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domingo, 2 de agosto de 2020

ATENTADO EN CATEDRAL DE NICARAGUA - DÍA DE ORACIÓN, SILENCIO Y SÚPLICA


Nicaragua: Cardenal convoca a día de oración, silencio y súplica por atentado en catedral
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Javier Ruiz - Arquidiócesis de Managua




El Arzobispo de Managua, Cardenal Leopoldo Brenes, convocó a los sacerdotes y fieles de Nicaragua para que este domingo 2 de agosto sea un día “de oración, silencio, llanto y súplica”, como acto de desagravio por el atentado que sufrió la Catedral el viernes.

“Les convoco a un día de oración, silencio, llanto y súplica por el ultraje, irrespeto, sacrilegio y profanación a Jesús en su presencia real del Santísimo Sacramento y ante la destruida y calcinada imagen de la Sangre de Cristo y mirando la Cruz que permanece en pie, aferrarnos a ella y clamar como lo hizo Él desde el Calvario y que lo han repetido muchos cristianos en el mundo, ‘perdónalos, porque no saben lo que hacen’, ‘Señor, ten misericordia de tu pueblo’”, expresó el Cardenal Brenes en un mensaje publicado el 1 agosto.


En su mensaje titulado “Domingo de rogativa y silencio como acto de desagravio”, el Purpurado calificó al atentado como una “acción demoniaca” que “no solo ha herido a Jesús en el Santísimo Sacramento, a la consagrada y venerada Imagen de la Sangre de Cristo, a su capilla, lugar de culto, a nuestra Iglesia Catedral, templo madre de nuestra Arquidiócesis, sino también a todos nosotros sacerdotes, religiosos, religiosas, fieles católicos, devotos de esta consagrada imagen, hombres y mujeres cercanos de buena voluntad”.


Frente al sacrilegio, el Cardenal Brenes exhortó a los fieles para que este 2 de agosto, ya sea que se encuentren en parroquias, capillas, sus hogares o usando las redes sociales, realicen con fe: “Un domingo de silencio espiritual”, “intención en las Eucaristías y otros actos piadosos de adoración”, “oración mirando al Crucificado, y escuchándole”, “ayuno, reparación y súplica”.

Así también, pidió “paz en nuestro corazón, para no caer en la tentación de la provocación y odio”, y el “rezo del Santo Rosario, para que nuestra Madre al pie de la Cruz, nos sostenga”.

“Cuenten siempre con mis oraciones”, concluye el mensaje del Cardenal Brenes.

El 31 de julio, una persona no identificada ingresó a una de las capillas de la Catedral de Managua (Nicaragua) y lanzó una bomba molotov que provocó un incendio y destruyó el sagrario y la imagen de la Sangre de Cristo, un hecho que ha sido calificado de “acto de terrorismo” por el Cardenal Leopoldo Brenes.

Se trata de “un acto de profanación totalmente condenable, por lo que debemos permanecer en constante oración para derrotar a las fuerzas malignas”, expresó la Arquidiócesis de Managua en un comunicado.

En la capilla se ubica el Santísimo en su sagrario, y la consagrada y venerada imagen de la Sangre de Cristo, de casi 400 años de antigüedad y ante la cual San Juan Pablo II se arrodilló en su segunda visita a la ciudad en febrero de 1996.

Recientemente, se han producido otros ataques contra capillas en Nicaragua. El más reciente es el producido el 29 de julio, cuando desconocidos profanaron con “saña y odio” la capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en el municipio de Nindirí, en Masaya.

Similarmente, el 27 de julio, desconocidos arrastraron por el suelo el Sagrario de Jesús Sacramentado del Sagrario de la Capilla Nuestra Señora del Carmen, ubicada en la Parroquia Nuestro Señor de Veracruz, Masaya. El párroco, P. Pablo Villafranca, señaló que durante el ataque, destruyeron parte de los muebles y robaron bienes materiales.

HOY LA IGLESIA CONMEMORA A UN PRÍNCIPE QUE DEJÓ TODO PARA SER SACERDOTE


Hoy la Iglesia conmemora a un príncipe que dejó todo para ser sacerdote
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Salesianos de Polonia



Hoy la Iglesia en Polonia conmemora al Beato Augusto Czartoryski, salesiano de Don Bosco que prefirió el sacerdocio en lugar de continuar con una vida aristocrática como príncipe y miembro de la nobleza.

Se cuenta que San Rafael Kalinowski y San Juan Bosco tuvieron gran influencia en este beato de origen polaco.


Augusto nació en el exilio el 2 de agosto de 1858, en París (Francia). Sus padres fueron el príncipe polaco Ladislao Czartoryski y la duquesa española María Amparo Muñoz y Borbón.

En aquel entonces Polonia era un país fragmentado y repartido desde 1795 entre las grandes potencias mundiales. La familia de Augusto soñaba con el renacimiento de su patria y tenía esperanzas de que su hijo ayudara a esta causa desde su posición económica.

Sin embargo, el futuro beato no tardó en darse cuenta de que no estaba hecho para la vida en la corte y a los 20 años escribió a su padre que estaba cansado de la vida mundana, sobre todo de las fiestas y banquetes.

En su discernimiento vocacional contribuyó su maestro Rafael Kalinowski –canonizado por San Juan Pablo II en 1991–, quien le enseñó por un periodo de tres años.

Sin embargo, el acontecimiento decisivo fue el encuentro con Don Bosco en París, a los 25 años. El fundador de los salesianos celebraba una Misa y Augusto lo ayudaba en el altar. Desde ese momento vio a Don Bosco como modelo de santidad y reforzó su vocación a la vida religiosa como salesiano.

No obstante, Don Bosco tuvo siempre una actitud de gran cautela sobre la aceptación del príncipe en la congregación. El Papa León XIII resolvió la duda y pidió que el joven noble sea aceptado y pertenezca a los salesianos “hasta la muerte”.

Luego de años de preparación, y de la muerte de Don Bosco, el príncipe Czartoryski emitió sus votos como salesiano. El 2 de abril de 1892 fue ordenado sacerdote.

Debido a una enfermedad, la vida sacerdotal de Augusto duró apenas un año, en el municipio italiano de Alassio.

El Cardenal Cagliero resume así el último período de vida del joven sacerdote: “¡Él ya no era de este mundo! Su unión con Dios, la conformidad perfecta con el divino querer en la agravada enfermedad, el deseo de conformarse a Jesucristo en los sufrimientos y en las aflicciones, lo hacían heroico en la paciencia, calmo en el espíritu, e invencible, más que en el dolor, en el amor de Dios”.

Augusto murió 8 de abril de 1893 sentado en el sillón que había usado Don Bosco.

En la estampita de la primera Misa que celebró estaba escrito un fragmento del salmo 83: “Para mí, un día en tus atrios vale más que mil fuera. Bienaventurado quien vive en tu casa: siempre canta tus alabanzas”.

Sus restos fueron transportados a Polonia y sepultados en la cripta parroquial de Sieniawa, junto a las tumbas de su familia, donde un día Augusto había hecho su primera comunión.

Fue beatificado por San Juan Pablo II el 25 de abril de 2004.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 2 DE AGOSTO DE 2020


Lecturas de hoy Domingo 18º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 2 de agosto de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (55,1-3):

Así dice el Señor: «Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 144

R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R/.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 
(8,35.37-39):

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,13-21):

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»
Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»
Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»
Les dijo: «Traédmelos.»
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy domingo, 2 de agosto de 2020
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf


DADLES VOSOTROS DE COMER


La “gente” que hoy rodea, e incluso «acosa» un poco a Jesús -cuando él necesita un lugar solitario, tranquilo y apartado-, está tan interesada en escucharle, en pasar tiempo con él, que no les ha importado darse una buena caminata hasta dar con él. No les preocupa el reloj, ni el estómago, ni alejarse de sus casas... Se han olvidado de sus propias necesidades y urgencias... O si se quiere, lo han relativizado todo poniendo en primer lugar al Señor. Y se verán gratamente sorprendidos porque Jesús, en cambio, sí que cae en la cuenta de todas esas cosas, y se ocupa ellas. No es un «predicador» al uso. No se limita a llenar la cabeza de discursos y palabras... ¡y ya está! Primero las personas y sus necesidades. Y empieza por atender a los enfermos.

    O dicho de otra manera: El mensaje de Jesús, que habla de un Dios que se preocupa del hombre, le lleva al terreno práctico: esta gente tiene unas necesidades muy concretas ahora mismo. El Reino de Dios que anuncia Jesús tiene que ver con todo esto, con lo que les pasa en ese momento, con lo que necesita la gente. Las cosas de Jesús y del Reino no son simples teorías, o doctrina, ni están alejadas de su realidad concreta. Tienen que ver con su ahora. Y ahora algunos están enfermos, y muchos tienen hambre.

     • Jesús está cansado. Y podemos dar por supuesto que también está triste e impactado porque acaban de matar a Juan Bautista. Y pretendía estar a solas con sus amigos más íntimos para comprender, interpretar y dejarse cuestionar por lo que ha pasado. Jesús profundiza en las cosas, en los acontecimientos. No se limita al chismorreo de la noticia, a quejarse contra Herodes, a hacer un acto público de condena: se pregunta qué significa aquello, cómo le afecta, cuál ha de ser su reacción... No le costará darse cuenta de que a partir de ahora el centro de atención y de acoso será él... 

    Sin embargo, su cansancio, su tristeza y su necesidad de reflexionar y estar un poco a solas... no le impide darse cuenta de la necesidad de la gente, sentir compasión y hacer algo por ella. No dice, hace. La palabra que ha elegido Mateo no es ni «lástima» ni «pena»: es “compasión”, que significa sufrir con ellos y buscar una solución (actuar): es la misma palabra que había usado antes en unas de las bienaventuranzas.



     • Los discípulos, que andaban también escuchando a Jesús, se dan cuenta de que se ha hecho tarde, y del hambre de la gente (seguramente también ellos están deseando que les dejen tranquilos) y le piden a Jesús que termine ya con actividad. Ya se ve que no se enteran demasiado de lo que Jesús quiere transmitir con sus acciones y palabras. Aunque sí podemos apreciar en ellos lo siguiente:

- Primero está el «darse cuenta». Jesús vio a la gente y se dio cuenta de que sufría. Por su parte, los discípulos se han dado cuenta de que se ha hecho tarde y hay que comer. Darse cuenta de lo que les pasa a los otros, por delante de lo que me pase a mí es algo propio de Jesús y de los seguidores de Jesús. 

- Segundo: plantear esas necesidades descubiertas al propio Jesús, y se les ocurre hacer una propuesta. No muy acertada, aunque parece de sentido común: Son muchos, nosotros/yo apenas tengo nada, o tengo el mismo problema que ellos, así que: «que se vayan a sus casas, a sus países, a sus gobiernos, al ayuntamiento, a los suyos, a donde sea...» para que puedan solucionarlo.

- Tercero: Jesús les invita a hacerse cargo para encontrar una solución: Mira a ver lo que tienes/tenéis, lo que está en vuestra mano hacer. Esto es asunto tuyo y nuestro y de todos. No es sólo un problema de la gente. Y resulta que los discípulos consiguieron mucho más de lo que creían. Aquella pobre gente necesitada también aportaría lo suyo, sus "pocos"... Entre unos y otros... Jesús ha sido la mediación necesaria para ver las cosas desde otra perspectiva.

     • Los criterios de los discípulos no son los criterios de Jesús. Como los criterios de la sociedad, en general, y su modo de resolver los problemas, no son exactamente los de los cristianos. Unos conjugan los verbos «despedir» (echar, quitar de la vista, reducir personal, optimizar, devolver a sus países...) y «comprar» (que se apañe cada uno con lo que tiene, que cada cual se busque la vida), «no hay para todos» (es decir: no se puede hacer nada, no queremos repartir/compartir, primero los de casa/país)... 

    Pero Jesús nos habla continuamente de comunión, de compartir, de fraternidad, de construir comunidad, de ponerse al lado de los débiles, enfermos y necesitados... Si les “echamos”, si les decimos que vayan a “comprarse” (el dinero lo primero que hace es establecer diferencias, entre quien tiene/no tiene, tiene más/tiene menos), si pensamos que no es problema nuestro... es que no nos hemos enterado de nada de lo que Jesús ofrece y pretende de nosotros. 

Por eso Jesús procura enseñar a los discípulos y también, claro a todos nosotros:

- Nada de que se vayan, de que no nos molesten, de que “no es asunto nuestro”

- Que les «demos». El verbo «dar» es un de los favoritos de Jesús

- Que pongamos a su disposición nuestros «pocos» para compartir. Cuando Jesús “levanta los ojos al cielo y pronuncia la bendición” (como en la Eucaristía) no está haciendo un gesto mágico: está reconociendo que los alimentos son de Dios, y por lo tanto son de todos, y están para ser compartidos y repartidos, de modo que todos queden satisfechos, y no se desperdicie nada («recogieron lo que sobró»). Por eso cada Eucaristía nos debiera aligerar el bolsillo y el corazón, y aumentar la solidaridad... O será cualquier cosa menos la Cena de Jesús. Aún más: esta «Pre-Eucaristía»-Multiplicación solo fue posible cuando los discípulos empezaron a hacerse cargo de la gente. Jesús ya lo había hecho antes. Pero faltaban ellos.

- Y por último: del mismo modo que en nuestras celebraciones bendecimos a Dios por los alimentos que luego compartiremos en la mesa del altar, no debiéramos perder la costumbre de bendecir a Dios antes de comer en nuestras casas; o de darle las gracias por los dones que recibimos cada día. No es que agradezcamos a Dios el tener comida, como si fuéramos mejores que quienes no la tienen,... sino de hacernos más responsables de trabajar para que a todos llegue lo mismo de lo que nosotros disfrutamos.Porque los dones de Dios son siempre para todos, para que a nadie le falte lo necesario.

          No es muy difícil partir de esta reflexión para volver nuestra mirada a lo que está pasando en nuestro mundo y en nuestras comunidades, por culpa de esta pandemia: soledad, hambre, paro, abusos, injusticia, explotación... Para preguntarnos serenamente y seriamente lo que nos pide el Señor como cristianos, como comunidades, como Iglesia. No hacerlo así supondría desvirtuar el Evangelio y hacerlo «increíble» para las gentes de hoy. Y sería falsear la Eucaristía.

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf 

Imagen de José María Morillo

SANTORAL DE HOY 2 DE AGOSTO DE 2020

Alfreda, SantaAlfreda, Santa
Princesa, 2 de agosto
Leoncio Pérez Nebreda, BeatoLeoncio Pérez Nebreda, Beato
Sacerdote y Mártir, 2 de Agosto
Justino Russolillo, BeatoJustino Russolillo, Beato
Sacerdote y Fundador, 2 de agosto
Francisco Calvo Burillo, BeatoFrancisco Calvo Burillo, Beato
Presbítero y Mártir, 2 de agosto
Francisco Tomás Serer, BeatoFrancisco Tomás Serer, Beato
Presbítero y Mártir, 2 de agosto
Esteban I, SantoEsteban I, Santo
XXIII Papa, 2 de agosto
Pedro de Osma, SantoPedro de Osma, Santo
Monje y Obispo, 2 de agosto
Juana de Aza, BeataJuana de Aza, Beata
Madre de Santo Domingo, 2 de agosto
Pedro Julián Eymard, SantoPedro Julián Eymard, Santo
Memoria Litúrgica, 2 de agosoto
Ceferino Giménez Malla, BeatoCeferino Giménez Malla, Beato
Un gitano en los altares, 2 de agosto
Eusebio de Vercelli, SantoEusebio de Vercelli, Santo
Memoria Litúrgica, 2 de agosto
Nuestra Señora de los Ángeles Nuestra Señora de los Ángeles
Patrona de Costa Rica, 2 de agosto