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viernes, 26 de enero de 2018

SAN TIMOTEO Y SAN TITO, APÓSTOLES, 26 ENERO


26 de Enero
San Timoteo y San Tito



San Timoteo, obispo y mártir. Año 97.

 San TimoteoTimoteo significa: tengo un gran respeto a Dios.
San Timoteo fue un discípulo muy amado de san Pablo. Era de Listra. Los Hechos de los Apóstoles dicen: Había en Listra un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego. Los creyentes de la ciudad y de los alrededores daban de él muy buenos testimonios. Pablo quiso que se fuera con él.

San Pablo le impuso las manos y le confió el misterio de la predicación, y en adelante lo consideró siempre como un hijo suyo y un discípulo muy amado. En la carta a los Corintios, el apóstol lo llama "Timoteo: mi hijo amado" (1 Cor. 4,7) y de la misma manera lo llama en las dos cartas que le escribió a él.

Timoteo acompañó a San Pablo en su segundo y tercer viajes misioneros. El apóstol al escribirle más tarde le recordará lo buena que fue su familia: "Quiero refrescar el recuerdo de la gran fe que había en tu familia: en tu abuela Loida y en tu madre Eunice. Que esa fe se conserve en ti, ya que desde tu más tierna infancia te hicieron leer y meditar las Sagradas Escrituras" (1 Tim. 1,5;4,14)

La familia de Timoteo progresó mucho en santidad cuando San Pablo y San Bernabé estuvieron hospedados en su casa en Listra. Y allí aquella ciudad les sucedió a los dos apóstoles un hecho muy singular.

Las gentes al ver cómo Pablo curó instantáneamente a un tullido, bendiciéndolo en nombre de Jesucristo, se imaginaron que estos predicadores eran dos dioses disfrazados de homjbres.

Que Bernabé, por alto y elegante, era Júpiter, y que Pablo, por lo bien que hablaba, era Mercurio, el mensajero de los dioses y patrono de los oradores. Y corrieron a llamar a los sacerdotes del Templo de Júpiter, los cuales llegaron trayendo un toro para ofrecérselo en sacrificio a los dos dioses. San Pablo se dio cuenta del engaño en que estaban, y rasgándose la camisa les gritó: "Hombres, nosotros no somos dioses, somos pobres criaturas como todos ustedes."

Y entonces la situación cambió por completo. Los judíos incitaron al populacho contra los predicadores y los apedrearon dejándolos medio muertos. Fueron llevados a casa de Timoteo y allí les hicieron las curaciones más necesarias y en la madrugada salieron de la ciudad. Seguramente que a Timoteo le debió impresionar muy profundamente el modo tan extraordinariamente heroico y alegre que tenía San Pablo para ofrecer sus padecimientos por amor a Dios y por la salvación de las almas, y esto lo movió más y más a dedicarse a seguirlo en sus trabajos de apostolado.

Después de viajar con él en sus correrías de predicación por varios países, Timoteo acompañó a San Pablo en la prisión que tuvo que sufrir en Roma, pues en las cartas que desde Roma escribió el gran apóstol anuncia que lo está acompañando Timoteo, su fiel discípulo.

Muy famosas son las dos cartas de San Pablo a Timoteo. En ellas le recomienda: "Que nadie te desprecie por tu juventud. Muéstrate en todo un modelo para los creyentes, por la palabra, la conducta, la caridad, la pureza y la fe"(1 Tim. 4,12) y hasta desciende a detalles prácticos: "Timoteo: no tomes sólo agua. Mézclale de vez en cuando un poco de vino, por tus continuos males de estómago" (1 Tim. 5,23).

El historiador Eusebio dice que San Pablo nombró a Timoteo como obispo de Efeso, y San Juan Crisóstomo afirma que fue nombrado presidente de los obispos de esa región. Se cuenta también que en tiempos del emperador Domiciano, hacia el año 97, Timotio fue martirizado, apaleado y apedreado por haber tratado de impedir una fiesta muy corrompida en aquella ciudad.

San Juan Crisóstomo y San Jerónimo narran que junto a los restos o reliquias de San Timoteo, los cristianos obtenían muy grandes favores de Dios (y ojalá los obtengamos también hoy nosotros al recordarlo con cariño).

Lo que más simpatía le atrae a San Timoteo es haber sido discípulo siempre fiel y muy preferido del gran San Pablo. (Que bueno que él nos prendiera un poquito de su aprecio por las palabras de tan gran apóstol).


San Tito, obispo (Siglo I).
 San PabloTito fue discípulo y secretario de San Pablo. Acompañó al apóstol en muchos de sus viajes. En las dos cartas a los Corintios San Pablo declara que él confía plenamente en su discípulo Tito, y a él lo envía a tratar de que los cristianos cumplan lo que les ha dicho en sus cartas. Y después dice que ha quedado muy satisfecho por las noticias que Tito le ha traído.

San Pablo lo nombró obispo de la isla de Creta y le escribió una bella carta, señalándole las cualidades que deben tener los sacerdotes.
Parece que murió muy anciano y venerado. Tito significa: defensor. Que él sea nuestro defensor contra los errores que atacan a nuestra religión.

SANTORAL DE HOY VIERNES 26 ENERO 2018

Gabriel María Allegra, BeatoGabriel María Allegra, Beato
Presbítero, 26 de enero
Agustín Erlandsön, SantoAgustín Erlandsön, Santo
Obispo, 26 de enero
Alberico, SantoAlberico, Santo
Abad, 26 de enero
Paula, SantaPaula, Santa
Patrona de las Viudas, 26 de enero
Miguel Kozal, BeatoMiguel Kozal, Beato
Obispo y Mártir, 26 de enero
Timoteo y Tito, SantosTimoteo y Tito, Santos
Memoria Litúrgica, 26 de enero

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 26 ENERO 2018


Lecturas de hoy Santos Timoteo y Tito
Hoy, viernes, 26 de enero de 2018



Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 
(1,1-8):

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día. Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 95,1-2a.2b-3.7-8a.10

R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey, 
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.




Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-9):
Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.
Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.
No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.
En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa."
Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.
Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.
En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;
curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros."




Comentario al Evangelio de hoy viernes, 26 de enero de 2018
 Severiano Blanco, cmf


Queridos Hermanos

No es mala ocurrencia la de contemplar hoy, cerca del gran misionero de Tarso, a dos de sus numerosos discípulos y colaboradores, Timoteo y Tito. Pero es indudable que el título de “obispos”, que les conceden los libros litúrgicos, les viene muy pequeño.  Distintos en su relación con el gran difusor del cristianismo, Timoteo y Tito tuvieron en común el privilegio irrepetible, con la consiguiente responsabilidad, de ser receptores inmediatos de la herencia apostólica. Timoteo, una vez que Pablo le conquista para su  misión en Europa, será su colaborador de por vida; hasta podríamos decir su alter ego. Tito debió de acompañar a Pablo solamente una breve temporada, mientras desde Éfeso organizaba en Corinto la gran colecta para aliviar las carencias de la Iglesia de Jerusalén.

El apóstol nos dejó sus expresiones de elogio y agradecimiento para uno y otro. De Timoteo dice a los filipenses: “espero enviárosle pronto, para saber yo de vosotros y quedar tranquilo. No tengo a nadie de un espíritu como el suyo, que tan cordialmente se interese por vosotros… Ha servido conmigo al evangelio como un hijo junto a su padre” (Flp 2,19-22). Y a los de Corinto escribe: “Bendito sea Dios que pone tanto afán por vosotros en el corazón de Tito, pues aceptó mi ruego y, más solícito que nunca, por propia iniciativa, fue a donde vosotros… Es compañero y colaborador mío en lo referente a vosotros” (2Co 8,16s.23). Sin tanto frescor y lozanía, las cartas pseudónimas a Timoteo y Tito, más tardías y de índole predominante disciplinar, se hacen también eco de lo que estos “hijos verdaderos en la fe” (1Tim 1,2; Tito 1,4) significaron para Pablo. Sin duda es muchísimo lo que la Iglesia debe a estos dos santos, a su fidelidad en “guardar el depósito” (1Tim 6,20; 2Tim 1,14). Gracias a ellos permanecemos nosotros en la Iglesia “apostólica”. No es improbable que ellos mismos hayan conservado materialmente algunos de los escritos paulinos, tesoros de valor indecible para la posteridad.    

Al recordar a estos colaboradores de Pablo, la Iglesia nos invita a considerar que la misión no se agota en los apóstoles de primera hora, que ya Jesús envió a muchos más a evangelizar (“a otros 72”, el número de las naciones paganas), pues la mies es mucha… Y, junto la advertencia sobre la urgencia, se nos orienta acerca de cómo realizar la misión: 
a.- Dispuestos al martirio (“ovejas y lobos”), pues habrá que criticar a ciertos intereses opuestos al proyecto de Dios. 
b.- En gran desprovisión (“sin alforjas”), pues se trata de anunciar al Dios providente.
c.- Transmitiendo siempre paz, que es el don de los tiempos mesiánicos.
d.- En gran cercanía a los evangelizandos, participando de su mesa y de su vida.
e.- Acompañando la palabra con acciones salvíficas: mitigar el dolor y suscitar salud.

Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf