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EL MUNDO HA DE SABER QUE CRISTO ES REY


El mundo ha de saber que Cristo es el Rey
Hoy festejamos a Cristo Rey


Por: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net




Último Domingo de Calendario Litúrgico, dedicado a celebrar la festividad de Jesucristo Rey.

Instituida por la Iglesia precisamente en los tiempos de la democracia, para demostrar que la soberanía de Jesucristo no tiene condicionamientos humanos, ni es Jesucristo un Jefe elegido por votación popular, ni va a ser un día echado de su trono o suplantado por otro rival que le venga a privar de sus derechos.

Empezamos por escuchar al mismo Jesús, que reivindica su condición real ante una autoridad civil, la cual le puede hacer pagar caro su atrevimiento de proclamarse Rey.

Condenado ya como blasfemo por la Asamblea del pueblo judío, Jesús es llevado al tribunal de Roma, que no se va a meter en cuestiones religiosas sino en asuntos civiles.

Y empieza Pilato por la pregunta clave:
- ¿Tú eres el rey de los judíos?
Jesús sabe muy bien que esto no lo puede decir Pilato por cuenta suya, sino por otros que se los han ido a contar para prevenirlo en contra del acusado. Así que Jesús le pregunta a su vez:
- ¿Lo dices esto por ti mismo, o porque otros te lo han dicho de mí?
Pilato se molesta un poco, aunque le muestra a Jesús respeto y temor:
- ¿Acaso yo soy judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Jesús le contesta, porque la pregunta es sincera, y, además, se la hace la autoridad:
- Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuese de este mundo, mis vasallos hubiesen luchado por mí, para no ser entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí abajo.
Hay mucha dignidad en estas palabras de Jesús, de modo que Pilato, pagano y que nada sabe de la religión judía, sospecha algo misterioso. Por eso vuelve a la primera pregunta, haciéndosela más concreta:
- Entonces, ¿tú eres rey?
Jesús sigue el diálogo con Pilato en un plano de mucha seriedad y sinceridad:
- Sí; yo soy rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Quien es de la verdad, escucha mi palabra.
Pilato no entiende. Pero se da cuenta de que tiene delante de sí a una persona muy especial. De ahí sus esfuerzos por salvarlo de las iras y del griterío que le viene de la calle, azuzada como está la gente por los jefes del pueblo. Su pecado, como le insinuará después el mismo Jesús, es estar haciendo caso a los enemigos personales de este reo en vez de atender los gritos de su conciencia. Jesús le deja como palabra última a Pilato esta confesión:
- Yo soy rey. Aunque mi reino no es de este mundo.
Y Pilato, que quede tranquilo... Jesús no causará ningún problema a los romanos, desde el momento que le asegura que su reino no es político sino espiritual, no de este mundo sino del otro...

Juan escribe su Evangelio para los cristianos, y más que narrar con taquigrafía el dialogo de Jesús con Pilato, quiere hacer ver que aquella calumnia lanzada contra Jesús --de que había sido condenado por revoltoso contra Roma--, carecía de todo fundamento.

La Iglesia de nuestros días ha reflexionado mucho sobre este hecho de la realeza de Jesucristo. Y ha mantenido y mantiene una fiesta que para muchos es inoportuna.

El mundo -que se aleja de Dios con un laicismo y una secularización tan peligrosos, ha de saber que por encima de los acontecimientos humanos y sobre los gustos de la sociedad hay un Rey que reivindica los derechos de Dios.

Ese mundo debe rendirse a Dios, y Jesucristo se proclama Rey para ser el primer testigo de la verdad.

A su Iglesia la constituye signo visible de esta autoridad que Él mantiene sobre el Reino de Dios en el mundo, y le encarga transformar las estructuras sociales de un modo conforme con el querer de Dios.

Jesucristo es Rey, y por eso hace de nosotros los cristianos un pueblo real, libre de toda esclavitud.

En particular nosotros los seglares --instruidos por el Concilio--, sabemos que participamos de la realeza de Jesucristo; somos reconocidos como encargados de promocionar a la persona humana; y se nos encarga meter el Evangelio en la sociedad como el fermento en la masa, llenando del espíritu de Jesucristo todas las realidades sociales, ya que estamos metidos dentro de todas las vicisitudes del pueblo.

Esta nuestra vocación dentro del Pueblo de Dios es un testimonio de la realeza de Cristo.

Porque, si Jesucristo no fuera Rey y no tuviera el dominio y la soberanía sobre todos los hombres y sobre todas las cosas, ¿con qué derecho y autoridad, o con qué título legítimo, nos presentaríamos nosotros ante los demás para hacerles cambiar de opinión, para mudar sus estructuras y modos de ser, para transformar el mundo conforme a nuestro parecer y nuestros gustos?... Aunque este parecer y estos gustos no son nuestros --afortunadamente--, sino del mismo Jesucristo y de su Iglesia.
¡Jesucristo es Rey!

Lo proclamamos nosotros a los cuatro vientos con humildad gozosa.
Lo proclamaron con valentía ante las balas muchos mártires modernos.

Y esta fe que profesan nuestros labios, la queremos proclamar, sobre todo, con la fidelidad diaria a nuestros deberes cristianos.

BEATIFICAN A SACERDOTE CONOCIDO POR PRODIGIOS Y SU LUCHA POR LOS MÁS POBRES


Beatifican a sacerdote conocido por prodigios y su lucha por los más pobres
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Santuario de Nossa Senhora Aparecida en Tambaú




El Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidió este sábado 23 de noviembre la Misa de beatificación del sacerdote Donizetti Tavares de Lima en la localidad de Tambaú en el estado de Sao Paulo (Brasil).

El nuevo beato fue “una figura ejemplar de sacerdote, completa desde el punto de vista humano, espiritual y social, que se distinguió por vivir la plenitud del Evangelio”, dijo el Cardenal en la Misa a la que asistieron decenas de miles de fieles.

Tras señalar que el P. Donizetti es un ejemplo de cómo se debe ayudar a los más necesitados y que también puede ser considerado ejemplar por los seminaristas, el Cardenal resaltó la importancia que el sacerdote dio a la doctrina social de la Iglesia en su ministerio.

“Como párroco nunca dejó de ayudar a su gente y nadie estaba excluido de su atención” ya que en todas “las criaturas que sufrían vio el rostro de Cristo”, resaltó el Cardenal italiano.

“¿Dónde encontró tanta energía para vivir una misión tan vasta y extraordinaria? Antes que nada en la oración. Los testimonios refieren que rezaba mucho, celebraba la Misa con fervor y se ponía frecuentemente en oración ante el Santísimo Sacramento”, explicó el Purpurado.

Además de eso, el P. Donizetti “tenía un gran devoción filial a la Virgen María, venerada como Nuestra Señora de Aparecida (en Brasil). Ante las gracias y ayudas celestes que obtenía con su oración, solía decir: ‘No soy nadie, pero lo que obtengo viene de Dios, a través de Nuestra Señora’”.


“Fue a través de su intensa vida interior, de su relación íntima con Jesús que surgió el heroísmo siempre demostrado en su entrega a los hermanos, también aceptando la persecución al defender el derecho y la justicia”, enfrentando “las pruebas cotidianas con calma, serenidad y abandono a la divina voluntad”, continuó el prefecto.

Al final de la Misa, el Obispo de São João da Boa Vista, Mons. Antônio Emídio Vilar, agradeció por la beatificación del sacerdote y afirmó que “si para sus devotos el P. Donizetti fue siempre considerado santo, hoy llegó el día tan esperado en el que la propia jerarquía de la Iglesia confirma y declara oficialmente la santidad del Beato Donizetti”.

“El P. Donizetti fue un apóstol de la acogida, un verdadero pastor con sus ovejas que nos dejó un ejemplo de la cultura del encuentro y de una Iglesia en salida que tanto nos pide el Papa Francisco”, resaltó el Obispo.

Breve biografía del P. Donizetti Tavares
Hijo de un abogado y una profesora, nació el 3 de enero de 1882 en el Estado de San Paulo. Ingresó al seminario diocesano a los 12 años, y tres años más tarde se trasladó al Colegio Mons. Giovanni Soares, aunque más tarde regresaría al seminario. Realizó estudios en la Facultad de Derecho y, posteriormente, de filosofía y teología para el sacerdocio.

Fue ordenado sacerdote el 12 de julio de 1908 y se incardinó en la diócesis de Pouso Alegre, donde desempeñó su labor pastoral en la Parroquia de San Gaetano.

Después pasó a la diócesis de Campinas y fue vicario en Jaguray. En 1909 fue nombrado párroco en Vargem Grande do Soul, en la diócesis de Ribeirão Preto.

Como párroco destacó por su intensa labor pastoral, enseñando el evangelio junto con una fuerte dimensión social.

Se destacó por su defensa de los pobres y de los trabajadores víctimas de la explotación laboral. Por ese motivo, los ricos lo acusaron injustamente de ser comunista.

Por el contrario, su misión estaba profundamente arraigada en el Evangelio y defendió que se inspiraba en Nuestra Señora de Aparecida al realizar su trabajo pastoral.

Construyó la iglesia parroquial y dos capillas dedicadas a Nuestra Señora de Aparecida y a San Benedicto. En 1926 recibió el nombramiento de párroco de San Antonio en Tambaú, donde viviría hasta el final de sus días.

Además, otro rasgo de su trabajo evangelizador fue su compromiso con una enseñanza de la religión alejada de actitudes idolátricas o sincréticas cuando vio que se estaba desarrollando en su comunidad una religiosidad popular alejada del Evangelio.

Fue el párroco de todos, compartía los problemas de la gente. Compró terrenos y casas para quien no tenía nada.

Probablemente uno de los primeros prodigios que realizó y por los cuales se conoce ocurrió en 1927 cuando una lluvia torrencial amenazaba la cancelación de una procesión de una imagen de Nossa Senhora Aparecida, pero la tormenta se calmó cuando él mismo decidió dirigir la procesión.

Este y otros prodigios le ganaron la fama de santo y suscitaron una serie de peregrinaciones para verlo y pedir su bendición. Muchos funcionarios, incluido el presidente Gétulio Vargas, lo buscaron para pedirle consejo.

El 30 de mayo de 1955, por orden del obispo de entonces, el P. Donizetti dio su última bendición pública a las multitudes reunidas fuera de su parroquia. Ese día volaron aviones sobre la multitud y arrojaron pétalos de rosa.

Obedeciendo al mandato de su obispo se dedicó solamente a su oficio de párroco y dejó de referirse a los prodigios o milagros de los que era testigo. Murió santamente en Tambaú el 16 de junio de 1961.

Su tumba es ahora un lugar de peregrinaciones.

¿QUÉ ES LA SOLEMNIDAD DE CRISTO REY?



Jesucristo, Rey del Universo.



Y ese Universo es nuestro corazón. Jesús, es un rey que ejerce su poder únicamente con la fuerza del amor, del perdón, de la humildad... del acompañamiento, porque no nos quiere abandonar.

 Él está allí, siempre esperándonos, para abrazarnos y decirnos que todo saldrá bien. Según este Mundo, para ser rey has de nacer bajo unas condiciones de recursos materiales y económicos suficientes, pero su reinado es diferente, nace de la debilidad que comparte con nosotros, de ser humano con sentimientos y afectos. 

Y al final del Año litúrgico, este evangelio (Lc 23, 35-43) nos invita a preguntarnos: ¿Cuál es la enseñanza de Cristo para mi vida?

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE DE 2019 - JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO, SOLEMNIDAD


Lecturas de hoy Domingo 34º del Tiempo Ordinario. Jesucristo Rey del Universo - Ciclo C
Hoy, domingo, 24 de noviembre de 2019


Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-3):

En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebron y le dijeron:
«Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”».
Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 121,1-2.4-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

V/. Qué alegría cuando me dijeron:
¡«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

V/. Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 
(1,12-20):

Hermanos:
Demos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (23,35-43):

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero:
«Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo».
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 
24 de noviembre de 2019

Fernando Torres cmf


¿Jesús Rey? ¿Está usted seguro?

      La lectura del Evangelio que la Iglesia nos propone para este día nos deja un poco confusos. Es el último domingo del año y la liturgia lo dedica a Cristo Rey. La Iglesia quiere que le veamos en triunfo, como aquel en quien llegan a plenitud todas las cosas. Con él, el Reino de Dios dejará de ser un sueño para empezar a ser realidad plena. ¿Cómo es posible que el Evangelio nos presente a Jesús en la cruz? Los condenados a muerte no han triunfado nunca a lo largo de la historia. Como mucho han conseguido que algunos nostálgicos derramaran algunas lágrimas por ellos. Pero nada más. Los gobernantes de cualquier país saben que lo mejor que se puede hacer con la oposición es eliminarla.

      Pero el caso de Jesús es diferente. Da la impresión de que su reinado no es exactamente igual que los gobiernos y reinos de este mundo. Jesús es un hombre que, a punto de morir en la cruz, todavía despierta pasiones opuestas. Unos se ríen de él y otros afirman su inocencia. Más todavía. En el momento de la cruz el mismo Jesús es capaz de prometer el paraíso al hombre que está crucificado a su lado. 

      Es que su reino no es de este mundo. Su reino es el reinado de Dios que junta y recoge a todos sus hijos e hijas dispersos para convertirlos en una familia. En el reino de Dios no somos súbditos. Tampoco somos ciudadanos. Somos hijos. Absolutamente diferente. 

      Desde esa perspectiva entendemos mejor la plenitud a que se refiere la lectura de la carta a los Colosenses. Cuando ahí se afirma la superioridad de Jesús sobre todas las cosas y sobre todas las personas, cuando se nos dice que en él el Reino de Dios va a llegar a su plenitud, no significa que en su tiempo ese reino vaya a ser próspero económicamente. Tampoco significa que se vayan a hacer unas grandiosas obras y monumentos como acostumbran a hacer nuestros gobernantes para perpetuar su memoria. Ni siquiera que vaya a tener el mejor y más poderosos ejército del mundo. Ninguna de esas cosas. En un reino donde todos somos hermanos y Dios, el centro y origen de todo, es nuestro padre, la plenitud se verá al realizarse de verdad la fraternidad, la solidaridad y la justicia entre todos y todas. La plenitud llegará porque, como en una buena familia, todos pondremos nuestra confianza en el padre de quien procedemos y en quien encontramos el amor que nos hace falta para vivir y llegar a nuestra propia plenitud. Y todo eso sin fronteras, sin divisiones por razón de raza, cultura, religión o nacionalidad, porque toda la humanidad, junto con toda la creación, está llamada a participar de esa plenitud. Jesús es el rey de ese reino. Precisamente por eso murió en la cruz. Precisamente por eso, Dios, el Padre que ama la vida, lo resucitó y hoy mantenemos viva la esperanza del Reino. 



Para la reflexión

      ¿Estamos todos los que formamos nuestra comunidad al servicio unos de otros? ¿Nos esforzamos para que entre nosotros reinen la fraternidad, la solidaridad y la justicia? ¿Mantenemos la esperanza a pesar de las dificultades que nos encontramos en el camino?