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miércoles, 12 de febrero de 2014

NADA TE TURBE

Nada te turbe Santa Teresa de Ávila

Nada te turbe, nada te espante
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia todo lo alcanza
Quien a Dios tiene nada le falta;
solo Dios basta.

Si en las tristezas que te combaten acaso alguna
te acongojare,
sé valerosa,
no te acobardes,
que si son humo,
las lleva el aire.
Por eso dijo
la Santa Madre:
Nada te turbe,
nada te espante.

Si ellas porfían como importunas,
a más combates
sé más robusta.
Dirás que hay noche; lo sé, no dudes,
que a su despecho
la luz madruga.
No ames ni temas lo que no dura:
todo se pasa,
Dios no se muda.

¡Oh qué risueña
es la mañana,
si asoma el día
lleno de gracia!
Sí porque vibra,
rayos que apartan
las que antes eran sombras del alma.
Así es; ten pecho, aguarda, aguarda,
que la paciencia
todo lo alcanza.

La luz hermosa d e esta alborada,
luz que no alteran sombras opacas,
es Dios, que a impulsos de afecto, calma, cuando amanece,
nuestras borrascas; búscale ansiosa,
mira si le hallas. Quien a Dios tiene nada le falta.

Si a tanta dicha subes, repara,
que aunque haya bienes sólo Dios basta.

¿POR QUÉ LLORAS?


¿Por qué lloras?

¿Por qué lloras? Déjame ayudarte.
Yo también he caminado por ese sendero.
Yo también me he sentido solo.
Yo sé lo que es llorar.
Yo sé lo que es sufrir.
Yo sé lo que es perderlo todo,
hasta las esperanzas.

Pero también sé lo que es vivir,
también sé lo que es reir,
también sé lo que es amar.

¿Qué cómo?

Era una noche,
una noche más oscura que cualquier otra noche,
mis lágrimas rodaban por mis mejillas
cuando oí una voz que me preguntó:
"¿Por qué lloras?"

Y yo al mirarlo y él al verme,
ví de sus ojos que brotaban lágrimas
pero no eran lágrimas naturales,
eran lágrimas de sangre,
en donde yo podía ver lo que me estaba pasando.

Y le pregunté: "¿Por qué lloras?".

Y él me respondió:
"Yo he visto tus lágrimas y he oído tu clamor,
pero esas lágrimas yo las dí en la cruz por ti,
y éstas son las que han abierto caminos en el desierto,
y ríos en la soledad".

SAN BENITO DE ANIANE, MONJE, 12 DE FEBRERO

Autor: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com
Benito de Aniane, Santo
Monje, 12 de febrero
 
Benito de Aniane, Santo

Monje

Martirologio Romano: En el monasterio de San Cornelio de Indam, en Germania, tránsito de san Benito, abad de Aniano (o de Aniane), que propagó la Regla benedictina, confeccionó un Consuetudinario para uso de monjes y trabajó con empeño en la instauración de la liturgia romana (821).

Etimología: Benito = Benedicto = Aquel a que Dios bendice, es de origen latino.
Benito fue hijo de Aigulfo de Maguelone; servía de escanciador al rey Pepino y a su hijo Carlomagno. A la edad de veinte años resolvió buscar el Reino de Dios con todo su corazón. Tomó parte en la campaña de Lombardía, pero, después de haberse casi ahogado en Tesino, cerca de Pavía, tratando de salvar a su hermano, hizo voto de abandonar el mundo por completo. A su vuelta a Languedoc, confirmó su determinación por consejo de un ermitaño llamado Widmar, y fue a la abadía de Saint-Seine, a veinticuatro kilómetros de Dijon, donde lo admitieron como monje. Pasó allí dos años y medio aprendiendo la vida monástica y llegó al dominio de sí mismo por medio de severas austeridades. No satisfecho con guardar la regla de San Benito, practicaba otros puntos de perfección que encontró prescritos en las reglas de San Pacomio y San Basilio. Cuando el abad murió, los hermanos estaban dispuestos a elegirlo para que lo substituyera, pero no quiso aceptar el cargo, porque sabía que había monjes que se oponían a todo lo que fuera reforma sistemática.

Con este motivo, Benito abandonó Saint-Seine y, al regresar a Languedoc, construyó una pequeña ermita junto al arroyo Aniane, en sus propias tierras. Aquí vivió algunos años en privación voluntaria, orando continuamente a Dios para que le enseñara a hacer su voluntad. Algunos ermitaños, de los cuales uno era el santo Widmar, se pusieron bajo su dirección. Ganaban su sustento con el trabajo manual, vivían a pan y agua, excepto los domingos y grandes fiestas, cuando añadían un poco de vino o leche, si se los daban de limosna. El superior trabajaba con ellos en los campos y algunas veces se dedicaba a copiar libros. Cuando el número de sus discípulos aumentó, Benito dejó el valle y construyó un monasterio en un sitio más espacioso. Amaba tanto la pobreza, que por mucho tiempo utilizó cálices de madera o vidrio o peltre para celebrar la misa, y si le daban ornamentos valiosos de seda, los obsequiaba a otras iglesias. Sin embargo, posteriormente, cambió su modo de pensar sobre este punto, y construyó un claustro y una majestuosa iglesia adornada con pilares de mármol, y la dotó de cálices de plata, ricos ornamentos; además compró libros para la biblioteca. En breve tuvo muchos religiosos bajo su dirección. Al mismo tiempo, llevaba al cabo la inspección general de todos los monasterios de Provenza, Languedoc y Gascuña, y llegó a ser, con el tiempo, el director y supervisor de todos los monasterios del imperio; reformó a muchos con tan buen tino, que no encontró gran oposición. El que principalmente recibió su influencia fue el monasterio de Gellone, fundado por San Guillermo de Aquitania en 804.

Para tenerlo a la mano, el emperador Luis el Piadoso obligó a Benito primero a habitar en la abadía de Maurmünster, en Alsacia, y después, como todavía quería tenerlo más cerca, construyó un monasterio en el Inde, conocido más tarde como Cornelimünster, a unos 11 kilómetros de Aquisgrán, residencia del emperador y su corte. Benito vivió en el monasterio, pero continuó ayudando a la restauración de la observancia monástica por toda Francia y Alemania. A él se debe principalmente, la redacción de los cánones para la reforma de los monjes del concilio de Aquisgrán en 817. En ese mismo año presidió la asamblea de abades para poner en vigor el restablecimiento de la disciplina. Su estatutos, los Capitula de Aquisgrán, fueron añadidos a la regla de San Benito e impuestos a todos los monjes del imperio. Benito también escribió el "Codex Regularum" (Código de Reglas), una colección de todas las reglas monásticas existentes en su tiempo; compiló asimismo un libro de homilías para uso de los monjes, sacado de las obras de los Padres de la Iglesia; pero su obra más importante fue la "Concordia Regularum," la "Concordancia de Reglas," en la cual compara las reglas de San Benito de Nursia con las de otros patriarcas de la observancia monástica para mostrar su semejanza.

Este gran restaurador del monasticismo en el occidente, agotado por las mortificaciones y fatigas, sufrió mucho de continuas enfermedades en sus últimos días. En 821 murió tranquilamente, en Inde, a la edad de setenta y un años. Grande como era la energía e influencia de San Benito de Aniane, hay que admitir que su plan para una revolución pacífica de la vida monástica no pudo ser llevado al cabo como él había proyectado. De acuerdo con Edmund Bishop, la idea que tenía Benito y su patrono, el emperador Luis, era ésta:

Todas las casas habían de reducirse a una uniformidad absoluta de disciplinas, observancia, y aun hábito, de acuerdo con el modelo de Inde; se nombrarían visitadores para que vigilaran la observancia de la regla según las constituciones. El nuevo plan sería lanzado en la asamblea de abades en Aquisgrán en 817. "Pero planear es una cosa," el Sr. Bishop agrega, "y llevar al cabo es otra. Es claro que en la asamblea general de abades, Benito, respaldado como estaba por el emperador para conservar la paz y poder llevar a cabo reformas substanciales, tuvo que renunciar a muchos detalles de observancia que él estimaba mucho. Parece que esto mismo afirma su biógrafo y amigo Ardo, quien había observado todo personalmente. Sin embargo, los decretos de esta asamblea, de la cual era Benito al mismo tiempo autor, alma y vida fueron un punto decisivo en la historia de los benedictinos, porque éstos formaron la base de la legislación y práctica posterior. Después del gran fundador, Benito de Nursia, ningún otro hombre ha influido tanto en el monasticismo occidental como lo hizo el segundo Benito, el de Aniane." ("Liturgia Histórica," 1918, pp. 212-213).

Pocos de los entendidos en esta materia tienen tanto derecho para opinar sobre la historia monástica del siglo nueve, como Edmud Bishop.

Estas palabras suyas forman un tributo notable a la obra que el gran reformador monástico llevó al cabo; pero, como ha señalado Dom David Knowles, su influencia fue bastante diferente de la de Benito de Nursia: "Benito de Aniane nunca fue un guía espiritual para monjes."

¡ Felicidades a quienes lleven este nombre!

Los Santos de hoy miércoles 12 de febrero de 2014

Los Santos de hoy miércoles 12 de febrero de 2014
 Eulalia de Barcelona, Santa
Virgen y Mártir, 12 de febrero
 Benito de Aniane, Santo
Monje, 12 de febrero
 Humbelina, Beata
Abadesa, 12 de febrero
 Tomás Hemmeford y compañeros, Beatos
Presbíteros y Mártires, 12 de febrero
 Otros Santos y Beatos
Completando el santoral de este día, 12 de febrero
 Ludano, Santo
Peregrino, 12 de febrero
 Melecio de Antioquía, Santo
Obispo, 12 de febrero
 Saturnino y compañeros mártires de Abitinia, Santos
Mártires, 12 de febrero 

EL EVANGELIO DE HOY: 12.02.2014

Autor: H. Alfonso Blanca | Fuente: Catholic.net
La pureza de corazón
Marcos 7, 14-23. Tiempo Ordinario. Aquello que contamina al hombre no es lo exterior sino lo que nace del corazón.
 
La pureza de corazón
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 14-23

Llamó otra vez a la gente y les dijo: Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Quien tenga oídos para oír, que oiga. Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. El les dijo: ¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, pues no entra en su corazón, sino en el vientre y y después se elimina en lugares retirados? - así declaraba puros todos los alimentos-. Y decía: Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre.

Oración introductoria

Oh Señor, tú eres nuestro Creador y ves el interior de cada hombre, puedes leer nuestros pensamientos y conocer los deseos de nuestro corazón. Tú sabes que esos pensamientos y deseos no siempre son buenos, en muchas ocasiones son oscuros, duros, sucios. Señor, tú también eres nuestro Padre, extiende tu mano desde la cruz y cura nuestro corazón: ilumínalo con la luz de tu mirada, suavízalo con el bálsamo de tu misericordia, límpialo con la sangre de tu costado. Oh María, Virgen Purísima, como buena madre, enséñanos a vivir con un corazón como el tuyo.

Petición

Dios nuestro infunde en mi corazón el soplo de tu amor, que lo purifique de todo mal y lo fortalezca para amar.

Meditación del Papa Francisco

Cristo también pone en tela de juicio el "ojo", que es el símbolo de la intención del corazón y que se refleja en el cuerpo: un corazón lleno de amor vuelve el cuerpo brillante, un corazón malo lo hace oscuro. Del contraste luz-oscuridad, depende nuestro juicio sobre las cosas, como también lo demuestra el hecho de que un corazón de piedra, pegado a un tesoro de la tierra, a un tesoro egoísta -que puede también convertirse en un tesoro del odio, vienen las guerras.... Todos estos pedazos del corazón que están hechos de piedra, el Señor los hace humanos, con aquella inquietud, con aquella ansia buena de ir hacia adelante, ¡buscándolo a Él dejándose buscar por Él!
¡Que el Señor nos cambie el corazón! Y así nos salvará. Nos protegerá de los tesoros que no nos ayuden en el encuentro con Él, en el servicio a los demás, y también nos dará la luz para ver y juzgar de acuerdo con el verdadero tesoro: su verdad. Que el Señor nos cambie el corazón para buscar el verdadero tesoro y así convertirnos en personas luminosas y no ser personas de las tinieblas. (S.S. Francisco, 21 de junio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta). 

Reflexión 

Acojamos la invitación de Cristo para cultivar en nuestra vida un corazón puro, aprendamos a perdonar, a olvidar las ofensas, aprendamos la grande y difícil lección de pedir perdón a Dios y al prójimo. Es un buen momento para sembrar la semilla de las buenas palabras en nuestras conversaciones, porque esas palabras, como lo dice Cristo, demostrarán lo que se hay en nuestro corazón.

Propósito

En mis conversaciones hablaré de lo bueno que conozco y callaré lo malo.

Diálogo con Cristo

Señor Jesús, tengo que reconocer que a veces me da pena que tú veas mi corazón, pero también sé que tú puedes cambiarlo; te pido, Señor, que con tu amor y tu misericordia lo purifiques y lo renueves, lo cambies por uno como el tuyo para que pueda amar de un modo nuevo, como tú nos amas a nosotros.


"Todos los hombres están llamados a ser santos e inmaculados ante Dios por el amor (cf. Ef 1, 4). Al mirar a la Virgen, se aviva en nosotros, sus hijos, la aspiración a la belleza, a la bondad y a la pureza de corazón" (Benedicto XVI, Ángelus, 8 de diciembre de 2005)



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