Páginas

miércoles, 4 de mayo de 2016

SAN FLORIÁN, PATRONO DE POLONIA Y MÁRTIR, 4 DE MAYO


Hoy se conmemora a San Florián, Patrono de Polonia y Mártir
Por Diego López Marina




(ACI).- San Florián de Lorch fue un oficial del ejército romano, responsable de la brigada bomberos, que fue martirizado por su fe en tiempos de Diocleciano; es patrono de Polonia, de los bomberos, limpiadores de chimeneas, entre otros.

San Florián nació cerca del año 250 en la ciudad de Aelium Cetiumin, hoy conocida como Saint Pölten en Austria.

Según la tradición, cuando era comandante del ejército romano en Baviera (Alemania) y arribó el cónsul Aquilino con la disposición de hacer valer el edicto de persecución contra los cristianos, este se negó a apoyarlo. El principal motivo fue porque Florian profesaba el cristianismo y por ello decidió compartir la misma suerte que sus compañeros.


Actas de la época detallan que el mártir decidió entregarse a los soldados de Aquilino confesando su fe. Después, ante la negativa de adorar dioses romanos, recibió azotes y fue despellejado.

El Martirologio Romano indica que murió en Lorch, hoy Alemania, por orden directa de Aquilino. Fue arrojado desde el puente al río Enns con una piedra atada al cuello en el 304.

Posteriormente sus reliquias se trasladaron a Roma, y el Papa Lucio III, en 1138, regaló una parte de ellas al rey Casimiro de Polonia y al obispo de Cracovia. Desde entonces, se considera a San Florián como patrono de Linz, de Polonia y de Austria superior. Actualmente sus reliquias son veneradas en Cracovia, en la iglesia de San Florián.

A este santo se le suele representar con una cubeta de agua en la mano, porque según una leyenda detuvo un incendio tan solo con un balde de agua.

Además, San Florián tiene múltiples patronazgos como el del cuerpo de bomberos, los deshollinadores de chimeneas, fabricantes de jabón, cerveceros, viticultores; también se invoca su protección sobre los que están en peligro de ahogarse.

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 4 DE MAYO DEL 2016


Texto del Evangelio (Jn 16,12-15):

 En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros».

_______________________

«Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa»
Rev. D. Santi COLLELL i Aguirre 
(La Garriga, Barcelona, España)


Hoy, Señor, una vez más, nos quieres abrir los ojos para que nos demos cuenta de que con demasiada frecuencia hacemos las cosas al revés. «El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa» (Jn 16,13), aquello que el Padre ha dado a conocer al Hijo.

¡Es curioso!: más que dejarnos guiar por el Espíritu (¡qué gran desconocido en nuestras vidas!), lo que hacemos es, bien pasar de Él, bien “imponerle” las cosas una vez ya hemos tomado nuestras decisiones. Y lo que hoy se nos dice es más bien lo contrario: dejar que Él nos guíe.

Pienso, Señor, en voz alta... Vuelvo a leer el Evangelio de hoy y me vienen a la cabeza los chicos y chicas que recibirán la Confirmación este año. Veo los que me rodean y estoy tentado a pensar: —¡Qué verdes están! ¡A éstos, tu Espíritu no les va ni por delante ni por detrás; y más bien se dejan guiar por todo y por nada!

A quienes se nos considera adultos en la fe, haznos instrumentos eficaces de tu Espíritu para llegar a ser “contagiadores” de tu verdad; para intentar “guiar-acompañar”, ayudar a abrir los corazones y los oídos de quienes nos rodean.

«Mucho tengo todavía que deciros» (Jn 16,12). —¡No te retengas, Señor, en dirigirnos tu voz para revelarnos nuestras propias identidades! Que tu Espíritu de Verdad nos lleve a reconocer todo aquello de falso que pueda haber en nuestras vidas y nos haga valientes para enmendarlo. Que ponga luz en nuestros corazones para que reconozcamos, también, aquello que de auténtico hay dentro de nosotros y que ya participa de tu Verdad. Que reconociéndolo sepamos agradecerlo y vivirlo con alegría.

Espíritu de Verdad, abre nuestros corazones y nuestras vidas al Evangelio de Cristo: que sea ésta la luz que ilumine nuestra vida cotidiana. Espíritu Defensor, haznos fuertes para vivir la verdad de Cristo, dando testimonio a todos.