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domingo, 9 de octubre de 2016

HOY 9 DE OCTUBRE SE RECUERDA A SAN BENITO DE JESÚS, MÁRTIR Y PRIMER SANTO ARGENTINO


Hoy 9 de octubre se recuerda a San Benito de Jesús, mártir y primer Santo de Argentina


 (ACI).- Cada 9 de octubre la Familia Lasaliana recuerda a San Benito de Jesús, también conocido como San Héctor Valdivielso, uno de los ocho mártires que murió por el odio a la fe de un grupo de comunistas, poco antes de la Guerra Civil Española. Fue hermano de La Salle e intercedió en el cielo con sus compañeros por la curación de cáncer de una joven, convirtiéndose en el primer santo argentino.

Héctor nació en el barrio porteño de Boedo, Argentina, en 1910. Años después su familia se mudó a España. A sus 24 años, ya convertido en Hermano de La Salle, fue detenido con sus compañeros por los comunistas en 1934. Ellos fueron sacados de la escuela Nuestra Señora de Covadonga, en Turón, donde enseñaban a hijos de mineros.

Permanecieron por varios días en la “casa del Pueblo” y posteriormente los siete hermanos lasallanos con un padre pasionista, que evangelizaba con ellos, fueron fusilados en el cementerio de Turón.

El mismo día que San Juan Pablo II beatificaba a Héctor y sus compañeros mártires, un 29 de abril de 1990, se produjo un milagro que luego los llevaría a ser proclamados santos.

Rafaela Bravo, una joven nicaragüense de 24 años, se debatía entre la vida y la muerte como consecuencia de un cáncer de útero. Los médicos le daban pocas semanas de vida. Su esposo, un exalumno de La Salle, siguió el consejo del director donde había estudiado y rezó dos novenas a los mártires pidiéndoles su intercesión.

La noche del 29 de abril, Rafaela sintió unos dolores muy fuertes, pero al día siguiente estaba curada. Las comisiones médicas que durante años estudiaron el caso no pudieron darle explicación científica. Es así que un 21 de noviembre de 1999, San Juan Pablo II canonizó a los mártires.

Como se lee en una nota publicada en lasalle.org, el 26 de junio del 2013 dos hermanos de La Salle le entregaron al Papa Francisco una reliquia de San Héctor Valdivielso y el Pontífice agradeció a los hermanos por haber ofrecido a la nación argentina el primer santo de su historia.

SAN LUIS DE BELTRÁN, PATRONO DE COLOMBIA, 9 DE OCTUBRE

Hoy 9 de octubre es la fiesta de San Luis Beltrán, patrono de Colombia


 (ACI).- San Luis Beltrán, cuya fiesta se celebra cada 9 de octubre, fue misionero al norte de Colombia en la época colonial y logró la conversión de miles de indios. Hoy es Patrono de ese país.

San Luis Beltrán nació en Valencia, España, en 1526. Fue bautizado en la pila bautismal donde 175 años antes se bautizó a San Vicente Ferrer, quien era pariente de su padre.

Ingresó a la Orden de Santo Domingo y fue ordenado sacerdote por Santo Tomás de Villanueva.


Cierta ocasión, Santa Teresa de Ávila le consultó sobre si debía fundar un convento en su ciudad. San Luis Beltrán le respondió: "El asunto sobre el cual me pide información es tan importante que me dediqué por varios días a pedirle a Nuestro Señor que me iluminara lo que le debía responder”.

“Ahora le digo que sí, que lo debe fundar. Y le añado una noticia más: su comunidad va a ser tan ayudada por Dios, que dentro de cincuenta años será una de las más importantes en la Iglesia Católica".

En 1562 es enviado como misionero a América y, según los escritos que él mismo dejó, bautizó a más de 15 mil indios.


Sus enemigos más peligrosos fueron algunos españoles que cometían injusticias contra los indígenas. Un día le ofrecieron un vaso de refresco envenenado. El Santo lo bendijo y el vaso se rompió en pedazos.

En 1569 regresa a España para formar futuros misioneros y retorna a la Casa del Padre el 9 de octubre de 1581.

SANTORAL DE HOY DOMINGO 9 DE OCTUBRE DEL 2016

Benito de Jesús (Héctor Valdivielso Sáez), SantoBenito de Jesús (Héctor Valdivielso Sáez), Santo
Religioso lasallista y Mártir, 9 de octubre
John Henry Newman, BeatoJohn Henry Newman, Beato
Cardenal, 9 de octubre
Abraham, SantoAbraham, Santo
Patriarca del A.T., Octubre 9
Cirilo Beltrán, Inocencio de la Inmaculada y 8 compañeros; SantosCirilo Beltrán, Inocencio de la Inmaculada y 8 compañeros; Santos
Mártires de Turón en Asturias, 9 de octubre
Luis Beltrán, SantoLuis Beltrán, Santo
Presbítero, Octubre 9
Juan Leonardi, SantoJuan Leonardi, Santo
Presbítero y Fundador, Octubre 9
Dionisio de París, SantoDionisio de París, Santo
Memoria Litúrgica, 9 de octubre

LECTURAS BÍBLICAS, EL EVANGELIO Y MEDITACIONES DE HOY DOMINGO 9 DE OCTUBRE DEL 2016



Lecturas de hoy Domingo 28º del Tiempo Ordinario - Ciclo C



Lectura del segundo libro de los Reyes (5,14-17):
En aquellos días, Naamán de Siria bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta Elíseo, y su carne quedó limpia de la lepra, como la de un niño. Volvió con su comitiva y se presentó al profeta, diciendo: «Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel. Acepta un regalo de tu servidor.» 
Eliseo contestó: «¡Vive Dios, a quien sirvo! No aceptaré nada.» Y aunque le insistía, lo rehusó. 
Naamán dijo: «Entonces, que a tu servidor le dejen llevar tierra, la carga de un par de mulas; porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses fuera del Señor.»

Palabra de Dios



Salmo
Sal 97,1.2-3ab.3cd-4

R/. El Señor revela a las naciones su salvación

Cantad al Señor un cántico nuevo, 
porque ha hecho maravillas: 
su diestra le ha dado la victoria, 
su santo brazo. R/. 

El Señor da a conocer su victoria, 
revela a las naciones su justicia: 
se acordó de su misericordia y su fidelidad 
en favor de la casa de Israel. R/. 

Los confines de la tierra han contemplado 
la victoria de nuestro Dios. 
Aclama al Señor, tierra entera, 
gritad, vitoread, tocad. R/.


Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 
(2,8-13):

Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Éste ha sido mi Evangelio, por el que sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada: Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo.

Palabra de Dios



Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,11-19):

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.» 
Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes.» 
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» 
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»


Palabra del Señor

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«¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!»

Hoy podemos comprobar, ¡una vez más!, cómo nuestra actitud de fe puede remover el corazón de Jesucristo. El hecho es que unos leprosos, venciendo la reprobación social que sufrían los que tenían la lepra y con una buena dosis de audacia, se acercan a Jesús y —podríamos decir entre comillas— le obligan con su confiada petición: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» (Lc 17,13).

La respuesta es inmediata y fulminante: «Id y presentaos a los sacerdotes» (Lc 17,14). Él, que es el Señor, muestra su poder, ya que «mientras iban, quedaron limpios» (Lc 17,14).

Esto nos muestra que la medida de los milagros de Cristo es, justamente, la medida de nuestra fe y confianza en Dios. ¿Qué hemos de hacer nosotros —pobres criaturas— ante Dios, sino confiar en Él? Pero con una fe operativa, que nos mueve a obedecer las indicaciones de Dios. Basta un mínimo de sentido común para entender que «nada es demasiado difícil de creer tocando a Aquel para quien nada es demasiado difícil de hacer» (Beato J. H. Newman). Si no vemos más milagros es porque “obligamos” poco al Señor con nuestra falta de confianza y de obediencia a su voluntad. Como dijo san Juan Crisóstomo, «un poco de fe puede mucho».

Y, como coronación de la confianza en Dios, llega el desbordamiento de la alegría y del agradecimiento: en efecto, «uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias» (Lc 17,15-16).

Pero..., ¡qué lástima! De diez beneficiarios de aquel gran milagro, sólo regresó uno. ¡Qué ingratos somos cuando olvidamos con tanta facilidad que todo nos viene de Dios y que a él todo lo debemos! Hagamos el propósito de obligarle mostrándonos confiados en Dios y agradecidos a Él.


«¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench 
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

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San Bruno de Segni (c. 1045-1123), obispo 
Comentario al evangelio de Lucas, 2, 40; PL 426-428

La fe que purifica

      ¿Qué otra cosa representan los diez leprosos sino a los pecadores?... Cuando apareció Cristo Nuestro Señor todos los hombres padecían la lepra del alma aunque no todos estuvieran afectados por ella en el cuerpo... Ahora bien, la lepra del alma es mucho peor que la del cuerpo. 

      Pero, miremos lo que sigue: “...se detuvieron a distancia y comenzaron a gritar: Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros.” Estos hombres se detuvieron a distancia porque no se atrevían, siendo leprosos, acercarse a Jesús. Lo mismo nos pasa a nosotros: mientras permanecemos en nuestros pecados, nos quedamos alejados de Dios. Para recobrar la salud y curar de la lepra de nuestros pecados, supliquemos con voz fuerte y digamos: “Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros.” Con todo, esta súplica no debe ser una simple profesión de los labios sino que debe salir de nuestro corazón, porque el corazón tiene una voz más fuerte que la boca. La oración del corazón penetra los cielos y se eleva hasta el trono de Dios.