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jueves, 16 de junio de 2016

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 16 DE JUNIO DEL 2016


Dios sabe lo que necesitamos

Tiempo Ordinario



Tiempo Ordinario. La oración que elevemos a Dios tiene que ser sencilla,hecha con el corazón. 



Por: Carlos Llaca | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas. 

Oración introductoria
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, ven a esta oración para que sea el medio para crecer en el amor que perdona, libra del mal y de la tentación.

Petición
Ayúdame a hacer verdadera oración, Señor.

Meditación del Papa Francisco
Si por tanto hay alguno que puede explicar hasta el fondo la oración de “Padre nuestro”, enseñada por Jesús, estos son precisamente quienes viven en primera persona la paternidad. Sin la gracia que viene del Padre que está en los cielos, los padres pierden valentía y abandonan el campo. Pero los hijos necesitan encontrar un padre que les espera cuando vuelven de sus fracasos. Harán de todo para no admitirlo, para no mostrarlo, pero lo necesitan: y el no encontrarlo abre en ellos heridas difíciles de sanar.
La Iglesia, nuestra madre, está comprometida con apoyar con todas sus fuerzas la presencia buena y generosa de los padres en las familias, porque ellos son para las nuevas generaciones cuidadores y mediadores insustituibles de la fe en la bondad, en la fe y en la justicia y en la protección de Dios, como san José. (S.S. Francisco, audiencia del 4 de febrero de 2015,).
Reflexión
Jesús, cuando enseña el Padre Nuestro a sus discípulos, y a nosotros a través de ellos, nos da la pauta y el camino para que nuestra oración sea escuchada por Dios: "No charléis mucho con los gentiles que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados..."

Quiere decir que la oración que elevemos a Dios tiene que ser sencilla, hecha con el corazón, pensando en Dios y sus intereses, no en nosotros mismos.

Por ejemplo, Es diferente orar pidiendo que me vaya bien en los negocios, aunque haya que pasar por encima de mi prójimo, a decirle a Dios en la oración que me dé la fuerza para superar esa actitud de odio o disgusto contra el tipo que ayer me gritó en la tienda cuando fui a comprar algo de despensa.

En el primer ejemplo la petición está hecha en base a mis propios intereses y nada más. En el segundo, en cambio, la petición es justa porque se quiere superar un defecto propio por amor a Dios y el prójimo y no por amor a mí mismo ni mis cosas.

Ahora, Dios es infinitamente misericordioso. Pero también infinitamente justo. Por eso Jesús nos advierte que cuando queramos ser perdonados tenemos que perdonar a los que nos ofenden, si es que queremos ser perdonados por Dios. Cada vez que vamos al confesionario le pedimos perdón a Dios por haberle ofendido en la persona de nuestro hermano. Y nos lo da. ¿Es que acaso no vamos a perdonar las ofensas que recibimos siendo nosotros perdonados por lo que hacemos contra Dios, que siempre es más grave? ¿Es justo que seamos siempre perdonados sin nosotros perdonar ni una vez?

Por tanto, vivamos hoy y siempre coherentemente con Dios y nuestros hermanos en Cristo.

Propósito
Cuando se me presente una tentación para hacer o consentir el mal, rezaré de inmediato un padrenuestro.

Diálogo con Cristo
Jesucristo, ¡Venga tu Reino! Ésta es la aspiración de mi vida, que tu Reino se establezca y se realice en este mundo, iniciando en mi propia persona. Por eso te doy gracias por esta oración, permite que sepa escucharte, sentirte y seguirte.

HOY ES LA FIESTA DE SAN JUAN FRANCISCO REGIS, PATRONO DE LOS JESUITAS EN FRANCIA, 16 DE JUNIO


Hoy es la fiesta San Juan Francisco Régis, patrono de los jesuitas de Francia
Por Diego López Marina


 16 Jun. 16  (ACI).- San Juan Francisco Régis fue un sacerdote misionero de la Compañía de Jesús, patrono de dicha orden en Francia, y según las palabras del Papa Pío XII, patrono de los misioneros rurales.

Juan Francisco fue discípulo de San Francisco Javier, y tras su muerte, fue venerado por San Juan María Vianney y San Marcelino Champagnat.

Nació el 31 de enero de 1597 en una pequeña aldea de la región de Languedoc en Francia. Estudió en un prestigioso colegio jesuita de la ciudad de Béziers desde 1611 y después ingresó a la Congregación Mariana (hoy Comunidades de Vida cristiana, CVX).


El apostolado entre los humildes lo obligó a preguntarse sobre su futuro. Empezó a reflexionar y discernir su vocación hasta que entendió que el Señor lo había llamado a consagrar su vida a través del sacerdocio.

El 8 de diciembre de 1616, a los 19 años, ingresó a la Compañía de Jesús en el Noviciado de Toulouse. Allí demostró tal fervor que uno de sus compañeros llegó a declarar: "Juan Francisco se humilla él mismo hasta el extremo, pero demuestra por los demás un aprecio admirable”.

En 1631, a los 33 años, fue ordenado de sacerdote y al año siguiente lo destinaron a un trabajo que estaba muy de acuerdo con sus aspiraciones y con su fuerte constitución física: dedicarse a predicar misiones entre el pueblo.

Se desarrolló en este trabajo con tal energía que sus compañeros exclamaban: "Juan Francisco hace el oficio de 5 misioneros". En 43 años de vida, 24 como religioso, 10 como sacerdote y 9 como misionero popular, logró inmensos éxitos y tuvo el mismo calificativo en todos los sitios donde estuvo predicando: "el santo".

También estableció refugios para prostitutas y trabajó con las víctimas de la plaga en Toulouse. Estableció la Confraternidad del Bendito Sacramento; y recaudaba dinero y comida de la gente próspera para dársela a los pobres.

El santo falleció en 1640 e inmediatamente comenzó la devoción popular hacia él. Fue beatificado el 18 de mayo de 1716, y canonizado el 16 de junio de 1737.


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San Juan Francisco Regis nace en el año 1579 en Narbona- Francia. Es hijo de Jean Régis y Margarite de Cugunhan, estudió en el Colegio Jesuita de Béziers. A la edad de 19 años empieza a sentir desinterés por a vida mundana.

Entró en el noviciado de Toulouse el 8 de diciembre 1616. Demostró tal fervor que uno de sus compañeros comenta: "Juan Francisco se humilla él mismo hasta el extremo, pero demuestra por los demás un aprecio admirable". Su compañero de habitación un día lo acusó ante su superior diciendo que pocas horas eran las que dormía y que se pasaba largos ratos rezando en la capilla, a lo que el Padre Rector respondió: "No le impidas sus devociones. No te opongas a sus comunicaciones con Dios. a mi me parece que este joven es un santo y que un día nuestra Comunidad celebrará una fiesta en su honor". Palabras que finalmente resultaron proféticas.

Se ordenó a los 33 años como sacerdote. Enseñó gramática en los colegios de Millau de 1619 a 1625,de Le Puy en Velay de 1625 a 1627 y Auch de 1627 a 1628, tras lo cual pasó largos años predicando entre los pobres en zonas controladas por los hugonotes, viviendo en el colegio jesuita de Montpellier. A este trabajo le dedicó tal energía que sus compañeros exclamaban: "Juan Francisco hace el oficio de 5 misioneros".

En 1634, se puso a disposición del obispo de Viviers. Le ayuda en la visita a los pobres de la zona sur de la diócesis. Es en las escarpadas montañas de Boutières particularmente muestra sus cualidades como misionero. Atrae a los gente por su gran bondad y sus palabras sencillas. Su estilo de prédica era sencillo y directo, excelente para el entendimiento de los analfabetos. Sus sermones atraían a muchas personas, incluso a herejes; por lo que os oyentes comentaban: "Este padre no dice solamente lo que sabe, sino que parece que lo que está diciendo lo estuviera viendo". Un predicador de fama lo fue a escuchar y comentó: "El Padre Juan Francisco predica con extrema sencillez y convierte pecadores por millares y nosotros que predicamos con tanta elegancia, ¿a quién logramos convertir?". Otro de los testigos de su prédica cuenta: "Lo que a mí me admira es que un hombre de tan pobre presencia, con su sotana llena de remiendos, diciendo lo que todos dicen, sin adornos en su lenguaje, siendo a veces tan duro en su hablar, tiene tan grande inspiración divina que uno no es capaz de escucharle y seguir en paz con sus pecados".

Fue acusado por algunos Doctores ante el superior de los Jesuitas diciéndole que predicaba muy burdamente, que así deshonraba la dignidad de predicador. Ante estas acusaciones, el Superior Provincial fue a escucharlo y quedó profundamente impresionado, a lo que respondió a sus acusadores: "Ojalá quisiera Dios que todos los misioneros predicaran con toda unción como este sacerdote. El dedo de Dios está aquí. Si yo viviera en esta región, no me perdería ni un solo sermón de este padre".

Estableció refugios para prostitutas y trabajó con las víctimas de la plaga en Toulouse. Estableció la Confraternidad del Bendito Sacramento. Recaudaba dinero y comida de la gente próspera para dársela a los pobres.

En 1636, lo designaron en Le Puy en Velay. En el verano, trabaja en la ciudad, y durante el invierno se fue en una misión en las montañas.

Partir de diciembre de 1640, Padre Regis completando una misión en Monfaucon donde se encuentra la plaga. Él salió de la ciudad para bendecir y anunciando el fin de la epidemia. Él regresó en secreto por Le Puy en Velay. Durante tres días, es un retiro espiritual : "Interrumpí mi misión para prepararme para morir."

El 23 de diciembre 1640 se puso en camino con un muy malos tiempos. En el frío y la tormenta de nieve, el contrajo pleuresía. En la mañana del 24 de diciembre, se dirigió a la pequeña iglesia de La Louvesc y comienza su misión. Durante tres días de Navidad, trabajó incansablemente.

Miércoles, 26 de diciembre, después de la misa dicho a las dos de la tarde, el no puede ir al confesionario cuando parte del público es denso. Se encuentra cerca del altar y vuelve a confesar. Por la noche, se tambalea y cae. Fue llevado a la curación. Durante cinco días, que lucha contra la enfermedad.

El 31 de diciembre 1640, un poco antes de la medianoche, dijo al hermano Bideau "he estaba en mi peor momento." Y en seguida, "Oh mi hermano, veo a Nuestro Señor ya Nuestra Señora que me abrió el paraíso". Empezó a decir la palabra de Cristo que expira "Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu." Después de haber terminado estas palabras, también acabó con su vida.

La devoción popular al Padre Juan Francisco Régis comenzó el día de su muerte. Fue uno de los más famosos misionero de la Compañía de Jesús y el discípulo de San Francisco Javier a pesar de su ministerio se ejerce fuera de Francia.

San Juan María Vianney y San Marcelino Champagnat fueron grandes devotos suyos, y atribuyeron a su intercesión poder salvar los escollos que les dificultaban el ingreso al seminario.

Fue beatificado el 18 de mayo de 1716, y canonizado el 16 de junio de 1737.