Autor: Luis Jesús Rodríguez, L.C | Fuente: Catholic.net ¿Quién es Cristo para mí? | |
Marcos 8, 27-33. Tiempo Ordinario. Señor, yo, como Pedro, creo que Tú eres el Hijo de Dios, que has venido para redimirme y para mostrarme el camino. | |
Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas». Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo». Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». Oración introductoria Señor, yo, como Pedro, creo que Tú eres el Hijo de Dios, que has venido para redimirme y para mostrarme el camino que debo seguir para llegar a Ti. Aumenta mi fe para que no desfallezca en el camino a pesar de las dificultades. Te ofrezco esta oración por aquellas personas que no tienen fe o teniéndola viven alejados de Ti por el pecado. Petición Señor, que te reconozca siempre como mi Dios y quiera vivir cerca de Ti. Meditación del Papa Francisco El Evangelio habla de la confesión de Pedro: "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo" una confesión que no viene de él, sino del Padre celestial. [...] El papel, el servicio eclesial de Pedro tiene su fundamento en la confesión de fe en Jesús, el Hijo de Dios vivo, en virtud de una gracia donada de lo alto. En la segunda parte del Evangelio de hoy vemos el peligro de pensar de manera mundana. Cuando Jesús habla de su muerte y resurrección, del camino de Dios, que no se corresponde con el camino humano del poder, afloran en Pedro la carne y la sangre: "Se puso a increparlo: ¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Y Jesús tiene palabras duras con él:-Aléjate de mí, Satanás. Eres para mí piedra de tropiezo-". Cuando dejamos que prevalezcan nuestras ideas, nuestros sentimientos, la lógica del poder humano, y no nos dejamos instruir y guiar por la fe, por Dios, nos convertimos en piedras de tropiezo. La fe en Cristo es la luz de nuestra vida de cristianos y de ministros de la Iglesia. (S.S. Francisco, 29 de junio del 2013). Reflexión La respuesta a la pregunta de Cristo de quién es Él, no me puede dejar indiferente y es una pregunta que sólo yo puedo responder satisfactoriamente. La respuesta debe condicionar toda mi vida para que sea coherente. Esta respuesta sólo la puedo dar en la oración dialogando con Jesucristo. Una vez respondida, entonces puedo anunciar con convicción lo que Cristo significa para mí, que soy cristiano. Propósito Reflexionar a lo largo del día si Cristo es realmente mi Dios, o tengo otros dioses que me hacen feliz. Diálogo con Cristo Señor, que no sea sordo a tu voz. Gracias por el don de la fe. Pudiste haberme creado fuera de la fe en Ti, y sin embargo, por puro amor y no por mérito mío, me diste la gracia de ser cristiano. Haz que mi fe en Ti quiera difundirla entre los hombre con quienes me encuentre como un verdadero regalo que vale la pena compartir. "No somos plenamente hijos de Dios, sino que hemos de llegar a serlo más y más mediante nuestra comunión cada vez más profunda con Cristo. Ser hijos equivale a seguir a Jesús" (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, Madrid 2007, p. 172) |
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jueves, 20 de febrero de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: 20.02.2014
Los Santos de hoy jueves 20 de febrero de 2014
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SAN ELEUTERIO DE TOURNAI, OBISPO, 20 DE FEBRERO
Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net Eleuterio de Tournai, Santo | |
Obispo, 20 de febrero | |
ObispoEtimológicamente: Eleuterio = Aquel que se comporta con generosidad y libertad, es de origen griego. Hoy el Martirologio Romano recuerda a dos obispos con el mismo nombre: San Eleuterio de Constantinopla, que gobernó a la Iglesia bizantina a comienzos del siglo II o a fines del siglo V. La fecha es muy imprecisa. EL otro es San Eleuterio, obispo de Tournai (Bélgica), en donde se le tiene mucha devoción. Este santo, muy popular en el norte de Europa, vivió en un periodo sumamente difícil en la historia de Francia: probablemente nació en el año 456, y murió en el 531. Es la época en que la Galia, ya meta de varias migraciones bárbaras, como la de los Burgundes y la de los Visigodos – convertidos mal al cristianismo, pues pasaron de la idolatría a la herejía arriana – se convirtió en tierra de conquista de los Francos del rey Clodoveo. A la conversión de estos contribuyeron la esposa cristiana, Clotilde, venerada como santa, el obispo de Reims, San Remigio, y San Eleuterio, elegido obispo de Tournai en el 484, cuando Clodoveo había hecho de esta ciudad la capital de su reino, antes de emprender la conquista de la región parisiense. Aunque no poseamos ningún documento históricamente seguro sobre la actividad de este santo obispo y sobre su obra misionera, una biografía atribuida a San Medardo, coetáneo y hasta compañero de juegos en la infancia, cuenta muchas anécdotas de la vida de San Eleuterio y sobre sus contactos con el rey pagano Clodoveo. EL mismo Medardo le predijo que un día llegaría a ser obispo, pero esa profecía equivalía a un augurio de vida difícil, incluyendo el martirio. Los pueblos bárbaros, que de las regiones orientales se iban trasladando hacia las verdes colinas de Francia, no conocían otra autoridad sino la de su rey. A1 obispo de Tournai le correspondió la tarea de sembrar la palabra de Dios entre un pueblo rudo e idólatra, los Francos, que en el 506 recibirán en masa el bautismo, siguiendo el ejemplo de su rey, después de la victoria contra los Alemanes de Tolbiac. Pero el honor de esta abundante mies le corresponderá a San Remigio. En la catedral de Tournai, meta de numerosas peregrinaciones, reposan los restos de San Eleuterio, el humilde e infatigable obrero del Evangelio, que tuvo como campo de trabajo la nueva frontera del cristianismo, representada por los pueblos bárbaros. ¡Felicidades a quienes llevan este nombre!. | |