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miércoles, 29 de abril de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 29 DE ABRIL DEL 2015


Yo hablo como el Padre me lo ha dicho 
Pascua


Juan 12, 44-50. Pascua. Ver a Jesús, es tener la luz que ilumina el camino en nuestro peregrinar al cielo. 


Por: Jesús Valencia | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Juan 12, 44-50
En aquel tiempo Jesús exclamó: El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí.

Oración introductoria
Jesús quiero creer Señor, pero ayuda mi incredulidad. Quiero ver con ojos de fe. Tú, ayuda mi vista. Haz Señor que, puesto a tu escucha, más te sienta, más te guste, más te experimente en la oración. Tu rostro busco, Señor. ¡Enséñame a buscarte…Muéstrame tu Rostro! Porque, si Tú no me lo muestras, no puedo buscarte. No puedo encontrarte si Tú no te haces presente. Te buscaré deseándote, Te desearé buscándote. Amándote Te encontraré, encontrándote Te amaré. (Cf. San Anselmo)

Petición
Jesús, muéstrate a mí en la sabia elocuencia de las cosas. Que sepa ver la huella de tus pasos en mi vida.

Meditación del Papa Francisco
Este es el camino de la historia del hombre: un camino para encontrar a Jesucristo, el Redentor, que da la vida por amor. En efecto, Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él. Este árbol de la Cruz nos salva, a todos nosotros, de las consecuencias de ese otro árbol, donde comenzó la autosuficiencia, el orgullo, la soberbia de querer conocer –nosotros-, todo, según nuestra mentalidad, de acuerdo con nuestros criterios, incluso de acuerdo a la presunción de ser y de llegar a ser los únicos jueces del mundo. Esta es la historia del hombre: desde un árbol a otro.
En la cruz está también la historia de Dios, para que podamos decir que Dios tiene una historia. Es un hecho que Dios ha querido asumir nuestra historia y caminar con nosotros: se ha abajado haciéndose hombre, mientras nosotros queremos alzarnos, y tomó la condición de siervo, haciéndose obediente hasta la muerte en la Cruz, para levantarnos: ¡Dios hace este camino por amor! No hay otra explicación: solo el amor hace estas cosas. Hoy miramos la Cruz, historia del hombre e historia de Dios. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 14 de septiembre de 2013, en Santa Marta).
Reflexión 
La oración es el reconocimiento explícito de nuestra dependencia de Dios. Acudimos a Él porque lo necesitamos, porque nos es indispensable confíale a alguien, que además es omnipotente, nuestras alegrías, tristezas y proyectos. Ver a Jesús, es tener la luz que ilumina el camino en nuestro peregrinar al cielo. Oramos porque creemos. Y creer así, ya es confiar. Como sucede en las relaciones humanas, confiamos en aquellos que queremos y sabemos que nos quieren. Con Dios, que nos ama con locura, hasta entregar a su propio Hijo, ¿tendría que ser diverso?

Propósito
Hacer un acto de confianza en Dios, poniendo en la oración las intenciones más profundas del corazón.

Diálogo con Cristo
Enséñame, buen Jesús, a pedir lo que conviene. A no pedir para mí, sino para los hombres, mis hermanos. Enséñame a confiar en ti. Convénceme de que nada me puede pasar sin tu disposición. Y cuando el dolor toque a la puerta de mi vida, que me acuerde de ti, Señor, para obtener la fuerza en el camino que sólo tu puedas dar. Cuando los hombres me olviden, sepa, Señor, que siempre puedo acudir porque Tu eres mi Padre, mi hermano. Fiel compañero en el duro, pero hermoso camino al cielo.


No nos cansemos de orar. La confianza hace milagros. Santa Teresita del Niño Jesús

SANTA CATALINA DE SIENA, DOCTORA DE LA IGLESIA, 29 DE ABRIL


Catalina de Siena, Santa
    Doctora de la Iglesia, Abril 29
Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net




Virgen y Doctora de la Iglesia
Patrona de Italia y de Europa

Martirologio Romano: Memoria de santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, que habiendo entrado en las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo, deseosa de conocer a Dios en sí misma y a sí misma en Dios, se esforzó en asemejarse a Cristo crucificado y trabajó también enérgica e incansablemente por la paz, para que el Romano Pontífice regresara a la Urbe y por la unidad de la Iglesia, dejando espléndidos documentos llenos de doctrina espiritual (1380).

Etimológicamente: Aquella que es pura y casta, es de origen griego.

Lo que más maravilla en la vida de Santa Catalina de Siena no es tanto el papel insólito que desempeñó en la historia de su tiempo, sino el modo exquisitamente femenino con que lo desempeñó. Al Papa, a quien ella llamaba con el nombre de “dulce Cristo en la tierra”, le reprochaba la poca valentía y lo invitaba a dejar Aviñón y regresar a Roma, con palabras humanísimas como éstas: “¡Animo, virilmente, Padre! Que yo le digo que no hay que temblar”. A un joven condenado a muerte y a quien ella había acompañado hasta el patíbulo, le dijo en el último instante: “¡a las bodas, dulce hermano mío! que pronto estarás en la vida duradera”. 

Pero la voz sumisa de la mujer cambiaba de tono y se traducía frecuentemente en ese “yo quiero” que no admitía tergiversaciones cuando entraba en juego el bien de la Iglesia y la concordia de los ciudadanos. 

Catalina nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de Santiago y Lapa Benincasa. A los quince años entró a la Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de penitencia muy rigurosa. Para vencer la repugnancia hacia un leproso maloliente, se inclinó y le besó las llagas. A los diecinueve años (1366) celebró su místico matrimonio con Cristo. Esto no se debió a fantasías juveniles, sino que era el comienzo de una extraordinaria experiencia mística, como se pudo comprobar después.

Como no sabía leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas, afligidas y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente del pueblo. Su valiente compromiso social y político suscitó no pocas perplejidades entre sus mismos superiores y tuvo que presentarse ante el capítulo general de los dominicos, que se celebró en Florencia en mayo de 1377, para explicar su conducta. 

En Siena, en el recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia” para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran cisma aceptó el llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se enfermó y murió rodeada de sus muchos discípulos a quienes recomendó que se amaran unos a otros. Era el 29 de abril de 1380: hacía un mes que había cumplido 33 años. 

Fue canonizada el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con San Francisco de Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa.

Además Santa Catalina tiene los siguientes patronatos:
° contra los incendios;
° contra los males corporales;
° contra la enfermedad;
° contra los abortos involuntarios;
° contra las tentaciones;
° Allentown, Pennsylvania;
° para la prevención de incendios;
° de los bomberos;
° de las enfermeras;
° de las personas ridiculizadas por su piedad;
° de los enfermos.