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martes, 11 de julio de 2017

PAPA FRANCISCO ABRE UNA NUEVA VÍA PARA BEATIFICAR: OFRECER LA VIDA ACEPTANDO LA MUERTE SEGURA


El Papa abre una nueva vía para beatificar: Ofrecer la vida aceptando la muerte segura
Por Álvaro de Juana
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa





VATICANO, 11 Jul. 17 / 05:23 am (ACI).- A través de un Motu Proprio (documento que parte del mismo Papa Francisco), el Vaticano establece una nueva posible causa de beatificación: la del ofrecimiento de la propia vida.

Esta nueva causa se añade a las otras tres ya existentes y contempladas hasta el momento por la Congregación para las Causas de los Santos: la del martirio, la de las virtudes heroicas y la de las causas excepcionales.

“Son dignos de especial consideración y honor los cristianos que, siguiendo más de cerca las huellas y las enseñanzas del Señor Jesús, han ofrecido voluntaria y libremente la vida por los otros y han perseverado hasta la muerte en este propósito”, explica la Santa Sede.

El texto también manifiesta que “es verdad que el heroico ofrecimiento de la vida, sugerido y sostenido en la caridad, expresa una verdadera, plena y ejemplar imitación de Cristo, y por tanto, es merecedora de aquella admiración que la comunidad de los fieles reserva a menudo a aquellos que voluntariamente han aceptado el martirio de sangre o han ejercitado en grado heroico las virtudes cristianas”.

La nueva disposición recibió el parecer favorable de la Congregación de las Causas de los Santos en la sesión plenaria del 27 de septiembre de 2016 tras estudiar detenidamente estos casos.

El Motu Proprio establece, por tanto, que “el ofrecimiento de la vida es un nuevo caso en el proceso de beatificación y canonización, distinta de los casos del martirio y de la heroicidad de las virtudes”.

Para que el “ofrecimiento de la vida” sea válido en la beatificación de un Siervo de Dios, debe responder a “el ofrecimiento libre y voluntario de la vida y heroica aceptación por caridad de una muerte segura y rápida”; “ejerciendo, al menos en grado ordinario, las virtudes cristianas antes de ofrecer la vida y, después, hasta la muerte”; la “existencia de fama de santidad y de signos, al menos después de la muerte” y “la necesidad del milagro para la beatificación, que tenga lugar después de la muerte del Siervo de Dios y por su intercesión”. 

Las otras tres vías 

En un artículo, el periódico oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, detalla cuáles eran hasta ahora las otras tres vías. En la del martirio, se contempla la “aceptación voluntaria de la muerte violenta por amor de Cristo, de parte de la víctima”. “El odio del perseguidor por la fe o por otra virtud cristiana” así como “la mansedumbre y el perdón de la víctima que imita el ejemplo de Jesús, el cual en la cruz invocó la misericordia del Padre por sus nuevos asesinos”.

En la vía de las virtudes heroicas, se deben ejercer “convenientemente, con prontitud, agradablemente y sobre el modo de acción común, para un fin sobrenatural y por un coherente periodo de tiempo, es decir, hasta hacerlo convertirse en un modo habitual de ser y de actuar conforme al Evangelio”.

L’Osservatore Romano aclara que “se trata de las virtudes teologales (fe, esperanza, caridad), cardinales (prudencia, justicia, fortaleza, templanza) y ‘anexas’ (pobreza, obediencia, castidad humildad)”.

La tercera vía es la menos conocida y menos habitual. Se trata de la de los “casos excepcionales”, llamados así por el Código de Derecho Canónico. “Su reconocimiento  lleva a la confirmación de culto antiguo, llamada también “beatificación equivalente”. 

El periódico detalla la diferencia entre la vía del “martirio”, la de las “virtudes heroicas” y esta nueva del “ofrecimiento de la vida”: “aunque tienen elementos que las hacen parecerse, es una nueva vía que intenta valorizar un heroico testimonio cristiano, hasta ahora sin un procedimiento específico, porque no entraban en las causas del martirio ni tampoco en la de las virtudes heroicas”.

Sin embargo, respecto a la del martirio “se diferencia porque no hay un perseguidor que querría imponer la elección contra Cristo”. Sobre la vía de las virtudes heroicas, la principal diferencia es que “no es la expresión de un prolongado ejercicio de las virtudes, y, en particular de una caridad heroica”.

Por tanto, para que esta nueva causa sea válida, “se requiere un ejercicio ordinario de vida cristiana, que haga posible y comprensible la decisión libre y voluntaria de donar la propia vida en un acto supremo de amor cristiano, que supere el natural instinto de supervivencia, imitando a Cristo, que se ha ofrecido al Padre por el mundo, en la cruz”, dice el artículo.

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 11 DE JULIO DEL 2017


Envíame, Señor...
Santo Evangelio según San Mateo 9,32-38. XIV Martes de Tiempo Ordinario


Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, escucha mi oración;
Tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
Tú, que eres justo escúchame.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en Ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a Ti. (Salmo 142)


Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 9,32-38
En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La multitud maravillada, decía: "Nunca se había visto nada semejante en Israel". Pero los fariseos decían: "Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios".
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos".
Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Envía, Señor, trabajadores a tus campos. Llena el mundo con tu gracia. Que tus obreros recorran todas las ciudades, enseñen en las plazas, prediquen el Evangelio, curen toda enfermedad y dolencia. Envía apóstoles, Señor, ¡danos vocaciones! Mira que la cosecha es mucha. Mira que hay muy pocos en ella...
Tu palabra siempre es un llamado. Y tu llamado, en el fondo, es una vocación. Señor, yo rezo ahora para escuchar tu voz. Sé que yo también tengo un llamado, y que has puesto en mi alma una vocación. Porque Tú no llamas sólo a unos pocos. Todo hombre y mujer tiene una misión en este mundo. Yo soy uno de tus trabajadores, esté donde esté.
Me has llamado a seguirte, Señor, y quieres enviarme a tu campo. Hoy mismo me invitar a llevar tu nombre, ser cristiano en mi trabajo, con mi familia, con mis amigos. Tal vez encontraré quién necesite una palabra de esperanza, un poco de mi tiempo, el testimonio de mi fe y de mi caridad auténtica. Tal vez encuentre a alguien que necesita escuchar tu voz; tal vez yo mismo sea hoy canal de vocaciones...
Mira que la cosecha es mucha. Necesito tu gracia para cumplir tu voluntad. Dame hoy de tu pan, para que pueda extender el Evangelio del Reino. Te ruego, Señor, envíame a tu campo y haz de mí un buen servidor en tu viña.
"La misión del cristiano en el mundo es una misión estupenda, es una misión destinada a todos, una misión de servicio sin excluir a nadie; requiere mucha generosidad y sobre todo elevar la mirada y el corazón, para invocar la ayuda del Señor. Hay tanta necesidad de cristianos que testimonien con alegría el Evangelio en la vida de cada día".
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de julio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy ofreceré un sacrificio [una renuncia a algo bueno para unirme al sacrificio de Cristo] por las vocaciones.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.