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miércoles, 26 de octubre de 2016

SAN ALFREDO EL GRANDE, REY QUE DEFENDIÓ A SU PUEBLO DE LOS VIKINGOS, 26 DE OCTUBRE


Hoy 26 de octubre es la fiesta de San Alfredo, rey que defendió a su pueblo de los vikingos
Por Diego López Marina


 (ACI).- San Alfredo fue rey de Wessex, uno de los siete reinos principales que precedieron al reino de Inglaterra. Se hizo célebre por defender su territorio contra los vikingos (normandos), por lo que fue llamado “El Grande” por su pueblo.

Su vida, que transcurrió entre mediados y fines del siglo IX, fue descrita por el cronista galés conocido como John Asser.

A este santo se le recuerda por ser un hombre culto y letrado, que ayudó mucho a la educación de su reino, promovió la difusión del cristianismo y mejoró el sistema de leyes.

Alfredo siempre insistió que la justicia debía ser dispensada sin miedo o favoritismo. Dedicó sus energías a restaurar lo que había sido destruido por las largas guerras contra los invasores nórdicos.


Reconstruyó y fundó monasterios. Asimismo, mandó a traer a estudiosos de otras tierras como al Arzobispo de Canterbury, San Plegmund; y al Obispo de Mercia, Wetfrith; al monje benedictino San Grimbald, al abad, Juan el Viejo Sajón; al cronista, Asser; al filósofo, Juan Escoto Erígena y a muchos otros más.

San Alfredo nació en el año 849 en Berkshire (Inglaterra). Fue el hijo menor de Ethewulf, rey de Wessex, quien murió cuando Alfredo tenía nueve años. El hermano mayor del santo murió dos años después; el segundo después de seis.

Fue en el reinado del tercer hermano, Etelredo I, cuando el joven Alfredo comenzó su vida pública y brillante carrera militar en contra de los vikingos.

Tras la muerte de su hermano en batalla Alfredo subió al trono de Wessex, donde reorganizó las tropas sajonas, formando unidades de caballería en los diferentes condados y derrotando a los vikingos daneses de Guthrun el Viejo.

De esta manera, Guthrun se vio obligado a aceptar el tratado de Westmore en el 878, por el cual los vikingos habían de evacuar Wessex e instalarse en los antiguos territorios de Essex, East-Anglia, Lindsey y Mercia, formando lo que sería conocida como la región de Danelaw.


De este modo, el rey Alfredo cedió algunos territorios que no podía defender, y de forma paralela, protegió su reino de los escandinavos, estableciendo una serie de pueblos fronterizos fortificados además de una marina propia.

Alfredo el Grande falleció el 26 de octubre del 899.

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San Alfredo el Grande
26 de Octubre

Rey de los Sajones Occidentales, nacido en Wantage, Berkshire,
Inglaterra en 849; muere en el 899. Alfredo fue el quinto hijo de Ethelwulf, o Æthelwulf, Rey de Wessex, y de Osburh, su reina, de la real casa de los Jutes de Wight. Cuando tenía cuatro años de edad, de acuerdo a una historia que se ha repetido tan frecuentemente que generalmente se acepta como verdadera, fue enviado por su padre a Roma, donde fue ungido rey por el Papa San León IV. Esto, sin embargo, como otras muchas leyendas que han cristalizado acerca del nombre de Alfredo, no tiene fundamento. Dos años después, en 855, Ethelwulf peregrinó a Roma, llevando a Alfredo con él. Esta visita, documentada por Asser, es aceptada como auténtica por los historiadores modernos.

Ethelwulf murió en 858 y Wessex fue gobernado por sus hijos, Ethelbald, Ethelbert y Ethelred, sucesivamente hasta 871, cuando Alfredo subió al trono. Nada se sabe de sus actividades durante los reinados de Ethelbald y Ethelbert, pero Jhon Asser, hablando de él durante el reinado de Ethelred, le da el título de Secundarius. En 868 desposó a Ealhswith, hija de Ethelred, conocido como El Grande, Regidor de los Gainas. Los Sajones Occidentales y los Mercianos estaban en guerra contra los daneses invasores, y Alfredo tomó parte activa en el conflicto. Ascendió al trono durante lo más intenso de este conflicto, pero para finales del año había logrado la paz, probablemente pagando una suma de dinero a los invasores.

Wessex disfruto de la paz por unos pocos años, pues alrededor de 875 los daneses renovaron sus ataques. Fueron expulsados entonces y nuevamente en 876 y 877, cada vez haciendo solemnes promesas de paz. En 878 vino la gran invasión bajo el mando de Guthrum. Por unos pocos meses los daneses lograron éxitos, pero alrededor de laPascua Alfredo se estableció en Athelney y luego marchó a Brixton, reuniendo nuevas fuerzas en el camino. En la batalla de Ethandún (probablemente el actual Edington, en Wiltshire) derrotó a los daneses. Guthrum estuvo de acuerdo con firmar la paz y consintió ser bautizado. Es en conexión con esta lucha que muchas de las leyendas de Alfredo nacieron y fueron perpetuadas: la historia de los pasteles quemados, el relato de su visita al campo danés disfrazado de músico de arpa, y muchas otras.

Por quince años el reino de Alfredo estuvo en paz, pero en 903 los daneses que habían sido expulsados hicieron otro ataque violento. Esta guerra duró cuatro años y terminó con el establecimiento final de la supremacía sajona. Estas luchas tuvieron otro resultado, tan importante como la libertad de la opresión de los daneses. Las invasiones sucesivas habían terminado con la existencia de la mayoría de los reinados individuales. Alfredo hizo de Wessex un punto de reunión para todos los Sajones y al liberar el país de los invasores, sin darse cuenta unificó a Inglaterra y preparó el camino para la eventual supremacía de sus sucesores.

La leyenda popular se ha ocupado más de otras fases de la carrera de Alfredo que de sus logros militares. Se le acredita generalmente el establecimiento del juicio mediante jurado, la ley de “compromiso franco”, y otras muchas instituciones que más bien fueron el desarrollo de costumbres nacionales que existían hacía tiempo. Él es representado como el fundador de Oxford, afirmación que investigaciones recientes han desmentido. Pero incluso eliminando la parte legendaria de la historia de Alfredo, de ninguna manera disminuye su grandeza, ya que existen muchísimos logros documentados a su favor. Su propia evaluación de lo que hizo por la regeneración de Inglaterra es modesta al lado de la auténtica historia de sus actos.

Luchó, nos cuenta él, para reunir todo lo que parecía bueno en las viejas leyes inglesas y añade: “No me aventuré a fijar mucho de lo mío, porque yo no sabía que iba ser aprobado por los que venían después de nosotros”. No solo codificó y promulgó leyes, sino que busco también que fueran aplicadas, e insistió que la justicia debía ser dispensada sin miedo o favoritismo. Dedicó sus energías a restaurar lo que había sido destruido por las largas guerras con los invasores. Se reconstruyeron y fundaron monasterios, y mando a traer a estudiosos de otras tierras. Hizo llegar al Arzobispo Plegmund y al Obispo Wetfrith de Mercia; a Grimbold y Juan el Viejo Sajón de otras tierras teutónicas; Asser, John Scotus Erigena y a muchos otros más. No solamente alentó a los intelectuales, sino que él mismo laboró y dio prueba de su aprendizaje propio. Tradujo al Anglosajón: “La Consolación de la Filosofía” de Boëthius, “La Historia del Mundo” de Orosius; la “Historia Eclesiástica” de Bede, y la “Regla Pastoral” y los “Diálogos” de San Gregorio Magno. No solamente tradujo sino que adapto la “Consolación de la Filosofía”, añadiéndole mucho material propio. La “Crónica Anglosajona”, la relación de la raza inglesa desde los primeros tiempos, fue inspirada por él.

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 26 DE OCTUBRE DEL 2016


La amistad con Jesús.
Lucas 13, 22-30. Miércoles XXX tiempo ordinario. Ciclo C. La puerta estrecha 


Por: H. Balam Loza LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
¿Maestro, dónde vives? Quiero, Jesús, vivir contigo. Quiero seguirte por donde Tú vayas y escuchar tus palabras que son espíritu y vida. ¿Qué quieres de mí? Me pongo en tus manospara que me lleves a donde Tú quieras. Así como a tus apóstoles los llevaste hasta el martirio así te pido que me lleves a donde Tú quieras. No quiero hacer mi voluntad sino que quiero hacer la tuya. Por eso vengo aquí, para que me hables y me indiques tu voluntad en mi vida. No quiero sino lo que Tú quieres. Si quieres darme un momento de prueba y de desierto, dámelo. Pero si quieres, por el contrario, darme alegrías eso también lo acepto. Quiero estar aquí como un niño, no importa lo que me pidas porque sé que estoy en los brazos de mi Padre. 
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”.
 Jesús le respondió” “Esfuércense por entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán.  Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Pero él les responderá: ‘No sé quiénes son ustedes’. Entonces le dirán con insistencia: ‘Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas’. Pero él replicará: ‘Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que hacen el mal’. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera. Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios.
Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos”. 
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Unos piensan en la vida cristiana como un sacrificio, como un decir ¡no!,a todo lo que lleva al pecado. Otros pueden pensar que es un vivir en el éxtasis. Se puede pensar un poco de todo. Pueden venir a la mente una serie de mandamientos, reglas, ritos… Pero ¿qué es lo importante en el cristianismo? ¿Quién es el cristiano auténtico? Puede ayudar aquello que dijo Benedicto XVI de que el cristianismo es el encuentro con una persona. Con Jesucristo mismo. Y entonces se comprende que el cristiano, el verdadero cristiano, es aquel que se ha encontrado con Jesús. Aquel que vive en continua comunicación con Jesús.
Podemos pensar en los discípulos. Ninguno de ellos era perfecto, no se la pasaban en éxtasis, pero eran hombres que seguían a Jesús y lo amaban con un corazón sencillo. A ellos no les faltaron los momentos difíciles, pero tampoco las alegrías. Podemos pensar en las largas jornadas que pasaban con el Señor. Cuántas bromas no les habrá hecho el Señor o cuántos días felices. Sin duda que las celebraciones de las fiestas debían de ser de lo mejor o las largas caminatas serían de lo más interesantes. Pero también había momentos difíciles. Cuántas veces el Señor regaño a Pedro o a Juan, el discípulo amado. Tuvieron que dejar atrás su casa, su dinero, su familia. Y más tarde llegó el anunció de la cruz. Qué duro debió de haber sido ese discurso del Señor… y sin embargo llegó la cruz. Y apenas la vieron, salieron corriendo, se escaparon. Pero cuando se dieron cuenta de su miseria y de su debilidad, supieron acudir al Señor y confiaron plenamente en Él.
Eran hombres normales, con sus flaquezas y sus puntos fuertes. Y estos hombres supieron entrar por la puerta que Jesús les indicaba. Tomaron la cruz, sí, pero no iban solos porque el Señor los acompañaba. Y así también el Señor nos muestra un camino y una cruz. Puede parecer lo más horrible, pero si miramos a nuestro lado y vemos que Jesús va con nosotros, nos daremos cuenta que es lo mejor que nos ha pasado. Cuando nos llegue una dificultad, cuando veamos que hemos pecado y nos avergoncemos de nuestra debilidad, démonos cuenta que el Señor nos está extendiendo el brazo para ayudar a levantarnos. Cuando la enfermedad toque a nuestra puerta no tengamos miedo, sino que descansemos en Jesús, que está ahí para consolarnos en el rostro de un familiar o un amigo.
La cruz y el camino son difíciles, pero no vamos solos. Caminando con Jesús, hasta el suplicio más duro se convierte en alegría como lo fue para el buen ladrón a para el Cireneo.
“No importa saber cuántos, sino que lo importante es que todos sepan cuál es el camino que conduce a la salvación.Tal recorrido prevé que se atraviese una puerta. Pero, ¿dónde está la puerta? ¿Cómo es la puerta? ¿Quién es la puerta? Jesús mismo es la puerta. Lo dice Él en el Evangelio de Juan: “Yo soy la puerta”. Él nos conduce a la comunión con el Padre, donde encontramos amor, comprensión y protección. Pero, ¿por qué esta puerta es estrecha?, se puede preguntar. ¿Por qué dice que es estrecha? Es una puerta estrecha no porque sea opresiva; sino porque nos exige restringir y contener nuestro orgullo y nuestro miedo, para abrirnos con el corazón humilde y confiado a Él, reconociéndonos pecadores, necesitados de su perdón. Por eso es estrecha: para contener nuestro orgullo, que nos hincha”.
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de agosto de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Jesús, hoy voy a dedicar un momento, delante del Santísimo para ver cómo vivo mi vida cristiana. ¿Realmente Tú eres mi amigo? ¿O simplemente me esfuerzo por cumplir una serie de normas? No te pido que me hagas perfecto sino que pueda decir que Tú eres mi amigo verdadero.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.