martes, 14 de junio de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 14 DE JUNIO DEL 2016


Amen a sus enemigos y rueguen por los que les persiguen

Tiempo Ordinario



Tiempo Ordinario. Si realmente creyéramos que somos hijos del Padre celestial y que estamos destinados a la vida eterna, todo en nosotros cambiaría. 



Por: David Varela Flores | Fuente: Catholic.net 





Del Santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiaras a tu enemigo. Pero yo os digo: amen a sus enemigos y rueguen por los que les persiguen, para que sean hijos de su Padre Celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si aman a quienes les aman, ¿qué recompensa tendrán? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludan sino a sus hermanos, ¿qué hacen de particular? ¿No hacen lo mismo los gentiles? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto.

Oración introductoria
Jesucristo, yo quiero darte lo mejor de mí. Sabes que lo busco en serio, pero soy débil. Busco la santidad y la anuncio, pero me avergüenzo de ella; quiero cambiar, pero me gusta mi imperfección. Necesito de ti para enorgullecerme y amar la santidad. Jesús, que no me quede en palabras.

Petición

Señor, quítame el miedo a la santidad. Dame tu gracia para comprender que la santidad es la verdadera donación y que no consiste en grandes proyectos, sino en el trato personal con los que me rodean, rezando por los que nos persiguen, amando a los que nos odian, saludando a los que no nos conocen.

Meditación del Papa Francisco

Jesu?s, en el Evangelio, replica: “Sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”. Estas palabras nos interpelan a todos nosotros, disci?pulos del Sen?or; y hoy se dirigen especialmente a mi? y a ustedes […] Imitar la santidad y la perfeccio?n de Dios puede parecer una meta inalcanzable. Sin embargo, la Primera Lectura y el Evangelio sugieren ejemplos concretos de co?mo el comportamiento de Dios puede convertirse en la regla de nuestras acciones. Pero recordemos, todos nosotros, que, sin el Espi?ritu Santo, nuestro esfuerzo seri?a vano. La santidad cristiana no es en primer te?rmino un logro nuestro, sino fruto de la docilidad ?querida y cultivada? al Espi?ritu del Dios tres veces Santo.
El Levi?tico dice: “No odiara?s de corazo?n a tu hermano... No te vengara?s, ni guardara?s rencor... sino que amara?s a tu pro?jimo...”. Estas actitudes nacen de la santidad de Dios. Nosotros, sin embargo, a veces somos tan diferentes, tan egoi?stas y orgullosos...; pero la bondad y la belleza de Dios nos atraen, y el Espi?ritu Santo nos puede purificar, nos puede transformar, nos puede modelar di?a a di?a. (Homilía de S.S. Francisco, 23 de febrero de 2014).
Reflexión apostólica

Nos falta fe. Si realmente creyéramos que somos hijos de nuestro Padre celestial y que estamos destinados a la vida eterna, todo en nosotros cambiaría. Entonces, comprenderíamos que esta vida con sus sufrimientos y sus pesares, son sólo una preparación para la vida eterna. Esa vida eterna en la que nos sorprenderíamos de lo que hay. Una vida en la que me saludarán incluso los desconocidos, en la que estaremos cerca de la perfección.

Lo mejor de todo es que no hay que esperar tanto; podemos empezar ahora. Sólo hay que acoger al Señor y amarlo con el corazón para traer el cielo a la tierra. Al inicio, costará, pero poco a poco la caridad dará otro sabor al sacrificio, hasta que encontremos que hacer el bien es lo más agradable que existe en el mundo. Y, entonces, disfrutaremos el perdonar, el renunciar a nuestros gustos por los demás, el amor. Entonces, y sólo, entonces, habremos comprendido lo que significa el Cristianismo: ser felices haciendo felices a los demás.

Propósito
Ofreceré la actividad que más me gusta por amor a Dios.

Diálogo con Cristo
Jesús, te pido que aumentes mi fe para que me de cuenta de que la santidad no es hacer lo que no me gusta, sino lo que te gusta a Ti. Dame tu gracia para perdonar de corazón como Tú me has perdonado, Dios mío; para amar no sólo a los que me quieren, sino a los que me han hecho algún daño; para parecerme cada día más a ti.

Se considera como perfección el esfuerzo constante por la perfección. (San Jerónimo, Epist. 254)

ORACIÓN A LOS SANTOS MÁRTIRES DE CÓRDOBA


Oración a los Santos Mártires de Córdoba


Sagrados Mártires de Cristo, 
ilustres héroes de su milicia, 
ejemplares de toda virtud, 
baluarte inexpugnable de la fe, 
que con valerosa constancia 
expusisteis vuestras vidas al rigor 
de los martirios más severos 
tolerando intensísimos tormentos 
y derramando vuestra sangre preciosa 
hasta dar la vida a los filos del cuchillo
por el amor de Cristo: 
haced, gloriosos protectores míos, 
que imitando vuestras virtudes, 
practique yo la misma constancia 
en vencer mis tres enemigos, 
que con el mismo ímpetu que los tiranos 
os querían quitar no sólo la vida del cuerpo 
sino la del alma, con el mismo me invaden ésta; 
para que, conseguida su victoria, 
pueda con mayor mérito rendirme a vuestros pies, 
y solicitar de vuestra poderosa intercesión, 
consiga del Señor, que presentándole vuestros méritos, 
me conceda lo que por ellos le pido; 
siendo para honra suya, accidental gloria vuestra, 
y utilidad de mi alma; 
y si no me conviene su cumplimiento para mi salvación eterna, 
trocad mis ruegos, y pedid para mí a Dios 
me conceda aquello que yo más necesito 
para agradarle y gozarle en la feliz mansión de la bienaventuranza.
Amén.

HIMNO A LOS SANTOS MÁRTIRES DE CÓRDOBA


Himno a los Santos Mártires de Córdoba

ESTRIBILLO

Entonemos un himno de gloria,
de alegría, de triunfo y de honor,
que en el cielo resuenen los cantos
que hoy elevan la fe y el amor.

ESTROFA 1ª

Huesos puros, reliquias benditas
que exhaláis un aroma del cielo,
sois las perlas que tiene este suelo
de más grande y más rico valor;
sois pedazos de mártires santos
que esta tierra con sangre regaron.
que al morir en la lucha triunfaron
y subieron a unirse al Señor.

ESTROFA 2ª

Al miraros se enciende en el pecho
del amor más sublime la llama,
y la fe de esta patria se inflama
cuando os lleva creyente a besar.
Que no muera la fe cordobesa,
que sus hijos confiesen y crean
que estas santas reliquias hoy sean
las que digan cual lenguas amar.

ESTROFA 3ª

¡Oh, que gloria tener en su seno
esta tierra tan gratos despojos!
¡ Cordobeses, postrados de hinojos,
Acercaos con respeto al altar!
Y mirad las reliquias sagradas
de quien supo morir con nobleza,
inclinad. inclinad la cabeza
y pedid su virtud imitar.

SANTOS MÁRTIRES DE CÓRDOBA, CRISTIANOS MOZÁRABES MUERTOS POR SU FE, 14 DE JUNIO


Hoy 14 de junio  se conmemora a los Santos Mártires de Córdoba



 14 Jun. 16 (ACI).- Los santos mártires de Córdoba fueron un grupo de cristianos mozárabes que fueron condenados a muerte por no abdicar de su fe cristiana ante la opresión de los reyes musulmanes Abderramán II (822-852) y Mohamed I (852-886) en el Emirato de Córdoba.

El Emirato de Córdoba fue una monarquía característica de Oriente Medio y el Mundo Árabe, pero que existió en la península Ibérica (Europa) entre 756 y 929. En este lugar habitaron los llamados cristianos mozárabes, una población cristiana de origen hispano-visigodo que vivió en el territorio de al-Ándalus y que fue mermada con el pasar del tiempo.

Gracias a la hagiografía Eulogio de Córdoba hoy se conoce el registro de ejecución de 48 cristianos que desafiaron la ley islámica. En su mayoría hicieron declaraciones públicas de rechazo del islam y proclamación del cristianismo.


Todos, menos dos, residían en Córdova o en los monasterios de la sierra y en lugares aledaños, como eremitas. Fueron 38 hombres y 10 mujeres de todas las edades, con evidente predominio de los jóvenes.

De ellos, 35 fueron clérigos —sacerdotes, diáconos o monjes— y 12 seglares. Cuatro procedían de familia totalmente musulmana; cinco de matrimonios mixtos y tres más, antiguos cristianos islamizados, que volvieron al seno del cristianismo".

Todos, excepto dos, Sancho y Argimiro, fueron decapitados.  Su fiesta se celebra el 14 de Junio.

LOS SANTOS DE HOY MARTES 14 DE JUNIO DEL 2016

Metodio de Constantinopla, Santo
Patriarca, Junio 14
Digna, Anastasio y Félix, SantosDigna, Anastasio y Félix, Santos
Mártires, 14 de junio

lunes, 13 de junio de 2016

HOY ES LA FIESTA DE SAN ANTONIO DE PADUA, EL SANTO DE TODO EL MUNDO, 13 DE JUNIO


Hoy es la fiesta de San Antonio de Padua, el “santo de todo el mundo”
Por Abel Camasca


  (ACI).- El 13 de junio la Iglesia celebra la fiesta de uno de los santos más conocidos y venerados en el mundo, San Antonio de Padua, a quien según la tradición, se le invoca para hallar objetos perdidos.

La tradición se habría originado en un problema que tuvo con un novicio.

San Antonio nació en Portugal en 1195 en una familia de la nobleza. Desde niño se consagró a la Santísima Virgen. En su juventud fue atacado por las pasiones sensuales pero con ayuda de Dios las dominó, encontrando su fortaleza en las visitas al Santísimo.

Fue admitido en los franciscanos a inicios de 1221, participó en Asís del capítulo general de la orden de ese año y más adelante fue enviado a predicar en diversas ciudades, obteniendo un gran éxito en la conversión de los herejes.

Como la gente buscaba estar cerca de él y algunos le arrancaban pedazos de su hábito, se le asignó un grupo de hombres para protegerlo después de los sermones. En ocasiones predicaba en plazas y mercados. Bastaba su presencia para que los pecadores cayesen de rodillas a sus pies.

Se trasladó a Padua, donde ya había trabajado anteriormente. Denunció y combatió el vicio de la usura pero poco a poco la salud de San Antonio se fue deteriorando y se retiró a descansar a los bosques. Al sentir que su vida llegaba a su término, pidió regresar a Padua, pero solo llegó hasta los límites de la ciudad.

El 13 de junio de 1231 recibió los últimos sacramentos, entonó un canto a la Virgen y antes de partir a la Casa del Padre, dijo sonriente: "Veo venir a Nuestro Señor". Fue canonizado sin que haya transcurrido un año de su muerte por el Papa Gregorio IX  y declarado Doctor de la Iglesia por el Papa Pío XII.

Un hombre retó a San Antonio a probar que Jesús estaba en la Eucaristía y dejó sin comer tres días a su mula. Llevó al animal al templo y le mostró pasto fresco, pero la mula prefirió ir con el Santo, que se encontraba al lado con una hostia consagrada, y se arrodilló.

Los objetos perdidos

A San Antonio se le invoca para encontrar objetos perdidos tal vez porque cierto día un novicio huyó del convento con un salterio que usaba el Santo. San Antonio oró para recuperar su libro y el novicio se vio ante una aparición terrible y amenazante que lo obligó a regresar y devolver lo robado.

Se dice que en una ocasión, mientras oraba, se le apareció el niño Jesús y lo sostuvo en sus brazos. Muchos fieles acuden a San Antonio para que interceda para hallar un buen esposo o esposa. Es patrono de mujeres estériles, pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros.

ORACIONES A SAN ANTONIO DE PADUA

ORACIONES DIVERSAS
 A SAN ANTONIO DE PADUA




Trece minutos con San Antonio

Arrodillados ante su imagen (o estampa) le diremos con ternura:

Trece minutos que estaré a tus pies, padre mío San Antonio, para ofrecer mi invocación sentida ante tu imagen milagrosa, de quien tanto espero, pues bien se ve que tú tienes poderosas fuerzas divinas para llegar a Dios. Así lo revelan tus patentes milagros, padre mío San Antonio, pues cuando acudimos a ti en horas de tribulaciones, siempre somos prontamente escuchados.

Hoy que es un día tan grande, llegarán a ti, miles de almas, que son tus fervientes devotos, a pedirte, porque sabemos que nos harás grandes concesiones, poniendo en primer turno a los más necesitados para que reciban tus favores. ¡Qué consolado me siento al entregarte mis penas!

Espero Santo mío me concedas la gracia que deseo y si me la concedes, te prometo contribuir con una limosna para tus niños pobres.

Tres grandes gracias te concedió el Señor; que las cosas perdidas fueran aparecidas, las olvidadas recordadas y las propuestas aceptadas. ¡Cuántos devotos llegarán a ti, diariamente a pedirte alguna de las tres, y tú jamas te niegas a concederlas! ¡Qué llegue hoy a ti lo mío que tan necesitado pone a tus pies éste humilde devoto.

Tres Padrenuestros, Avemaría y Gloria.


Una oración breve a San Antonio de Padua


Ampárame en esta hora,
¡oh San Antonio amado!
Bajo tu acción bienhechora,
halla alivio el desgraciado.
El enfermo y el desvalido
y el que en la cárcel se ve
son por ti favorecidos
cuando te invocan con fe.
Yo, con toda confianza,
te invoco en esta ocasión,
y vivo con la esperanza
de obtener tu protección.



Oración de Liberación de San Antonio

Haciendo la señal de la cruz dirás con mucho fervor:

He aquí la Cruz del Señor,+
Huid, potestades enemigas:+
El león Judà, descendiente de David,+
Ha vencido. Aleluya.

Este exorcismo usado frecuentemente por San Antonio es muy eficaz contra las tentaciones del demonio, como lo prueban muchísimos ejemplos. Constituyen esas palabras el breve o carta de San Antonio que él mismo escribió y entregó a una devota suya para librarla de una fuerte y tenaz tentación. 

Oración

A ti, Antonio, dechado de amor a Dios y a los hombres que tuviste la dicha de estrechar entre tus brazos al Niño-Dios, a ti lleno de confianza, recurro en la presente tribulación que me acongoja………….

Te pido también por mis hermanos más necesitados, por los que sufren, por los oprimidos, por los marginados, por los que hoy más necesiten de tu protección.

Haz que nos amemos todos como hermanos, que en el mundo haya amor y no odios. Ayúdanos a vivir el mensaje cristiano.

Tú, en presencia ya del Señor, no ceses de interceder por El, con El, y en El, a favor nuestro ante El Padre. Amén.


Oración diaria para los devotos de San Antonio de Padua


Te saludo San Antonio y me regocijo en los favores que nuestro Señor libremente te ha otorgado. Te recuerdo en especial tu momento de dicha cuando el Divino Niño Jesús condescendió abrazarte con ternura. ¡Oh, que gran felicidad y alegría llenaría tu corazón en esa ocasión! Por esta especial prerrogativa y por la alegría de tu beatifica visión, que ahora le tienes a El cara a cara, te ruego, te suplico y te imploro Oh querido San Antonio, que me ayudes en mis aflicciones, problemas y ansiedades, particularmente concerniente a (aquí menciona tu problema, tu petición). Oh, deja que tu corazón se conmueva para interceder por mí, para escuchar y responderme. Dile al Señor de los deseos y necesidades de tu devoto (a) cliente. Una palabra, una mirada de tu corazón que tanto ama el Niño Jesús, coronara mi éxito y me llenara de alegría y de gratitud. Amén.

San Antonio a quien el Niño Jesús amo y honró, concédeme lo que te pido.
San Antonio, poderoso en palabra y acción, concédeme lo que te pido.
San Antonio, siempre dispuesto a ayudar a los que te invocan, concédeme mi petición. Amén.

V. Ruega por nosotros San Antonio.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración

Oh Dios, que te dignaste escoger a San Antonio como modelo de todas las virtudes para la bendición de toda la humanidad, y has convertido a muchas almas a través de sus sermones y buen ejemplo, concédeme que por sus méritos e intercesión pueda real y verdaderamente convertirme, renunciar al pecado y a todo deseo de pecar, y hacerme cada vez más y más del agrado de Dios por la practica de la verdadera virtud. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración eficaz a San Antonio para cualquier necesidad


Acordaos ¡oh, glorioso San Antonio! amigo del Niño Jesús e hijo querido de María Inmaculada, que jamás se oyó decir que alguno de cuantos han recurrido a vos, implorando vuestra protección, haya sido abandonado. Animado de igual confianza, vengo a vos, ¡oh fiel consolador de los afligidos! y gimiendo bajo el peso de mis pecados me postro a vuestros pies y pecador como soy me atrevo a comparecer delante de vos. No desechéis, pues, mis súplicas, vos que sois tan poderosos cerca del Corazón de Jesús, antes bien, escuchadla favorablemente y dignaos acceder a ella. Amén.


Oración en una necesidad a San Antonio

¡Oh bendito San Antonio de Padua! Como uno de tus devotos me dirijo a ti en este día. A tí elevo mis débiles oraciones. Tu protección imploro y bajo ella espero merecer del Altísimo el ser socorrido en mis necesidades.

Bien ves, santo mío, que, llenos de amor, de respeto y de confianza, claman a ti todos cuantos se ven en alguna necesidad o peligro; a ti clama el enfermo en el lecho del dolor, el encarcelado desde su lóbrego calabozo, el cautivo desde su mazmorra, el sencillo pastor desde su rústica cabaña, el peregrino en su largas y penosas expediciones, el navegante entre las espumosas olas del mar.

Unos y otros esperan vencer con tu amparo los obstáculos que se oponen a su felcidiad en el camino de la vida; unos y otros esperan ver satisfechos sus deseos; todos en fín, confían por tu mediación verse remediados en sus necesidades.

Séalo yo al presente, ¡oh milagroso Santo! Alcance yo por tu mediación el poderoso auxilio del cielo, que puede en nuestras tribulaciones sacarnos ilesos y triunfantes. Amén.


Oración infalible a San Antonio

Oh bendito San Antonio, él más gentil de todos los santos, tu amor por Dios y tu caridad por sus criaturas te hicieron merecedor, cuando estabas aquí en la tierra, de poseer poderes milagrosos. Los milagros esperaban tu palabra, que tu estabas siempre dispuesto a hablar por aquellos con problemas o ansiedades. Animado por este pensamiento, te imploro obtengas para mí… 

(menciona tu petición)

. La respuesta a mi rezo puede que requiera un milagro, pero aun así tú eres el santo de los milagros.


Oración para pedir la Intercesión de San Antonio

¡Oh glorioso San Antonio!,
a quien Dios ha elegido como intercesor nuestro
en los apuros y pérdidas de la vida material,
y como protector de los pobres ante los ricos:
protégenos con tu favor en todas las necesidades
y enredos de nuestra vida,
danos sincero amor de los pobres,
mucha confianza en Dios
y alto aprecio de la vida eterna,
a la cual se ordena toda la vida temporal.
Especialmente suplicamos tu intercesión en este favor que te pedimos.


Oración por los pobres a San Antonio de Padua



Altísimo y Sapientísimo Señor del mundo, de los cielos y de la tierra, que todo lo conoces y todo lo gobiernas suave y fuertemente; excelentísimo Creador de cielos y tierra, que muestras la grandeza de tu poder en las cosas grandes y la perfección de tu gobierno en las cosas pequeñas; vigilantísimo Gobernador del universo, sin cuya anuencia no cae ni un cabello de nuestra cabeza, ni una hoja de nuestros árboles; bondadosísimo Dueño, que vistes de espléndidas galas a las hierbas del campo y das de comer a las aves del cielo; amantísimo Padre, que para que los ricos den su pan a los pobres, los estimulas con tus palabras, los amenazas con tus enemistades y les premias sus caridades con innumerables favores, unas veces advertidos y otras inadvertidos: te suplicamos que atiendas a los ruegos que te dirigimos por medio de tu siervo San Antonio, para que tengas providencia de nosotros para nuestro bien, nos concedas todas las gracias temporales que nos convengan y, sobre todo ordenes nuestra vida, conforme a toda caridad contigo y con tus pobres, para salvación y santificación de nuestras almas.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

LOS SANTOS DE HOY LUNES 13 DE JUNIO DEL 2016

Aquilina de Siria, Santa
Mártir, 13 de junio
Gerardo, SantoGerardo, Santo
Monje, Junio 13
Mariana Biernacka, BeataMariana Biernacka, Beata
Laica Mártir, Junio 13
Eulogio, SantoEulogio, Santo
Patriarca de Alejandría, 13 junio
Fandila, SantoFandila, Santo
Presbítero y Mártir, Junio 13
Antonio de Padua, SantoAntonio de Padua, Santo
Presbítero y Doctor de la Iglesia, Junio 13

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 13 DE JUNIO - SAN ANTONIO DE PADUA


Día litúrgico: 13 de junio: San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia


Texto del Evangelio (Lc 10,1-9): En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde Él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’».



«Decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’»
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM 
(Barcelona, España)


Hoy, día de san Antonio, vemos en el Evangelio cómo Jesús envía a 72 discípulos a predicar, de una manera simple y evangélica. En primer lugar, esta predicación ha de ser pacífica y pacificadora: «Paz a esta casa» (Lc 10,5). Y, en segundo lugar, el tema de la prédica ha de ser el anuncio del Reino: «El Reino de Dios está cerca de vosotros» (Lc 10,9). Ésta es la manera como Jesús predicaba con su palabra, con sus parábolas y con toda su vida.

Antonio fue un gran predicador y anunció el Reino de esta forma evangélica; y lo hacía desde un conocimiento profundo, meditado y vivido del Evangelio. San Francisco le escribió una carta dándole en encargo de enseñar la teología a los frailes jóvenes, instruyéndoles también sobre cómo había de ser su predicación cuando iban por el mundo. Les decía: «La predicación se ha de hacer con las palabras que da el Espíritu Santo y no sacarlas de la propia cosecha. La palabra es viva cuando hablan las obras. Menos palabras, os lo suplico, y que hablen las obras».

El papa Francisco daba recientemente unos consejos parecidos a unos sacerdotes noveles, el día de su ordenación, y les recomendaba esto: «Leed y meditad asiduamente la palabra de Dios, para creer lo que habéis leído, para enseñar lo que habéis aprendido, ¡y para vivir lo que habéis enseñado». ¡No se puede decir más en tan pocas palabras!

Nosotros, los cristianos, somos enviados por Jesús, como lo fueron esos 72 discípulos, con la misión de predicar la paz y anunciar el Reino: hagámoslo, como nos dice san Antonio, con un buen bagaje del Evangelio, con palabras del Espíritu Santo, y sobre todo con las obras. Y tal como nos dice el Papa: leamos y meditemos el Evangelio y enseñemos viviendo lo que hemos meditado y leído. Y no olvidemos que el Evangelio que meditamos, predicamos y vivimos con las obras, es la misma persona de Jesús.

domingo, 12 de junio de 2016

LOS SANTOS DE HOY DOMINGO 12 DE JUNIO DEL 2016

Esquilo de Strängnäs, SantoEsquilo de Strängnäs, Santo
Obispo y Mártir, 12 de junio
Plácido de Amiterno, BeatoPlácido de Amiterno, Beato
Abad, 12 de junio
Guido (Guy) de Cortona, BeatoGuido (Guy) de Cortona, Beato
Franciscano, 12 de junio
Florida Cevoli, BeataFlorida Cevoli, Beata
Clarisa, Junio 12
Gaspar Luis Bertoni, SantoGaspar Luis Bertoni, Santo
Fundador, 12 de Junio
Lorenzo María Salvi, BeatoLorenzo María Salvi, Beato
Presbítero, 12 de Junio
Mercedes de Jesús Molina y Ayala, BeataMercedes de Jesús Molina y Ayala, Beata
La Rosa del Guayas, Junio 12
León III, SantoLeón III, Santo
XCVI Papa, 12 de junio
Onofre, SantoOnofre, Santo
Ermitaño, Junio 12

SAN JUAN DE SAHAGÚN, PREDICADOR AGUSTINO, 12 DE JUNIO


Hoy 12 de junio es la fiesta de San Juan de Sahagún, predicador agustino
Por Diego López Marina



(ACI).- San Juan de Sahagún fue un eremita y predicador español de la Orden de San Agustín que, tras su canonización, fue declarado por Pío IX como patrón único de Salamanca en España (1868), lugar que según la Tradición, fue librada de la peste del tifus negro por su intercesión.  

Los artistas suelen representarlo con el sacramento de la Eucaristía en una mano o contemplando la Sagrada Hostia transformada en el mismo Jesucristo.

Nació en el municipio de Sahagún en España con el nombre de Juan González Martínez. Fue educado por monjes benedictinos en el Monasterio de San Benito de Sahagún, y como demostró buena inclinación hacia el sacerdocio, el Obispo de Burgos lo hizo seguir los estudios sacerdotales.

Fue ordenado alrededor del año 1454 cuando tenía 23 años de edad. Además, se le nombró secretario y canónigo de la catedral de Burgos, y 4 años más tarde, se convirtió en teólogo tras finalizar estudios en la Universidad de Salamanca.


A fines del 1462 o principios del 1463 cayó enfermo, quizá a consecuencia de su austero género de vida, y tuvo que someterse a una operación. En el apuro que en aquellos siglos suponía toda operación, Juan acudió a Dios y le prometió que, si lo curaba, se haría religioso. La operación resultó bien y Juan no tardó en cumplir su voto.

El 28 de junio del año 1463 empezó a vestir el hábito agustino en el célebre convento de San Agustín de Salamanca y un año después se incorporó definitivamente a la orden por medio de la profesión solemne.

Juan se volvió un predicador muy elocuente y sus sermones empezaron a transformar a las personas. También predicaba muy fuerte contra los ricos que explotan a los pobres.

Sus preferidos eran los huérfanos, enfermos, necesitados y ancianos, para los que recogía limosnas y buscaba albergues o asilos. A las muchachas en peligro les conseguía familias dignas que les dieran sanas ocupaciones y las protegieran.

De él se recuerdan en Salamanca dos milagros: el primero ocurrió cuando un niño se cayó a un pozo profundo, pero Juan echó su cíngulo, que llegó hasta donde el niño pudo tomarlo. Entonces el santo hizo subir el nivel del agua hasta que el niño llegó a la superficie y la gente se puso a gritar "¡Milagro! ¡Milagro!", pero él se escondió para no recibir felicitaciones.

El otro milagro dice que un toro bravo se había escapado por las calles de Salamanca sembrando el terror. Juan le detuvo y amansó diciéndole: "Tente, necio".

El santo murió envenenado a los 49 años en 1479. Fue beatificado por el Papa Clemente VIII en 1601 y canonizado por el Papa Alejandro VIII en 1691. Su festividad se conmemora el 12 de junio.

NOVENA EN HONOR A SAN LUIS GONZAGA, DEL 12 AL 30 DE JUNIO


Novena a San Luis Gonzaga
Del 12 al 20 de junio

Comenzar cada día con la señal de la cruz y acto de contrición.

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, 
y porque os amo sobre todas las cosas, 
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. 
Amén.


Oración preparatoria para todos los días
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.


Primer día

¡Oh purísimo San Luis Gonzaga! Yo os suplico por vuestra admirable castidad me alcancéis un gran deseo de imitaros en esta angelical virtud, venciendo gloriosamente todas las tentaciones y huyendo las ocasiones de perderla, de modo que tenga la dicha de conservarla intacta hasta llegar a la bienaventuranza prometida a los inocentes y limpios de corazón, y al mismo tiempo la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. Amén.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Oración final para todos los días
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mí la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.



Segundo día 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.

Segundo día: ¡Oh amantísimo joven San Luis Gonzaga!

Por vuestra austerísima penitencia y por el gran esmero con que guardasteis siempre vuestros sentidos, os pido hoy me obtengáis del Señor un odio santo de mí mismo, a fin de que, mortificando yo siempre mis sentidos, los haga servir de instrumento para honrar y nunca más ofender a la Majestad divina, y también la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y bien de mi, alma. Amén.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.


Tercer día 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.

Tercer día: ¡Oh gloriosísimo San Luis Gonzaga!

Por aquella victoria tan completa que conseguisteis de vuestras pasiones, os suplico me alcancéis de mi Dios y Señor valor para domar las mías, y especialmente la que más me domina, para que, mortificándola siempre, y por fin venciéndola del todo, merezca ser coronado como vos de gloria inmortal, después de haber legítimamente combatido, cual debe combatir en especial todo imitador vuestro. También os ruego me obtengáis del mismo Señor la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. Amén.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.


Cuarto día 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.

Cuarto día: ¡Oh religiosísimo San Luis Gonzaga!

Por la exacta obediencia que tuvisteis de vuestro santo Instituto, y a las órdenes, mandatos e indicaciones de vuestros superiores, os pido me obtengáis del obedientísimo Jesús la gracia de observar la ley santa de Dios y las obligaciones todas de mi estado, para que haciendo la voluntad de Dios acá en este miserable valle de lágrimas, merezca hacerla también eternamente en vuestra compañía ,en el cielo, y además la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. Amén.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.


Quinto día 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.

Quinto día: ¡Oh benditísimo San Luis Gonzaga!

Por el gran desprecio que hicisteis de las vanidades del mundo y de todo respeto humano os suplico me alcancéis del Señor el despego de los bienes caducos y perecederos de la tierra, y el menosprecio de los dichos mundanos, a fin de que, pueda caminar con fervor y perseverancia por el sendero de la divina voluntad y gozar de la perfecta libertad de hijo de Dios, juntamente con el favor especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, culto vuestro y salvación de mi alma. Amén.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.



Sexto día 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.

Sexto día: ¡Oh dulcísimo abogado mío San Luis Gonzaga!

Os suplico me alcancéis de Dios una estrecha unión con El, que es sumo Bien, con quien vos la tuvisteis tan íntima y familiar. Haced, Santo mío, que yo fije todos mis pensamientos en las cosas del cielo, de manera que logre no ser de aquellos que se dejan llevar ciegamente de las cosas terrenas, sino que siga siempre la luz de las verdades eternas, y al mismo tiempo consiga por vuestra intercesión la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y bien de mi alma. Amén.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.


Séptimo día 


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.

Séptimo día: ¡Oh amantísimo San Luis Gonzaga!

A vos recurro lleno de confianza, para que me obtengáis del Señor, dador de todo bien, una perfecta caridad hacia mi prójimo. Y si alcanzasteis una muerte tan feliz y dichosa por asistir a los apestados, ordenad, os ruego, todas mis acciones, de suerte que sea para mí dichoso y feliz aquel último y terrible trance, del cual depende la eternidad, para alabar a Dios en vuestra compañía en el cielo. Alcanzadme asimismo la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. Amén.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.


Octavo día 
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.

Octavo día: ¡Oh devotísimo San Luis Gonzaga!

Que merecisteis ser llamado a la insigne y santa Compañía de Jesús por boca de la Virgen Santísima, en premio de la gran devoción que la profesabais: alcanzadme, os suplico, un amor tierno, afectuoso y constante para que ésta mi Madre amabilísima, a fin de que, sirviéndola con el mismo fervor que vos en este mundo, e imitando sus virtudes, merezca algún día ser llamado por sus labios a la compañía eterna de los justos. También os suplico, me obtengáis del Señor la gracia especial que pido en esta novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mí alma. Amén.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.


Noveno día 
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración preparatoria
Angélico joven San Luis Gonzaga, que ardiendo en el amor de Jesús os derretisteis en su fuego divino, de tal manera que llegasteis a ser mártir de caridad: os suplico me alcancéis de su amantísimo Corazón un vivo conocimiento de su bondad inmensa para con los hombres, y un dolor verdadero y vehemente de la ingratitud con que yo correspondo a tanto amor. Haced, Santo mío, que este mi corazón sea semejante al de mi dulce Jesús, puro con su pureza, humilde con su humildad y ardiente con su caridad. Amén.

Noveno día: ¡Oh amabilísimo Santo, protector y abogado mío San Luis Gonzaga!

Humildemente postrado a vuestras plantas os suplico coronéis todas vuestras gracias en este día, con la mayor de todas, alcanzándome un acto perfecto de amor de Dios, especialmente en el último instante de mi vida, como vos lo tuvisteis, a fin de que asegure la gracia de la perseverancia final, y empiece a practicar en la tierra, lo que deseo y espero hacer eternamente en el cielo, que es amar a mi Dios y Señor con todas las veras de mi espíritu. Finalmente, recabad del Señor por intercesión de su Madre amantísima, la gracia especial que os he venido pidiendo durante esta novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honor vuestro y bien de mi alma. Amén.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Oración final
Oh Luis Santo, adornado de angélicas costumbres: yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo principalmente la castidad de mi alma y cuerpo, y os pido que, por vuestra pureza angélica, os dignéis encomendarme al Cordero inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mi la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía. Amén.
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