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sábado, 12 de septiembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 12 DE SEPTIEMBRE DEL 2015


sábado 12 Septiembre 2015

Sábado de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario
Le Saint Nom de Marie -Santísimo Nombre de María

Beato Pedro Cristóbal Faverge, San Francisco Ch‘oe Kyong-hwam 

Leer el comentario del Evangelio por 
San Bernardo : “Cada árbol se conoce por sus frutos” 

San Pablo a Timoteo 1 1,15-17.
Es doctrina cierta y digna de fe que Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el peor de ellos. 
Si encontré misericordia, fue para que Jesucristo demostrara en mí toda su paciencia, poniéndome como ejemplo de los que van a creer en él para alcanzar la Vida eterna. 
¡Al Rey eterno y universal, al Dios incorruptible, invisible y único, honor y gloria por los siglos de los siglos! Amén. 



Salmo 113(112),1-2.3-4.5a.6-7.
Alaben, servidores del Señor, 
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor, 
desde ahora y para siempre.

Desde la salida del sol hasta su ocaso, 
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones, 
su gloria se eleva sobre el cielo.

¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,
y se inclina para contemplar 
el cielo y la tierra?
El levanta del polvo al desvalido, 

alza al pobre de su miseria.




Lucas 6,43-49.
Jesús decía a sus discipulos: 
«No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: 
cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. 
El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca. 
¿Por qué ustedes me llaman: 'Señor, Señor', y no hacen lo que les digo? 
Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. 
Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida. 
En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.» 




Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 
Leer el comentario del Evangelio por : 

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia 
Sermón 24 sobre el Cántico 

“Cada árbol se conoce por sus frutos”

Si vosotros creéis en Cristo, haced las obras de Cristo, para que se avive vuestra fe; el amor animará esta fe, la acción será la prueba. Vosotros que pretendéis permanecer en Cristo Jesús, os es necesario caminar a su mismo `paso. Si vosotros queréis encontrar la gloria, si envidiáis a los dichosos de este mundo, si decís mal de los ausentes y devolvéis mal por mal, son cosas que Cristo no ha hecho. Decís que conocéis a Dios, pero vuestros actos lo niegan... “Este hombre me honra con los labios, dice la Escritura, pero su corazón está lejos de mí” (Is 29,13). (...) 


Ahora bien la fe recta, no basta para hacer un santo, un hombre recto, si no obra el amor. Quien está sin amor es incapaz de amar a la Esposa, la Iglesia de Cristo. Y las obras, aún realizadas en la rectitud no llegan sin la fe a hacer un corazón justo. No se puede atribuir la rectitud a un hombre que no agrada a Dios; ahora bien, dice la epístola a los Hebreos: “Sin la fe, es imposible agradar a Dios”(Hb 11,6). Aquel que no agrada a Dios, no puede agradarle. Pero aquel a quien Dios agrada no podrá desagradar a Dios. Y aquel a quien Dios no agrada, la Iglesia-Esposa tampoco le agrada. Como pues podría ser recto, aquel que no ama a Dios ni a su Iglesia, a la cual se ha dicho: “los justos saben amarte” (Ct 1,3 Vulgata). 


Al santo, no basta la fe sin obras, ni las obras sin la fe, para hacer justa al alma. Hermanos, nosotros que creemos en Cristo nos es necesario procurar seguir una vía recta. Elevemos a Dios nuestros corazones y nuestras manos juntas, afin de ser encontrados enteramente rectos confirmando con hechos de rectitud, la rectitud de nuestra fe, amando a la Iglesia- Esposa, y amados del Esposo, nuestro Señor Jesucristo, bendito por Dios en los siglos.