sábado, 27 de junio de 2015

LOS SANTOS DE HOY: SÁBADO 27 DE JUNIO DEL 2015

Crescente (Crescencio) de Galacia, SantoCrescente (Crescencio) de Galacia, Santo
Obispo y Mártir, 27 de junio






Sansón de Constantinopla, SantoSansón de Constantinopla, Santo
Sacerdote, 27 de junio







Margarita Bays, BeataMargarita Bays, Beata
Laica, 27 de junio







Luisa Teresa Montaignac, BeataLuisa Teresa Montaignac, Beata
Fundadora, 27 de junio






Tomás Toán, SantoTomás Toán, Santo
Mártir, 27 de junio







Nuestra Señora del Perpetuo SocorroNuestra Señora del Perpetuo Socorro
Advocación Mariana, 27 de junio




Cirilo de Alejandría, SantoCirilo de Alejandría, Santo
Obispo y Doctor de la Iglesia, 27 de junio

ORACIONES A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO, 27 DE JUNIO



NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO, JUNIO 27



Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Advocación Mariana, 27 de junio
Fuente: www.corazones.org 




Patrona de los Padres Redentoristas y de Haití

El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.

El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.

Historia

En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta (en el Mar Mediterráneo) tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María. Cómo habrá llegado a sus manos dicha pintura, no se sabe. ¿Se le habría confiado por razones de seguridad, para protegerla de los sarracenos? Lo cierto es que el mercader estaba resuelto a impedir que el cuadro de la Virgen se destruyera como tantos otros que ya habían corrido con esa suerte.

Por protección, el mercader decidió llevar la pintura a Italia. Empacó sus pertenencias, arregló su negocio y abordó un navío dirigiéndose a Roma. En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor. El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro. La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.

Cae la pintura en manos de una familia

Tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de Roma así que decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran alegría le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad. Al sentir que sus días estaban contados, llamó a su amigo a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen.

Pero la Divina Providencia no había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el mercader. Nuestra Señora se le apareció al hombre en tres ocasiones, diciéndole que debía poner la pintura en una iglesia, de lo contrario, algo terrible sucedería. El hombre discutió con su esposa para cumplir con la Virgen, pero ella se le burló, diciéndole que era un visionario. El hombre temió disgustar a su esposa, por lo que las cosas quedaron igual. Nuestra Señora, por fin, se le volvió a aparecer y le dijo que, para que su pintura saliera de esa casa, él tendría que irse primero. De repente el hombre se puso gravemente enfermo y en pocos días murió. La esposa estaba muy apegada a la pintura y trató de convencerse a sí misma de que estaría más protegida en su propia casa. Así, día a día, fue aplazando el deshacerse de la imagen. Un día, su hijita de seis años vino hacia ella apresurada con la noticia de que una hermosa y resplandeciente Señora se le había aparecido mientras estaba mirando la pintura. La Señora le había dicho que le dijera a su madre y a su abuelo que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro deseaba ser puesta en una iglesia; y, que si no, todos los de la casa morirían.

La mamá de la niñita estaba espantada y prometió obedecer a la Señora. Una amiga, que vivía cerca, oyó lo de la aparición. Fue entonces a ver a la señora y ridiculizó todo lo ocurrido. Trató de persuadir a su amiga de que se quedara con el cuadro, diciéndole que si fuera ella, no haría caso de sueños y visiones. Apenas había terminado de hablar, cuando comenzó a sentir unos dolores tan terribles, que creyó que se iba a morir. Llena de dolor, comenzó a invocar a Nuestra Señora para que la perdonara y la ayudara. La Virgen escuchó su oración. La vecina tocó la pintura, con corazón contrito, y fue sanada instantáneamente. Entonces procedió a suplicarle a la viuda para que obedeciera a Nuestra Señora de una vez por todas.

Accede la viuda a entregar la pintura

Se encontraba la viuda preguntándose en qué iglesia debería poner la pintura, cuando el cielo mismo le respondió. Volvió a aparecérsele la Virgen a la niña y le dijo que le dijera a su madre que quería que la pintura fuera colocada en la iglesia que queda entre la basílica de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. Esa iglesia era la de S. Mateo, el Apóstol.

La señora se apresuró a entrevistarse con el superior de los Agustinos quienes eran los encargados de la iglesia. Ella le informó acerca de todas las circunstancias relacionadas con el cuadro. La pintura fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499. En el camino de la residencia de la viuda hacia la iglesia, un hombre tocó la pintura y le fue devuelto el uso de un brazo que tenía paralizado. Colgaron la pintura sobre el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció casi trescientos años. Amado y venerado por todos los de Roma como una pintura verdaderamente milagrosa, sirvió como medio de incontables milagros, curaciones y gracias.

En 1798, Napoleón y su ejército francés tomaron la ciudad de Roma. Sus atropellos fueron incontables y su soberbia, satánica. Exilió al Papa Pío VII y, con el pretexto de fortalecer las defensas de Roma, destruyó treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo, la cual quedó completamente arrasada. Junto con la iglesia, se perdieron muchas reliquias y estatuas venerables. Uno de los Padres Agustinos, justo a tiempo, había logrado llevarse secretamente el cuadro.

Cuando el Papa, que había sido prisionero de Napoleón, regresó a Roma, le dio a los agustinos el monasterio de S. Eusebio y después la casa y la iglesia de Sta. María en Posterula. Una pintura famosa de Nuestra Señora de la Gracia estaba ya colocada en dicha iglesia por lo que la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue puesta en la capilla privada de los Padres Agustinos, en Posterula. Allí permaneció sesenta y cuatro años, casi olvidada.

Hallazgo de un sacerdote Redentorista

Mientras tanto, a instancias del Papa, el Superior General de los Redentoristas, estableció su sede principal en Roma donde construyeron un monasterio y la iglesia de San Alfonso. Uno de los Padres, el historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en que vivían. En sus investigaciones, se encontró con múltiples referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Un día decidió contarle a sus hermanos sacerdotes sobre sus investigaciones: La iglesia actual de San Alfonso estaba construida sobre las ruinas de la de San Mateo en la que, durante siglos, había sido venerada, públicamente, una pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Entre los que escuchaban, se encontraba el Padre Michael Marchi, el cual se acordaba de haber servido muchas veces en la Misa de la capilla de los Agustinos de Posterula cuando era niño. Ahí en la capilla, había visto la pintura milagrosa. Un viejo hermano lego que había vivido en San Mateo, y a quien había visitado a menudo, le había contado muchas veces relatos acerca de los milagros de Nuestra Señora y solía añadir: "Ten presente, Michael, que Nuestra Señora de San Mateo es la de la capilla privada. No lo olvides". El Padre Michael les relató todo lo que había oído de aquel hermano lego.

Por medio de este incidente los Redentoristas supieron de la existencia de la pintura, no obstante, ignoraban su historia y el deseo expreso de la Virgen de ser honrada públicamente en la iglesia.

Ese mismo año, a través del sermón inspirado de un jesuita acerca de la antigua pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, conocieron los Redentoristas la historia de la pintura y del deseo de la Virgen de que esta imagen suya fuera venerada entre la Iglesia de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. El santo Jesuita había lamentado el hecho de que el cuadro, que había sido tan famoso por milagros y curaciones, hubiera desaparecido sin revelar ninguna señal sobrenatural durante los últimos sesenta años. A él le pareció que se debía a que ya no estaba expuesto públicamente para ser venerado por los fieles. Les imploró a sus oyentes que, si alguno sabía dónde se hallaba la pintura, le informaran dueño lo que deseaba la Virgen.

Los Padres Redentoristas soñaban con ver que el milagroso cuadro fuera nuevamente expuesto a la veneración pública y que, de ser posible, sucediera en su propia Iglesia de San Alfonso. Así que instaron a su Superior General para que tratara de conseguir el famoso cuadro para su Iglesia. Después de un tiempo de reflexión, decidió solicitarle la pintura al Santo Padre, el Papa Pío IX. Le narró la historia de la milagrosa imagen y sometió su petición.

El Santo Padre escuchó con atención. Él amaba dulcemente a la Santísima Virgen y le alegraba que fuera honrada. Sacó su pluma y escribió su deseo de que el cuadro milagroso de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera devuelto a la Iglesia entre Sta. María la Mayor y S. Juan de Letrán. También encargó a los Redentoristas de que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida en todas partes.

Aparece y se venera, por fin, el cuadro de Nuestra Señora 

Ninguno de los Agustinos de ese tiempo había conocido la Iglesia de San Mateo. Una vez que supieron la historia y el deseo del Santo Padre, gustosos complacieron a Nuestra Señora. Habían sido sus custodios y ahora se la devolverían al mundo bajo la tutela de otros custodios. Todo había sido planeado por la Divina Providencia en una forma verdaderamente extraordinaria.

A petición del Santo Padre, los Redentoristas obsequiaron a los Agustinos una linda pintura que serviría para reemplazar a la milagrosa.

La imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue llevado en procesión solemne a lo largo de las vistosas y alegres calles de Roma antes de ser colocado sobre el altar, construido especialmente para su veneración en la Iglesia de San Alfonso. La dicha del pueblo romano era evidente. El entusiasmo de las veinte mil personas que se agolparon en las calles llenas de flores para la procesión dio testimonio de la profunda devoción hacia la Madre de Dios

A toda hora del día, se podía ver un número de personas de toda clase delante de la pintura, implorándole a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro que escuchara sus oraciones y que les alcanzara misericordia. Se reportaron diariamente muchos milagros y gracias.

Hoy en día, la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha difundido por todo el mundo. Se han construido iglesias y santuarios en su honor, y se han establecido archicofradías. Su retrato es conocido y amado en todas partes.

Patrona de Haití

Teniendo esta advocación mariana como patrona de su congregación, los Padres Redentoristas la llevaron a sus misiones en Haití. Allí se le edificó un santuario en Béle-Aire, cerca de Puerto Príncipe.

En 1883 una terrible epidemia de viruela azotaba el país. Los devotos acudieron a la Virgen del Perpetuo Socorro y le hicieron una novena. La epidemia cesó milagrosamente y se decidió nombrarla patrona del país.

En 1993 se celebró con gran regocijo el centenario del milagro y del nombramiento de la Virgen como patrona. El Papa Juan Pablo II visitó Haití para esta celebración y puso al país bajo el amparo de la Virgen del Perpetuo Socorro.

Los Haitianos también tienen gran devoción a la Virgen de la Asunción.

Signos de la imagen de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro
(conocida en el Oriente bizantino como el icono de la Madre de Dios de la Pasión)

Aunque su origen es incierto, se estima que el retrato fue pintado durante el decimotercero o decimocuarto siglo. El icono parece ser copia de una famosa pintura de Nuestra Señora que fuera, según la tradición, pintada por el mismo San Lucas. La original se veneraba en Constantinopla por siglos como una pintura milagrosa pero fue destruida en 1453 por los Turcos cuando capturaron la ciudad.

Fue pintado en un estilo plano característico de iconos y tiene una calidad primitiva. Todas las letras son griegas. Las iniciales al lado de la corona de la Madre la identifican como la “Madre de Dios”. Las iniciales al lado del Niño “ICXC” significan “Jesucristo”. Las letras griegas en la aureola del Niño: owu significan “El que es”, mientras las tres estrellas sobre la cabeza y los hombros de María santísima indican su virginidad antes del parto, en el parto y después del parto.

Las letras más pequeñas identifican al ángel a la izquierda como “San Miguel Arcángel”; el arcángel sostiene la lanza y la caña con la esponja empapada de vinagre, instrumentos de la pasión de Cristo. El ángel a la derecha es identificado como “San Gabriel Arcángel”, sostiene la cruz y los clavos. Nótese que los ángeles no tocan los instrumentos de la pasión con las manos, sino con el paño que los cubre.

Cuando este retrato fue pintado, no era común pintar aureolas. Por esta razón el artista redondeó la cabeza y el velo de la Madre para indicar su santidad. Las halos y coronas doradas fueron añadidas mucho después. El fondo dorado, símbolo de la luz eterna da realce a los colores más bien vivos de las vestiduras. Para la Virgen el maforion (velo-manto) es de color púrpura, signo de la divinidad a la que ella se ha unido excepcionalmente, mientras que el traje es azul, indicación de su humanidad. En este retrato la Madona está fuera de proporción con el tamaño de su Hijo porque es -María- a quien el artista quiso enfatizar.

Los encantos del retrato son muchos, desde la ingenuidad del artista, quien quiso asegurarse que la identidad de cada uno de los sujetos se conociera, hasta la sandalia que cuelga del pie del Niño. El Niño divino, siempre con esa expresión de madurez que conviene a un Dios eterno en su pequeño rostro, está vestido como solían hacerlo en la antigüedad los nobles y filósofos: túnica ceñida por un cinturón y manto echado al hombro. El pequeño Jesús tiene en el rostro una expresión de temor y con las dos manitas aprieta la derecha de su Madre, que mira ante sí con actitud recogida y pensativa, como si estuviera recordando en su corazón la dolorosa profecía que le hiciera Simeón, el misterioso plan de la redención, cuyo siervo sufriente ya había presentado Isaías.

En su doble denominación, esta bella imagen de la Virgen nos recuerda el centralismo salvífico de la pasión de Cristo y de María y al mismo tiempo la socorredora bondad de la Madre de Dios y nuestra.

viernes, 26 de junio de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 26 DE JUNIO DEL 2015


Señor, si quieres puedes curarme
Milagros


Mateo 8, 1-4. Tiempo Ordinario. Cristo nos consuela en nuestros sufrimientos, basta confiar en Él, nuestro Padre misericordioso que quiere nuestra felicidad. 


Por: Buenaventura Acero | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 8, 1-4
Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme». Él extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio». Y al instante quedó limpio de su lepra. Y Jesús le dice: «Mira, no se los digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio. 

Oración introductoria
Señor, yo creo en ti y en tu amor. Si quieres puedes convertir este momento de oración en una experiencia de amor que transforme toda mi vida; sé que lo puedes hacer y humildemente te suplico que lo hagas.

Petición
Jesús, cúrame de todo eso que me aparta del camino del bien porque quiero vivir en todo, y sobre todo, tu caridad.

Meditación del Papa Francisco
El episodio de la curación del leproso se desarrolla en tres breves etapas: la invocación del enfermo, la respuesta de Jesús, las consecuencias de la curación prodigiosa. El leproso le suplica a Jesús, 'de rodillas' y le dice: 'Si quieres puedes purificarme'. A esta oración humilde y llena de confianza, Jesús responde con una actitud profunda de su ánimo: la compasión. La compasión es una palabra muy profunda que significa 'sufrir con el otro'.
El corazón de Cristo manifiesta la compasión paterna de Dios por aquel hombre, acercándose a él y tocándolo. Este particular es muy importante. Jesús 'tiende la mano, lo toca... y en seguida la lepra desaparece y Él lo purifica”. La misericordia de Dios supera cada barrera y la mano de Jesús toca al leproso. Él no pone una distancia de seguridad y no actúa delegando, sino que se expone directamente al contagio por nuestro mal. Y así justamente nuestro mal se vuelve el lugar del contacto: Él, Jesús, toma de nosotros la humanidad enferma y nosotros de Él su humanidad sana y que cura.
Esto sucede cada vez que recibimos con fe un sacramento: el Señor Jesús nos 'toca' y nos da su gracia. En este caso pensamos especialmente al sacramento de la Reconciliación, que nos cura de la lepra y del pecado. (S.S. Francisco, Ángelus del 15 de febrero de 2015).
Reflexión
No hay duda que la vida de los hombres está llena de sufrimientos más o menos visibles, físicos, mentales, morales. El leproso del evangelio de hoy es una de estas miserias.

Aunque los hombres se afanen por buscar las riquezas y finjan vivir en un mundo inmortal, los signos de la muerte que cada hombre lleva en sí mismo son inevitables. Los encontramos en cada paso de nuestra vida. Drogas, matrimonios deshechos, suicidios, abusos, enfermedades y un sin fin de desgracias que hasta el hombre más famoso, más rico, más sabio y más sano conoce personalmente. Para muchas personas muchas de estas realidades son hechos de cada día. Sin embargo, ellas mismas saben que a pesar de ello se debe ir adelante en la vida lo mejor posible.

Por eso, Jesús pone en sus manos este elenco de desdichas y lo transforma en gracias y en bendiciones. Realiza milagros para que veamos que es capaz de darnos una vida que no sólo es sufrimiento sino que también hay consuelos físicos y morales que, son más profundos porque tocan el alma misma. Para esto ha venido a esta vida, para traernos un reino de amor y unión.

Basta que nosotros usemos correctamente nuestra libertad para que se realicen todas las gracias que Cristo quiere darnos. Basta confiar en Él, en su palabra que nos habla del Padre misericordioso e interesado por nuestra felicidad.

Diálogo con Cristo
Señor, yo creo en Ti, en la abundancia y gratuidad de tu amor. Dame la gracia de corresponderte con un corazón benigno y sincero, que cure la vida de los demás con mis palabras, mis acciones y mi testimonio. Ayúdame a vivir en tu luz para experimentar la alegría de sanación que viene con tu amistad.

Propósito
Orar con la ilusión y con la confianza de creer, y saber, que Dios me dará todo lo que necesito.

LOS SANTOS DE HOY: VIERNES 26 DE JUNIO DEL 2015

Rodolfo, SantoRodolfo, Santo
Obispo de Gubbio, 26 de junio
David de Salónica, SantoDavid de Salónica, Santo
Eremita, Junio 26
Antelmo de Belley, SantoAntelmo de Belley, Santo
Obispo, 26 de junio
Santiago Ghazir, BeatoSantiago Ghazir, Beato
Sacerdote Capuchino y Fundador, 26 de junio
Andrés Jacinto Longhin, BeatoAndrés Jacinto Longhin, Beato
Obispo Capuchino, 26 de junio
Magdalena Fontaine y sus Compañeras, BeatasMagdalena Fontaine y sus Compañeras, Beatas
Mártires de la Revolución Francesa, Junio 26
Josemaría Escrivá de Balaguer, SantoJosemaría Escrivá de Balaguer, Santo
Sacerdote y Fundador, 26 de Junio
José María Robles HurtadoJosé María Robles Hurtado
Mártir Mexicano, 26 de Junio
Pelayo (Paio) de Córdoba, SantoPelayo (Paio) de Córdoba, Santo
Mártir de la castidad juvenil, Junio 26

SAN JOSÉ MARÍA ROBLES HURTADO, MÁRTIR MEXICANO, 26 DE JUNIO


José María Robles Hurtado
José María Robles Hurtado

Mártir Mexicano, 26 de Junio


Por: Juan Manuel Robles Gil | Fuente: Catholic.net 



Sacerdote, Escritor, Fundador y Mártir Mexicano

Breve Biografía

Primeros Años


Nació el 3 de mayo de 1888 en Mascota, Jalisco, población enclavada en un pequeño valle de la Sierra Madre, a 200 kilómetros al oeste de Guadalajara, casi en línea recta hacia Puerto Vallarta, de la que dista 100 Km. Hijo de Antonio Robles y Petronila Hurtado. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento. Recibió la confirmación el 10 de marzo de 1896. Hizo su Primera Comunión el 12 de septiembre de 1896. Inició sus estudios en la escuela oficial y continuó su instrucción primaria en la escuela parroquial. Pero la mayor influencia educativa la recibió en su hogar, sobre todo de su madre, mujer profundamente cristiana.

En el seminario menor

En 1900 ingresó al Seminario de Guadalajara. En 1904 estuvo a punto de dejar el Seminario al sufrir varias enfermedades y pretextando pueriles penalidades; pero sus padres, con amor y energía, le hicieron recapacitar en la sublimidad de su vocación, y al practicar unos ejercicios espirituales se afianzó en su vocación. Uno de los males que lo aquejaban, eran fuertes dolores de cabeza, por vista cansada, que desaparecieron al adaptarle los lentes, que usó por el resto de su vida.

En el seminario mayor

Era inteligente y muy estudioso, por lo que siempre se distinguió con máximas calificaciones. Fue tonsurado en enero de 1905. Siendo estudiante de Teología, en 1908 acompaña a uno de sus profesores, Don Ignacio Plascencia, nombrado Obispo de Tehuantepec, para misionar durante cuatro meses y medio en el estado de Oaxaca. En 1911 recibió el Subdiaconado y el Diaconado; un año más tarde le confiaron los cargos de vice-rector y ecónomo del Seminario.

Sacerdocio

Poco antes de cumplir los 25 años de edad, fue ordenado sacerdote el 22 de marzo de 1913 en el templo de la Soledad de Guadalajara, por el Excmo. Sr. Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez. Sus primeros ministerios estables empezaron en Guadalajara. Fue capellán de las “Siervas de Jesús Sacramentado”, y director del “Instituto del Sagrado Corazón” (primaria y preparatoria) que desapareció con el avance de las fuerzas de Obregón. En Mayo de 1914 fue enviado a su natal Mascota en vacaciones forzadas y adelantadas.

Escritor

No podía regresar a Guadalajara porque había represalias contra el clero, permaneció en Mascota hasta 1916. Allí se dedicó a escribir algunos folletos de inspiración ascética: “Esclavos del Corazón de Jesús en María”, “Tratado sobre la Oración”, “Conozcámosle” y “Anhelos del Corazón Eucarístico de Jesús”.
Otros de sus escritos que se han publicado son: “Vía-crucis Eucarístico”, “Novena en honor de la Bienaventurada (ahora Santa) Margarita María Alacoque", “Las Virtudes”, “Enseñanzas Espirituales” (este último es un compendio de los Consejos, Cartas Colectivas, Escritos Varios y Testamento; todos dirigidos a sus Hijas Religiosas).
El estilo del Padre José María Robles en sus cartas es llano, sencillo y de naturaleza afectuosa. Su poesía es totalmente religiosa: se cuentan 60 composiciones en verso (dramáticas unas, líricas otras) y 56 himnos vertidos al latín.

Fundador

Siendo capellán en Mascota de las religiosas del “Verbo Encarnado”, y durante la celebración de la Misa, en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, 11 de junio de 1915, tuvo la inspiración de fundar una congregación religiosa cuyo carisma se inspiraba en el pensamiento: “Ya no verdugos, sino víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús”.

En 1916 fue destinado como ministro a la Parroquia de Nochistlán, Zacatecas, cuyo párroco era el Sr. Cura Román Adame (ahora Santo Mártir). Allí fue nombrado profesor del Seminario Auxiliar y en su ministerio dio pruebas innumerables de obediencia, piedad, laboriosidad y abnegación. Por unos cuantos días fue trasladado como ministro a Mexticacán, Jalisco, pero regresó nuevamente a Nochistlán.

El 27 de diciembre de 1918 fundó la congregación de “Víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús”, después de vencer serios obstáculos y siempre con ejemplar sumisión a las autoridades eclesiásticas. Siete fueron las hermanas fundadoras.

Párroco

En diciembre de 1920 fue nombrado párroco de Tecolotlán, Jalisco. Desde su primer sermón se ganó la confianza y admiración de sus feligreses y con su fervorosa predicación comenzó a encender en el corazón de todos el amor al Sacratísimo Corazón de Jesús. Una de sus primeras preocupaciones fue visitar el hospital y al encontrarlo en ruinas concibió la idea de reedificar la finca.

Formó grupos de fieles para integrarlos a la labor parroquial, sin distinción de clases, sexos o edades. Tuvo especiales atenciones para los obreros, a quienes exhortaba a la fraternidad y a la observancia de una vida netamente cristiana.

Se ganó la simpatía de sus feligreses por brindarles un trato siempre amable, de sincera amistad, de estímulo al cumplimiento de sus deberes.

Se distinguió por la perseverancia y constancia en superar los obstáculos, como el caso de la fundación de su congregación, pero su virtud relevante era el amor al Corazón de Jesús y su deseo vehemente de salvar a los hombres. Celebraba la santa Misa con mucho fervor y trataba de infundir en sus feligreses el amor a la Eucaristía.

Amaba entrañablemente a la Santísima Virgen. Lleno de caridad para con todos se prodigaba en el confesionario y en la atención a los enfermos. Por medio de la prensa propagó la doctrina cristiana y el apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, publicó un periódico que llamó: “Luz del Hogar”.

Persecución Religiosa

Con motivo de la persecución religiosa tuvo que ocultarse desde el 2 de enero de 1927, puesto que el Gobierno Federal le había declarado una persecución más severa desde que colocó una Cruz en “La Loma”, cercana a Tecolotlán, considerando este hecho como un delito.

Desde la casa donde estaba escondido vigilaba y oraba por sus feligreses, a los que nunca quiso abandonar. En ese tiempo se dedicó a escribir las normas que habrían de regir a la comunidad religiosa fundada por él.

El 26 de febrero de 1927, al conocer la orden dada por Gobernación para que fueran aprehendidos los sacerdotes, exclamó lleno de fe: “Estamos en las manos de Dios”. Y poco después, cuando le rogaron que huyera para evitar que lo mataran, contestó sonriendo “¡Ah, si el Corazón Eucarístico me llevara!”.

Martirio

El 25 de junio de 1927 se disponía a celebrar la santa Misa cuando llegaron los soldados y sitiaron la casa de la familia Agraz, luego entraron a catearla por orden expresa del Coronel Calderón, quien había recibido telegráficamente esta orden:
“Procédase con todo rigor en contra del cura rebelde”.
Los soldados tomaron prisionero al Padre José María Robles y lo condujeron al cuartel de los agraristas donde pasó el resto del día y parte de la noche. Se iniciaron algunas diligencias ante los jefes militares para lograr su libertad pero fueron rechazadas hasta con groserías.
En la noche un grupo de jovencitas lograron acercarse a la prisión y recibieron, por conducto de los vigilantes, su breviario en donde venían unos versos en honor del Sagrado Corazón y de la Santísima Virgen. Era una última manifestación de su gran amor al Corazón de Jesús y la aceptación gustosa del martirio:

Quiero amar tu corazón,
Jesús mío, con delirio,
quiero amarte con pasión,
quiero amarte hasta el martirio.

Con el alma te bendigo,
mi sagrado corazón.
Dime: ¿se llega el instante
de feliz y eterna unión?

Tiéndeme, Jesús, los brazos,
pues tu “pequeñito soy”;
de ellos, al seguro amparo,
a donde lo ordenes, voy.

Al amparo de mi Madre
y de su cuenta corriendo
yo, su “pequeño” del alma,
vuelo a sus brazos sonriendo.

Un padre que espera a sus hijos todos allá en el Cielo.

A media noche, sujeto con cuerdas, fue sacado de la cárcel y obligado a caminar rumbo a la sierra de Quila. Un soldado al notar que se le dificultaba caminar, le cedió el caballo.

Al llegar a la parte más alta de la sierra, los soldados se detuvieron a los pies de un frondoso roble. El Padre José María comprendió que lo iban a ahorcar, perdonó a sus verdugos, y al acercarse uno de los agraristas, que era su compadre, llamado Enrique Vázquez, le dijo:
“Compadre, no te manches”.

Y tomándole la soga de entre las manos se la colocó el mismo. Los soldados consumaron el crimen y lo bajaron poco tiempo después ordenando a unos arrieros que dieran aviso a la gente de la ranchería de Quila que allí estaba un ajusticiado; era la madrugada del 26 de junio de 1927.

Vinieron algunas personas de una carbonera cercana y sepultaron superficialmente el cadáver, sin reconocer que era el del Señor Cura de Tecolotlán. Al día siguiente, 27 de junio, fue exhumado por gente de Quila y llevado a la población donde lo velaron y le dieron sepultura.

Sus reliquias

El 26 de Junio de 1932, fueron trasladados sus restos de Quila al templo Expiatorio de Guadalajara, con autorización del Sr. Obispo D. José Garibi Rivera. Sus reliquias reposan bajo el altar de la Capilla en la Casa General de sus hijas religiosas, las “Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado”, nuevo nombre de la congregación fundada por el Padre José María Robles.

Ubicada en la calle Churubusco 366, Sector Libertad, de la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Ahí mismo se puede visitar un Museo dedicado en su honor, donde se explica de manera detallada su vida y su obra; también se pueden observar algunos de sus escritos originales, admirar muchas fotografías de él, de su familia, de los lugares donde vivió y algunas de sus pertenencias: ropa, muebles y diversos objetos dedicados al culto sagrado que él usó durante su vida.

Camino a los altares

Son muchos los que ofrendaron sus vidas en un período que abarca veintidós años, prácticamente de 1915 a 1937, proclamando siempre con fuerte voz y corazón ferviente el grito: “Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe”.

El proceso de Canonización se inició desde el 27 de junio de 1933. Analizadas las circunstancias particulares de estos testigos de Cristo, quedaron 25 seleccionados que merecieron recibir el título oficial de Mártires, el 4 de febrero de 1992, fecha en la que se aprobó por unanimidad el título por la Congregación de Cardenales de la Iglesia Católica de Roma. Tres de ellos son seglares o laicos y veintidós son sacerdotes, en una lista que encabeza el Padre Cristóbal Magallanes, la mayoría nacidos en el Estado de Jalisco.

“Con firmes y razonados argumentos se comprobó hasta la evidencia, que estos veinticinco mexicanos, cristianos, bautizados en la fe católica, tuvieron muerte física violenta que, por los golpes, heridas y tormentos, que por odio a la fe cristiana les propinaron los perseguidores, y los mártires pacientemente, con conocimiento y libre voluntad, soportaron por amor a Cristo, porque la gracia de Dios los sostuvo para que con heroica fortaleza dieran testimonio con su sangre de la verdad del Evangelio y fueran así modelos de cristianos y sacerdotes fieles para el mundo de hoy”. (Ramiro Valdés Sánchez, Pbro.)

Beatificación

El Siervo de Dios José María Robles Hurtado fue beatificado por S.S. Juan Pablo II en la fiesta de Cristo Rey, el 22 de noviembre de 1992, durante el año del Quinto Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América, en una ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, junto con sus 24 compañeros Mártires.

El milagro

En vista de su canonización la Postulación de la Causa presentó al juicio de la Congregación de las Causas de los Santos una curación tomada como maravillosa, atribuida a la intercesión de estos Beatos.

El caso pertenece a la señorita María del Carmen Pulido Cortés, que prestaba sus servicios de Química Farmacobióloga en un Hospital de Guadalajara, y comenzó a sufrir dolores en los pechos, en los cuales se podían apreciar al tacto dos nódulos.

El 17 de octubre del año 1991 se le hizo una mamografía y una ecografía y se encontraron quistes mamarios bilaterales y en vista de que dos de ellos habían crecido de una manera notable, el día 5 de noviembre siguiente se le operó para extirpar los nódulos de los pechos. De la inspección histológica resultó que se trataba de una grave “mastopatía fibrocística bilateral con prevalecencia de esclerosis y adenosis”.

Como la enferma era todavía joven de treinta años, los médicos afirmaron que la enfermedad duraría hasta la menopausia. Porque, aunque recibiera curaciones la enferma sufría frecuentes dolores de cabeza, vómitos, repugnancia a los alimentos y sus condiciones generales empeoraban cada vez más al grado de que se vio obligada a abandonar su trabajo y guardar cama, al mismo tiempo que caía en un estado depresivo, sin encontrar mejoría en las terapias.

Una segunda ecografía realizada el 7 de enero de 1993, reveló la presencia de cincuenta quistes pequeños de diversos tamaños distribuidos en los pechos.

Desde el inicio de su enfermedad María del Carmen había implorado su salud a Dios, por intercesión de los Siervos de Dios Cristóbal Magallanes y 24 compañeros, y con la esperanza de obtenerla, fue a Roma y asistió a la Beatificación de los Siervos de Dios, pero no logró lo que deseaba.

Vuelta al hogar siguió invocándolos, mientras que sus condiciones de salud empeoraban. El 30 de enero de 1993 le llevaron las reliquias de los Beatos y después de ponerlas con devoción sobre los pechos, después de unos dos o tres minutos, se levantó de la cama perfectamente sana.

Canonización

El 10 de marzo del Año Santo 2000, Jubileo de la Encarnación de Jesucristo, el Papa Juan Pablo II autorizó el decreto de la Canonización de los Veinticinco Mártires Mexicanos.

El Beato José María Robles Hurtado fue canonizado el quinto domingo de Pascua, día 21 de mayo del Año Jubilar 2000, fecha dedicada exclusivamente a México, por S. S. Juan Pablo II, en ceremonia celebrada en la Plaza de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, ante la presencia de más de 40 mil mexicanos, entre los que se encontraba un grupo de 150 de sus Hijas Religiosas, y algunos familiares.

En dicha ceremonia también fueron canonizados sus 24 compañeros Beatos Mártires, encabezados por el Beato Cristóbal Magallanes; el Beato mexicano José María de Yermo y Parres, presbítero y fundador de la congregación de religiosas “Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres”; la Beata mexicana María de Jesús Sacramentado (María Natividad) Venegas de la Torre, religiosa fundadora de la congregación “Hijas del Sagrado Corazón de Jesús”.

Su obra

Causa admiración el que a los 29 años tenga el Padre José María Robles tal sensatez espiritual para dar el enfoque fundamental de su obra: el Instituto Religioso. Indica en pocas palabras el fin principal de la Congregación:

“Amar, reparar y servir habitualmente al Corazón de Jesús en la Eucaristía. Aceptar gustosamente todos los sacrificios, aún el de la propia vida, por extender el reinado de amor del Corazón de Jesús y por la salvación de las almas. Trabajar únicamente por el Corazón de Jesús, en todas aquellas obras en que esté de por medio su gloria y la caridad para nuestros hermanos, por ejemplo: escuelas, catequesis, hospitales, asistencia de enfermos, asilos, etc.”.

Sus ansias por la realización de su proyecto, se deducen por sus escritos:

“Considero no tener mayor felicidad que la de entregar muchas almas al Corazón divino. Nuestra fundación es mi idea capital, la dulce esperanza que alienta mi pecho, y el fin de mi vida sacerdotal.”

Después de su martirio las noticias desalentadoras pululaban por doquier: “La Obra del Padre Robles, muere…”. Dispersas las Religiosas, obedeciendo prudentísima orden de recogerse con sus familias, esperaban y oraban…

Su Obra la confió a Dios y a la Santísima Virgen: no morirá, imposible perecer…

“No os engaño, siento íntimamente que vuestra Congregación es Obra del Corazón Eucarístico de Jesús, y que subsistirá si respondéis a las divinas exigencias, y dará copiosos y perennes frutos”.

La formal aprobación diocesana de la fundación fue dada el 11 de julio de 1933, por el Arzobispo Orozco y Jiménez, autorizado a su vez por la Sagrada Congregación de Religiosos de Roma, seis años después del martirio de San JOSE MARIA.

El 26 de enero de 1963, después de 45 años de estar solicitándola con perseverancia, el Papa Juan XXIII dio la aprobación definitiva de la Congregación.

La Congregación creció rápidamente. Las bases de su expansión han sido, de una parte el que ofrece un camino a la santidad personal y, de la otra, el que para lograr dicha santidad se apoya en un apostolado muy humano. Enfermos, huérfanos, ancianos, pobres, ignorantes, así como niños y jóvenes deseosos de aprender, encuentran en las “Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado” un apoyo sólido y cariñoso, ya sea para aliviar su dolor o en sus deseos de crecer en sabiduría y santidad.

Cabe destacar que la semilla del Apostolado sembrada por San José María también ha dado frutos en África. A la fecha se cuenta con un grupo de 6 Hermanas Profesas y 12 Novicias de Angola, África. Así mismo en Perú, donde hay 3 religiosas de nacionalidad peruana.

Un deseo hecho realidad.

Uno de los grandes deseos de San José María era el de fundar, junto con la Congregación de Hermanas, una Congregación de Hermanos Sacerdotes. El padre Félix Rougier le recomendó dedicar todos sus esfuerzos a la fundación de una sola rama pues eran tiempos difíciles.

A través de la Congregación Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado y después de su fructífera labor en las misiones en África, fue aprobada por el Sr. Obispo Eugenio dal Corso, de Saurimo, Angola, la rama masculina en la Congregación, estando actualmente algunos aspirantes en preparación en el Seminario de Saurimo.

Existe también un grupo de Misioneros Laicos del Corazón Eucarístico de Jesús, proyecto iniciado por la Madre Clara Genoveva HCJS, que se dedican a apoyar a las religiosas en los lugares donde existen misiones; por ejemplo en la región de las Huastecas: Huejutla, Hgo. y Tamazunchale, S. L. P.

Oración

El Mártir Mexicano, San José María Robles Hurtado, nos ha legado el máximo testimonio de fe y de amor cristiano, nos dio prueba de su gran amor al Corazón Eucarístico de Jesús y a la Santísima Virgen, es heroico modelo de Vida Cristiana y nuestro poderoso intercesor ante Dios. Por todo ello le rezamos a Dios así:

Señor Dios nuestro, que concediste
al Santo José María Robles Hurtado:
amar y hacer amar al Corazón de
Jesús en la Eucaristía, practicar y
promover el verdadero amor a la
Santísima Virgen, entregarse con
generosidad al servicio del prójimo
vivir con plenitud su sacerdocio y
ser un fiel testigo de Cristo, hasta
el martirio.

Ayúdanos a vivir, a ejemplo suyo, en
constante actitud de servicio y
solidaridad con los más necesitados.

(Petición)

San José María Robles,
apóstol incansable del Corazón
Eucarístico de Jesús… Ruega por
nosotros.

Consulta 
Mártires Mexicanos del siglo XX
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...