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jueves, 18 de julio de 2013

SAN ARNULFO DE METZ, OBISPO, 18 DE JULIO

Autor: . | Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Arnulfo de Metz, Santo
Obispo, 18 de julio
 
Arnulfo de Metz, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Metz, ciudad de Austrasia, en lo que hoy es Francia, san Arnulfo, obispo, consejero de Dagoberto, rey de Austrasia, cargo al que renunció para abrazar la vida eremítica en los Vosgos. (640)

Etimología: Arnulfo = Aquel que es fuerte y astuto, es de origen alemán.
Hombre de Estado y obispo bajo la dinastía Merovingia, nacido por el año 580, muere alrededor del 640.

Sus padres pertenecían a una distinguida familia franca y vivía en la sección este del reino fundado por Clodoveo I. En la escuela donde fue puesto durante su infancia sobresalió por su talento y su buen comportamiento. De acuerdo a las costumbres de la época fue enviado a su debido tiempo a la corte de Teodeberto II; rey de Austrasia (595-612) para ser iniciado en las diversas ramas del gobierno. Bajo la guía de Gondulfo, el Alcalde del Palacio, pronto se volvió tan hábil que fue colocado en la lista regular de oficiales reales y entre los primeros ministros del rey. El se distinguió como comandante militar y en la administración civil; al mismo tiempo el tuvo bajo su cuidado seis provincias diferentes.

A su debido tiempo, Arnulfo se casó con una mujer franca de linaje noble, de quien tuvo dos hijos, Ansegis yClodulfo. Mientras Arnulfo estaba disfrutando emolumentos y honores mundanos no se olvidó de cosas más elevadas y espirituales. Sus pensamientos daban vueltas frecuentemente en monasterios y con su amigo Romarico, oficial de la corte al igual que él, planeó hacer un retiro a la abadía de Lérins, evidentemente con el propósito de dedicar su vida a Dios. Pero, mientras tanto, la sede Episcopal de Metz quedó vacante. Arnulfo fue designado universalmente como un candidato valioso para el oficio y fue consagrado obispo de esa sede cerca del 611. En su nueva posición el estableció el ejemplo de una vida virtuosa para sus súbditos y atendía asuntos del gobierno eclesiástico. En el 625 tomó parte en un concilio llevado a cabo por los obispos francos en Reims. Con todo esto, Arnulfo retuvo su puesto en la corte del rey y tomó una destacada parte en la vida nacional de su gente. En el 613, después de la muerte de Teodoberto, él, con Pipino de Landen y otros nobles llamaron a Austrasia a Clotario II, Rey de Neustria. Cuando en el 625 el reino de Austrasia le fue confiado a Dagoberto el hijo del rey, Arnulfo se convirtió no sólo en el tutor, sino también en Ministro en Jefe del joven rey. En el momento del alejamiento entre los dos reyes en el 625, Arnulfo junto a otros obispos y nobles trató de efectuar una reconciliación. Pero Arnulfo temía las responsabilidades de la oficina episcopal y se cansó de la vida de la corte. Cerca del año 626 obtuvo la designación de un sucesor a la oficina Episcopal de Metz. Él y su amigo Romarico se retiraron a un lugar solitario en las montañas de los Vosgos. Allí vivió en comunión con Dios hasta su muerte. Sus restos, enterrados por Romarico, fueron transferidos cerca de un año más tarde por el obispo Goerico, a la basílica de los Santos Apóstoles en Metz.

De los dos hijos de Arnulfo, Clodulfo se convirtió en su tercer sucesor en la sede de Metz. Ansegis permaneció al servicio del estado; de su unión con Begga, hija de Pipino de Landen, nació Pipino de Heristal, el fundador de la dinastía Carolingia. De esta forma Arnulfo fue el ancestro de los poderosos soberanos de esa casa. La vida de Arnulfo muestra hasta cierto punto la oficina episcopal y la carrera en el Estado Merovingio. Los obispos eran muy considerados en la corte; sus consejos eran escuchados, ellos tomaban parte en el reparto de justicia por los tribunales, tenían una voz en la designación de oficiales reales; fueron usados frecuentemente como embajadores del rey y sostenían altas posiciones administrativas. Para la gente bajo su cuidado, eran protectores de sus derechos, sus portavoces frente al rey y el vínculo uniendo a la realeza con sus súbditos. Las oportunidades para el bien eran por lo tanto ilimitadas; y Arnulfo las usó para buen provecho. 

¿POR QUÉ JUAN XXIII SERÁ SANTO SIN MILAGRO?

Autor: Andrea Tornielli | Fuente: vaticaninsider.lastampa.it
¿Por qué Juan XXIII será santo sin milagro?
No se trata ni de un atajo ni de ninguna simplificación o decisión arbitraria, sino de una excepción que está contemplada en la normativa y que ha tenido varios antecedentes
 
¿Por qué Juan XXIII será santo sin milagro?
¿Por qué Juan XXIII será santo sin milagro?
«En el caso de Juan XXIII también hubo una petición para proclamarlo "santo súbito"».

Comienza de esta manera el artículo de Stefania Falasca publicado en el periódico "Avvenire" y en el que se explican las razones que llevaron a la decisión de canonizar a Papa Roncalli incluso sin el reconocimiento de un segundo milagro (que habría debido verificarse después de la beatificación). En medio de las sesiones de trabajo del Concilio, el teólogo Yves Congar escribió en su diario que el cardenal belga Lèon Joseph Suenens quería concluir las modificaciones al esquema "De Ecclesia" con la petición de canonizar (por aclamación) a Juan XXIII. «Un objetivo que hay que obtener inmediatamente», escribió Congar.

Esta petición contaba con el apoyo de muchos otros padres conciliares y de una multitud de fieles. Como se recordará, el 5 de julio pasado, el Papa Francisco promulgó el decreto sobre el milagro por intercesión del Beato Juan Pablo II y al mismo tiempo aprobólos votos favorables que expresó la Sesión ordinaria de los cardenales y de los obispos para la canonización "pro gratia" del beato Juan XXIII.

«Esto quiere decir –escribe "Avvenire" – que el Papa Bergoglio acogió favorablemente los motivos presentados por la Congregación de los santos sobre la instancia de la postulación de la causa de Juan XXIII, para poder proceder a su canonización incluso en ausencia de un milagro formalmente reconocido, como sucede normalmente para llegar a la proclamación de la santidad».

«Según la actual normativa canónica, de hecho, se puede acceder a la canonización –explica el artículo– solo después de la aprobación de un milagro atribuido a la intercesión de un candidato al culto de la Iglesia universal, que sea mártir y confesor de la fe, ya beatificado. Sin embargo, no es ninguna novedad la proclamación de la santidad con base en otros elementos y motivos que pueden sustituir un milagro científica y teológicamente demostrado». No se trata, pues, ni de un atajo ni de ninguna simplificación o decisión arbitraria. Se trata, más bien, de una excepción que está contemplada en la normativa y que ha tenido varios antecedentes.

«En la historia reciente de las canonizaciones –recuerda "Avvenire"–, una de las excepciones se encuentra, por ejemplo, en los Santos Mártires chinos (Agustín Zhao Rong y sus 119 compañeros) que fueron proclamados santos por Juan Pablo II en 2000. Los mártires, cuya memoria celebra la Iglesia el 9 de julio, llegaron a la beatificación con procedimientos regulares en diferentes momentos. Sus causas después habrían sido unificadas y, con la firma del decreto "de signis", Juan Pablo II, dispensando a cada uno de ellos del milagro, los inscribió directamente entre los santos el primero de octubre del año del Gran Jubileo. Los elementos que llevaron a esta determinación por parte de Papa Wojtyla fueron: una indiscutible y creciente "fama signorum" (es decir fama de signos y milagros) atribuida después de la beatifiación y el influjo particular que su memoria había ejercido en la perseverancia de la fe en contextos extremos y difíciles».

Las principales razones por las cuales se procedió a la canonización son, básicamente, dos:

«La primera tiene que ver con la excepcional vastidad del culto litúrgico ya dedicado al beato, que, previa petición de autorización, fue concedido por la Santa Sede a diferentes diócesis del mundo, desde Asia hasta América. La memoria litúrgica de Juan XXIII, oficialmente inscrita en el calendario de las Iglesias particulares, se configura, de hecho, como algo semejante a la de un santo canonizado».

«A este culto –recuerda "Avvenire"– se une el aumento de la fama y de los signos y milagros que acompaña en el pueblo de Dios la memoria del Papa bueno. A partir del día de su beatificación, el 3 de septiembre de 2000, llegaron a la postulación numerosas indicaciones de gracias y favores obtenidos por intercesión del beato en todo el mundo, a menudo acompañadas con documentación médica. Alrededor de unos veinte son los casos más interesantes».

La segunda de las razones fue justamente la petición de los padres del Concilio Vaticano II que, inmediatamente después de la muerte de Juan XXIII, «esperaron su inmediata canonización, incluso como acto del Concilio. Ninguno de los candidatos a la canonización puede, pues, presumir actualmente de una excepcionalidad parecida: un culto litúrgico ya difundido en la Iglesia universal y una petición de canonización por aclamación expresada en un Concilio. Estas son las principales razones por las que Papa Francisco aprobó que se procediera a la canonización del beato Juan XXIII».

Para concluir, no hay que olvidar, explica Falasca en "Avvenire", que a 50 años de la muerte de Roncalli se puede limpiar su figura de cualquier emoción o maniobra del momento, además de desentrañar todos los aspectos de su vida más íntima y de sus acciones. «Esto ha conducido a un conocimiento seguro y profundo del patrimonio de sus escritos y de su obra, haciendo surgir de forma luminosa su santidad».