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viernes, 18 de noviembre de 2016

DEDICACIÓN DE LAS BASÍLICAS DE SAN PEDRO Y SAN PABLO, 18 DE NOVIEMBRE


Hoy 18 de noviembre se celebra la dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo


 (ACI).- Cada 18 de noviembre la Iglesia celebra la dedicación de las Basílicas de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, templos en Roma que contienen los restos de estos dos grandes del cristianismo y símbolos de la fraternidad y la unidad de la Iglesia.

La Basílica de San Pedro en el Vaticano fue construida sobre la tumba del Apóstol, que murió crucificado de cabeza. En el año 323 el emperador Constantino mandó a construir ahí la Basílica dedicada al que fue el primer Papa de la Iglesia.

La actual Basílica de San Pedro demoró 170 años en ser edificada. Se empezó con el Papa Nicolás V en el 1454 y fue terminada por el Papa Urbano VIII, quien la consagró un 18 de noviembre de 1626. Fecha que coincide con la consagración de la antigua Basílica.

Bramante, Rafael, Miguel Ángel y Bernini, famosos artistas de la historia, trabajaron en ella plasmando lo mejor de su arte.

La Basílica de San Pedro mide 212 metros de largo, 140 de ancho y 133 metros de altura en su cúpula. No hay templo en el mundo que le iguale en extensión.

La Basílica de San Pablo Extramuros es, después de San Pedro, el templo más grande de Roma. Surgió también por voluntad de Constantino. En 1823 fue destruida, casi en su totalidad, por un terrible incendio. León XIII inició su reconstrucción y fue consagrada el 10 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX.

Un dato interesante es que bajo las ventanas de la nave central y en las naves laterales, en mosaico, se encuentran los retratos de todos los Papas desde San Pedro hasta el actual, el Papa Francisco.

En el 2009, con motivo de esta celebración, el Papa Benedicto XVI dijo que “esta fiesta nos brinda la ocasión de poner de relieve el significado y el valor de la Iglesia. Queridos jóvenes, amad a la Iglesia y cooperad con entusiasmo en su edificación”.

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Dedicación de la Basílica de San Pedro y San Pablo
18 de Noviembre

Según la tradición, el martirio de San Pedro tuvo lugar en los jardines de Nerón en el Vaticano, donde se construyó el Circo de Calígula y se afirma que fue sepultado cerca de ahí. Algunos autores sostienen que, en el año 258, se trasladaron temporalmente las reliquias de San Pedro y San Pablo a una catacumba poco conocida llamada San Sebastián a fin de evitar una profanación, pero años después, las reliquias fueron trasladadas al lugar en que se hallaban antes. 

En el año 323, Constantino comenzó a construir la basílica de San Pedro sobre el sepulcro del Apóstol. Permaneció idéntica por dos siglos, y poco a poco los Papas fueron estableciendo junto a ella, al pie de la colina Vaticana, su residencia, tras el destierro de Aviñón. En 1506, el Papa Julio II inauguró la nueva Basílica proyectada por Bramante. La construcción duró 120 años. La nueva basílica de San Pedro, tal como se ve hoy, fue consagrada por Urbano VIII el 18 de noviembre de 1626, y el altar mayor fue construido sobre el sepulcro de Pedro. 

El martirio de San Pablo tuvo lugar a unos 11 kilómetros del de San Pedro, en Aquae Salviae (actualmente Tre Fontane), en la Vía Ostiense. El cadáver fue sepultado a tres kilómetros de ahí, en la propiedad de una dama llamada Lucina. La gran Iglesia de San Pablo Extramuros fue construida principalmente por el emperador Teodosio I y el Papa San León Magno. En 1823 fue consumida por un incendio.

 Se reconstruyó, haciendo una imitación de la anterior y fue consagrada por el Papa Pío IX el 10 de diciembre de 1854, pero la fecha de su conmemoración se celebra en este día, como lo hace notar el Martirologio.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 18 DE NOVIEMBRE 2016


Silencio y reverencia
Lucas 19, 45-48. Viernes XXXIII. Tiempo ordinario. Ciclo C. Mi casa es casa de oración


Por: H. Iván Yoed González Aréchiga LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey Nuestro ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Y si alguna vez me sintiera abandonado, Dios mío, ayúdame a entender que es sólo un sentimiento; porque Tú jamás, nunca, me abandonarás. Quiero crecer en la conciencia de tu amor, conocerte en este día mejor e imitarte con ardor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san  Lucas 19, 45-48
Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: "Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”.
Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo, intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Me parece que puede ayudar pensar en la siguiente escena: un ser querido se encuentra grave de salud, un ser querido al que, además, todos le tienen profunda estima. Yo también. Se encuentra en delicado estado, quizá en agonía, y quiero visitarlo. Tan sólo en dirigirme hacia su casa, me parece introducirme lentamente en un silencio de respeto, de profunda reverencia. Luego, llegar ante la puerta, mirarla con reserva, tocar, cada gesto que realizo me transporta ligeramente en el ambiente sobrio, donde lo más preciso es callar, acompañar, simplemente estar.
Apenas paso la entrada, formo parte de quienes quieren de verdad estar y confortar a la familia, permanecer al lado de su ser querido, sin importar el tiempo, conscientes del profundo peso de ese instante. Todo sigilo y respeto viene motivado por un amor profundo, y todo es incluso natural.
Ese día no importa quedarse «demasiado» tiempo ahí. Ese día importa, al contrario, justamente el estar ahí. Y si fuesen tan solo unos segundos los que pudiese pasar junto al enfermo, de cualquier manera valdría todo la pena. A fin de cuentas, mi único deseo era poder acompañar.
Pues bien. La escena probablemente es real. Y además puede compararse a la reverencia que Jesús sentía cada vez que visitaba la casa de su Padre.
Me pregunto, Señor, si mi corazón de asemeja al tuyo.
«En el templo Jesús viene a nuestro encuentro y nosotros vamos a su encuentro.[…] Quien encuentra verdaderamente a Jesús no puede quedarse igual que antes. Él es la novedad que hace nuevas todas las cosas. Quien vive este encuentro se convierte en testigo y hace posible el encuentro para los demás; y también se hace promotor de la cultura del encuentro, evitando la autorreferencialidad que nos hace permanecer encerrados en nosotros mismos.»
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de febrero de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración. Disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Mientras esté en el templo guardaré silencio, con la intención de abrir mi mente a la consciencia del lugar en que me encuentro, con la intención de abrir mi corazón para recibir la gracia del respeto delicado hacia Jesús presente.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.