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miércoles, 27 de abril de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 27 DE ABRIL DEL 2016



EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 
27 DE ABRIL 2016



Texto del Evangelio (Jn 15,1-8): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos».


«Permaneced en mí, como yo en vosotros»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench 
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)




Hoy contemplamos de nuevo a Jesús rodeado por los Apóstoles, en un clima de especial intimidad. Él les confía lo que podríamos considerar como las últimas recomendaciones: aquello que se dice en el último momento, justo en la despedida, y que tiene una fuerza especial, como de si de un postrer testamento se tratara.

Nos los imaginamos en el cenáculo. Allí, Jesús les ha lavado los pies, les ha vuelto a anunciar que se tiene que marchar, les ha transmitido el mandamiento del amor fraterno y los ha consolado con el don de la Eucaristía y la promesa del Espíritu Santo (cf. Jn 14). Metidos ya en el capítulo decimoquinto de este Evangelio, encontramos ahora la exhortación a la unidad en la caridad.

El Señor no esconde a los discípulos los peligros y dificultades que deberán afrontar en el futuro: «Si me han perseguido a mí, también a vosotros os perseguirán» (Jn 15,20). Pero ellos no se han de acobardar ni agobiarse ante el odio del mundo: Jesús renueva la promesa del envío del Defensor, les garantiza la asistencia en todo aquello que ellos le pidan y, en fin, el Señor ruega al Padre por ellos —por todos nosotros— durante su oración sacerdotal (cf. Jn 17).

Nuestro peligro no viene de fuera: la peor amenaza puede surgir de nosotros mismos al faltar al amor fraterno entre los miembros del Cuerpo Místico de Cristo y al faltar a la unidad con la Cabeza de este Cuerpo. La recomendación es clara: «Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5).

Las primeras generaciones de cristianos conservaron una conciencia muy viva de la necesidad de permanecer unidos por la caridad. He aquí el testimonio de un Padre de la Iglesia, san Ignacio de Antioquía: «Corred todos a una como a un solo templo de Dios, como a un solo altar, a un solo Jesucristo que procede de un solo Padre». He aquí también la indicación de Santa María, Madre de los cristianos: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5).

ESTOS SON LOS NUEVOS DECRETOS DE LAS CAUSAS DE LOS SANTOS APROBADOS POR EL PAPA FRANCISCO


Estos son los nuevos decretos de las Causas de los Santos aprobados por el Papa



(ACI).- El Papa Francisco recibió el 26 de abril al Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Cardenal Angelo Amato, y autorizó la promulgación de nuevos decretos que reconocen la intercesión de beatos y las virtudes heroicas de algunos Siervos de Dios.

El beato Alfonso María Fusco será canonizado gracias a la aprobación de un milagro atribuido a la intercesión de este sacerdote diocesano de Nápoles y fundador de la Congregación de las Hermanas de San Juan Bautista. Nació el 23 de marzo de 1839 y murió el 6 de febrero de 1910.

El Santo Padre también aprobó el milagro atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios Giovanni Sullivan, sacerdotes profeso de la Compañía de Jesús. Nació el 8 de mayo de 1891 y murió el 19 de febrero de 1933.

También se ha aprobado el martirio de los Siervos de Dios Vicenzo Prennushi, de la orden de los Hermanos Menores, Arzobispo de Dirraquio (Albania), y de 37 compañeros, asesinados entre 1945 y 1974.

El martirio de los Siervos de Dios Giuseppe Antón Gómez y 3 compañeros, presbíteros de la orden de San Benito, asesinados en 1936 también han sido aprobados por el Santo Padre.

Además, el Papa reconoció las virtudes heroicas del Siervo de Dios Tommaso Choe Yang-Eop, sacerdote diocesano que nació en 1 de marzo de 1821 y murió el 15 de junio de 1861.

También del decreto de las virtudes heroicas del Siervo de Dios Sosio del Prete, sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores y fundador de la Congregación de las Pequeñas Siervas de Cristo Rey. Nació el 28 de diciembre de 1885 y murió el 27 de enero de 1952.

Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Venanzio Katarzyniec, sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales. Nació el 7 de octubre de 1889 y murió el 31 de marzo de 1921.

Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios María del Consejo del Espíritu Santo, fundadora de la Congregación de las Hermanas Siervas de la Adolorada. Nació el 6 de enero de 1845 y murió el 11 de enero de 1900.

También el decreto de las virtudes heroicas de la Sierva de Dios María de la Encarnación, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco del Rebaño María. Nació el 24 de marzo de 1840 y murió el 24 de noviembre de 1917.

También las virtudes heroicas de la Sierva de Dios María Laura Baraggia, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Familia del Sagrado Corazón de Jesús. Nació el 1 de mayo de 1851 y murió el 18 de diciembre de 1923.

Por último, el Papa aprobó las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Ilia Corsaro, Fundadora de la Congregación de las Pequeñas Misioneras Eucarísticas. Nació el 4 de octubre de 1897 y murió el 23 de marzo de 1977.

También las de la Sierva de Dios María Montserrat Grases García, laica, de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y del Opus Dei. Nació el 10 de julio de 1941 y murió el 26 de marzo de 1959. 

SANTA ZITA DE LUCCA, PATRONA DE LAS EMPLEADAS DEL HOGAR, 27 DE ABRIL

Hoy la Iglesia celebra a Santa Zita, Patrona de las empleadas del hogar
Por Abel Camasca



 (ACI).- El 27 de abril es la fiesta de Santa Zita, patrona de las empleadas del hogar. Ella era de condición muy humilde y desde pequeña tuvo que trabajar como sirvienta para mantener a su familia. Sufrió muchas burlas, pero su amor a los pobres hizo que hasta los ángeles le ayudaran en los quehaceres de la casa.

Santa Zita nació cerca de Lucca (Italia) en 1218 y sirvió desde los doce años de edad y por 48 años a una familia muy adinerada.

Como se preocupaba mucho por los más desfavorecidos, cierto día fue a ayudar a un necesitado, dejando por un momento su trabajo en la cocina. Los otros sirvientes se lo dijeron a la familia, que fue a la cocina a investigar y encontró a los ángeles haciendo el trabajo de la santa.

De esta manera se le permitió más libertad para servir a los pobres, pero no por ello cesaron los ataques y burlas de los otros sirvientes.

Por aquella época, una hambruna golpeó la ciudad y Santa Zita repartió hasta su propia comida con los pobres. La necesidad de los más desfavorecidos llegó a tal punto que la Santa tuvo que repartir las reservas de granos de la familia. Cuando los patrones fueron a ver, se dieron con la sorpresa de que la despensa estaba milagrosamente llena.

En víspera de Navidad, Zita se encontró con un hombre que temblaba de frío en la entrada de la Iglesia de San Fredaino. La Santa le dio un manto costoso de la familia para que se abrigara y le pidió que lo devolviera al terminar la Misa, pero el hombre desapareció.

Su patrón montó en cólera al siguiente día contra Zita, pero un anciano desconocido en el pueblo llegó y devolvió el manto. Los ciudadanos interpretaron que este necesitado había sido un ángel y desde aquel momento la puerta de San Fredaino fue llamado “El Portal del ángel”.

Santa Zita partió a la Casa del Padre el 27 de abril de 1278 y de inmediato su fama de santidad se expandió en todo el país e Inglaterra. Sus restos reposan en la capilla de Santa Zita de la Iglesia de San Frediano, en Lucca (Italia).