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sábado, 18 de mayo de 2019

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 18 DE MAYO DE 2019


Lecturas de hoy Sábado de la 4ª semana de Pascua
Hoy, sábado, 18 de mayo de 2019



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):

EL sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:
«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”».
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.
Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4

R/. Los confines de la tierra han contemplado 
la victoria de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,7-14):

«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy sábado, 18 de mayo de 2019
Adrián de Prado Postigo cmf

Queridos hermanos:

«Yo soy la Obra», pudo decir Jesús. La Obra del Padre. Lo dijo constantemente de sí mismo, aunque no con esta expresión. Una expresión que, aunque nos resulte un tanto extemporánea, el evangelio que la liturgia nos propone hoy podría llevar como única glosa. Sin embargo..., ¿acaso alguna vez hemos contemplado a Jesús en estos términos?

A veces tengo la impresión de que los que seguimos a Jesús —especialmente quienes llevamos más años, más camino de fe— apenas dejamos que resuene en nosotros la cuestión que Jesús pronuncia sobre Felipe: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?». Quizá debiéramos ponernos más a menudo bajo este suspiro del Señor los que, al menos en apariencia, tanto sabemos acerca de Jesús. Repetimos sus palabras; algunas, de memoria. Recordamos sus gestos; algunos, cada día. Admiramos sus obras; algunas, más que si fueran propias. Son para nosotros palabras de Dios, gestos de Dios, obras de Dios... en sentido lato. Puede que pasen muchos años y no lleguemos a comprender su sentido fuerte, que reside en la persona misma de Jesús y no tanto —o no solo— en lo que dice o hace: Él es Palabra de Dios, Sacramento del Cielo, Obra del Padre. No ver esto es, en realidad, conocer muy poco.

Como le ocurrió a Felipe, discípulo temprano de Jesús, también nosotros aprendemos con facilidad lo que sale de sus manos pero quizá se nos escapa con la misma facilidad quién es el Hijo. Y, sin querer, sin saber muy bien por qué ni cómo, vamos dejando de conocerle aunque no dejemos de predicarle. Y vamos perdiendo por el camino la capacidad de convertirnos en un reflejo vivo de su gloria. Él, no obstante, no deja de mostrarse a todos los hombres de todo tiempo y lugar como quien es: figura de la Belleza misma, esplendor de la Verdad misma, encarnación de la Bondad misma. Obra insuperable del Amor del Padre por cada ser humano.

Humildemente, rezamos, tomando prestado aquel verso de Arrupe, que bien podría haber sido la petición postrera de Felipe: «Señor, quisiera conocerte como eres: tu Rostro sobre mí bastará para cambiarme».

Fraternalmente:
Adrián de Prado Postigo cmf

HOY ES LA FIESTA DE SAN FÉLIX, EL CAPUCHINO DE LA ALEGRÍA, 18 DE MAYO


Hoy es la fiesta de San Félix, el capuchino de la alegría
Redacción ACI Prensa





“Buen ánimo, hermano: los ojos en la tierra, el espíritu en el cielo y en la mano el santísimo rosario”, solía decir San Félix de Cantalicio, capuchino y místico, cuya fiesta se celebra cada 18 de mayo.

San Félix de Cantalicio nació en Italia, en el 1513. Sus padres, campesinos y muy piadosos, lo educaron de tal forma que cuando sus amigos de juegos lo veían venir, decían: “¡Ahí viene San Félix!”

A los doce años se puso a trabajar en la casa de un rico propietario que lo puso de pastor y luego como cultivador. Poco a poco fue aprendiendo a meditar y a alcanzar un alto grado de contemplación.

"Todas las criaturas pueden llevarnos a Dios, con tal de que sepamos mirarlas con ojos  sencillos”, dijo una vez el Santo a un religioso que le preguntó cómo hacía para vivir en presencia de Dios en medio del trabajo y otras distracciones.

Siempre andaba muy alegre y ante la injuria respondía diciendo: “voy a pedir a Dios que te haga un santo”.

Cierto día que estaba arando, su jefe se acercó a él, los animales asustados derribaron a Félix y el arado le pasó por encima, pero el Santo se levantó ileso. Es así que se decidió y pidió ser admitido como hermano lego en el convento capuchino de Citta Ducale.

Siempre pedía que le redoblaran las penitencias, mortificaciones y que se le tratase con mayor severidad. Estaba persuadido que todos eran mejor que él, pero sus hermanos lo llamaban “el Santo”.

Hizo los votos solemnes hacia los treinta años. Cuatro años más tarde lo enviaron a Roma, donde por cuarenta años salió a pedir limosna todos los días para el sostenimiento de su comunidad. Asimismo, con permiso de sus superiores, ayudaba a los pobres, visitaba a los enfermos y consolaba a los moribundos.

Algunas veces San Félix, mientras ayudaba en Misa, quedaba en éxtasis a la vista de todos. Al final de su vida, el Cardenal protector de la orden aconsejó a los superiores que relevasen de su cargo a San Félix por su avanzada edad, pero el Santo les rogó que lo dejasen seguir pidiendo limosna diciendo que el alma se marchita cuando el cuerpo no trabaja.

Gozó de la estima de San Felipe Neri y San Carlos Borromeo. Partió a la Casa del Padre el 18 de mayo de 1587, después de haber tenido una visión de la Santísima Virgen que venía rodeada de ángeles.

SANTORAL DE HOY SÁBADO 18 DE MAYO DE 2019

Burcardo de Beinwil, BeatoBurcardo de Beinwil, Beato
Sacerdote, 18 de mayo



Martín Oprzadek, BeatoMartín Oprzadek, Beato
Presbítero y Mártir, 18 de mayo






Estanislao Kubski, BeatoEstanislao Kubski, Beato
Presbítero y Mártir, 18 de mayo






Guillermo de Toulouse, BeatoGuillermo de Toulouse, Beato
Presbítero, 18 de mayo






Blandina Merten, BeataBlandina Merten, Beata
Ursulina, Mayo 18






Venancio de Camerino, SantoVenancio de Camerino, Santo
Mártir, Mayo 18






Félix de Cantalicio, SantoFélix de Cantalicio, Santo
Capuchino, 18 de mayo



Juan I, SantoJuan I, Santo
Memoria Litúrgica, 18 de mayo