Páginas

lunes, 15 de agosto de 2016

HOY CELEBRAMOS LA SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS, 15 DE AGOSTO


La Asunción de la Virgen María
15 de agosto 



La Madre de Dios fue asociada estrechamente, por voluntad del Padre, a los misterios de su Hijo. Así, al igual que Jesús, también ella murió y fue sepultada. Pero, como dice el Prefacio, «el Señor no quiso que conociera la corrupción del sepulcro la mujer que, por obra del Espíritu, concibió en su seno al autor de la vida». 

Al respecto escribía Pío XII: «A la manera que la gloriosa resurrección de Cristo fue parte esencial y último trofeo de su más absoluta victoria sobre la muerte y el pecado, así la lucha de la bienaventurada Virgen, común con su Hijo, había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal... 

Por eso, la augusta Madre de Dios, misteriosamente unida a Jesucristo desde toda la eternidad... consiguió, al fin, como corona suprema de sus privilegios, ser conservada inmune de la corrupción del sepulcro y, del mismo modo que antes su Hijo, vencida la muerte, ser levantada en cuerpo y alma a la suprema gloria del cielo». Y la Constitución papal que en 1950 declaró el dogma de la Asunción concluía con esta definición: «Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial».

Oración: Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, te rogamos, que, aspirando siempre a las realidades divinas, lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

© Directorio Franciscano    

SAN TARSICIO, MÁRTIR, 15 DE AGOSTO



Tarsicio, Mártir
Mártir, 15 de agosto 


Por: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid 




Mártir

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, conmemoración de san Tarsicio, mártir, que por defender la santísima Eucaristía de Cristo, que una furiosa turba de gentiles intentaba profanar, prefirió ser inmolado, muriendo apedreado antes que entregar a los perros las cosas santas (c. 257).
Breve Biografía

Murió mártir durante la persecución de Valeriano. Su figura de niño héroe cristiano ha servido de estímulo y ejemplo durante dieciocho siglos a las generaciones de bautizados desde que han ido despertando a la fe. Su generosidad en la ayuda al prójimo y su disposición al servicio, impregnado de un amor generoso a Jesucristo en la Eucaristía han ayudado a la fantasía de los creyentes posteriores a renovar su veneración al Santísimo Sacramento. También los mayores han aprendido de él a vivir con coherencia la fe eucarística y a vigorizar las actitudes de adoración y culto que secularmente han practicado los discípulos del Señor.

El relato de los hechos con todos los rasgos de verosimilitud histórica es así:

Los cristianos no podían vivir la fe con manifestaciones externas. No tenían derecho a expresar la jubilosa explosión de felicidad que tenían dentro por saberse hijos de Dios con un culto externo. Era preciso esconderse para alabar al único Dios verdadero como discípulos del Señor Jesucristo; por no disponer de locales amplios donde pudieran reunirse, lo hacían a la orilla del Tiber, en los cementerios. Galerías largas y muy entrecruzadas; de vez en cuando se ve una lámpara encendida donde recordaban que se encontraba el cadáver de un mártir, la lámpara era la señal. Ellos conocían bien los largos corredores y los múltiples vericuetos; allí, en un ensanchamiento han tenido el buen gusto de poner en la piedra alguna inscripción y la figura del Pastor cargando una oveja en sus hombros; más adelante, en otro lugar, puede verse en la roca algo que se parece a un cestillo lleno de panes y peces; son símbolos de una historia pasada que se hace viva cada domingo y da más vida, alegría y fuerza a los discípulos de Jesús. Ahora se ve una especie de sala espaciosa, agrandada por las galerías que en ella convergen, donde hay una mesa grande cubierta por manteles muy blancos, con unos cirios encendidos sobre unos candelabros de plata o al menos, así lo parece.

Es un día especial. Sixto es el sacerdote; sí, lo nombraron como sucesor del pontífice Esteban al que habían matado los perseguidores. Todos cantan salmos, en medio de un gran silencio se leen algunos trozos del Evangelio y hace Sixto una sabia reflexión. El diácono Lorenzo pone pan y vino sobre la mesa y el anciano sacerdote comienza la fórmula de la consagración. Antes de comulgar todos se dan el ósculo de la paz.

Poco antes de dispersarse hay un recuerdo para los encarcelados; son los confesores de la fe; no han querido renegar; aman a Jesús más que a sus vidas. Es conveniente rezar por ellos y ayudar a sus familiares en la tribulación. Es también preciso hacerles partícipes de los santos misterios para que le sirvan de fortaleza en la pasión y en los tormentos.

¿Quién puede y quiere afrontar el peligro? Hace falta un alma generosa. Todos quieren; lo piden con los ojos: ancianos, maduros, mujeres y muchachas jóvenes con el rostro cubierto con un velo. Delante del nuevo papa Sixto un niño ha extendido la mano; hay cierta extrañeza en el sacerdote que parece no comprender tamaña decisión, a simple vista disparatada. "¿Y por qué no, Padre? Nadie sospechará con mis pocos años".

Jesús eucaristizado es envuelto en un fino lienzo y depositado en las manos del niño Tarsicio que sólo tiene once años y es bien conocido en el grupo por su fe y su piedad; no se ha amilanado en la furia de la persecución por más que vió aquella noche cómo mataban al papa Esteban mientras hacía los misterios del Señor.

Por entre las alamedas del Tiber va como portador de Cristo, se sabe un sagrario vivo, es una sensación extraña en él -entre el gozo y el orgullo- que nunca había experimentado. Pasa, sin saludar, embelesado con su tesoro. Unos amigos le invitan a participar en el juego; Tarsicio rehúsa; ellos se le acercan; Tarsicio oprime el envoltorio; le hacen un cerco y llega la temida pregunta: "¿Qué llevas ahí? Queremos verlo". Aterrado quiere echar a correr, pero es tarde. Lo agarran y fuerzan a soltar el atadijo que cada vez agarra con más tesón y fuerza, lo zarandean y lo tiran al suelo, le dan pescozones y puntapiés pero no quiere por nada del mundo dejar al descubierto al Señor; entre las injurias y amenazas acompañadas de empellones y puños, Tarsicio sigue diciendo "¡Jamás, jamás!". Uno de los que se ha acercado al grupo del alboroto se hace cargo de la situación y dice: "Es un cristiano que lleva sortilegios a los presos". Pequeños y mayores emplean ahora, bajo excusa de la curiosidad, con furia y saña, palos y piedras.

Recogieron el cuerpo destrozado de Tarsicio y lo enterraron en la catacumba de Calixto.

Cuando pasó la persecución, el papa Dámaso mandó poner sobre su tumba estos versos:
"Queriendo a san Tarsicio almas brutales
de Cristo el sacramento arrebatar,
su tierna vida prefirió entregar
antes que los misterios celestiales".

ANUNCIAN ACTIVIDADES POR BEATIFICACIÓN DE MAMA ANTULA, EN ARGENTINA


Anuncian actividades por beatificación de Mama Antula en Argentina
Por Giselle Vargas



BUENOS AIRES, 14 Ago. 16 /  (ACI).- La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina anunció diversas actividades que acompañarán la beatificación de Mama Antula el próximo 27 de agosto.

El Obispo de Santiago del Estero, Mons. Vicente Bokalic, informó que la beatificación de María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, se realizará el 27 de agosto a las 11:00 a.m. (hora local) en la diócesis ubicada a unos mil kilómetros de Buenos Aires.

Para prepararse espiritualmente la Comisión de Catequesis de Santiago del Estero en conjunto con la Sede Administrativa de las Escuelas Diocesanas (SAED), redactaron una novena dedicada a Mama Antula que narra una breve reseña y los milagros obrados por su intercesión. 

El viernes 26 de agosto habrá un campamento de jóvenes donde realizarán una vigilia hasta la medianoche con momentos de oración y celebración.


El sábado 27 la ceremonia de beatificación estará presidida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, en el Parque Aguirre donde en 1994 se celebró el Congreso Eucarístico Nacional.

Hasta el lugar llegarán las imágenes de diversos santuarios de la provincia Santiago del Estero como son: el Señor del Mailín, la Virgen de Sumampa, la Cruz de Matará, Nuestra Señora de Loreto, entre otras.

El domingo 28 agosto a las 11 a.m. hora local se realizará la Misa de acción de gracias en la Catedral Nuestra Señora del Carmen. 

Estos actos que fueron declarados como “interés nacional” por la Secretaría de Culto de la Nación y adoptada por la Secretaria General de la Presidencia de la Nación mediante resolución.

María Antonia de Paz y Figueroa (Mama Antula) nació en 1730 en Santiago del Estero. Trabajó desde muy joven con los jesuitas colaborando en la organización de ejercicios espirituales. Luego partió a Buenos Aires, donde se dedicó durante veinte años a predicar el mensaje de Cristo. 

En 1795 fundó la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires, la que aún cumple su misión bajo el cuidado de la congregación Hijas del Divino Salvador. Falleció el 7 de marzo de 1799 en dicha residencia. Sus restos descansan en la actualidad en la Iglesia Nuestra Señora de la Piedad, en Buenos Aires. 

El 4 de marzo el Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el milagro obrado por intercesión de la Sierva de Dios: en 1904 la religiosa María Rosa Vanina, de las Hijas del Divino Salvador, se recuperó de manera inexplicable de una colecistitis aguda con shock séptico, luego que los médicos pronosticaron una muerte segura.

Más información viviste www.beatificacionmamaantula.org 

LOS SANTOS DE HOY LUNES 15 DE AGOSTO 2016

Pío Alberto del Corona, BeatoPío Alberto del Corona, Beato
Obispo y Fundador, 15 de agosto
Alfredo, SantoAlfredo, Santo
Obispo, 15 de agosto
Alipio de Tagaste, SantoAlipio de Tagaste, Santo
Obispo, 15 de agosto
María Sagrario de San Luis Gonzaga, BeataMaría Sagrario de San Luis Gonzaga, Beata
Religiosa Mártir, 15 de agosto
Capuchinos Mártires de El PardoCapuchinos Mártires de El Pardo
Capucinos mártires, 15 agosto
Juan Mesonero Huerta, BeatoJuan Mesonero Huerta, Beato
Sacerdote y Mártir, 15 de Agosto
Mario (Luis) Ros Ezcurra, BeatoMario (Luis) Ros Ezcurra, Beato
Sacerdote y Mártir, 15 de agosto
Isidoro Bakanja, BeatoIsidoro Bakanja, Beato
Mártir Laico, 15 de agosto
David Roldán Lara, SantoDavid Roldán Lara, Santo
Laico Mártir, 15 de agosto
Salvador Lara Puente, SantoSalvador Lara Puente, Santo
Laico Mártir, 15 de agosto
Manuel Morales, SantoManuel Morales, Santo
Laico Mártir, 15 de agosto
Luis Batis Sáinz, SantoLuis Batis Sáinz, Santo
Presbítero y Mártir, 15 de agosto
José María Peris Polo, BeatoJosé María Peris Polo, Beato
Presbítero y Mártir, 15 de agosto
Vicente Soler, BeatoVicente Soler, Beato
Presbítero y Mártir, 15 de agosto
Carmelo Sastre Sastre, BeatoCarmelo Sastre Sastre, Beato
Presbítero y Mártir, 15 de agosto
Claudio (Ricardo) Granzotto, BeatoClaudio (Ricardo) Granzotto, Beato
Religioso Franciscano, 15 de agosto
Estanislao de Kostka, SantoEstanislao de Kostka, Santo
Seminarista, 15 de agosto
Asunción de Nuestra SeñoraAsunción de Nuestra Señora
Solemnidad Litúrgica, 15 de agosto
Tarsicio, MártirTarsicio, Mártir
Mártir, 15 de agosto

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 15 DE AGOSTO 2016, LA ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS



El triunfo definitivo de María

Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María. Que asunta hoy al cielo, sea siempre nuestra Madre, guía y compañera de camino hasta la eternidad. 


Por: P. Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!Y dijo María: Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia- como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos. María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa. 

Oración introductoria
María, madre de Jesús y madre mía, tú escuchaste siempre a tu Hijo. Tú supiste glorificarlo y te llenaste de júbilo al saber reconocer a Dios. Estrella de la mañana, refugio de los pecadores, háblame de Él y muéstrame el camino para seguir a Cristo por el camino de la fe.

Petición
María, ayúdanos a imitar tu docilidad, tu silencio y escucha. María, háblanos de Jesús.

Meditación del Papa Francisco
Hoy la Iglesia celebra una de las fiestas más importantes dedicadas a la  Virgen María: la fiesta de su Asunción. Al finalizar su vida terrena, la Madre de Cristo ascendió en alma y cuerpo al Cielo, en la gloria de la vida eterna, en plena comunión con Dios.                   
La página del Evangelio de hoy nos presenta a María que, justo después de haber concebido a Jesús por obra del Espíritu Santo, va a visitar a la anciana pariente Isabel, también ella esperando un niño de forma milagrosa. En este encuentro lleno de Espíritu Santo, María expresa su alegría con el cántico del Magnificat, porque ha tomado plena conciencia del significado de las grandes cosas que se están realizando en su vida: por medio de Ella se cumple la espera de su pueblo.                    
Pero el Evangelio nos muestra también cuál es el motivo más verdadero de la grandeza de María y de su felicidad: el motivo es la fe. De hecho, Isabel la saludó con estas palabras: “Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor” (Lc 1,45). La fe es el corazón de toda la historia de María; Ella es la creyente, la gran creyente, sabe --y lo dice-- que en la historia pesa la violencia de los prepotentes, el orgullo de los ricos, la arrogancia de los soberbios. Aún así, María cree y proclama que Dios no deja solos a sus hijos, humildes y pobres, sino que les socorre con cuidado misericordioso, derrocando a los poderosos de sus tronos, dispersando a los orgullosos en las parcelas de sus corazones. Y esta es la fe de nuestra madre, esta es la fe de María.
El cántico de la Virgen nos deja también intuir el sentido cumplido de la historia de María: si la misericordia del Señor es el motor de la historia, entonces no podía “conocer la corrupción del sepulcro aquella que ha generado al Señor de la vida”  Todo esto no tiene que ver solo con María. Las “cosas grandes” hechas en Ella por el Omnipotente nos tocan profundamente, nos hablan de nuestro viaje en la vida, nos recuerdan la meta que nos espera: la casa del Padre. Nuestra vida, vista a la luz de María asunta al Cielo, no es un deambular sin sentido, sino que es una peregrinación que, aún con todas sus incertezas y sufrimientos, tiene una meta segura: la casa de nuestro Padre, que nos espera con amor. Es bonito pensar esto, que tenemos un Padre que nos espera con amor. Y que nuestra Madre María también está arriba, nos espera con amor.
Mientras transcurre la vida, Dios hace resplandecer “para su pueblo, peregrino sobre la tierra, un signo de consolación y de esperanza segura”. Ese signo tiene un rostro y un nombre: el rostro luminoso de la Madre del Señor, el nombre bendecido de María, la llena de gracia, porque ha creído en la palabra del Señor. La gran creyente. Como miembros de la Iglesia, somos destinados a compartir la gloria de nuestra Madre, porque que, gracias a Dios, también nosotros creemos en el sacrificio de Cristo en la cruz y, mediante el Bautismo, entramos en este misterio de salvación.


Hoy todos juntos la rezamos, porque, mientras que se desata nuestro camino en esta tierra, Ella vuelva a nosotros sus ojos misericordiosos, nos despeja el camino, nos indica la meta, y nos muestra después este exilio de Jesús, el fruto bendito de su vientre. Oh clemente, oh pía, oh dulce Virgen María.
Reflexión
Hay, en Jerusalén, dos basílicas cristianas dedicadas a la Asunción de la Santísima Virgen. Una, más pequeña y modesta en su fachada, pero muy hermosa por dentro, se encuentra al lado del huerto de Getsemaní. Está en el fondo del torrente Cedrón y muy cerquita de la basílica de la "Agonía" o de "Todas las naciones". La fachada es cruzada, pero el interior es la cripta de la primitiva iglesia bizantina construida a finales del siglo IV, durante el reinado de Teodosio el Grande (379-395). Y se cree que en este santo lugar yació el cuerpo de la Virgen María antes de ser asunta a los cielos.

La otra iglesia, ubicada en el Monte Sión, es una de las iglesias católicas más grandes y más magníficas de Jerusalén, y se le conoce con el nombre de "iglesia de la Dormición", pues en ella se pretende recordar y celebrar el "tránsito" de la Virgen de este mundo al otro. Está ubicada a unos cuantos pasos del Cenáculo, en donde nuestro Señor celebró la Última Cena con sus discípulos y en donde instituyó la Eucaristía.

Otra tradición dice que María murió en Éfeso, bajo el cuidado del apóstol san Juan. Pero no consta, ni parece verosímil que la Virgen se fuera a una ciudad tan lejana, ya anciana, siendo que en Jerusalén tendría a muchos de sus familiares. Además, la antiquísima veneración del sepulcro de la Virgen en Getsemaní y la celebración de la fiesta de la Dormición de María en Jerusalén inclinan la balanza hacia esta afirmación.

Sea como sea, el hecho es que, desde los primerísimos años de la Iglesia, ya se hablaba del "tránsito" de la Santísima Virgen, de su "dormición" temporal y de su “asunción” a los cielos. Y, sin embargo, aunque era una creencia general del pueblo cristiano, la Iglesia no proclamó este dogma sino hasta el año santo de 1950. Ha sido, hasta el presente, el último dogma mariano. La bula declaratoria de Pío XII reza así: "Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial".

La Asunción de María no se contiene de modo explícito en la Sagrada Escritura, pero sí implicítamente. El texto del Apocalipsis que escuchamos en la primera lectura de la Misa de hoy puede ser un atisbo, aunque no tiene allí su fundamento bíblico. Más bien, los Santos Padres y los teólogos católicos han visto vislumbrada esta verdad en tres elementos incontestables de nuestra fe: la unión estrecha entre el Hijo y la Madre, atestiguada en los Evangelios de la Infancia; la teología de la nueva Eva, imagen de la mujer nueva y madre nuestra en el orden de la gracia; y la maternidad divina y la perfecta redención de María por parte de Cristo. Todo esto "exigía" la proclamación de la Asunción de nuestra santísima Madre al cielo.

En efecto, la persuasión de todo el orbe católico acerca de la excelsa santidad de María, toda pura e inmaculada desde el primer instante de su concepción; el privilegio singularísimo de su divina maternidad y de su virginidad intacta; y su unión íntima e inseparable con Jesucristo, desde el momento de la Encarnación hasta el pie de la cruz y el día de la Ascensión de su Hijo al cielo, han sido siempre, desde los inicios, los argumentos más contundentes para creer que Dios no permitiría que su Madre se corrompiera en la oscuridad del sepulcro. Ella no podía sufrir las consecuencias de un pecado que no había conocido jamás.

"Con razón no quisiste, Señor –rezamos en el prefacio de la Misa de hoy— que conociera la corrupción del sepulcro la mujer que, por obra del Espíritu, concibió en su seno al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro".

La Asunción de nuestra Madre santísima constituye, además, una participación muy singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección y del triunfo definitivo de los demás cristianos, hijos suyos.

Ella, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y primicia de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro. Y ya desde ahora, María brilla ante el pueblo de Dios, aún peregrino en este mundo, como faro luminoso, como estrella de la mañana, como señal de esperanza cierta, como causa de nuestra alegría, como auxilio de los cristianos, refugio de los pecadores y consuelo de los afligidos. ¡El triunfo de María es ya nuestro triunfo!

Propósito
¡Acójamos hoy a su regazo maternal y que María santísima, asunta hoy al cielo, sea siempre nuestra Madre, nuestra guía, nuestra protectora y abogada, nuestra reina y nuestra compañera de camino hasta la eternidad!
Diálogo con Cristo 
"No se aparte María de tus labios ni de tu corazón; y para conseguir su ayuda intercesora, no te apartes tú de los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si la contemplas. Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; si ella es tu guía, no te fatigarás; y si ella te ampara, llegarás felizmente al puerto". Texto de san Bernardo

Preguntas o comentarios al autor  P. Sergio Cordova LC