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jueves, 10 de mayo de 2018

SAN JUAN DE ÁVILA, 10 MAYO


Juan de Ávila, Santo
Memoria Litúrgica, 10 de mayo
Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net 



Doctor de la Iglesia
Patrono del clero secular español

Martirologio Romano: Memoria de san Juan de Ávila, presbítero, que falleció en Montilla, lugar de Andalucía, en España; había recorrido toda la región de la Bética predicando a Cristo, y después, habiendo sido acusado injustamente de herejía, fue recluido en la cárcel, donde escribió la parte más importante de su doctrina espiritual. († 1569)

Fecha de beatificación: 4 de abril de 1894 por el Papa León XIII.
Fecha de canonización: 1 de junio de 1970 por el Papa Pablo VI

Breve Biografía

Nacido en Almodóvar del Campo, Ciudad Real (España), el 6 de enero de 1499 ó 1500. El año 1513 fue a estudiar leyes a Salamanca. Regresó a casa después de cuatro años y, aconsejado por un franciscano, estudió filosofía y teología. Al poco tiempo murieron sus padres. Fue ordenado sacerdote el año 1526. A su primera misa asistieron doce pobres que comieron a su mesa. El padre Juan de Ávila repartió sus bienes a los pobres y se entregó a la oración y a la enseñanza del catecismo.

El año 1535, llamado por el obispo, marchó a Córdoba donde conoció a fray Luis de Granada. Allí organizó predicaciones por los pueblos obteniendo muchas conversiones de personas importantes. Dedicó también mucho tiempo al clero para quien fundó centros de estudios como los colegios de San Pelagio y de la Asunción. Al año siguiente, se desplazó a Granada a donde fue llamado para ayudar al arzobispo Gaspar de Ávalos en la fundación de la universidad. En esa ciudad tuvo lugar la conversión de san Juan de Dios, quien después de haber escuchado la predicación del padre Juan de Ávila decidió dedicar su vida a los pobres, enfermos y menesterosos.

El grupo sacerdotal de Juan de Ávila se formó en Granada hacia el año 1537. Los sacerdotes operarios, que se dedicaban a la predicación, vivían en comunidad, bajo la obediencia del maestro Ávila. Él les aconsejaba robustecer su vida interior: recibir frecuentemente la confesión y comunión, hacer dos horas de oración de mañana y tarde, y estudiar el Nuevo Testamento.

Juan acudió a Baeza (Jaén) en 1539, donde ayudó en la fundación de la Universidad, quizá su fundación más célebre. En todas las ciudades por donde pasaba, Juan de Ávila procuraba dejar la fundación de algún colegio o centro de estudios para sacerdotes: tres colegios mayores o universidades y once colegios.

Desde 1551 comenzó a sentirse enfermo. Las molestias de su enfermedad le obligaron a residir en Montilla hasta su muerte. Su retiro le dio la posibilidad de escribir con calma sus cartas y preparar mejor sus sermones y tratados. Las cartas de Juan de Ávila llegaban a todo rincón de España e incluso de Roma. De todas partes le pedían consejo obispos, personas de gobierno, sacerdotes y seminaristas, discípulos, conversos, personas humildes, enfermos, religiosos y religiosas. Estuvo relacionado con grandes santos del siglo de oro español: Juan de Dios, Ignacio de Loyola, Francisco de Borja, Teresa de Jesús. Esta última le dio a examinar el libro de su vida.

Una de las virtudes principales del padre Juan de Ávila fue su gran amor a la Eucaristía. Ya enfermo, quiso ir a celebrar misa a una ermita, pero por el camino se sintió imposibilitado. Entonces, el Señor se le apareció, en figura de peregrino, y le animó a llegar hasta la meta. En una de las últimas ocasiones en que celebró la misa le habló el crucifijo: “Perdonados te son tus pecados”.

Murió el 10 de mayo de 1569. Santa Teresa, al enterarse de la muerte de Juan de Ávila, se puso a llorar. Cuando le preguntaron por qué lloraba, respondió: “Lloro porque la Iglesia de Dios pierde pierde a una gran columna”. Fue beatificado el 4 de abril de 1894 por el papa León XIII. Pío XII lo declaró Patrono del clero secular español el 2 de julio de 1946, y el papa Pablo VI lo canonizó el 31 de mayo de 1970.

El 7 de octubre de 2012 su nombre fue agregado a la lista de Doctores de la Iglesia por el Papa Benedicto XVI.


EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 10 MAYO 2018


Lecturas de hoy Jueves de la 6ª semana de Pascua
Hoy, jueves, 10 de mayo de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,1-8):

EN aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Áquila, judío natural del Ponto, y a su mujer, Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma.
Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa; eran tejedores de lona para tiendas de campaña. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, dando testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías,
Como ellos se oponían y respondían con blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo:
«Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Yo soy inocente y desde ahora me voy con los gentiles».
Se marchó de allí y se fue a casa de un cierto Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a Pablo, creían y se bautizaban.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 97,1-2ab.2cd-3ab.3cd-4

R/. El Señor revela a las naciones su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,16-20):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver».
Comentaron entonces algunos discípulos:
«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?».
Y se preguntaban:
«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy jueves, 10 de mayo de 2018
 Aristóbulo Llorente cmf


      Leemos el Evangelio de hoy y quizá no nos quede claro si tenemos que alegrarnos o entristecernos. ¿Está el Señor con nosotros o no? Lo cierto es que para algunos ser cristiano es algo triste y duro. Es como una especie de trabajo pesado, una carga que se lleva sobre los hombros. ¿Cómo alegrarse en esa situación? Da la impresión de que todas las alegrías del cristiano queda relegadas a la otra vida, cuando nos encontremos definitivamente con el Señor. 

      Dicho en otras palabras, es como si la vida del cristiano fuese, o debiese ser, una cuaresma permanente, dedicada siempre a la penitencia y a prepararnos para nuestra particular pasión, a imitación de la pasión de Cristo. La Pascua, desde esa perspectiva es como una especie de alegría indebida. Algún día llegará. Pero a día de hoy no toca, porque estamos penando en este valle de lágrimas. 

      La alegría de la vida, la que da la familia, la que dan los amigos, la que da el sentirse bien con el trabajo o con el servicio generoso que hacemos a los demás, parece que es un poco impropia. Hasta corre el chiste de que todas las cosas buenas de la vida o engordan o son pecado.

      ¡Qué pena que vivamos así nuestra vida cristiana! Porque a los discípulos les tocó vivir en directo aquel momento tan duro de la muerte de Jesús. Aquel si fue tiempo para la tristeza, para llorar sin saber hasta cuándo. Pero, hay que recordarlo y tenerlo siempre presente, ¡Jesús resucitó! Vivimos en este tiempo de la resurrección, de la presencia. La Vida se ha hecho presente en medio de nosotros. Ya no hay lugar para la tristeza sino para el gozo y el disfrute. El cristiano mira este mundo, su propia vida, desde esta perspectiva de la resurrección del Señor. Sabe, en lo más profundo de su corazón, que este mundo se ha abierto a la Vida de Dios, que nuestra vida ya no está herida de muerte sino de Vida. El cristiano está convencido de que somos, los hombres y mujeres de este mundo, creaturas amadas de Dios. Y nuestro Dios es el Dios de la Vida, del Amor y de la Libertad. La tristeza que tuvieron los discípulos se nos ha convertido en gozo y alegría. Nuestro testimonio, nuestra mejor forma de testimoniar la buena nueva del Evangelio al mundo, es vivir en alegría y esperanza cada uno de los momentos de nuestra vida y compartir vida, alegría y esperanza con los que nos rodean.

SANTORAL DE HOY JUEVES 10 MAYO 2018

Gordiano de Roma, SantoGordiano de Roma, Santo
Mártir, 10 de mayo
Comgall de Bangor, SantoComgall de Bangor, Santo
Abad, 10 de mayo
Cataldo de Rachau, SantoCataldo de Rachau, Santo
Obispo, 10 de mayo
Beatriz I de Este, BeataBeatriz I de Este, Beata
Virgen, 10 de mayo
Enrique Rebuschini, BeatoEnrique Rebuschini, Beato
Sacerdote, Mayo 10
Iván Merz, BeatoIván Merz, Beato
Laico, 10 de mayo
Nicolás Albergati, BeatoNicolás Albergati, Beato
Cardenal, 10 de mayo
Solange de Bourges, SantaSolange de Bourges, Santa
Virgen y Mártir, 10 de mayo
Job, SantoJob, Santo
Santo del Antiguo Testamento, 10 de mayo
Juan de Ávila, SantoJuan de Ávila, Santo
Memoria Litúrgica, 10 de mayo