Páginas
▼
domingo, 27 de noviembre de 2016
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO 2016 - EL EVANGELIO DE HOY 27 NOVIEMBRE
Vivir de cara al encuentro
Mateo 24, 37-44. Domingo I, Adviento. Ciclo A. Vigilad
Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, porque de nuevo puedo estar a solas contigo en oración. Gracias por todos los beneficios que me has concedido. Quiero estar junto a Ti. Te necesito y sin Ti nada en mi vida tiene sentido. Por ello acudo para suplicarte tu compañía permanente a mi lado. Aumenta mi fe, mi confianza y mi amor. Enciende en mí un celo cada vez más ardiente por la salvación de las almas y una pasión irresistible por Ti y por tu Reino.
Del santo Evangelio según san Mateo 24, 37-44
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.
Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
El mundo de hoy me invita siempre a vivir anclado en el presente sin mirar mucho hacia el futuro. Me presenta sólo la moda de hoy, la última canción o película, la nueva versión de celular o la aplicación más avanzada hasta el momento. Pero mañana ya todo cambió. Y así pasa la vida sin pensar en el futuro.
Sin embargo Tú hoy me das un consejo para sí vivir el presente, pero siempre de cara a un futuro. «Vendrá el Hijo del Hombre». Puede ser que como cristiano moderno esto de tu regreso glorioso a este mundo me suene a fábula o superstición, invención del medioevo o algo lejano y ajeno a mi vida. Pero Tú has prometido volver y sé que siempre eres fiel a tus promesas. Así que es verdad.
Generalmente cuando un ser querido me deja por un tiempo, lo más normal es echarle de menos. Así también debería ser contigo. ¡Cuánta alegría debe suscitar en mí el poderte ver tal cual eres! Y no sólo verte sino tocarte, abrazarte y decirte: «Señor no sabes cuánta falta me hiciste. Te extrañé mucho.» Pero es obvio que esto sólo se hace con alguien que se conoce y se ama.
Tal vez es la invitación que se esconde en este Evangelio. Una invitación a crecer en el conocimiento y amor a Ti. Puede ser, Señor, que no me creo bien esto de tu regreso porque no te conozco tanto y te amo todavía al estado mínimo. Dame la gracia de conocerte y amarte un poco más para así poder vivir mi vida preparado para tu regreso.
Si vivo mi vida buscando conocerte y amarte entonces no me sucederá como aquellos que narras en el Evangelio, que comían y bebían y no pensaban en el futuro. Vivían esclavos del presente sin mirar más allá de los actos concretos que realizaban. Ayúdame, Señor, a vivir mi vida de cara a tu venida, de cara al encuentro que tendré contigo, mi Dios y mi Señor.
«Jesús nos recuerda hoy que la espera de la beatitud eterna no nos dispensa del compromiso de hacer más justo y más habitable el mundo. Es más, justamente nuestra esperanza de poseer el Reino en la eternidad nos impulsa a trabajar para mejorar las condiciones de la vida terrena, especialmente de los hermanos más débiles.Que la Virgen María nos ayude a no ser personas y comunidades resignadas con el presente, o peor aún, nostálgicas del pasado, sino orientadas hacia el futuro de Dios, hacia el encuentro con Él, nuestra vida y nuestra esperanza.»
(Homilía de S.S. Francisco, 7 de agosto de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy procuraré rezar en familia una sencilla oración de acción de gracias por los dones recibidos.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Amén.
SANTORAL DE HOY DOMINGO 27 DE NOVIEMBRE DEL 2016
Jacobo de Persia, Santo
Mártir, 27 Noviembre
Bronislao Kostkowski, Beato
Seminarista, 27 Noviembre
Delfina, Beata
Viuda, 27 de noviembre
Francisco Antonio Fasani, Santo
Presbítero Franciscano, 27 de noviembre
Bernardino Amici de Fossa, Beato
Predicador y Escritor Franciscano, 27 Noviembre
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Advocación Mariana, 27 de noviembre
NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA, 27 DE NOVIEMBRE
Hoy 27 de noviembre es la Fiesta de la Virgen de la Medalla Milagrosa
(ACI).- "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza", dijo la Virgen María a Santa Catalina Labouré un 27 de noviembre de 1830.
En la aparición, la Madre de Dios estaba con una túnica blanca y un velo del mismo color que cubría su cabeza hasta los pies. Su rostro era bellísimo. Los pies se posaban sobre un globo blanco y aplastaban una serpiente.
Sus manos, a la altura del corazón, portaban un globo pequeño de oro, coronado con una crucecita. En los dedos aparecieron anillos con piedras preciosas que brillaban y alumbraban en toda dirección.
La Virgen miró a Santa Catalina y le dijo: “este globo que ves (a los pies) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden”.
El globo de oro que tenía la Virgen entre manos se desvaneció y sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz continuaban cayendo sobre el globo blanco de los pies.
De pronto apareció una forma ovalada en torno a la Virgen con una inscripción en el borde interior que decía: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti".
Las palabras formaban un semicírculo que iniciaba a la altura de la mano derecha, pasaba por arriba de la cabeza de María y terminaba a la altura de la mano izquierda. Es aquí donde la Virgen le pide a Catalina que acuñe una medalla según lo que está viendo.
La aparición dio media vuelta y en el reverso estaba una “M” con la cruz sobre una barra, la cual atravesaba la letra. Debajo estaban el corazón de Jesús, circuncidado con una corona de espinas, y el corazón de la Virgen María, traspasado por una espada. Alrededor había doce estrellas.
La manifestación se repitió hacia fines de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. En un principio la medalla era llamada “de la Inmaculada Concepción”, pero cuando se expandió la devoción y se produjeron muchos milagros, se le llamó “La Medalla Milagrosa”, como es conocida hasta nuestros días.
NOVENA A SAN NICOLÁS DE BARI, 27 NOVIEMBRE AL 5 DICIEMBRE
Hoy 27 de noviembre se inicia la Novena a San Nicolás, patrono de los niños, marineros y viajeros
(ACI).- El próximo 6 de diciembre la Iglesia celebrará la fiesta del Obispo San Nicolás de Bari, patrono de los niños, marineros y viajeros. Por ello, cercanos a esta gran festividad, aquí una novena para pedir su intercesión.
Todos los días se repiten las mismas oraciones:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Himno
Desde este mar tormentoso, oh Padre San Nicolás, conduce al puerto seguro desde la patria celestial. De las luchas de la vida y mortales tempestades sálvanos por tu favor y virtudes singulares. Siempre acudes en socorro de cuantos tu auxilio imploran. Enfermos y navegantes, pobres o ricos te invocan. Por tu santidad eximia e intercesión poderosa, haz que elegidos seamos a la eternidad dichosa. A los fieles que devotos tu culto propagamos, haznos merecer la gloria amando a nuestros hermanos. Amén.
Oración de petición
¡Oh glorioso San Nicolás! Desde aquella morada de luz, en que gozas de la presencia divina, vuelve piadoso tus ojos hacia mí, y alcánzame del Señor aquellas gracias y auxilios convenientes a mis presentes necesidades, tanto espirituales como corporales, y en particular la gracia (mencionar aquí la intención de la novena), si es que conviene para mi eterna salvación.
Protege también, oh Santo Obispo, a nuestro Sumo Pontífice, a la Iglesia y a todo el pueblo cristiano. Conduce al camino recto de la salvación a los que viven sumidos en el pecado, o envueltos en las tinieblas de la ignorancia, del error y de la herejía.
Consuela a los afligidos, socorre a los necesitados, conforta a los pusilánimes, defiende a los oprimidos, asiste a los enfermos; y haz que todos experimenten los efectos de tu intercesión ante el Señor, quien es el dispensador de todos los bienes. Amén.
Súplica
¡Oh bienaventurado San Nicolás de Bari! Al que acuden las familias, los pobres, los enfermos, los comerciantes, los empleados, los presos, los niños, las doncellas en peligro;
Yo, humildemente te pido me alcances la gracia que de ti espero, confiado en tu valiosísima protección, la que nunca niegas a tus devotos, para que favorecidos por tus bondades, cantemos una vez más las misericordias del Señor, y las maravillas de sus santos. ¡Providentísimo San Nicolás! no me abandones.
Oración final
Imploramos, Señor, suplicantes, tu misericordia, y por intercesión de San Nicolás, Obispo, guárdanos de todos los peligros para que se nos muestre expedito el camino de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.