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jueves, 5 de mayo de 2016

HOY 5 DE MAYO SE CONMEMORA A SAN ÁNGEL, MÁRTIR DE LOS CARMELITAS


Hoy 5 de mayo se conmemora a San Ángel, Mártir de los carmelitas
Por Diego López Marina



 (ACI).- San Ángel fue uno de los primeros sacerdotes miembros de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo; convirtió a muchos con su predicación y milagros, y fue martirizado hacia el 1226 en Sicilia, Italia.

Este santo nació en Jerusalén en el 1185. Según la tradición, sus padres fueron judíos convertidos al cristianismo después de que la Santísima Virgen María se les apareciera.

Desde niño se mostró con extraordinarios dones espirituales e intelectuales. A los 15 años hablaba ya el griego, latín y hebreo. Y a los 25 decidió entrar a la orden los Carmelitas que habitaban en el convento de Santa Ana (Jerusalén), lugar en el que realizó su profesión de fe.

Durante cinco años vivió como ermitaño en el Monte Carmelo, donde se le apareció el mismo Jesús mostrándole el mal que le esperaba a la Tierra Santa con la invasión de los musulmanes. Por ello el Señor le dijo que se dirija a Occidente para predicar y convertir a los pecadores.

Asimismo, tras ser ordenado sacerdote en 1218, recibió de su Orden la misión de viajar a Roma y obtener la aprobación de la nueva Regla del Carmelo de parte del Papa Honorio III, la cual conseguiría en 1226.

Tras predicar un tiempo en San Juan de Letrán (Roma), fue enviado a hacer lo mismo en Sicilia y convertir a los seguidores del catarismo, una herejía que condenaba el sacramento de matrimonio, negaban la resurrección de la carne, etc. También se le recuerda porque convirtió a más de 200 judíos en Palermo.

Sin embargo fue en la ciudad de Licata, cuando predicaba a una multitud, que fue acuchillado por una banda de malhechores. Herido de muerte, cayó de rodillas y oró por todo el pueblo y en particular por los que lo habían herido.

La Orden del Carmen lo venera como santo por lo menos desde 1456. Algunos afirman que su culto fue oficialmente reconocido por el papa Pío II en 1459. Su fiesta se celebra el 5 de mayo.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 5 DE MAYO DEL 2016


Día litúrgico: Jueves VI de Pascua
Texto del Evangelio (Jn 16,16-20): 


En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es eso que nos dice: ‘Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver’ y ‘Me voy al Padre’?». Y decían: «¿Qué es ese ‘poco’? No sabemos lo que quiere decir». Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: ‘Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?’. En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo».


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«Vuestra tristeza se convertirá en gozo»
Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu 
(Sant Feliu de Llobregat, España)


Hoy contemplamos de nuevo la Palabra de Dios con la ayuda del evangelista Juan. En estos últimos días de Pascua sentimos una inquietud especial por hacer nuestra esta Palabra y entenderla. La misma inquietud de los primeros discípulos, que se expresa profundamente en las palabras de Jesús —«Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver» (Jn 16,16)— concentra la tensión de nuestras inquietudes de fe, de búsqueda de Dios en nuestra vida cotidiana.

Los cristianos de hoy sentimos la misma urgencia que los cristianos del primer siglo. Queremos ver a Jesús, necesitamos experimentar su presencia en medio de nosotros, para reforzar nuestra fe, esperanza y caridad. Por esto, nos provoca tristeza pensar que Él no esté entre nosotros, que no podamos sentir y tocar su presencia, sentir y escuchar su palabra. Pero esta tristeza se transforma en alegría profunda cuando experimentamos su presencia segura entre nosotros.

Esta presencia, así nos lo recordaba Juan Pablo II en su última Carta encíclica Ecclesia de Eucharistia, se concreta —específicamente— en la Eucaristía: «La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor: ‘He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’ (Mt 28,20). (...) La Eucaristía es misterio de fe y, al mismo tiempo, “misterio de luz”. Cada vez que la Iglesia la celebra, los fieles pueden revivir de algún modo la experiencia de los dos discípulos de Emaús: 'Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron' (Lc 24,31)».

Pidamos a Dios una fe profunda, una inquietud constante que se sacie en la fuente eucarística, escuchando y entendiendo la Palabra de Dios; comiendo y saciando nuestra hambre en el Cuerpo de Cristo. Que el Espíritu Santo llene de luz nuestra búsqueda de Dios.