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lunes, 21 de agosto de 2017

4 SACERDOTES QUE DEFENDIERON HASTA EL EXTREMO EL SECRETO DE CONFESIÓN


4 sacerdotes que defendieron hasta el extremo el secreto de confesión
De izquierda a derecha: San Juan Nepomuceno, San Mateo Correa Magallanes, P. Felipe Císcar Puig y P. Fernando Olmedo Reguera




(ACI).- Luego de que el Arzobispo de Melbourne en Australia, Mons. Denis Hart, afirmara que prefiere ir a la cárcel antes que romper el secreto de confesión, debido una posible injerencia del Estado, ACI Prensa recuerda a 4 sacerdotes que defendieron al extremo el sigilo sacramental.

El 14 de agosto la Royal Commission, entidad creada en Australia para investigar los casos de abusos sexuales, propuso que los sacerdotes de la Iglesia Católica rompan el secreto de confesión cuando conozcan de algún caso de abuso sexual.

No obstante, el Código de Derecho Canónico que rige a la Iglesia Católica señala que “el sigilo sacramental es inviolable; por lo cual está terminantemente prohibido al confesor descubrir al penitente, de palabra o de cualquier otro modo, y por ningún motivo”

Aquí los 4 sacerdotes que defendieron hasta el extremo el secreto de confesión.

1. San Juan Nepomuceno

San Juan Nepomuceno fue un ejemplo de la protección al sigilo sacramental, siendo el primer mártir que prefirió morir antes que revelar el secreto de confesión.

Nació en Checoslovaquia entre los años 1340 y 1350, en Nepomuk.

Cuando fue Vicario General del Arzobispado de Praga, el santo fue confesor de Sofía de Baviera, la esposa del rey Wenceslao. El rey, que tenía ataques de cólera y de celos, ordenó al sacerdote que le revelara los pecados de su mujer. La negativa del santo enfureció a Wenceslao, que amenazó con asesinarlo si no le contaba los secretos.

Otro conflicto entre Wenceslao y Juan Nepomuceno sucedió cuando el monarca quiso apoderarse de un convento para darle sus riquezas a un pariente y el santo se lo prohibió porque esos bienes pertenecían a la Iglesia.

El rey se llenó de cólera y ordenó torturar al santo, cuyo cuerpo fue arrojado al río Mondalva. Después lo vecinos recogieron el cadáver y lo sepultaron religiosamente. Era el año 1393.

2. San Mateo Correa Magallanes

San Mateo Correa Magallanes fue otro mártir del secreto de la confesión. Fue fusilado en México durante la Guerra Cristera por negarse a revelar confesiones de prisioneros rebeldes.

Nació en Tepechitlán (Zacatecas) el 22 de julio de 1866 y lo ordenaron sacerdote en 1893. Se desempeñó como capellán en diversas haciendas y parroquias.

En 1927 el sacerdote fue arrestado por las fuerzas del ejército mexicano al mando del general Eulogio Ortiz. Días más tarde, el general mandó al P. Correa a confesar a un grupo de personas que iban a ser fusiladas y después le exigió que le revelara las confesiones.

Ante su rotunda negativa ordenó su ejecución. Actualmente se veneran sus restos en la Catedral de Durango.

Fue beatificado el 22 de noviembre de 1992 y canonizado por San Juan Pablo II el 21 de mayo del 2000.

3. P. Felipe Císcar Puig

El P. Felipe Císcar Puig fue un sacerdote valenciano también considerado mártir del sigilo sacramental, debido a que fue martirizado durante la persecución religiosa de la Guerra Civil Española (1936) tras guardar el secreto de confesión.

La Arquidiócesis de Valencia indicó que, según la documentación recogida, el P. Císcar fue conducido a la prisión de Denia (Valencia, España), donde un fraile franciscano llamado Andrés Ivars pidió confesarse a fines de agosto de 1936, pues intuía que iba a ser fusilado.

“Tras la confesión, intentaron arrancarle su contenido y ante su negativa a revelarlo, los milicianos le amenazaron con matarle”, ante lo que el sacerdote respondió: “Haced lo que queráis pero yo no revelaré la confesión, primero morir que eso”, según consta en la declaración de los testigos.

“Al verle tan seguro, le llevaron a un simulacro de tribunal donde se le conminó para la revelación del sigilo”, y como aún así continuó firme en su postura, afirmando que prefería morir, los milicianos le condenaron a muerte. Subidos a un coche, Felipe Císcar y Andrés Ivars fueron llevados al término de Gata de Gorgos y allí fueron fusilados a los 71 y 51 años de edad, respectivamente, el 8 de septiembre de 1936”.

Tanto Felipe Císcar como Andrés Ivars forman parte de la causa de canonización de los “Siervos de Dios Ricardo Pelufo Esteve y 43 compañeros y compañeras mártires”, en la que figuran un total de 36 religiosos franciscanos.

4. P. Fernando Olmedo Reguera

Este sacerdote de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos fue asesinado el 12 de agosto de 1936 y beatificado en Tarragona el 13 de octubre de 2013. También se le conoce como defensor del sigilo sacramental.

Nació en Santiago de Compostela (España) el 10 de enero de 1873 y fue ordenado sacerdote el 31 de julio de 1904.

Fue Definidor y Secretario Provincial hasta 1936, en que por fuerza de la persecución religiosa tuvo que abandonar el convento.

Al ser detenido fue insultado, vejado, golpeado y le exigieron revelar el secreto de confesión. Según la tradición fue fusilado por una especie de tribunal popular en torno al Cuartel de la Montaña, una edificación militar de Madrid construida durante el siglo XIX.

Sus restos se encuentran en la cripta de la iglesia de Jesús de Medinaceli (Madrid).

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 21 DE AGOSTO 2017


Vigésima semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
Lunes 21 de agosto 2017


 Hoy es: San Pío X (21 de Agosto)



Primera lectura
Lectura del libro de los Jueces 2,11-19

En aquellos días, los israelitas hicieron lo que el Señor reprueba, dieron culto a los ídolos; abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los habla sacado de Egipto, y se fueron tras los otros dioses, dioses de las naciones vecinas, y los adoraron, irritando al Señor. Abandonaron al Señor y dieron culto a Baal. y a Astarté. El Señor se encolerizó contra Israel: los entregó a bandas de saqueadores que los saqueaban, los vendió a los enemigos de alrededor, y los israelitas no podían resistirles. En todo lo que emprendían, la mano del Señor se les ponía en contra, exactamente como él les habla dicho y jurado, llegando así a una situación desesperada. Entonces el Señor hacía surgir jueces, que los libraban de las bandas de salteadores; pero ni a los jueces hacían caso, sino que se prostituían con otros dioses, dándoles culto, desviándose muy pronto de la senda por donde habían caminado sus padres, obedientes al Señor. No hacían como ellos. Cuando el Señor hacia surgir jueces, el Señor estaba con el juez; y, mientras vivía el juez, los salvaba de sus enemigos, porque le daba lástima oírlos gemir bajo la tiranía de sus opresores. Pero, en cuanto moría el juez, recalan y se portaban peor que sus padres, yendo tras otros dioses, rindiéndoles adoración; no se apartaban de sus maldades ni de su conducta obstinada.

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Salmo
Sal 105 R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo


No exterminaron a los pueblos
que el Señor les había mandado;
emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres. R/.

Adoraron sus ídolos y cayeron en sus lazos;
inmolaron a los demonios sus hijos y sus hijas. R/.

Se mancharon con sus acciones
y se prostituyeron con sus maldades.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad. R/.

Cuántas veces los libró;
mas ellos, obstinados en su actitud,
perecían por sus culpas;
pero él miró su angustia,
y escuchó sus gritos. R/.

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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 19,16-22

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
Él le preguntó: «¿Cuáles?»
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.»
El muchacho le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?»
Jesús le contestó: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo.»
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.


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Reflexión del Evangelio de hoy
La vida eterna



La vida eterna es la vida que tenemos ahora y la que vamos a tener después, a perpetuidad. ¿Es la misma? Sí y no. Sí, porque hablamos de mi vida, no de la de dos seres o personas, sino de la mía; y no, porque sus características, en uno y otro estadio, van a ser distintas, aunque correspondan a la vida de la misma persona. De ahí que hablemos de una vida pasajera, la actual, y de una vida eterna, la de después.

¿Dónde está la distinción? Pido disculpas por repetir la cita del Papa emérito Benedicto XVI, que, creo, ya he mencionado en algún otro comentario sobre el mismo tema. Pero, yo no lo podría explicar mejor; y mis palabras nunca tendrían la seguridad y la fuerza de las suyas. En el segundo volumen de su obra “Jesús de Nazaret”, dice, a este propósito, lo siguiente: “La expresión vida eterna no significa la vida que viene después de la muerte -como tal vez piensa de inmediato el lector moderno- en contraposición a la vida actual, que es ciertamente pasajera y no una vida eterna. Vida eterna significa la vida misma, la vida verdadera, que puede ser vivida también en este tiempo y que después ya no puede ser rebatida por la muerte física. Esto es lo que realmente interesa: abrazar ya desde ahora la vida, la vida verdadera, que ya nada ni nadie puede destruir”.

¿Qué hacer para obtenerla?
Jesús contesta hoy a esta pregunta cuando lo hace dirigiéndose al joven que le había preguntado. El evangelista acaba la descripción del encuentro del joven con Jesús diciendo: “Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico”. Y es cierto. Las riquezas pueden ser un obstáculo para el seguimiento, pero no insalvable. Solamente lo es cuando se convierten –o las convertimos- en otro dios alternativo al verdadero y único.

Nos ayudará a comprenderlo Jesús, cuando, en otra ocasión, habla sobre el mismo tema en estos términos: “Trabajad –les decía Jesús en Cafarnaún- no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna. Ellos le preguntaron: ¿Y qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios y poder tener la vida eterna? Respondió Jesús: La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado” (Jn 6,29).

Entre el deseo del joven y la oferta de Jesús hay un gran vacío que sólo se salva con un gran paso cualitativo: la fe en el enviado. La fe es a la vez gracia de Dios y esfuerzo del hombre. Este es el trabajo que Dios quiere: que creamos en su enviado. Tener fe en Jesús, entendido como un trabajo, como una tarea a realizar. Jesús le dice al joven y nos dice a nosotros que escojamos: él o lo demás –riquezas, poderes, seguridades humanas-. Si optamos por él, seguiremos necesitando, por humanos y peregrinos, de las cosas de aquí abajo. Pero, sirviéndonos de ellas para que Dios garantice, nunca nosotros ni nuestras obras, la vida, la verdadera, la eterna La que vivió, predicó y santificó al Papa San Pío X, y que hoy nos sirve de recuerdo, modelo y protector.

Las preocupaciones de muchos hoy son las que tenía el joven del Evangelio. ¿Crees que se atreven, como él a preguntar a Jesús?
En caso afirmativo, ¿no te parece que la respuesta de Jesús sería similar a la que dio al joven, confianza en él y coherencia de vida?


Fray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino

LOS SANTOS DE HOY LUNES 21 DE AGOSTO DEL 2017

Ramón Peiró Victori, BeatoRamón Peiró Victori, Beato
Presbítero y Mártir, 21 de agosto
Bruno Zembol, BeatoBruno Zembol, Beato
Mártir, 21 de agosto
Sidon (Sidonio) Apolinar, SantoSidon (Sidonio) Apolinar, Santo
Obispo, 21 de agosto
Pedro Sadurní Raventós, BeatoPedro Sadurní Raventós, Beato
Sacerdote y Mártir, 21 de agosto
Juan Cuscó Oliver, BeatoJuan Cuscó Oliver, Beato
Sacerdote y Mártir, 21 de agosto
Ladislao Findysz, BeatoLadislao Findysz, Beato
Sacerdote y Mártir, 21 de agosto
Victoria Rasoamanarivo, BeataVictoria Rasoamanarivo, Beata
Viuda y Princesa de Madagascar, 21 de agosto
Pío X, SantoPío X, Santo
CCLVII Papa, 21 de agosto