Eufrasia de Tebaida, Santa
Virgen, 24 de julio
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Geraldo de Mayo, Santo
Abad, 13 de marzo
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Pedro II de Cava, Beato
Abad, 13 de marzo
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Eldrado de Novalesa, Santo
Abad, 13 de marzo
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Ansovino de Camerino, Santo
Obispo, 13 de marzo
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Agnelo de Pisa, Beato
Presbítero, 13 de marzo
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Francisca Tréhet, Beata
Religiosa y Mártir, 13 de marzo
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Dulce Lopes Pontes, Beata
Religiosa, 13 de marzo
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Salomón de Córdoba, Santo
Mártir, 13 de marzo
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Rodrigo de Córdoba, Santo
Sacerdote y Mártir, 13 de marzo
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Leandro de Sevilla, Santo
Obispo, 13 de marzo
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domingo, 13 de marzo de 2016
LOS SANTOS DE HOY: DOMINGO 13 DE MARZO DEL 2016
SAN RODRIGO DE CÓRDOBA, SACERDOTE Y MÁRTIR, 13 DE MARZO
San Rodrigo de Córdoba.
Sacerdote y mártir. Patrono de Cabra, España
13 de marzo
San Rodrigo fue un sacerdote que intentó arreglar una disputa de hermanos. Uno lo engaña y lo acusa de apostasía musulmana para luego ser decapitado.
San Rodrigo de Córdoba fue un sacerdote oriundo de la ciudad de Córdoba, en Andalucía, un territorio que estaba en aquel tiempo bajo la dominación árabe. Uno de sus hermanos había sido cristiano, pero otro, se había convertido en musulmán. San Rodrigo no muere a manos de los musulmanes por la persecución, muere por una pelea interna de familia, su hermano, quien era musulmán, levantó falso testimonio contra San Rodrigo logrando que fuese injustamente sentencia a la muerte
Martirologio romano: En Córdova, Andalucía (España), la pasión de los santos Rodrigo y Salomón, sacerdotes y mártires: el primero, después de haberse negado a creer que Mahoma era el verdadero profeta enviado por el Todopoderoso, fue encarcelado, y allí en prisión conoció a Salomón, un converso cristiano que, anteriormente, pertenecía a la religión mahometana, y que luego juntos, completaron gloriosamente su prueba con la decapitación.
Biografía de San Rodrigo de Córdoba
San Rodrigo fue un sacerdote de Córdoba, en Andalucía, una región que había sido parte del reino de los visigodos en España. Era una situación bastante común en ese territorio, estaba bajo el dominio árabe: uno de sus hermanos había sido cristiano y otro se había convertido en musulmán. Rodrigo, morirá en manos de los árabes, por lo que es representado con sus vestiduras de sacerdote y con la palma de olivo los mártires.
El caso fue que San Rodrigo no muere por actos de persecución; ya que en aquel entonces, en esa región, los musulmanes, cristianos y judíos, coexisten pacíficamente.
San Rodrigo fue víctima de peleas familiares. Continuamente Rodrigo reprendía a su hermano musulmán de insistir en su terquedad de obligar a su otro hermano cristiano a convertirse a la fe de Mahoma. Rodrigo intenta hacer la paz entre los dos, pero sin éxito
Un día, de hecho, San Rodrigo ve a sus dos hermanos golpeándose salvajemente y entonces trata de separarlos, pero en medio de la ceguera por la ira, los dos hermanos se pusieron a pegarle, y bajo sus duros golpes cae inconsciente.
Luego de esto, el hermano musulmán se aprovecha del estado de San Rodrigo, le quita sus vestiduras de Sacerdote y se lo lleva en una camilla por el pueblo, y la gente al verlo preguntaban qué había sucedido y su hermano musulmán, con una mentirosa explicación decía a todos que Rodrigo está gravemente enfermo y, sintiéndose cerca de la muerte, se convirtió en musulmán.
El rumor se propaga, pero San Rodrigo, a quien su hermano musulmán mantenía oculto en una zona circundante, logra escaparse y una vez sanado, regresa a Córdoba vestido como sacerdote, pero su hermano musulmán lo lleva arrastrando a donde un juez musulmán y lo acusó de apostasía:
"Este se había convertido en un seguidor del Islam, y está de vuelta cristiana traicionó nuestra fe."
Para este tipo de delito solo existía la muerte, mientras que los que no se persiguen pueden seguir siendo cristianos.
El juez trata de ayudar a San Rodrigo para salvarlo, sugiriéndole que firmara una declaración de lealtad al Islam, que lo liberaría de inmediato, y sin compromisos de practicar la fe coránica. Pero Rodrigo no acepta y declara abiertamente:
"Cristiano, por el resto de mi vida".
En ese momento, es condenado a muerte por el juez, ante la vehemente insistencia del otro hermano musulmán.
Su muerte
San Rodrigo, es entonces encarcelado con otro cristiano llamado Salomón, que fue condenado a muerte por la misma razón, y que luego juntos, completaron gloriosamente su prueba con la decapitación
Sus cuerpos fueron lanzados al río Guadalquivir, pero fueron recuperados luego por los cristianos, que entierran Rodrigo en la basílica de San Genesio, en Córdoba, y a Salomón le dan cristiana sepultura cerca de las tumbas de los Santos Cosme y Damián.
La Santidad de esos mártires es proclamada inmediatamente, a través de un espontáneo culto popular.
La Fiesta de san Rodrigo y san Salomón se celebra el 13 de marzo, desde el año 1581
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 13 DE MARZO DEL 2016 - ÚLTIMO DOMINGO DE CUARESMA
Lecturas
5 Domingo de Cuaresma – Ciclo C
Domingo 13 de Marzo de 2016
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (43,16-21):
Esto dice el Señor, que abrió camino en el mar y una senda en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, la tropa y los héroes: caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. «No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, corrientes en el yermo.
Me glorificarán las bestias salvajes, chacales y avestruces, porque pondré agua en el desierto, corrientes en la estepa, para dar de beber a mi pueblo elegido, a este pueblo que me he formado para que proclame mi alabanza».
Palabra de Dios
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Salmo
Salmo Responsorial: 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6
R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.
Recoge, Señor a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.
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Segunda lectura
Lectura de carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,8-14):
Hermanos:
Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Todo para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos.
No es que ya haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacía el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús.
Palabra de Dios
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Lectura del santo Evangelio según San Juan 8,1-11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: – «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: – «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: – «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó: – «Ninguno, Señor».
Jesús dijo: – «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
Palabra del Señor