martes, 31 de marzo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: 1 DE ABRIL DEL 2015



La traición de Judas
Cuaresma y Semana Santa

Mateo 26, 14-25. Miércoles Santo. La caída de Judas es el resultado de una vida en la que poco a poco se enfrió el amor al Maestro. 


Por: José Rafael Rodríguez | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
Entonces uno de los Doce, que se llamaba Judas Iscariote, se presentó a los jefes de los sacerdotes y les dijo: « ¿Cuánto me darán si se lo entrego?» Ellos prometieron darle treinta monedas de plata. Y a partir de ese momento, Judas andaba buscando una oportunidad para entregárselo. El primer día de la Fiesta en que se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: « ¿Dónde quieres que preparemos la comida de la Pascua?» Jesús contestó: «Vayan a la ciudad, a casa de tal hombre, y díganle: El Maestro te manda decir: Mi hora se acerca y quiero celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa.» Los discípulos hicieron tal como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Llegada la tarde, Jesús se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, les dijo: «En verdad les digo: uno de ustedes me va a traicionar.» Se sintieron profundamente afligidos, y uno a uno comenzaron a preguntarle: « ¿Seré yo, Señor?» El contestó: «El que me va a entregar es uno de los que mojan su pan conmigo en el plato. El Hijo del Hombre se va, como dicen las Escrituras, pero ¡pobre de aquel que entrega al Hijo del Hombre! ¡Sería mejor para él no haber nacido!» Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó también: « ¿Seré yo acaso, Maestro?» Jesús respondió: «Tú lo has dicho.»

Oración introductoria
Jesús, gracias por estar aquí a mi lado. Gracias por la vida, por los dones y también por las dificultades que día tras día se presentan en mi camino. Perdón por todas las veces que te he fallado, por todas las veces que te he cambiado por mis "30 monedas", esas monedas mejor llamadas caprichos. Gracias por tu amor, gracias por tu paciencia.

Petición
Señor Jesús, ayúdame a amarte más que a mis gustos y caprichos. Ábreme los ojos del alma para darme cuenta de lo efímeros que son los bienes de la tierra en comparación con los que tú me prometes en el cielo. Jesús que no te sustituya en mi vida con estos bienes tan fugaces.

Meditación del Papa Francisco
Este acto dramático marca el inicio de la Pasión de Cristo, un doloroso camino que Él elige con libertad absoluta. Él mismo lo dice claramente: "Yo doy mi vida.. Nadie me la quita: la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y el poder de recobrarla". Y así comienza el camino de la humillación, del despojo, con esta traición. Es como si Jesús estuviera en el mercado. 'Este cuesta treinta denarios'. Y Jesús recorre este camino de la humillación y el despojo hasta el final.
Jesús alcanza la humillación completa con la "muerte en la cruz". Se trata de la peor de las muertes, la destinada a los esclavos y a los delincuentes. Jesús era considerado un profeta, pero muere como un delincuente. Mirando a Jesús en su pasión, vemos como en un espejo también el sufrimiento de toda la humanidad y encontramos la respuesta divina al misterio del mal, del dolor, de la muerte […] Esta semana nos hará bien a todos nosotros mirar el crucifijo, besar las llagas de Jesús, besarlas en el crucifijo. Él ha tomado sobre sí el sufrimiento humano, se ha endosado todo ese sufrimiento.» (Catequesis, S.S. Francisco, 16 de abril de 2014).
Reflexión 
Lo que sucedió en la vida de Judas me ayuda a reflexionar sobre mi amor hacia Dios. ¿Soy consciente del gran amor que Dios me tiene? ¿Me doy cuenta de tantas muestras de cariño de su parte: la vida, el don de la fe, mi capacidad de amar, mi familia, mi hogar, el alimento, el vestido, algún gustillo, la maravilla de la naturaleza, incluso las pruebas y dificultades que me ofrece para llevarlas con amor, su entrega en la cruz? La caída de Judas es el resultado de una vida en la que poco a poco se enfrió el amor al Maestro. Examinémonos con sinceridad y confianza delante de Jesús y pidámosle el valor y la fortaleza para guardar nuestro corazón sólo para Él.

Propósito
Hoy me privaré de algún gusto y haré un pequeño sacrificio en reparación de mis pecados.

Diálogo con Cristo
Jesús, gracias porque me amas y me perdonas cuando me acerco a Ti con un corazón contrito. Concédeme vivir en este día como un verdadero hijo tuyo, consciente de tu amor y también consciente de esta gran responsabilidad que es ser hijo tuyo. No permitas que la avaricia, la soberbia o la sensualidad me aparten de Ti. Quiero ser como Juan, un discípulo fiel que te acompañe en los momentos alegres y sobre todo en los difíciles. Tiempos difíciles pasa tu Iglesia hoy en día, cuenta con mis hombros para recargar un poquito el peso de esta gran cruz. Yo no quiero volver a traicionarte, no quiero volver a dejarte solo.

El mal, en todas sus formas, no tiene la última palabra. El triunfo final es de Cristo, de la verdad y del amor.
(Benedicto XVI, Audiencia, 14 de abril de 2007)

LOS SANTOS DE HOY: 1 DE ABRIL DEL 2015

Sofía Czeska-Maciejowska, BeataSofía Czeska-Maciejowska, Beata
Fundadora, 1 de abril

Hoy también se festeja a:

José (Giuseppe) Girotti, BeatoJosé (Giuseppe) Girotti, Beato
Sacerdote y Mártir, 1 de abril
Vicente Vargas González, BeatoVicente Vargas González, Beato
Mártir, 1 de abril
Jorge Vargas González, BeatoJorge Vargas González, Beato
Mártir, 1 de abril
Luis Padilla Gómez, BeatoLuis Padilla Gómez, Beato
Mártir, 1 de abril
Hugo de Bonnevaux, BeatoHugo de Bonnevaux, Beato
Abad, 1 de abril
Gilberto de Caithness, SantoGilberto de Caithness, Santo
Obispo, 1 de abril
Carlos I de Habsburgo, BeatoCarlos I de Habsburgo, Beato
Laico, 1 de abril
Valerio de Lauconne, SantoValerio de Lauconne, Santo
abad, 1 de abril
Agape y Quionia, SantasAgape y Quionia, Santas
Virgenes y Mártires, 1 de abril
Celso de Armagh, SantoCelso de Armagh, Santo
Obispo, 1 de abril
Nuño de Santa Maria Alvares Pereira, SantoNuño de Santa Maria Alvares Pereira, Santo
Religioso Carmelita, 1 de abril
María Egipciaca, SantaMaría Egipciaca, Santa
Eremita Penitente, 1 de abril
Ludovico Pavoni, BeatoLudovico Pavoni, Beato
Sacerdote y Fundador, 1 de abril
Hugo de Grenoble, SantoHugo de Grenoble, Santo
Obispo, 1 de abril

SAN HUGO DE GRENOBLE, OBISPO, 1 DE ABRIL



Hugo de Grenoble, Santo
Hugo de Grenoble, Santo

Obispo, 1 de abril


Fuente: Archidiósesis de Madrid



Obispo

Martirologio Romano: En Grenoble, en Burgundia, san Hugo, obispo, que se esforzó en la reforma de las costumbres del clero y del pueblo, y siendo amante de la soledad, durante su episcopado ofreció a san Bruno, maestro suyo en otro tiempo, y a sus compañeros, el lugar de la Cartuja, que presidió cual primer abad, rigiendo durante cuarenta años esta Iglesia con esmerado ejemplo de caridad (1132).

Etimológicamente: Hugo = Aquel de Inteligencia Clara, es de origen germano.

Fecha de canonización: 22 de abril de 1134 por el Papa Inocencio II.

Breve Biografía


El obispo que nunca quiso serlo y que se santificó siéndolo.

Nació en Valence, a orillas del Isar, en el Delfinado, en el año 1053. Casi todo en su vida se sucede de forma poco frecuente. Su padre Odilón, después de cumplir con sus obligaciones patrias, se retiró con el consentimiento de su esposa a la Cartuja y al final de sus días recibió de mano de su hijo los últimos sacramentos. Así que el hijo fue educado en exclusiva por su madre.

Aún joven obtiene la prebenda de un canonicato y su carrera eclesiástica se promete feliz por su amistad con el legado del papa. Como es bueno y lo ven piadoso, lo hacen obispo a los veintisiete años muy en contra de su voluntad por no considerarse con cualidades para el oficio -y parece ser que tenía toda la razón-, pero una vez consagrado ya no había remedio; siempre atribuyeron su negativa a una humildad excesiva. Lo consagró obispo para Grenoble el papa Gregorio VII, en el año 1080, y costeó los gastos la condesa Matilde.

Al llegar a su diócesis se la encuentra en un estado deprimente: impera la usura, se compran y venden los bienes eclesiásticos (simonía), abundan los clérigos concubinarios, la moralidad de los fieles está bajo mínimos con los ejemplos de los clérigos, y sólo hay deudas por la mala administración del obispado. El escándalo entre todos es un hecho. Hugo -entre llantos y rezos- quiere poner remedio a todo, pero ni las penitencias, ni las visitas y exhortaciones a un pueblo rudo y grosero surten efecto. Después de dos años todo sigue en desorden y desconcierto. Termina el obispo por marcharse a la abadía de la Maison-Dieu en Clermont (Auvernia) y por vestir el hábito de san Benito. Pero el papa le manda taxativamente volver a tomar las riendas de su iglesia en Grenoble.

Con repugnancia obedece. Se entrega a cumplir fielmente y con desagrado su sagrado ministerio. La salud no le acompaña y las tentaciones más aviesas le atormentan por dentro. Inútil es insistir a los papas que se suceden le liberen de sus obligaciones, nombren otro obispo y acepten su dimisión. Erre que erre ha de seguir en el tajo de obispo sacando adelante la parcela de la Iglesia que tiene bajo su pastoreo. Vendió las mulas de su carro para ayudar a los pobres porque no había de dónde sacar cuartos ni alimentos, visita la diócesis andando por los caminos, estuvo presente en concilios y excomulgó al antipapa Anacleto; recibió al papa Inocencio II -que tampoco quiso aceptar su renuncia- cuando huía del cismático Pedro de Lyon y contribuyó a eliminar el cisma de Francia.

Ayudó a san Bruno y sus seis compañeros a establecerse en la Cartuja que para él fue siempre remanso de paz y un consuelo; frecuentemente la visita y pasa allí temporadas viviendo como el más fraile de todos los frailes.

Como él fue fiel y Dios es bueno, dio resultado su labor en Grenoble a la vuelta de más de medio siglo de trabajo de obispo. Se reformaron los clérigos, las costumbres cambiaron, se ordenaron los nobles y los pobres tuvieron hospital para los males del cuerpo y sosiego de las almas. Al final de su vida, atormentado por tentaciones que le llevaban a dudar de la Divina Providencia, aseguran que perdió la memoria hasta el extremo de no reconocer a sus amigos, pero manteniendo lucidez para lo que se refería al bien de las almas. Su vida fue ejemplar para todos, tanto que, muerto el 1 de abril de 1132, fue canonizado solo a los dos años, en el concilio que celebraba en Pisa el papa Inocencio.

No tuvo vocación de obispo nunca, pero fue sincero, honrado en el trabajo, piadoso, y obediente. La fuerza de Dios es así. Es modelo de obispos y de los más santos de todos los tiempos.

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