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sábado, 7 de abril de 2018

SABÍAS QUE PUEDES OBTENER UNA INDULGENCIA PLENARIA EL DOMINGO DE LA MISERICORDIA?


¿Sabías que puedes obtener una indulgencia plenaria el Domingo de la Misericordia?
Redacción ACI Prensa






En sus apariciones a Santa Faustina Kowalska, Cristo, bajo la devoción del Señor de la Divina Misericordia; aseguró varias gracias a los que se acercaran a su misericordia.

“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores… El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas… Que ningún alma tema acercarse a mí, aunque sus pecados sean como escarlata”, dijo el Señor en una promesa que hizo a la santa polaca en una de las apariciones místicas que le concedió.

Más adelante, San Juan Pablo II instituyó oficialmente la indulgencia plenaria para esta fiesta.

En el 2002, esta promesa de Cristo se hizo “oficial” en la Iglesia cuando, por mandato del Papa polaco, la Santa Sede publicó el “decreto sobre las indulgencias recibidas en la Fiesta de la Divina Misericordia”, un don que también puede alcanzar a los enfermos y los navegantes en altamar.

En el segundo Domingo de Pascua, que este año se celebra el 8 de abril, se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia divina.

“O al menos rece, en presencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, ‘Jesús misericordioso, confío en ti’)”, dice el texto del decreto.

Asimismo se concede indulgencia parcial “al fiel que, al menos con corazón contrito, eleve al Señor Jesús misericordioso una de las invocaciones piadosas legítimamente aprobadas”.

También los enfermos y las personas que los asisten, los navegantes, los afectados por la guerra, las vicisitudes políticas o la inclemencia de los lugares “y todos los que por justa causa no pueden abandonar su casa o desempeñan una actividad impostergable en beneficio de la comunidad, podrán conseguir la indulgencia plenaria”.

Esto siempre y cuando, con total rechazo de cualquier pecado y con la intención de cumplir, en cuanto sea posible, las tres condiciones habituales recen “frente a una piadosa imagen de nuestro Señor Jesús misericordioso, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso”.

Asimismo, si ni siquiera se pudiera hacer lo antes descrito, podrán obtener la indulgencia plenaria “los que se unan con la intención a los que realizan del modo ordinario la obra prescrita para la indulgencia y ofrecen a Dios misericordioso una oración y a la vez los sufrimientos de su enfermedad y las molestias de su vida, teniendo también ellos el propósito de cumplir, en cuanto les sea posible, las tres condiciones prescritas para lucrar la indulgencia plenaria”.

Jesucristo también prometió a Santa Faustina que cuando se rece la Coronilla de la Divina Misericordia junto a los moribundos se pondrá “entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso”.

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 7 ABRIL 2018


Lecturas de hoy Sábado de la Octava de Pascua
Hoy, sábado, 7 de abril de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,13-21):

EN aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos. Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo de pie junto a ellos al hombre que había sido curado, no encontraban respuesta. Les mandaron salir fuera del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos, diciendo:
«¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga divulgando, les prohibiremos con amenazas que vuelvan a hablar a nadie de ese nombre».
Y habiéndolos llamado, les prohibieron severamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo:
«¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído».
Pero ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron, sin encontrar la manera de castigarlos a causa del pueblo, porque todos daban gloria a Dios por lo sucedido.

Palabra de Dios

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Salmo
Salmo responsorial Sal 117,1.14-15.16-18.19-21

R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
El Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos R/.

«La diestra del Señor es poderosa.
La diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte. R/.

Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación. R/.

Secuencia
(Opcional)

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia 
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

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Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,9-15):

JESÚS, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy sábado, 7 de abril de 2018
 José Luis Latorre, misionero claretiano


Queridos amigos. ¡ALELUYA. CRISTO HA RESUCITADO. ALELUYA!

Nos cuenta el libro de los Hechos que las jerarquías del pueblo judío (jefes, ancianos y escribas) les prohibieron severamente a Pedro y Juan predicar y enseñar en nombre de Jesús, y éstos les respondieron: “¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Este es el criterio fundamental a la hora de estar y actuar en el mundo, que por todos los medios intenta minar los fundamentos de la fe cristiana y hacernos creer que todo da igual, todo es bueno, todo es normal…

Con cuanta frecuencia obedecemos en realidad más a los hombres que a Dios, cuán contaminados estamos por la mentalidad de este mundo, qué fácilmente nos dejamos seducir y cómo las sirenas de este mundo nos fascinan. A veces nos ocurre que sin darnos cuenta, de hecho, estamos pensando y juzgando según los criterios del mundo, y no según los de Dios. Descubrimos que nos inclinamos a los ídolos fáciles, ligeros, envolventes y omnipresentes del mundo: poder, tener, placer. Insensiblemente nos vamos acomodando a lo que el mundo nos ofrece y dice, y nos resulta difícil saber dónde está la verdad y el bien, y desenmascarar la falsedad de lo que todo el mundo piensa y hace. No es fácil vivir aquello de que el cristiano está en el mundo pero no es del mundo.

Podemos preguntarnos: ¿pensamos y actuamos en conciencia como cristianos? ¿Nuestro ánimo se inspira en la verdad de Cristo? ¿No estamos más bien inclinados a tomar como guía de nuestros juicios, de nuestras acciones nuestro estado de ánimo personal con una autonomía que muchas veces no admite consejos ni comparaciones? ¿Podemos afirmar que somos verdaderamente libres a la hora de pensar y actuar? ¿No es cierto que hay muchas cosas que se sobreponen a nuestro juicio consciente para forjar nuestros criterios? Nos tendremos que preguntar muchas veces: ¿es cristiano mi forma de pensar y proceder? El cristiano es una persona nueva, original, libre y feliz

Como dice el Beato Pablo VI: “Nosotros hombres de hoy, aunque nos consideremos en comunión con la religión cristiana –una comunión que muy a menudo se calla, se minimiza o se seculariza- poseemos rara vez o de forma incompleta el sentido de la novedad de nuestro estilo de vida. A menudo nos mostramos conformistas. El miedo al “qué dirán” nos impide presentarnos por lo que somos, esto es, como cristianos, como personas que libremente han optado por un estilo de vida…Cristiano, sé consciente, coherente, fiel y fuerte”.