domingo, 13 de noviembre de 2016

SAN LEANDRO DE SEVILLA, 13 DE NOVIEMBRE


Leandro de Sevilla, Santo
Memoria litúrgica, 13 de noviembre



Por: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid 



Obispo

Martirologio Romano: En Sevilla, en Hispania, san Leandro, obispo, hermano de los santos Isidoro, Fulgencio y Florentina, que con su predicación y diligencia convirtió, contando con la ayuda de su rey Recaredo, a los visigodos de la herejía arriana a la fe católica (c. 600).
Breve Biografía


¿Qué secreto poseía aquella familia de Cartagena que supo poner en los altares a sus tres hijos? Porque no hay duda de la influencia de los padres en la vida de sus hijos tanto para bien como para mal. Eso no quiere decir que los hijos que han nacido en buena y cristiana familia tengan una póliza de seguro que les garantice la fidelidad a los principios que mamaron ni tampoco que quienes conocieron a unos padres mediocres estén condenados irreparablemente a la desgracia moral. No. Pero, hechas las salvedades y sabiendo que el uso de la libertad es privado y personal, no cabe duda -es testigo la historia- de la impronta que deja en los retoños el estilo de quienes los engendraron y educaron. En este caso, Leandro tuvo otros dos hermanos que están como él en los altares, Isidoro que le sucedió en el arzobispado de Sevilla, y santa Florentina.

Su nacimiento fue en torno al 535. La familia emigra a Sevilla y, cuando tiene la edad, Leandro entra el un monasterio. Es nombrado metropolitano de Sevilla. Funda una escuela de artes y ciencia que la concibe como instrumento para difundir la doctrina ortodoxa en medio de una España que está inficcionada de arrianismo, particularmente en la corte visigoda. Dos hijos del rey arriano Leovigildo están formándose en su escuela, Hermenegildo y Recaredo.

Leovigildo asienta en Toledo la capital del reino visigodo. Su hijo Hermenegildo será su igual en la Bética y residirá en Sevilla; por su ciencia, bondad y celo Hermenegildo se convierte a la fe nicena con el ejemplo y apoyo de su esposa Igunda. Pero en Toledo hay reales aires de grandeza; el rey piensa que el principio de unidad y estabilidad está en la religión arriana; se enciende la persecución contra la fe católica con fuego y espada, incluidos los territorios de la Bética, en la que su propio hijo Hermenegildo morirá mártir.

Leandro ha sido obligado a abandonar su Iglesia y su patria. Aprovecha el destierro para pedir ayuda al emperador de Bizancio. En Constantinopla se encuentra con Gregorio, que ha sido enviado por el papa Pelagio -lo sucederá luego en la Sede romana- con quien traba una gran amistad; le anima a poner por escrito los libros Morales -comentario al libro de Job- que influirán de un modo decisivo en la ascética de todo el Medievo.

Vuelve a Sevilla su Arzobispo al disminuir la tensión del rey Leovigildo y lo verá morir. Leandro, en el 589, convoca el III Concilio de Toledo donde Recaredo, que ha sucedido a su padre en el trono, abjura de los errores arrianos y hace profesión de fe católica lográndose la unidad del reino visigodo y la paz. Sobreviene como esperada consecuencia una renovación en la vida religiosa, un resurgir de las letras y una fresca ganancia en el terreno de las artes.

La conversión paulatina a la fe católica de los arrianos visigodos del reino es sincera y la deseada unidad ha encontrado el vínculo de cohesión en la unidad de la fe. Lo que intuyó el rey Leovigildo, pero con signo contrario; en esta ocasión, triunfó la verdad.

Ahora y hasta su muerte en el año 600, el sabio y santo Arzobispo deja de ser un hombre influyente en la política del reino. Le ocupa el alma el ansia de hacer el bien. Mucha oración, atención a las obligaciones pastorales, estudio de la Sagrada Escritura, penitencia por los pecados de su vida, y la carta que escribe a su hermana Florentina que llega a servir de pauta para la vida monástica femenina hasta el punto de ser llamada «la regla de San Alejandro» le llenaron su tiempo.

Sevilla tiene motivos para mostrar orgullo con un santo así ¿verdad? Hay quien afirma que los santos pertenecen a todos y posiblemente no les falte razón, pero ¿no podrán pertenecer a algunos un poco más?

ORACIONES A SAN DIEGO DE ALCALÁ


Oración a San Diego de Alcalá


San Diego de Alcalá, heraldo ferveroso de los
evangelios, tú que defendiste a los débiles de los
poderosos, alimentaste a los hambrientos, sanaste a
los enfermos, y en tu lecho de muerte con sincera
y pura devoción al presionar un crucifijo sobre
tu corazón exclamaste:

      dulce leño,
      dulce fierro,
      dulce el fruto que nos dio,

por tu poderosa intercesión, obtén para nosotros,
humilde fraile, la fortaleza para proteger a los oprimidos,
el amor a los pobres, la compasión por los
afligidos y al final de la vida, una buena muerte.

Amén.

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Oración de Súplica a San Diego de Alcalá


Tú que fuiste elegido por Nuestra Señora de Guadalupe como instrumento para mostrar a tu gente y al mundo que el camino del cristiano es uno de amor, compasión, comprensión, valores, sacrificios, arrepentimiento de nuestros pecados, aprecio y respeto por la creación de Dios, y por encima de todo, uno de humildad y obediencia. Tú, quien ahora sabemos que estás en el Reino de nuestro Señor y cerca de nuestra Madre, sé nuestro ángel y protégenos, quédate con nosotros mientras luchamos en esta vida moderna sin saber, la mayor parte del tiempo, donde fijar nuestras prioridades. Ayúdanos a orar a Dios, por medio del Corazón de nuestra Señora de Guadalupe hacia el Corazón de Jesús, para obtener los dones del Espíritu Santo y usarlos para el bien de la humanidad y el bien de nuestra Iglesia. Amén

SAN DIEGO DE ALCALÁ, 13 DE NOVIEMBRE, PATRONO DE LOS HERMANOS FRANCISCANOS LEGOS


Hoy 13 de noviembre se celebra a San Diego de Alcalá, patrono de los hermanos franciscanos legos


 (ACI).- En la Catedral de Alcalá de Henares, España, cada 13 de noviembre, se exponen los restos de San Diego, con motivo de la fiesta de este santo que llegó a ser patrono de los hermanos franciscanos legos y a realizar milagros con ayuda de la Virgen María.

San Diego nació en una familia pobre de San Nicolás del Puerto, Sevilla (1400). Siendo joven se decidió a vivir como ermitaño. Más adelante sería recibido como hermano lego (no sacerdote) en los Franciscanos Frailes Menores de la Observancia.


Fue de peregrino a Roma por el jubileo de 1450 y la canonización de Bernardino de Siena. En ese tiempo una epidemia azotó la ciudad romana y San Diego ayudó como enfermero por tres meses. Muchos sanaron milagrosamente.


Cierto día, un niño sufrió graves quemaduras por quedarse dormido dentro de un horno que luego fue encendido. Tras la intercesión de San Diego, el niño apareció sin quemaduras. El santo solía atribuir los milagros a la Madre de Dios.

De vuelta a España fue portero y jardinero en el convento de Santa María de Jesús en Alcalá de Henares, donde partió a la Casa del Padre un 12 de noviembre de 1463.

Se dice que al morir, expedía una milagrosa fragancia. Sus restos fueron visitados por cardenales y miembros de la realeza, como Felipe II que llevó el cuerpo de San Diego al palacio, obteniendo así la curación del príncipe Carlos que se había accidentado.


La ciudad estadounidense de San Diego, al sur de California, lleva su nombre debido a la misión que establecieron los franciscanos por esa zona.

Con motivo de esta celebración, la Catedral Magistral de Alcalá de Henares permanecerá abierta desde las 8 hasta las 14 horas y desde las 16 hasta las 21. La Misa solemne será presidida por Mons. Reig Pla, Obispo de Alcalá, a las 19:30 pm.

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Biografía de San Diego de Alcalá


Nació en España en el año 1400, de familia muy pobre. De joven fue a un campo solitario a acompañar a un familiar que hacía allí vida de monje ermitaño. Y de él aprendió el arte de la oración y de la meditación y un gran cariño por Jesús Crucificado.

Se dedicó a las labores manuales y a recoger leña, y con lo que ganaba ayudaba a muchos pobres. Y como el que más da, más recibe, la gente empezó a llevarle abundantes limosnas para que repartiera entre los necesitados.

Pero sucedió que leyó la vida de San Francisco de Asís y se entusiasmó grandemente por el modo de vivir de este santo, y además estaba preocupado porque su demasiada popularidad en su tierra le quitaba la oportunidad de poder vivir en soledad y recogimiento. Y así fue que pidió ser recibido como religioso franciscano y fue admitido.

Diego había hecho muy pocos estudios, pero era muy iluminado por luces celestiales, y así sucedía que cuando le preguntaban acerca de los temas espirituales más difíciles, daba unas respuestas que dejaban admirados a todos.

Fue enviado a misionar a las Islas Canarias y allá logró la conversión de muchos paganos y no permitió que los colonos esclavizaran a los nativos. Y haciendo una excepción a la regla, los superiores lo nombraron superior de la comunidad, siendo un simple lego. Y lo hizo muy bien.

En 1449 hizo un viaje desde España hasta Roma a pie. Iba a asistir a la canonización de San Bernardino de Siena. Acompañaba al Padre superior, el P. Alonso de Castro. Este se enfermó y Diego lo atendió con tan gran esmero y delicadeza, que los superiores lo encargaron por tres meses de la dirección del hospital de la comunidad de Roma, y allí hizo numerosas curaciones milagrosas a enfermos incurables.

A San Diego lo pintan llevando algo escondido en el manto. Es un mercado para los pobres. Y es que en los últimos años estuvo de portero en varios conventos y regalaba a los pobres todo lo que encontraba. Y dicen que en un día en que llevaba un mercado a un mendigo se encontró con un superior que era muy bravo y este le preguntó qué llevaba allí. El santito muy asustado le respondió que llevaba unas rosas, y al abrir el manto sólo aparecieron rosas y más rosas.

Los últimos años de su vida pasaba días enteros dedicados a la oración. Al ver un crucifijo quedaba en éxtasis. Su amor por la Virgen Santísima era inmenso. Untaba a los enfermos con un poco de aceite de la lámpara del altar de la Virgen y los enfermos se curaban. Un muchacho cayó en un horno ardiente, y el santo lo bendijo y el joven salió sano y sin quemaduras.

El 12 de noviembre del año 1463, sintiéndose morir pidió un crucifijo y recitando aquel himno del Viernes Santo que dice: "¡Dulce leño, dulces clavos que soportásteis tan dulce peso!" expiró santamente.

En su sepulcro se obraron muchos milagros y el mismo rey de España, Felipe II, obtuvo la milagrosa curación de su hijo al rezarle a Diego. Por eso el rey le pidió al Sumo Pontífice que lo declarara santo. Y fue canonizado sólo 25 años después de haber muerto, en 1588.

LECTURAS BÍBLICAS Y MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 13 DE NOVIEMBRE 2016


XXXIII del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Domingo 13 de Noviembre de 2016

“Pon tus Palabras en mi boca“


Primera lectura
Lectura de la profecía de Malaquias (3,19-20a):

Mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir –dice el Señor de los ejércitos–, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.

Palabra de Dios    

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Salmo
Salmo Responsorial: 97,5-6.7-9a.9bc

R/. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes
al Señor, que llega para regir la tierra. R/.

Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.

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Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (3,7-12):

Ya sabéis cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar. Cuando vivimos con vosotros os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. Pues a esos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan.

Palabra de Dios

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Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (21,5-19)

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien: “El momento está cerca”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.»
Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»

Palabra del Señor

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PARA TIEMPOS DIFÍCILES

Los profundos cambios socioculturales que se están produciendo en nuestros días y la crisis religiosa que sacude las raíces del cristianismo en occidente, nos han de urgir más que nunca a buscar en Jesús la luz y la fuerza que necesitamos para leer y vivir estos tiempos de manera lúcida y responsable.

Llamada al realismo

En ningún momento augura Jesús a sus seguidores un camino fácil de éxito y gloria. Al contrario, les da a entender que su larga historia estará llena de dificultades y luchas. Es contrario al espíritu de Jesús cultivar el triunfalismo o alimentar la nostalgia de grandezas. Este camino que a nosotros nos parece extrañamente duro es el más acorde a una Iglesia fiel a su Señor.

No a la ingenuidad

En momentos de crisis, desconcierto y confusión no es extraño que se escuchen mensajes y revelaciones proponiendo caminos nuevos de salvación. Estas son las consignas de Jesús. En primer lugar, «que nadie os engañe»: no caer en la ingenuidad de dar crédito a mensajes ajenos al evangelio, ni fuera ni dentro de la Iglesia. Por tanto, «no vayáis tras ellos»: No seguir a quienes nos separan de Jesucristo, único fundamento y origen de nuestra fe.

Centrarnos en lo esencial

Cada generación cristiana tiene sus propios problemas, dificultades y búsquedas. No hemos de perder la calma, sino asumir nuestra propia responsabilidad. No se nos pide nada que esté por encima de nuestras fuerzas. Contamos con la ayuda del mismo Jesús: «Yo os daré palabras y sabiduría»… Incluso en un ambiente hostil de rechazo o desafecto, podemos practicar el evangelio y vivir con sensatez cristiana.

La hora del testimonio

Los tiempos difíciles no han de ser tiempos para los lamentos, la nostalgia o el desaliento. No es la hora de la resignación, la pasividad o la dimisión. La idea de Jesús es otra: en tiempos difíciles «tendréis ocasión de dar testimonio». Es ahora precisamente cuando hemos de reavivar entre nosotros la llamada a ser testigos humildes pero convincentes de Jesús, de su mensaje y de su proyecto.

Paciencia

Esta es la exhortación de Jesús para momentos duros: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». El término original puede ser traducido indistintamente como «paciencia» o «perseverancia». Entre los cristianos hablamos poco de la paciencia, pero la necesitamos más que nunca. Es el momento de cultivar un estilo de vida cristiana, paciente y tenaz, que nos ayude a responder a nuevas situaciones y retos sin perder la paz ni la lucidez.



Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola

Lc 21,5-19

SANTORAL DE HOY DOMINGO 13 DE NOVIEMBRE 2016

Leandro de Sevilla, SantoLeandro de Sevilla, Santo
Memoria litúrgica, 13 de noviembre
Nicolás I, SantoNicolás I, Santo
CV Papa, 13 de noviembre
Roberto Montserrat Beliart, BeatoRoberto Montserrat Beliart, Beato
Sacerdote y Mártir, 13 de noviembre
Carl Lampert, BeatoCarl Lampert, Beato
Sacerdote y Mártir, 13 de noviembre
Kamen Vitchev, Pavel Djidjov y Josaphat Chichkov, BeatosKamen Vitchev, Pavel Djidjov y Josaphat Chichkov, Beatos
Presbíteros y Mártires, 13 de noviembre
Homobono de Cremona, SantoHomobono de Cremona, Santo
Sastre laico, 13 Noviembre
Agustina Livia Pietrantoni, SantaAgustina Livia Pietrantoni, Santa
Religiosa, 13 Noviembre
Christian, SantoChristian, Santo
Uno de los patronos de Polonia, 13 de noviembre

viernes, 11 de noviembre de 2016

SAN MARTÍN DE TOURS, PATRONO DE LA GUARDIA SUIZA PONTIFICIA, 11 DE NOVIEMBRE


Hoy 11 de noviembre se celebra a San Martín de Tours, patrono de la Guardia Suiza Pontificia


 (ACI).- El 11 de noviembre es fiesta de San Martín de Tours, un militar romano que compartió su capa con Cristo, hecho que popularizó la palabra “capilla” en el mundo cristiano. Aquí la historia del patrono de la Guardia Suiza Pontificia, Francia y Buenos Aires (Argentina).

San Martín de Tours nació en Hungría por el año 316 de papá y mamá paganos. Tras recibir el bautismo y renunciar a la milicia, fundó un monasterio en Ligugé (Francia), en el que vivió la vida monástica con la dirección de San Hilario. Más adelante recibiría el orden sacerdotal y sería elegido Obispo de Tours. Murió en el 397.

La tradición indica que un día de crudo invierno, siendo él un joven militar, se encontró en el camino a un pobre hombre que sufría por tener poca ropa. Martín, al no tener nada que regalarle, dividió su capa en dos partes iguales con su espada y le dio la mitad.


Por la noche, vio en sueños que se le presentó Jesucristo con la media capa y que le dijo: “Martín, hoy me cubriste con tu capa”.

La media capa de San Martín de Tours fue puesta en una urna y se le construyó un santuario pequeño. Como en latín “media capa” se dice “capilla”, la gente solía decir: “Vamos a orar donde está la capilla”. De esta manera el nombre “capilla” se popularizó y se puso a los pequeños lugares de oración.

San Martín es patrón de Francia y Hungría. Así como de la ciudad de Buenos Aires, donde nació el Papa Francisco.

Según la costumbre con un nuevo lugar fundado, los españoles tenían que consagrar la “Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires” a un santo. Es por ello que en un sombrero pusieron papeles con propuestas de santos.

Cuando fueron a sacar los papeles salió San Martín de Tours. No conformes, por tratarse de un “santo francés”, repitieron la elección dos veces más y volvió a salir el mismo nombre. Finalmente fue aceptado y de esta manera San Martín de Tours se convirtió en patrón de la actual capital de Argentina.

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San Martín de Tours, Obispo
11 de Noviembre

Martín significa: "el batallador". (De Mart = batalla).

San Martín es un gran santo queridísimo para los franceses, y muy popular en todo el mundo.

Nació en Hungría, pero sus padres se fueron a vivir a Italia. Era hijo de un veterano del ejército y a los 15 años ya vestía el uniforme militar.

Durante más de 15 siglos ha sido recordado nuestro santo por el hecho que le sucedió siendo joven y estando de militar en Amiens (Francia). Un día de invierno muy frío se encontró por el camino con un pobre hombre que estaba tiritando de frío y a medio vestir. Martín, como no llevaba nada más para regalarle, sacó la espada y dividió en dos partes su manto, y le dio la mitad al pobre. Esa noche vio en sueños que Jesucristo se le presentaba vestido con el medio manto que él había regalado al pobre y oyó que le decía: "Martín, hoy me cubriste con tu manto".

Sulpicio Severo, discípulo y biógrafo del santo, cuenta que tan pronto Martín tuvo esta visión se hizo bautizar (era catecúmeno, o sea estaba preparándose para el bautismo). Luego se presentó a su general que estaba repartiendo regalos a los militares y le dijo: "Hasta ahora te he servido como soldado. Déjame de ahora en adelante servir a Jesucristo propagando su santa religión". El general quiso darle varios premios pero él le dijo: "Estos regalos repártelos entre los que van a seguir luchando en tu ejército. Yo me voy a luchar en el ejército de Jesucristo, y mis premios serán espirituales".

En seguida se fue a Poitiers donde era obispo el gran sabio San Hilario, el cual lo recibió como discípulo y se encargó de instruirlo.

Como Martín sentía un gran deseo de dedicarse a la oración y a la meditación, San Hilario le cedió unas tierras en sitio solitario y allá fue con varios amigos, y fundó el primer convento o monasterio que hubo en Francia. En esa soledad estuvo diez años dedicado a orar, a hacer sacrificios y a estudiar las Sagradas Escrituras. Los habitantes de los alrededores consiguieron por sus oraciones y bendiciones, muchas curaciones y varios prodigios. Cuando después le preguntaban qué profesiones había ejercido respondía: "fui soldado por obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma".

Un día en el año 371 fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar.

En Tours fundó otro convento y pronto tenía ya 80 mojes. Y los milagros, la predicación, y la piedad del nuevo obispo hicieron desaparecer prontamente el paganismo de esa región, y las conversiones al cristianismo eran de todos los días. A los primeros que convirtió fue a su madre y a sus hermanos que eran paganos.

Un día un antiguo compañero de armas lo criticó diciéndole que era un cobarde por haberse retirado del ejército. Él le contestó: "Con la espada podía vencer a los enemigos materiales. Con la cruz estoy derrotando a los enemigos espirituales".

Recorrió todo el territorio de su diócesis dejando en cada pueblo un sacerdote. Él fue fundador de las parroquias rurales en Francia.

Dice su biógrafo y discípulo, que la gente se admiraba al ver a Martín siempre de buen genio, alegre y amable. Que en su trato empleaba la más exquisita bondad con todos.

Un día en un banquete San Martín tuvo que ofrecer una copa de vino, y la pasó primero a un sacerdote y después sí al emperador, que estaba allí a su lado. Y explicó el por qué: "Es que el emperador tiene potestad sobre lo material, pero al sacerdote Dios le concedió la potestad sobre lo espiritual". Al emperador le agradó aquella explicación.

En los 27 años que fue obispo se ganó el cariño de todo su pueblo, y su caridad era inagotable con los necesitados. Los únicos que no lo querían eran ciertos tipos que querían vivir en paz con sus vicios, pero el santo no los dejaba. De uno de ellos, que inventaba toda clase de cuentos contra San Martín, porque éste le criticaba sus malas costumbres, dijo el santo cuando le aconsejaron que lo debía hacer castigar: "Si Cristo soportó a Judas, ¿por qué no he de soportar yo a este que me traiciona?".

Con varios empleados oficiales tuvo fuertes discusiones, porque en ese tiempo se acostumbraba torturar a los prisioneros para que declararan sus delitos. Nuestro santo se oponía totalmente a esto, y aunque por ello se ganó la enemistad de altos funcionarios, no permitía la tortura.

Supo por revelación cuándo le iba a llegar la muerte y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos. Estos se reunieron junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando: "¿Te alejas padre de nosotros, y nos dejas huérfanos y solos y desamparados?". El santo respondió con una frase que se ha hecho famosa: "Señor, si en algo puedo ser útil todavía, no rehúso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me quieras mandar".

Pero Dios vio que ya había trabajado y sufrido bastante y se lo llevó a que recibiera en el cielo el premio por sus grandes labores en la tierra.

El medio manto de San Martín (el que cortó con la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir "medio manto" se dice "capilla", la gente decía: "Vamos a orar donde está la capilla". Y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.

SANTORAL DE HOY VIERNES 11 DE NOVIEMBRE 2016

José Alberich Lluch, BeatoJosé Alberich Lluch, Beato
Religioso Mártir, 11 de noviembre
Vicente Eugenio Bossilkov, BeatoVicente Eugenio Bossilkov, Beato
Obispo y mártir, 11 de noviembre
Julio Alameda Camarero y compañeros, BeatosJulio Alameda Camarero y compañeros, Beatos
Religigosos y Mártires, 11 de noviembre
Vicenta María (Luisa) Poloni, BeataVicenta María (Luisa) Poloni, Beata
Cofundadora, 11 de noviembre
Marina Omura, SantaMarina Omura, Santa
Virgen y Mártir, 11 Noviembre
Menas de Egipto, SantoMenas de Egipto, Santo
Mártir, 11 Noviembre
Teodoro el Estudita, SantoTeodoro el Estudita, Santo
Abad, 11 Noviembre
Verano de Vence, SantoVerano de Vence, Santo
Obispo, 11 de noviembre
Martín de Tours, SantoMartín de Tours, Santo
Memoria Litúrgica, 11 de noviembre

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 11 DE NOVIEMBRE 2016


No vivir la vida a la carrera
Lucas 17, 26-37. Viernes XXXII. Tiempo ordinario, Ciclo C. Quien pierda su vida por mí, la salvará



Por: H. Balam Loza LC | Fuente: www.missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, quiero escuchar tu voz. Cuántas veces mi corazón está preocupado por muchas cosas. Cuántas veces voy corriendo de un lado a otro. Y en el fondo te busco a Ti. Cuando me quedo delante en silencio, delante de Ti, en la Eucaristía, experimento esa paz profunda que me permite maravillarme de tu amor silencio. Por eso vengo a tus pies, me meto en el fondo de tu corazón y permanezco en silencio.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37
En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: "Lo que sucedió en el tiempo de Noé también sucederá en el tiempo del Hijo del hombre: comían y bebían, se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
Lo mismo sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y construían, pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a recogerlas; y el que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.
Yo les digo: aquella noche habrá dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro abandonado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra abandonada".
Entonces, los discípulos le dijeron: "¿Dónde sucederá eso, Señor?" Y él les respondió: "Donde hay un cadáver, se juntan los buitres".   
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
¿Cuándo llegará el día de mi muerte? Sin duda que algunas veces escuchamos mensajes apocalípticos anunciados en las carteleras del cine. O podríamos leer innumerables libros que describen el fin del mundo. Pero si vamos un poco más a fondo nos podemos dar cuenta de que algunas veces pensamos en cómo nos gustaría morir. Lo hablamos con los amigos y al mismo tiempo escuchamos sus propias expectativas.
Unos dicen a mí me gustaría vivir muchos años, otros, por el contrario, prefieren aprovechar al máximo los primeros años de la juventud y después pasar a mejor vida. También escucharemos que algunos prefieren una muerte rápida y otros una agonía lenta pero sin dolor. Pero cuántas veces escuchamos también de aquel chico que murió repentinamente, aquel familiar que en un momento le dio un infarto y, cada uno, puede darse cuenta que la muerte llega de un momento a otro sin llamar a la puerta.
Una vez le preguntaron a santo Domingo Savio, que haría si supiese que ese mismo día muriese. Él, con su sencillez infantil, dijo que seguiría jugando. Y he ahí el secreto. Este pequeño santo vivía preparado para el encuentro con Dios. Tenía la puerta abierta y no tenía un calendario. Vivía los acontecimientos más ordinarios con amor. A veces se puede vivir la vida a la carrera sin disfrutar cada momento. Podemos pasar por un parque sin disfrutar de la flor que ha nacido. Podemos visitar muchos países sin pararnos a contemplar una pintura. Podemos ser cristianos sin ser amigos de Jesús. 
«¡Cuánta gente buena hemos conocido y conocemos!, y decimos: «esta persona es un santo». Lo decimos, nos viene espontáneamente. Estos son los santos de la puerta de al lado, los que no están canonizados pero viven con nosotros. Imitar sus gestos de amor y de misericordia es un poco como perpetuar su presencia en este mundo. Y, en efecto, esos gestos evangélicos son los únicos que resisten a la destrucción de la muerte: un acto de ternura, una ayuda generosa, un tiempo dedicado a escuchar, una visita, una palabra buena, una sonrisa… Ante nuestros ojos estos gestos pueden parecer insignificantes, pero a los ojos de Dios son eternos, porque el amor y la compasión son más fuertes que la muerte.»
(Ángelus, de S.S. Francisco, 1 de noviembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy Jesús, viviré el día haciendo cada cosa lo mejor posible. Si estoy trabajando pondré todo el esfuerzo en hacerlo bien, si hablo con alguien le prestaré atención,… Viviré cada cosa con sencillez y con pasión.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

jueves, 10 de noviembre de 2016

SAN LEÓN MAGNO, DOCTOR DE LA IGLESIA, 10 DE NOVIEMBRE


Hoy 10 de noviembre  celebramos a San León Magno, Doctor de la Iglesia y protector de los indefensos


 (ACI).- “El que ama a Dios se contenta con agradarlo porque el mayor premio que podemos desear es el mismo amor; el amor, en efecto, viene de Dios, de tal manera que Dios mismo es el amor”, decía el gran San León Magno, Doctor de la Iglesia, cuya fiesta se celebra cada 10 de noviembre.

San León Magno nació en Italia y llegó a ser secretario de los Papas San Celestino y Sixto III, quien lo envió como embajador a Francia para evitar una guerra civil que iba a estallar por una pelea entre dos generales. Estando León en esa zona, por el año 440, recibió la noticia de que había sido nombrado Sumo Pontífice.

Como sucesor de Pedro predicó al pueblo en todas las fiestas y a los que estaban lejos, los instruía a través de cartas. Por ello de él se conservan numerosos sermones y misivas que son consideradas verdaderas joyas de doctrina.


Se dice que su fama de sabio era tan grande que cuando se leyó la carta que envió al Concilio de Calcedonia, los 600 Obispos se pusieron de pie y exclamaron que San Pedro había hablado por boca de León.

En una ocasión los romanos se vieron amenazados por Atila, el líder de los temidos hunos. El Papa salió a su encuentro, logró que no entraran en Roma y que el guerrero retornara a su tierra en Hungría.

Más adelante San León también negoció con otro feroz enemigo de nombre Genserico, jefe de los vándalos, y aunque no pudo evitar que Roma fuera saqueada, el Pontífice sí obtuvo que no se incendiara la ciudad, ni que sus habitantes fueran asesinados.

Durante sus 21 años de pontificado, el Santo trabajó incesantemente por la unidad e integridad de la Iglesia y luchó contra las herejías del nestorianismo (que afirma que en Jesús había dos personas separadas, una divina y otra humana), el monofisismo (que cree que Cristo solamente es divino), el maniqueísmo (que dice que el espíritu del hombre es de Dios y el cuerpo del demonio) y pelagianismo (que sostiene que el pecado de Adán no afectó a su descendencia y no se resucitará por la redención de Cristo).

“Las mismas divinas palabras de Cristo nos atestiguan cómo es la doctrina de Cristo, de modo que los que anhelan llegar a la bienaventuranza eterna puedan identificar los peldaños de esa dichosa subida”, dijo una vez San León Magno, quien partió a la Casa del Padre en el 461.

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San Leon Magno, Papa
10 de Noviembre


Lo llaman "Magno porque fue grande en obras y en santidad. San León Magno

Es el Pontífice más importante de su siglo.

Tuvo que luchar fuertemente contra dos clases de enemigos: los externos que querían invadir y destruir a Roma, y los internos que trataban de engañar a los católicos con errores y herejías.

Nació en Toscana, Italia; recibió una esmerada educación y hablaba muy correctamente el idioma nacional que era el latín.

Llegó a ser Secretario del Papa San Celestino, y de Sixto III, y fue enviado por éste como embajador a Francia a tratar de evitar una guerra civil que iba a estallar por la pelea entre dos generales. Estando por allá le llegó la noticia de que había sido nombrado Sumo Pontífice. Año 440.

Desde el principio de su pontificado dio muestra de poseer grandes cualidades para ese oficio. Predicaba al pueblo en todas las fiestas y de él se conservan 96 sermones, que son verdaderas joyas de doctrina. A los que estaban lejos los instruía por medio de cartas. Se conservan 144 cartas escritas por San León Magno.

Su fama de sabio era tan grande que cuando en el Concilio de Calcedonia los enviados del Papa leyeron la carta que enviaba San León Magno, los 600 obispos se pusieron de pie y exclamaron: "San Pedro ha hablado por boca de León".

En el año 452 llegó el terrorífico guerrero Atila, capitaneando a los feroces Hunos, de los cuales se decía que donde sus caballos pisaban no volvía a nacer la yerba. El Papa San León salió a su encuentro y logró que no entrara en Roma y que volviera a su tierra, de Hungría.

En el año 455 llegó otro enemigo feroz, Genserico, jefe de los vándalos. Con este no logró San León que no entrara en Roma a saquearla, pero sí obtuvo que no incendiara la ciudad ni matara a sus habitantes. Roma quedó más empobrecida pero se volvió más espiritual.

San León tuvo que enfrentarse en los 21 años de su pontificado a tremendos enemigos externos que trataron de destruir la ciudad de Roma, y a peligrosos enemigos interiores que con sus herejías querían engañar a los católicos. Pero su inmensa confianza en Dios lo hizo salir triunfante de tan grandes peligros. Las gentes de Roma sentían por él una gran veneración, y desde entonces los obispos de todos los países empezaron a considerar que el Papa era el obispo más importante del mundo.

Una frase suya de un sermón de Navidad se ha hecho famosa. Dice así: "Reconoce oh cristiano tu dignidad, El Hijo de Dios se vino de cielo por salvar tu alma".

Murió el 10 de noviembre del año 461.
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