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viernes, 1 de mayo de 2015

LOS SANTOS DE HOY: VIERNES 1 DE MAYO DEL 2015

Mafalda de Portugal, SantaMafalda de Portugal, Santa
Abadesa, 1 de mayo


Hoy también se festeja a:

Jeremías, SantoJeremías, Santo
Profeta, Mayo 1
Agustín Schoeffler, SantoAgustín Schoeffler, Santo
Sacerdote y Mártir, 1 de Mayo
Brioc de Bretaña, SantoBrioc de Bretaña, Santo
Obispo, Mayo 1
Clemente Septyckyj, BeatoClemente Septyckyj, Beato
Sacerdote y Mártir, 1 de mayo
Juan Luis Bonnard, SantoJuan Luis Bonnard, Santo
Sacerdote y Mártir, Mayo 1
Ricardo Pampuri, SantoRicardo Pampuri, Santo
Religioso, Mayo 1
Peregrino Laziosi, SantoPeregrino Laziosi, Santo
Patrón de los enfermos de Cáncer y SIDA, 1 de mayo
Segismundo, SantoSegismundo, Santo
Rey de Borgoña, Mayo 1
Orencio y Paciencia, SantosOrencio y Paciencia, Santos
Esposos y Mártires, Mayo 1
Orencio y Paciencia, SantosOrencio y Paciencia, Santos
Esposos y Mártires, Mayo 1
José Obrero, SantoJosé Obrero, Santo
Fiesta, Mayo 1
Fiesta de San José ObreroFiesta de San José Obrero
Creación y trabajo: Dios creador y el hombre colaborando con él por amor. Meditación sobre el trabajo

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 1 DE MAYO DEL 2015 - FIESTA DE SAN JOSÉ OBRERO



Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
Pascua


Juan 14, 1-6. Pascua. Con Cristo nada puedes temer, el corazón encuentra la paz. 


Por: Miguel Ángel Andrés | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.Y adonde yo voy sabéis el camino. Le dice Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? Le dice Jesús: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

Oración introductoria
Señor, sosteniéndome con tu gracia me das la vida y, porque me amas, quieres mostrarme el camino, la verdad y el estilo de vida que me puede llevar a la felicidad. Ilumina mi oración, aparta la distracción para que pueda experimentar tu presencia y tu cercanía.

Petición
Jesús, quiero ser dócil a tus inspiraciones, ¡ilumíname!

Meditación del Papa Francisco
Hoy me quiero centrar en la acción que el Espíritu Santo realiza en la guía de la Iglesia y de cada uno de nosotros a la Verdad. Jesús mismo dice a sus discípulos: el Espíritu Santo "les guiará en toda la verdad", siendo él mismo "el Espíritu de la Verdad".
Vivimos en una época en la que se es más bien escéptico con respecto a la verdad. Benedicto XVI ha hablado muchas veces de relativismo, es decir, la tendencia a creer que no hay nada definitivo, y a pensar que la verdad está dada por el consenso general o por lo que nosotros queremos. Surge la pregunta: ¿existe realmente "la" verdad? ¿Qué es "la" verdad? ¿Podemos conocerla? ¿Podemos encontrarla? Aquí me viene a la memoria la pregunta del procurador romano Poncio Pilato cuando Jesús le revela el sentido profundo de su misión: "¿Qué es la verdad?". Pilato no llega a entender que "la" Verdad está frente a él, no es capaz de ver en Jesús el rostro de la verdad, que es el rostro de Dios. Y sin embargo, Jesús es esto: la Verdad, la cual, en la plenitud de los tiempos, "se hizo carne", que vino entre nosotros para que la conociéramos. La verdad no se aferra como una cosa, la verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona.» (S.S. Francisco, catequesis del 15 de mayo de 2013)

Reflexión
Señor, tú te proclamaste a ti mismo: camino, verdad y vida. ¡Cuánto te costaría la fidelidad a este anuncio! Por defenderlo te conducirían a la muerte. Pero no dudaste en resguardarlo con tu propia vida, pues sabías que en ella estaba mi salvación.

Tú afirmaste ante los judíos ser Hijo de Dios. Así nos lo habías dicho y en virtud de este título bendito habías perdonado mis pecados; gracias al poder que te confería me nombraste hijo de Dios y heredero del cielo. Lo creí demasiado, pero con tu testimonio ante los sumos sacerdotes me confirmas que no es un sueño sino una realidad. Una verdad que te costó la vida.

El día de tu entrada en Jerusalén te atribuyeron el título de rey. Mi soberbia se alzó junto con los sacerdotes que te pedían desmentir aquellas voces que te aclamaban. No me parecía que te proclamaras Señor de mi vida, que me pusieras como norma tus bienaventuranzas. Me contrariaba, me incomodaba. Pero se somete mi soberbia al ver que por defender tu soberanía ante Pilato te sometes a la flagelación y al ultraje de los soldados. Él te preguntó: ¿Tú eres rey? Y tú no tardaste en contestar: Tú lo has dicho.

Defendiste las verdades más sublimes con tu vida. Ahora me corresponde a mí vivirlas y testimoniarlas con mi vida: Tú eres mi Dios, mi Rey, mi Verdad.

Diálogo con Cristo 
No soy católico por seguir unos mandamientos o creer en una doctrina, sino por seguir a una persona, que me ama. Jesús, quiero ocupar esa habitación que con tanto amor has preparado para mí. No permitas que sea indiferente a esta maravillosa verdad. Ayúdame a permanecer siempre cerca de Ti, por la frescura y la delicadeza de la vida de gracia, por los momentos de oración y por la fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.

Propósito
Ayunar de pesimismo para crecer en la esperanza de que, con Cristo, puedo ser santo.

SAN JOSÉ OBRERO, 1 DE MAYO


José Obrero, Santo
Fiesta, Mayo 1
Fuente: Archidiócesis de Madrid


Mayo 1

Se cristianizó una fiesta que había sido hasta el momento la ocasión anual del trabajador para manifestar sus reivindicaciones, su descontento y hasta sus anhelos. Fácilmente en las grandes ciudades se observaba un paro general y con no menos frecuencia se podían observar las consecuencias sociales que llevan consigo la envidia, el odio y las bajas pasiones repetidamente soliviantadas por los agitadores de turno. En nuestro occidente se aprovechaba también ese momento para lanzar reiteradas calumnias contra la Iglesia que era presentada como fuerza aliada con el capitalismo y consecuentemente como el enemigo de los trabajadores.

Fue después de la época de la industrialización cuando toma cuerpo la fiesta del trabajo. Las grandes masas obreras han salido perjudicadas con el cambio y aparecen extensas masas de proletarios. También hay otros elementos que ayudan a echar leña al fuego del odio: la propaganda socialista-comunista de la lucha de clases.

Era entonces una fiesta basada en el odio de clases con el ingrediente del odio a la religión. Calumnia dicha por los que, en su injusticia, quizá tengan vergüenza de que en otro tiempo fuera la Iglesia la que se ocupó de prestar asistencia a sus antepasados en la cama del hospital en que murieron; o quizá lanzaron esas afirmaciones aquellos que un tanto frágiles de memoria olvidaron que los cuidados de la enseñanza primera los recibieron de unas monjas que no les cobraban a sus padres ni la comida que recibían por caridad; o posiblemente repetían lo que oían a otros sin enterarse de que son la Iglesia aquellas y aquellos que, sin esperar ningún tipo de aplauso humano, queman sus vidas ayudando en todos los campos que pueden a los que aún son más desafortunados en el ancho mundo, como Calcuta, territorios africanos pandemiados de sida, o tierras americanas plenas de abandono y de miseria; allí estuvieron y están, dando del amor que disfrutan, ayudando con lo que tienen y con lo que otros les dan, consolando lo que pueden y siendo testigos del que enseñó que el amor al hombre era la única regla a observar. Y son bien conscientes de que han sido siempre y son hoy los débiles los que están en el punto próximo de mira de la Iglesia. Quizá sean inconscientes, pero el resultado obvio es que su mala propaganda daña a quien hace el bien, aunque con defectos, y, desde luego, deseando mejorar.

El día 1 de Mayo del año 1955, el Papa Pío XII, instituyó la fiesta de San José Obrero. Una fiesta bien distinta que ha de celebrarse desde el punto de partida del amor a Dios y de ahí pasar a la vigilancia por la responsabilidad de todos y de cada uno al amplísimo y complejo mundo de la relación con el prójimo basada en el amor: desde el trabajador al empresario y del trabajo al capital, pasando por poner de relieve y bien manifiesta la dignidad del trabajo -don de Dios- y del trabajador -imagen de Dios-, los derechos a una vivienda digna, a formar familia, al salario justo para alimentarla y a la asistencia social para atenderla, al ocio y a practicar la religión que su conciencia le dicte; además, se recuerda la responsabilidad de los sindicatos para logro de mejoras sociales de los distintos grupos, habida cuenta de las exigencias del bien de toda la colectividad y se aviva también la responsabilidad política del gobernante. Todo esto incluye ¡y mucho más! la doctrina social de la Iglesia porque se toca al hombre al que ella debe anunciar el Evangelio y llevarle la Salvación; así mantuvo siempre su voz la Iglesia y quien tenga voluntad y ojos limpios lo puede leer sin tapujos ni retoques en Rerum novarum, Mater et magistra, Populorum progressio, Laborem exercens, Solicitudo rei socialis, entre otros documentos. Dar doctrina, enseñar donde está la justicia y señalar los límites de la moral; recordar la prioridad del hombre sobre el trabajo, el derecho a un puesto en el tajo común, animar a la revisión de comportamientos abusivos y atentatorios contra la dignidad humana... es su cometido para bien de toda la humanidad; y son principios aplicables al campo y a la industria, al comercio y a la universidad, a la labor manual y a la alta investigación científica, es decir, a todo el variadísimo campo donde se desarrolle la actividad humana.

Nada más natural que fuera el titular de la nueva fiesta cristiana José, esposo de María y padre en funciones de Jesús, el trabajador que no lo tuvo nada fácil a pesar de la nobilísima misión recibida de Dios para la Salvación definitiva y completa de todo hombre; es uno más del pueblo, el trabajador nato que entendió de carencias, supo de estrecheces en su familia y las llevó con dignidad, sufrió emigración forzada, conoció el cansancio del cuerpo por su esfuerzo, sacó adelante su responsabilidad familiar; es decir, vivió como vive cualquier trabajador y probablemente tuvo dificultades laborales mayores que muchos de ellos; se le conoce en su tiempo como José «el artesano» y a Jesús se le da el nombre descriptivo de «el hijo del artesano». Y, por si fuera poco, los designios de Dios cubrían todo su compromiso.

Fiesta sugiere honra a Dios, descanso y regocijo. Pues, ánimo. Honremos a Dios santificando el trabajo diario con el que nos ganamos el pan, descansemos hoy de la labor y disfrutemos la alegría que conlleva compartir lo nuestro con los demás.