Clara Szczesna (Ludovica), Beata
Religiosa, 7 de febrero
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Federico de Berga y 25 compañeros, Beatos
Mártires Capuchinos, 17 de febrero
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Pedro Yu Chong-nyul, Santo
Mártir Laico, 17 de febrero
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Antonio Lesczewicz, Beato
Sacerdote y Mártir, 17 de febrero
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Matías Shóbara, Beato
Mártir Laico, 17 de febrero
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Evermodo de Ratzerburg, Santo
Obispo, 17 de febrero
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Finán de Lindisfarne, Santo
Obispo y Abad, 17 de febrero
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Fintán de Clonenagh, Santo
Abad, 17 de febrero
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Mesrob, Santo
Monje, 17 de febrero
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Flaviano, Santo
Obispo y Mártir, 17 de febrero
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Lucas Belludi, Beato
Presbítero Franciscano, 17 de febrero
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Constable, Santo
Abad, 17 de febrero
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Silvino de Auchy, Santo
Obispo, 17 de febrero
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Teodoro de Amasea, Santo
Mártir, 17 de febrero
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Eutropio de Fregenal , Santo
Obispo, 17 de febrero
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Fundadores de la Orden de los Servitas, Santos
Siete Fundadores de los Siervos de Santa María Virgen, 17 de febrero
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miércoles, 17 de febrero de 2016
LOS SANTOS DE HOY: MIÉRCOLES 17 DE FEBRERO DEL 2016
SANTOS FUNDADORES DE LA ORDEN DE LOS SIERVOS DE MARÍA, 17 DE FEBRERO
Hoy se conmemora a los siete Santos fundadores de la Orden Siervos de María
Por Diego López Marina
(ACI).- En el siglo XIII (trece) un grupo de siete jóvenes adinerados provenientes de la República Libre de Florencia (hoy Italia) decidieron abandonar sus riquezas para entregarse a Cristo, su Evangelio y a la Virgen María.
Más tarde fundaron la Orden de los Siervos de María, cuya fiesta conmemoramos hoy 17 de febrero.
Este es el único caso en la historia de la Iglesia Católica en el que siete personas fundaron una orden religiosa.
El día 15 de agosto de 1233 (fiesta de la Asunción de María) la Virgen se les apareció y les pidió que renunciaran al mundo y se dediquen exclusivamente a Dios.
Fue entonces que Buonfiglio dei Monaldi (Bonfilio), Giovanni di Buonagiunta (Bonayunta), Bartolomeo degli Amidei (Amadeo), Ricovero dei Lippi-Ugguccioni (Hugo), Benedetto dell’Antella (Maneto), Gherardino di Sostegno (Sosteño), y Alesio de Falconieri (Alejo), quienes por ese entonces conformaban una cofradía de laicos con el nombre de Laudenses, repartieron todo su dinero a los pobres y se retiraron al Monte Senario, cerca de Florencia, a rezar y a hacer penitencia. Allí construyeron una Iglesia y una ermita, en la que llevaron una vida austera.
Tiempo después fueron ordenados sacerdotes por petición del Cardenal, delegado del Sumo Pontífice. Todos excepto San Alejo Falconieri, el menor de ellos, que por humildad quiso permanecer siempre como hermano.
En 1939 los siete fundaron la orden religiosa de Siervos de María tras una nueva visión de la Virgen en la que les dijo que siguieran las reglas de San Agustín y les mostró un hábito negro, recomendándoles que lo llevasen en memoria de la Pasión de su Hijo.
Desde 1240, fueron conocidos como los Servitas y rápidamente extendieron su labor apostólica por toda Florencia, llegando a fundar varios conventos e iglesias.
La característica de esta congregación son la gran devoción a la Santísima Virgen, la soledad y el retiro.
Los Siervos de María fueron reconocidos por la Santa Sede en el año 1304. Su memoria se conmemora el 17 de febrero en el que, según se dice, murió el último de sus miembros, San Alejo Falconieri, el año 1310.
EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 17 DE FEBRERO DEL 2016
No se le dará otra señal que la de Jonás
Cuaresma y Semana Santa
Lucas 11, 29-32. Cuaresma. La señal más grande que Dios haya podido obrar en el alma es la conversión.
Por: Andrés Pérez | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús y Él se puso a decirles: Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.
Oración introductoria
Señor, conoces mi corazón, todos mis pensamientos, deseos e intenciones, buenos y malos, y sé que puedo contar con tu amor, aunque no soy digno de él. Gracias por tu paciencia y misericordia, por las innumerables gracias que hoy quieres concederme en esta oración, por eso te pido que me ilumines para dedique estos preciosos momentos a contemplar la grandeza de tu amor.
Petición
Señor, no permitas que te pida señales o dude de Ti, ayúdame a crecer cada día en la fe y en la humildad.
Meditación del Papa Francisco
Realmente hace un milagro, porque en este caso él [Jonás] ha dejado de lado su terquedad y ha obedecido a la voluntad de Dios, y ha hecho lo que el Señor le había mandado. Nínive se convierte y ante esta conversión, Jonás, que es el hombre que no es dócil al Espíritu de Dios, se enfada: Jonás sintió una gran tristeza y se desdeñó. E, incluso, reprende al Señor. La historia de Jonás y Nínive se articula en tres capítulos: el primero es la resistencia a la misión que el Señor le confía; el segundo es la obediencia, y cuando se obedece se hacen milagros. La obediencia a la voluntad de Dios y Nínive se convierte. En el tercer capítulo, hay una resistencia a la misericordia de Dios.
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús y Él se puso a decirles: Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.
Oración introductoria
Señor, conoces mi corazón, todos mis pensamientos, deseos e intenciones, buenos y malos, y sé que puedo contar con tu amor, aunque no soy digno de él. Gracias por tu paciencia y misericordia, por las innumerables gracias que hoy quieres concederme en esta oración, por eso te pido que me ilumines para dedique estos preciosos momentos a contemplar la grandeza de tu amor.
Petición
Señor, no permitas que te pida señales o dude de Ti, ayúdame a crecer cada día en la fe y en la humildad.
Meditación del Papa Francisco
Realmente hace un milagro, porque en este caso él [Jonás] ha dejado de lado su terquedad y ha obedecido a la voluntad de Dios, y ha hecho lo que el Señor le había mandado. Nínive se convierte y ante esta conversión, Jonás, que es el hombre que no es dócil al Espíritu de Dios, se enfada: Jonás sintió una gran tristeza y se desdeñó. E, incluso, reprende al Señor. La historia de Jonás y Nínive se articula en tres capítulos: el primero es la resistencia a la misión que el Señor le confía; el segundo es la obediencia, y cuando se obedece se hacen milagros. La obediencia a la voluntad de Dios y Nínive se convierte. En el tercer capítulo, hay una resistencia a la misericordia de Dios.
Esas palabras: ‘Señor, ¿no era esto quizás lo que yo decía cuando estaba en mi pueblo? Porque Tú eres un Dios misericordioso y clemente’, y yo he hecho todo el trabajo de predicar, he hecho mi trabajo bien hecho, ¿y Tú les perdonas? Y el corazón con esa dureza que no deja entrar la misericordia de Dios. Es más importante mi sermón, son más importantes mis pensamientos, es más importante toda esa lista de mandamientos que debo observar, todo, todo, todo que la misericordia de Dios.
Y este drama también Jesús lo ha vivido con los doctores de la Ley, que no entendía por qué Él no dejó que lapidaran a aquella mujer adúltera, cuando Él iba a cenar con los publicanos y pecadores: no lo entendían. No entendían la misericordia. Hay que esperar en el Señor, porque en el Señor hay misericordia, y en Él hay abundante redención. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 6 de octubre de 2015, en Santa Marta).
Reflexión
Son palabras duras las del Señor. Y valen también para hoy, y con una actualidad que espanta. Veámoslo.
Dentro de los deseos del hombre constatamos con bastante frecuencia esa tendencia a ver "rarezas" por doquier. Nos causa mucho placer, nos devora la curiosidad, nos arrojaríamos casi sin pensarlo adonde algún evento nos sacie este anhelo de espectacularidades. Y más si se trata de lo del más allá y todas esas cosas.
Pero también están los "racionales", los que piensan que todo tiene que tener una explicación científica, como si todo fueran astros y cálculos matemáticos. El día en que algún científico logre hacer la ecuación que demuestre cuánto amor tiene un hijo por su madre, seguramente llegará el fin del mundo porque nunca lo logrará. Entonces tenemos a los demasiado crédulos y a los netamente incrédulos. Los que han pedido signos a Cristo representan a estos dos bandos. No pedirían nada si fueran verdaderos creyentes. Veamos si las cosas no están así hoy en día.
Cerremos los ojos. Recordemos personas, situaciones, programas de televisión, etc. Seguramente saldrán a la memoria aquellos sujetos que buscan hasta en las piedras volcánicas algún rastro de lo divino, o de los que se montan en una exótica pirámide para aspirar energía cósmica. También serán rememorados los sabios del mundo que, mirando estrellas, formulan teorías científicas sobre agujeros negros, quasares y supernovas mandando, eso sí, a la Inteligencia que los creó a la oscuridad de supersticiones vanas.
Unos y otros piden una señal. ¿Qué ha dicho Cristo hoy por boca del evangelista Lucas? Que, lamentablemente, somos “una generación malvada”, esto es, no hemos convertido el corazón al Dios vivo, lo tenemos cegado con nuestra mala conducta y soberbia de la vida. ¿Cómo pedimos, entonces, una señal de fe si hemos cerrado, con esta actitud, el corazón a acoger al Señor?
Por eso la única señal será la del profeta Jonás, el hombre que predica la conversión por toda la ciudad de Nínive, a ver si libremente cada uno de nosotros acepta la propuesta, muda el corazón, y nos volvemos a Dios. Ya con esto habremos logrado la más grande señal que Dios haya podido obrar en el alma libre: la conversión por propia y deliberada iniciativa al Dios que da la vida, Fuente perenne del verdadero creyente, Verdad eterna del verdadero sabio.
Es mejor no pedir ninguna señal al Señor. Con esto hacemos mejor mérito a nuestra fe en Él.
Propósito
Rezar el resto de esta semana, una oración para pedir la humildad.
Diálogo con Cristo
Señor, ¡qué distinto sería el mundo si los cristianos viviéramos en todo tu mensaje redentor! Mi falta de fe y soberbia inutilizan tu gracia, porque aunque digo que soy cristiano, muchas veces, en la vida diaria, me comporto como si no lo fuera, porque frecuentemente pierdo la paciencia, soy mal humorado y altanero en mi trato con los demás. Ayúdame para que, lleno de alegría y optimismo, dedique mi tiempo a querer, a amar, a sonreír y a poner en práctica mi fe para hacer feliz a los demás.
Son palabras duras las del Señor. Y valen también para hoy, y con una actualidad que espanta. Veámoslo.
Dentro de los deseos del hombre constatamos con bastante frecuencia esa tendencia a ver "rarezas" por doquier. Nos causa mucho placer, nos devora la curiosidad, nos arrojaríamos casi sin pensarlo adonde algún evento nos sacie este anhelo de espectacularidades. Y más si se trata de lo del más allá y todas esas cosas.
Pero también están los "racionales", los que piensan que todo tiene que tener una explicación científica, como si todo fueran astros y cálculos matemáticos. El día en que algún científico logre hacer la ecuación que demuestre cuánto amor tiene un hijo por su madre, seguramente llegará el fin del mundo porque nunca lo logrará. Entonces tenemos a los demasiado crédulos y a los netamente incrédulos. Los que han pedido signos a Cristo representan a estos dos bandos. No pedirían nada si fueran verdaderos creyentes. Veamos si las cosas no están así hoy en día.
Cerremos los ojos. Recordemos personas, situaciones, programas de televisión, etc. Seguramente saldrán a la memoria aquellos sujetos que buscan hasta en las piedras volcánicas algún rastro de lo divino, o de los que se montan en una exótica pirámide para aspirar energía cósmica. También serán rememorados los sabios del mundo que, mirando estrellas, formulan teorías científicas sobre agujeros negros, quasares y supernovas mandando, eso sí, a la Inteligencia que los creó a la oscuridad de supersticiones vanas.
Unos y otros piden una señal. ¿Qué ha dicho Cristo hoy por boca del evangelista Lucas? Que, lamentablemente, somos “una generación malvada”, esto es, no hemos convertido el corazón al Dios vivo, lo tenemos cegado con nuestra mala conducta y soberbia de la vida. ¿Cómo pedimos, entonces, una señal de fe si hemos cerrado, con esta actitud, el corazón a acoger al Señor?
Por eso la única señal será la del profeta Jonás, el hombre que predica la conversión por toda la ciudad de Nínive, a ver si libremente cada uno de nosotros acepta la propuesta, muda el corazón, y nos volvemos a Dios. Ya con esto habremos logrado la más grande señal que Dios haya podido obrar en el alma libre: la conversión por propia y deliberada iniciativa al Dios que da la vida, Fuente perenne del verdadero creyente, Verdad eterna del verdadero sabio.
Es mejor no pedir ninguna señal al Señor. Con esto hacemos mejor mérito a nuestra fe en Él.
Propósito
Rezar el resto de esta semana, una oración para pedir la humildad.
Diálogo con Cristo
Señor, ¡qué distinto sería el mundo si los cristianos viviéramos en todo tu mensaje redentor! Mi falta de fe y soberbia inutilizan tu gracia, porque aunque digo que soy cristiano, muchas veces, en la vida diaria, me comporto como si no lo fuera, porque frecuentemente pierdo la paciencia, soy mal humorado y altanero en mi trato con los demás. Ayúdame para que, lleno de alegría y optimismo, dedique mi tiempo a querer, a amar, a sonreír y a poner en práctica mi fe para hacer feliz a los demás.