacando y criticando a los jefes de la santa Iglesia Católica, pero San Cayetano les decía: "Lo primero que hay que hacer para reformar a la Iglesia es reformarse uno a sí mismo".

San Cayetano era de familia muy rica y se desprendió de todos sus bienes y los repartió entre los pobres. En una carta escribió la razón que tuvo para ello: "Veo a mi Cristo pobre, ¿y yo me atreveré a seguir viviendo como rico?" Veo a mi Cristo humillado y despreciado, ¿y seguiré deseando que me rindan honores? Oh, que ganas siento de llorar al ver que las gentes no sienten deseos de imitar al Redentor Crucificado".

En Nápoles un señor rico quiere regalarle unas fincas para que viva de la renta, junto con sus compañeros, diciéndole que allí la gente no es tan generosa como en otras ciudades. El santo rechaza la oferta y le dice: "Dios es el mismo aquí y en todas partes, y El nunca nos ha desamparado, si siquiera por un minuto".

Fundó asociaciones llamadas "Montes de piedad" (Montepíos) que se dedicaban a prestar dinero a gentes muy pobres con bajísimos intereses.

Sentía un inmenso amor por Nuestro Señor, y lo adoraba especialmente en la Sagrada Hostia en la Eucaristía y recordando la santa infancia de Jesús. Su imagen preferida era la del Divino Niño Jesús.

La gente lo llamaba: "El padrecito que es muy sabio, pero a la vez muy santo".

Los ratos libres los dedicaba, donde quiera que estuviera, a atender a los enfermos en los hospitales, especialmente a los más abandonados y repugnantes.

Un día en su casa de religioso no había nada para comer porque todos habían repartido sus bienes entre los pobres. San Cayetano se fue al altar y dando unos golpecitos en la puerta del Sagrario donde estaban las Santas Hostias, le dijo con toda confianza: "Jesús amado, te recuerdo que no tenemos hoy nada para comer". Al poco rato llegaron unas mulas trayendo muy buena cantidad de provisiones, y los arrieros no quisieron decir de dónde las enviaban.

En su última enfermedad el médico aconsejó que lo acostaran sobre un colchón de lana y el santo exclamó: "Mi Salvador murió sobre una tosca cruz. Por favor permítame a mí que soy un pobre pecador, morir sobre unas tablas". Y así murió el 7 de agosto del año 1547, en Nápoles, a la edad de 67 años, desgastado de tanto trabajar por conseguir la santificación de las almas.

En seguida empezaron a conseguirse milagros por su intercesión y el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1671.

VATICANO ADVIERTE: UN BAUTISMO NO ES VÁLIDO CUANDO USAN ESTAS PALABRAS



Vaticano advierte: Un bautismo no es válido cuando usan estas palabras
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Vaticano negó la validez de la fórmula empleada en algunas celebraciones del Sacramento del Bautismo administrado con las palabras: “Nosotros, el padre y la madre, el padrino y la madrina, los abuelos, los familiares, los amigos, la comunidad, te bautizamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

Afirmó también que el sacerdote “carece de autoridad para disponer a su gusto de la fórmula sacramental”.

En una respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del 24 de junio de 2020, se establece que el Bautismo conferido con esa fórmula no es válido y que las personas para las cuales se ha celebrado el Bautismo con esa fórmula deben ser bautizadas en forma absoluta.

Según se señala en el punto 1240 del Catecismo de la Iglesia Católica, la única fórmula válida en el Sacramento del Bautismo en la Iglesia latina es la que va acompañada de las palabras “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”, después de pronunciar el nombre del catecúmeno.

Esa fórmula, como se recoge en el mismo punto del Catecismo, varía ligeramente en las liturgias orientales.

La respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe está acompañada de una nota doctrinal en la que se explica que la modificación de esta fórmula “se ha introducido para subrayar el valor comunitario del Bautismo, para expresar la participación de la familia y de los presentes y para evitar la idea de la concentración de un poder sagrado en el sacerdote, en detrimento de los progenitores y de la comunidad”.


En ese sentido, se recuerda en la nota doctrinal que el Concilio Vaticano II, por medio de la Constitución Sacrosanctum Concilium, declara que “cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza”.

“La Iglesia, en efecto”, continúa la nota doctrinal, “cuando celebra un sacramento, actúa como Cuerpo que opera inseparablemente de su Cabeza, en cuanto es Cristo-Cabeza el que actúa en el Cuerpo eclesial generado por él en el misterio de la Pascua”.

En la Sacrosanctum Concilium se establece también que “nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia”.

Por ello, se afirma en la nota doctrinal, “modificar al propio arbitrio la forma celebrativa de un sacramento no constituye un simple abuso litúrgico, en cuanto transgresión de una norma positiva, sino también un vulnus (una ofensa) infligido tanto a la comunión eclesial como a la posibilidad de reconocer en ella la obra de Cristo, que en los casos más graves hace inválido el sacramento mismo, porque la naturaleza de la acción ministerial exige transmitir con fidelidad lo que se ha recibido”.

Y se insiste en que “en el caso específico del Sacramento del Bautismo, el ministro no solo carece de autoridad para disponer a su gusto de la fórmula sacramental”, “sino que tampoco puede declarar que actúa en nombre de los padres, los padrinos, los familiares o los amigos, y ni siquiera en nombre de la misma asamblea reunida para la celebración, porque el ministro actúa en cuanto signo-presencia de la acción misma de Cristo, que se realiza en el gesto ritual de la Iglesia”.

“Cuando el ministro dice ‘Yo te bautizo…’, no habla como un funcionario que ejerce un papel que se le ha asignado, sino que opera ministerialmente como signo-presencia de Cristo, que actúa en su Cuerpo”.

Se subraya también la completa sintonía entre el Concilio de Trento (celebrado entre 1545 y 1563), y el Concilio Vaticano II “al declarar la absoluta indisponibilidad del septenario sacramental a la discreción de la Iglesia”.

“La doctrina de la institución divina de los sacramentos, solemnemente afirmada por el Concilio de Trento, ve así su natural desarrollo y su auténtica interpretación en la citada afirmación de Sacrosanctum Concilium”, señala.


Por lo tanto, los sacramentos, “en cuanto instituidos por Jesucristo, se le entregan a la Iglesia para que los salvaguarde” y, aunque “como intérprete de la Palabra de Dios” la Iglesia pueda, en cierta medida, “determinar los ritos que expresan la gracia sacramental ofrecida por Cristo, no dispone de los fundamentos mismos de su existencia: la Palabra de Dios y los gestos salvíficos de Cristo”.

“Resulta, por tanto, comprensible que, a lo largo de los siglos, la Iglesia haya custodiado con atención la forma celebrativa de los sacramentos, sobre todo en aquellos elementos que la Escritura refrenda y que permiten reconocer con absoluta evidencia el gesto de Cristo en la acción ritual de la Iglesia”.

Sobre la pretensión de subrayar la importancia de la comunidad mediante la modificación de la fórmula del Bautismo, en la nota se indica que “en la celebración de los sacramentos, en efecto, el sujeto es la Iglesia-Cuerpo de Cristo junto con su Cabeza, que se manifiesta en la concreta asamblea reunida”.

Pero, al mismo tiempo, se recuerda que la asamblea “actúa ministerialmente, no colegialmente, porque ningún grupo puede hacerse a sí mismo Iglesia, sino que se hace Iglesia en virtud de una llamada, que no puede surgir desde dentro de la asamblea misma”.

“El ministro es, por consiguiente, signo-presencia de Aquel que reúne y, al mismo tiempo, lugar de comunión de la asamblea litúrgica con toda la Iglesia. En otras palabras, el ministro es un signo exterior de que el sacramento no está a nuestra disposición, así como de su carácter relativo a la Iglesia universal”.

La nota doctrinal finaliza subrayando que “alterar la fórmula sacramental significa, además, no comprender la naturaleza misma del ministerio eclesial, que es siempre servicio a Dios y a su pueblo, y no ejercicio de un poder que llega hasta la manipulación de lo que ha sido confiado a la Iglesia con un acto que pertenece a la Tradición”.

SANTORAL DE HOY VIERNES 7 DE AGOSTO DE 2020

Donato de Arezzo, SantoDonato de Arezzo, Santo
Obispo y mártir, 7 de agosto
Leoncio (Ramón Rusell Laboria), BeatoLeoncio (Ramón Rusell Laboria), Beato
Religioso y Mártir, 7 de agosto
Jaime (Armando Oscar Valdés), BeatoJaime (Armando Oscar Valdés), Beato
Religioso y Mártir, 7 de agosto
Manuel Sancho Aguilar, BeatoManuel Sancho Aguilar, Beato
Sacerdote y Mártir, 7 de agosto
Francisco Gargallo Gascón, BeatoFrancisco Gargallo Gascón, Beato
Sacerdote y Mártir, 7 de agosto
Alberto degli Abbati, SantoAlberto degli Abbati, Santo
Presbítero Carmelita, 7 de agosto
Miguel de la Mora de la Mora, SantoMiguel de la Mora de la Mora, Santo
Sacerdote y Mártir, 7 de agosto
Afra de Augsburgo, SantaAfra de Augsburgo, Santa
Mártir, 7 de agosto
Edmundo Bojanowski, BeatoEdmundo Bojanowski, Beato
Fundador, 7 de agosto
Jordán Forzaté, BeatoJordán Forzaté, Beato
Abad, 7 de agosto
Vicente de L´Aquila, BeatoVicente de L´Aquila, Beato
Religioso Franciscano, 7 de agosto
Cayetano de Thiene, SantoCayetano de Thiene, Santo
Memoria Litúrgica, 7 de agosto