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jueves, 10 de marzo de 2016

HOY LA IGLESIA CELEBRA A LOS 40 MÁRTIRES DE SEBASTE, SOSTENIDOS POR LA FE DE UNA MADRE, 10 DE MARZO


Hoy la Iglesia celebra a los 40 mártires de Sebaste, sostenidos por la fe de una madre
Por Abel Camasca



 (ACI).- "Por esta noche de hielo conseguiremos el día sin fin de la gloria en la eternidad feliz", se animaban los mártires unos a otros, mientras permanecían en un lago congelado como castigo. Conozca lo que Cristo y los ángeles hicieron por ellos y el valiente gesto de la madre del mártir más joven.

Ante el decreto del emperador Licino (320), en el que se ordenaba la muerte de los cristianos que no renegaban de su fe, los valientes soldados dijeron al gobernador de Sebaste (entonces capital de la provincia de Armenia Menor, en Turquía) que ellos no ofrecerían incienso a los ídolos y que se mantendrían fieles a Jesús.

El gobernador los mandó torturar y encerrar en un calabozo oscuro. La cárcel se iluminó y se oyó que Cristo los animaba a sufrir con valentía. Posteriormente fueron llevados a un lago con agua helada.

Cuando se vieron obligados a desnudarse para entrar en las frías aguas, uno de ellos exclamó: “Al quitarnos las ropas, nos despojamos del hombre viejo; el invierno es duro, pero el paraíso es dulce; el frío es fortísimo, pero la gloria será agradable”.



Muy cerca del lago había un estanque con agua tibia para el que quisiera desanimarse. Resultó que uno de ellos abandonó a sus amigos cristianos y se metió al agua caliente, pero eso le produjo inmediatamente la muerte.

La tradición cuenta que 40 ángeles bajaron del cielo, cada uno con una corona, pero un ángel se quedaba sin encontrar a quién darle el premio porque uno había desertado. Un guardia al ver que los mártires seguían rezando y cantando himnos, gritó: “Yo también creo en Cristo”. Terminó también en el lago, el ángel se le acercó y le dio la corona del martirio.

Los soldados anticristianos invitaban al más joven de los mártires a que se desanime, pero su mamá lo animaba a permanecer fiel. Al amanecer, los mártires fueron sacados vivos del lago, les rompieron las piernas y los dejaron morir.

El comandante del ejército mandó que los cuerpos fueran quemados, pero de alguna manera el más joven sobrevivió y murió en brazos de su madre. La mujer recogió a todos los que pudo, los puso en un carro y se los llevó a un sitio seguro. Impresiona la fuerza espiritual de la mamá que alentaba a su hijo en el martirio.

Los cristianos en oriente celebran la fiesta de estos mártires el 9 de marzo, fecha en que dieron su vida, mientras que en occidente su fiesta es el 10 de marzo. Esta celebración coincide con la Cuaresma para alentar a los cristianos en el camino de la fe.

Así como estos mártires, a inicios del S. XX (1915 - 1923) se produjo el genocidio armenio (Turquía), donde murieron muchos cristianos a manos del imperio turco.

El próximo 21 de abril del 2015, el Papa Francisco realizará una solemne Eucaristía en la Basílica de San Pedro para conmemorar los 100 años de esta masacre, en la que se calcula los turcos asesinaron a un millón y medio de cristianos.

LOS SANTOS DE HOY: JUEVES 10 DE MARZO DEL 2016

Droctoveo, SantoDroctoveo, Santo
Abad, 10 de marzo
Víctor, SantoVíctor, Santo
Mártir, 10 de marzo
Atalo, SantoAtalo, Santo
Abad, 10 de marzo
Jean-Joseph Lataste, BeatoJean-Joseph Lataste, Beato
Fundador, 10 de marzo
Macario de Jerusalén, SantoMacario de Jerusalén, Santo
Obispo, 10 de marzo
Elías del Socorro, BeatoElías del Socorro, Beato
Mártir, 10 de marzo
Juan de Vallombrosa, BeatoJuan de Vallombrosa, Beato
Monje, 10 de marzo
Juan Ogilvie, SantoJuan Ogilvie, Santo
Sacerdote y Mártir. 10 de marzo
Simplicio, SanSimplicio, San
XLVII Papa, 10 de marzo

SAN MACARIO DE JERUSALÉN, OBISPO, 10 DE MARZO


Macario de Jerusalén, Santo
Macario de Jerusalén, Santo


Obispo, 10 de marzo 


Fuente: ACIprensa.com 



Obispo de Jerusalén (312-34).

Martirologio Romano: Conmemoración de san Macario, obispo de Jerusalén, que con sus exhortaciones logró que los Santos Lugares fueran restaurados y enriquecidos con basílicas por el emperador Constantino el Grande y por su madre, santa Elena. ( c.335)
Breve Biografía
La fecha en la que Macario fue consagrado Obispo se encuentra en la versión de San Jerónimo de las “Crónicas” de Eusebio.
Su muerte debe haber acaecido antes del Concilio de Tiro, en el año 335, en el que su sucesor, Máximo, fue aparentemente uno de los obispos participantes.
Macario fue uno de los obispos a quienes San Alejandro de Alejandría escribiera previniéndolos contra Ario.
El vigor de su oposición a la nueva herejía se evidencia en la manera abusiva en la que Ario se refiere a él en su carta a Eusebio de Nicomedia.


Asistió al Concilio de Nicea, y vale mencionar aquí dos conjeturas relacionadas con el papel que desempeñó en dicho concilio. La primera es que hubo un forcejeo entre él y su obispo metropolitano Eusebio de Cesarea, en cuanto a los derechos de sus respectivas sedes. El séptimo canon del concilio (“Debido a que la costumbre y la tradición antigua muestran que el obispo de Elia [Jerusalén] debe ser honrado y debe tener precedencia; sin que esto perjudique, sin embargo, la dignidad que corresponde al obispo de la Metrópolis”), por su vaguedad sugiere que fue el resultado de una prolongada batalla.
La segunda conjetura es que Macario, junto con Eustaquio de Antioquía, tuvo mucho que ver con la redacción del Credo adoptado finalmente por el Concilio de Nicea.
Para mayores datos sobre la base de esta conjetura (expresiones que aparecen en el Credo y que recuerdan las de Jerusalén y Antioquía) el lector puede consultar a Hort, "Two Dissertations", etc., 58 sqq.; Harnack, "Dogmengesch.", II (3a edición), 231; Kattenbusch, "Das Apost. Symbol." (Ver el índice del volumen II.).
De las conjeturas podemos pasar a la ficción. En la “Historia del Concilio de Nicea” atribuida a Gelasio de Cícico hay varias discusiones imaginarias entre los Padres del Concilio y los filósofos al servicio de Ario.
En una de esas discusiones, en donde Macario actúa como vocero de los obispos, éste defiende el Descendimiento a los infiernos.
Este hecho, consecuencia de la incertidumbre de si el Descenso a los infiernos se encontraba en el Credo de Jerusalén, es interesante, sobre todo si se tiene en cuenta que, en otros aspectos, el lenguaje de Macario aparece más conforme al del Credo.
El nombre de Macario ocupa el primer lugar los de los obispos de Palestina que suscribieron el Concilio de Nicea; el de Eusebio aparece en quinto lugar. San Atanasio, en su encíclica a los obispos de Egipto y Libia, incluye el nombre de Macario (quien había muerto ya hacía mucho tiempo) entre los de los obispos reconocidos por su ortodoxia.
San Teofano en su "Cronografía" indica que Constantino, al finalizar el concilio de Nicea, ordenó a Macario buscar los sitios de la Resurrección y de la Pasión y la Verdadera Cruz.
Es muy probable que esto haya sido así, ya que las excavaciones comenzaron muy poco tiempo después del concilio y se realizaron, aparentemente, bajo la superintendencia de Macario.
El gran montículo y las bases de piedra coronadas por el templo de Venus, que se habían construido sobre el Santo Sepulcro en la época de Adriano, se demolieron y “cuando de inmediato apareció la superficie original del suelo, contrario a todas las expectativas, se descubrió el Santo Monumento de la Resurrección de nuestro Salvador”.
Al oír la noticia, Constantino escribió a Macario dándole órdenes y detalladas para la construcción de una Iglesia en ese lugar.
Más tarde escribió otra carta “A Macario y a los demás Obispos de Palestina” ordenando la construcción de una Iglesia en Mambré, que también había sido profanada por un templo pagano. Eusebio, tal vez pensando en su dignidad como Obispo Metropolitano, aunque relata lo antes descrito, se refiere a la carta como “dirigida a mí”.
También se construyeron iglesias en los lugares e la Natividad y la Ascensión.

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 10 DE MARZO DEL 2016



¡Hay que buscar a Cristo para que Él nos dé la vida!
Cuaresma y Semana Santa



Juan 5, 31-47. Cuaresma. Es Dios quien confirma que todo lo que Cristo dice es verdad.


Por: Pedro Queiroz, L.C. | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan 5, 31-47
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado. Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres. Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero si no creéis en sus escritos, cómo vais a creer en mis palabras?

Oración introductoria
Señor y Dios mío, que eres tan bueno y que me has dado tantas gracias,heme aquí, a mí a quien muchas veces ni me acuerdo de Ti. Me pongo en tu presencia en este pequeño momento de oración. Lo único que quiero es recibirte en mi corazón, mas sabiendo que no te puedo recibir sacramentalmente, quiero acogerteal menos espiritualmente. Ayúdame a encontrar la verdadera felicidad.

Petición
Señor, Tú que lo puedes todo, aumenta mi confianza para que pueda creer con una fe más desinteresada. Ayúdame aolvidarme de mí mismo y a lanzarme a encontrar tu voluntad.

Meditación del Papa Francisco
Creer no es añadir una opinión a otras. Y la convicción, la fe en que Dios existe, no es una información como otras. Muchas informaciones no nos importa si son verdaderas o falsas, pues no cambian nuestra vida. Pero, si Dios no existe, la vida es vacía, el futuro es vacío. En cambio, si Dios existe, todo cambia, la vida es luz, nuestro futuro es luz y tenemos una orientación para saber cómo vivir.
Por eso, creer constituye la orientación fundamental de nuestra vida. Creer, decir: "Sí, creo que tú eres Dios, creo que en el Hijo encarnado estás presente entre nosotros", orienta mi vida, me impulsa a adherirme a Dios, a unirme a Dios y a encontrar así el lugar donde vivir, y el modo como debo vivir. Y creer no es sólo una forma de pensamiento, una idea; como he dicho, es una acción, una forma de vivir. Creer quiere decir seguir la senda señalada por la palabra de Dios. (Homilía Benedicto XVI 15 de agosto de 2006). 
Reflexión 
Creer no es añadir una opinión a otras. Nosotros tenemos muchas opiniones de Dios en nuestras vidas. Pasa con mucha frecuencia que pensamos que Dios es un juez, el omnipotente dictador de los cielos que gobierna con suprema autoridad.Algomuy diferente de lo que es realmente Dios.Por eso, nos cuesta aceptar, creer y hacer Su voluntad.¡Dios no es así! Dios es misericordia, perdón, amor. Dios no se porta como dictador, sino, más bien, como un Padre que corrige para señalar el camino correcto, porque ama y quiere lo mejor para su hijo. Actúa sabiendo que va a doler, pero es para que todo salga adelante.

En esta verdadera orientación, encontramos a Dios, y surge naturalla confianza de que creemos en Dios, porque hemos hecho la experiencia del verdadero Dios, aquel que comprende, entiende y ayuda. Y es lógico que, después de esta experiencia tan fuerte y viva, nuestro creer se transforme en acción. Un creer que va más allá de lo que es aceptar el amor de Dios de forma pasiva; un creer que se compromete a entregarse totalmente a Él, en lo que me pida.

Jesús en este evangelio nos dirige un reproche. Cristo intenta defender su nombre, no porque le interesara en sí, sino para que mayor número de personas creyeran en Él. Hace un esfuerzo por presentarse ante los judíos, siguiendo su mentalidad de confiar en el testimonio de otros.

Hace y dice todo cuanto puede. Sin embargo, parece que sus palabras chocan y resbalan, ante la incredulidad de los corazones soberbios.

Jesús apela al testimonio mismo del Padre, manifestado en los escritos de Moisés y en Juan Bautista. Al primero, Dios lo había elegido para liberar y guiar a su pueblo a través del desierto hacia la tierra prometida. ¿No es Jesús mismo que nos guía en medio del desierto de nuestra vida hasta la patria eterna? El segundo, Juan, proclamó la llegada del Mesías y propuso un bautismo de penitencia. Jesús, en otro pasaje afirma, que era Elías, señalado como su predecesor, que allanaría montes y rellenaría valles para el paso del Señor. ¿No es Jesús la voz que sigue gritando en el desierto de las conciencias de tantos hombres, llamándoles a la conversión, atrayéndolos a su amor? Pero los judíos no le entendieron. ¿Le entenderemos hoy nosotros?

Es triste, pero es verdad. En este evangelio Jesús nos reprocha no haber comprendido su mensaje. Vamos en busca de la gloria que da el mundo a quienes obran según el slogan del momento. Corremos tras la vanidad del tener más y más; sin compartir lo que Él mismo nos ha dado: amor, cariño y comprensión. Esto es leer las escrituras y no entender el mensaje de Cristo: ir a misa y después no vivir el evangelio; llamarse cristiano y apenas conocer a Jesús. Pero Jesús es paciente. Nos espera. Y si nos reprocha algo en nuestra conciencia, es porque nos ama y nos quiere cerca de su amantísimo Corazón. Podemos corresponderle, acercándonos a la parroquia, viviendo y compartiendo nuestra fe. Regalando al mundo sonrisa que da la alegría de la esperanza y la confianza en Jesús.

Propósito
Hoy amaré más al Señor en mi familia, ayudando a todos en los que necesiten de mí.

Diálogo con Cristo
Los momentos que reservo para tus cosas, Señor, son muy pocos y pasan rapidísimos. ¿Qué más puedo hacer por ti? No quiero dejar pasar este momento de oración, como muchos que ya se han ido, sin dejar en mí una verdadera experiencia de ti, Señor. No puedo salir sin comprometerme de verdad contigo.Ya he contemplado tu amor, cómo eres Túen verdad; ahora, falta mi parte. Tú me conoces, soy débil, pero sé que con tu gracia puedo; en ti, está mi fuerza; contigo, no vacilo.

... ninguna prueba de la caridad divina hay tan patente como el que Dios, creador de todas las cosas, se hiciera criatura, que nuestro Señor se hiciera hermano nuestro, que el Hijo de Dios se hiciera hijo de hombre.(Sto. Tomás, Sobre el Credo 1.c 59).
Preguntas o comentarios al autor  Pedro Queiroz, L.C