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BEATA ANA DE SAN BARTOLOMÉ, MÍSTICA CARMELITA, 7 DE JUNIO

Hoy es la fiesta de la Beata Ana de San Bartolomé, mística carmelita
Por Diego López Marina




 (ACI).- La Beata Ana de San Bartolomé fue una religiosa carmelita, mística, discípula predilecta de Santa Teresa de Jesús y difusora de la reforma de la Orden carmelita descalza por Francia y los Países Bajos.

Fue considerada por todos y proclamada la Libertadora de Amberes (Bélgica); ya que, debido a sus oraciones, Dios salvó la ciudad del ataque de los herejes holandeses.

Ana de San Bartolomé nació el 1 de octubre de 1549 con el nombre Ana García Manzanas en Almendral de la Cañada (Toledo, España).

Vivió en tiempos del siglo de oro español, cuando en América se desarrollaba la conquista y el proceso de evangelización. A pesar de todo, España libró duras y sangrientas guerras de religión ante del avance del protestantismo. Por su parte, la Iglesia impulsó la Contrarreforma con el concilio de Trento, promoviendo la reforma de las Órdenes religiosas para oponerse a las ideas protestantes.


En ese contexto vivió la joven Ana, que sintió un llamado a la vocación religiosa desde niña. Sin embargo, al no recibir el apoyo de sus hermanos su salud se vio afectada y enfermó gravemente. Estos no fueron indiferentes y rezaron una novena al apóstol San Bartolomé por su curación.

El 24 de agosto de 1570, día de la fiesta del santo, Ana fue llevada a una ermita dedicada a su advocación y se curó milagrosamente. Ese mismo año ingresó al convento de San José de Ávila como hermana lega y eligió a San Bartolomé para su nuevo nombre de carmelita descalza.

Siendo novicia, conoció a la Doctora de la Iglesia, Santa Madre Teresa de Jesús, que desde un principio le dio permiso para la profesión, y en cuyas manos hizo sus votos el 15 de agosto de 1572. Además, se convirtió en su secretaria particular.

Aprendió a escribir de modo milagroso. Destacó siempre por su extraordinaria caridad, tanto para con Dios como para con el prójimo.

Tras el fallecimiento de Santa Teresa, la hoy Beata viajó a Francia para fundar varios conventos, dando maravillosos ejemplos de todas las virtudes.

En su autobiografía, escrita por obediencia, dejó constancia de las muchas gracias místicas que gozó durante su vida y sus luchas contras los ataques y tentaciones del demonio.

Tuvo el don de la bilocación, cuando se enteró que su confesor el P. Juan de San Cirilo estaba por morir, oró por él y se vio a su lado dándole consejos a su enfermero. También tuvo el don del conocimiento de almas, el que usaba para orar por los demás y aconsejarlos antes de que le contaran sus problemas.

En 1624 sufrió una apoplejía, de la que no se terminó de recuperar. El 7 de junio de 1626, luego de la extremaunción y haber comulgado, tuvo un éxtasis de unos 15 minutos y después falleció en paz.

Fue beatificada en 1917 por el Papa Benedicto XV.

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 7 DEL 2016



Ustedes son la luz del mundo y sal de la tierra
Tiempo Ordinario



Tiempo Ordinario. Si ya no alumbras, acércate a Cristo porque Él es la luz. 


Por: P. Cristian González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-16
«Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Oración introductoria
Dios mío, me has llamado a la santidad. Ilumina mi mente y mi corazón en esta oración para descubrir dónde se encuentra la verdadera felicidad, sólo ésta quiero desear y no las burdas imitaciones que me ofrece el mundo.

Petición
Señor, te pido que deje entrar tu luz a mi conciencia para ser sal que ilumine y dé sabor a la vida de los demás.

Meditación del Papa Francisco
¿Quiénes eran aquellos discípulos? Eran pescadores, gente sencilla... Pero Jesús los mira con los ojos de Dios, y su afirmación se entiende precisamente como consecuencia de las Bienaventuranzas. Él quiere decir: si seréis pobres de espíritu, si seréis mansos, si seréis puros de corazón, si seréis misericordiosos... ¡Ustedes serán la sal de la tierra y la luz del mundo!
Para comprender mejor estas imágenes, tengamos en cuenta que la ley judía prescribía poner un poco de sal sobre cada oferta presentada a Dios, como un signo de alianza. La luz, entonces, para Israel era el símbolo de la revelación mesiánica que triunfa sobre las tinieblas del paganismo. Los cristianos, el nuevo Israel, reciben, entonces, una misión para con todos los hombres: con la fe y la caridad pueden orientar, consagrar, hacer fecunda la humanidad. Todos los bautizados somos discípulos misioneros y estamos llamados a convertirnos en un Evangelio vivo en el mundo: con una vida santa daremos "sabor" a los diferentes ambientes y los defenderemos de la corrupción, como hace la sal; y llevaremos la luz de Cristo a través del testimonio de una caridad genuina. Pero si los cristianos perdemos sabor y apagamos nuestra presencia de sal y de luz, perdemos la efectividad.» (Ángelus de S.S. Francisco, 9 de febrero de 2014).

Reflexión
"Miren cómo se aman" decían de los primeros cristianos. Ése era su distintivo: el amor.

Parecería que Cristo nos está pidiendo que no seamos humildes: "Brille así vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras -pero es ahora donde viene lo importante:- y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

No dejemos de hacer el bien por esa falsa humildad, el secreto está en que no nos glorifiquen a nosotros sino a Dios, pero recordemos que somos luz, sal, estamos hechos para brillar, para dar sabor, que el mundo vuelva a sentir nuestra presencia, y que cuando nos vean tengan que exclamar asombrados: "Miren cómo se aman". Miren cómo brillan en el mundo, miren cómo iluminan el camino, son como una lámpara que hay que poner en lo alto, para que alumbre a todos. No se nos olvide que somos lámpara, llevamos la luz en nosotros, pero la luz es Cristo, es a Él a quien tienen que dar gloria. Se tienen que admirar de la luz, que es Cristo.

Cristo hace milagros. Dice el evangelio que si la sal se desvirtúa ya no sirve para nada, pero todo tiene solución mientras dura la vida porque Dios es omnipotente. Si tú, siendo cristiano, siendo sal de la tierra, crees que has perdido el sabor, confía plenamente en que hay uno que se lo puede devolver, confía en que hay uno que puede hacerte ser otra vez sal de la buena, de ser sal insípida a ser sal que da sabor. Si tú te consideras una lámpara sin luz, de esas que sí se tendrían que poner debajo del celemín porque ya no alumbran, acércate a Cristo porque Él es la luz, es Él el que da sentido a nuestra vida, Él nos hará ser lo que debemos ser y así prenderemos fuego al mundo entero.

Así podrán exclamar un día también de nosotros como exclamaban de los primeros cristianos: "Miren cómo se aman". ¡Ánimo! ¡Como los primeros!

Propósito
Ser el primero en disculparme u ofrecer una solución en alguna discusión que se presente.

Diálogo con Cristo
Jesús, me llamas a ser la sal y la luz para los demás, esto implica que mi testimonio de vida, palabras y acciones deben ser un reflejo de tu amor, de tu misericordia infinita. Tu gracia es la fuente para la felicidad. Ayúdame, Señor, a guiarme en todo por el Espíritu Santo, para que Él sea quien edifique, en mí, al auténtico testigo de tu amor.