jueves, 24 de marzo de 2016

IMÁGENES DE SEMANA SANTA: JUEVES SANTO Y EL LAVATORIO DE PIES














IMÁGENES DE SEMANA SANTA: SÁBADO SANTO







ESTAMPAS CON LAS VISITAS DE LAS SIETE IGLESIAS EN JUEVES SANTO








IMÁGENES VARIADAS DE SEMANA SANTA















IMÁGENES DE SANTA CATALINA DE SUECIA




EL EVANGELIO DE HOY JUEVES SANTO: 24 DE MARZO DEL 2016


Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?

Cuaresma y Semana Santa



Juan 13, 1-15. Jueves Santo. Jesús, enséñame a quererte, como tú me quieres, enséñame a ver tu rostro en el rostro de mis semejantes. 



Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?» Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos». Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros.

Oración introductoria
Ven, Espíritu Santo, dame tu luz para comprender que el amor, para que realmente sea amor, tiene que concretarse en obras. ¡Tengo tanto que aprender de ti, Señor! Creo, espero y te amo tanto que quiero, con tu gracia, llegar a ser otro Cristo para los demás.

Petición
Señor, ayúdame a vivir desde hoy con una actitud de servicio y disponibilidad.

Meditación del Papa Francisco
Todos sabemos que vivir es caminar, vivir es andar por distintos caminos, distintos senderos que dejan su marca en nuestra vida.
Por la fe sabemos que Jesús nos busca, quiere sanar nuestras heridas, curar nuestros pies de las llagas de un andar cargado de soledad, limpiarnos del polvo que se fue impregnando por los caminos que cada uno tuvo que transitar. Jesús no nos pregunta por dónde anduvimos, no nos interroga qué estuvimos haciendo. Por el contrario, nos dice: “Si no te lavo los pies, no podrás ser de los míos”. Si no te lavo los pies, no podré darte la vida que el Padre siempre soñó, la vida para la cual te creó. Él viene a nuestro encuentro para calzarnos de nuevo con la dignidad de los hijos de Dios. Nos quiere ayudar a recomponer nuestro andar, reemprender nuestro caminar, recuperar nuestra esperanza, restituirnos en la fe y en la confianza. Quiere que volvamos a los caminos, a la vida, sintiendo que tenemos una misión; que este tiempo de reclusión nunca ha sido y nunca será sinónimo de expulsión.
Vivir supone ensuciarse los pies por los caminos polvorientos de la vida, de la historia. Todos tenemos necesidad de ser purificados, de ser lavados. (Homilía de S.S. Francisco,  27 de septiembre de 2015).
Reflexión
Con este pasaje del Evangelio de San Juan quedamos introducidos en la parte central de los acontecimientos más relevantes de nuestra fe. Ya estamos de lleno en ellos. LA ÚLTIMA CENA.

Jesús quiere despedirse de sus seguidores. de sus compañeros, de sus amigos. Otra vez su gran humildad. Su gesto fino y lleno de ternura. Va lavándole los pies a aquellos hombres que lo habían visto ordenar a los vientos y a las olas la quietud en la tormenta, que le habían visto dar la luz a los ojos de los ciegos, hacer andar a los paralíticos, sanar a los leprosos, resucitar a los muertos. Que lo habían visto radiante como el sol en su Transfiguración y ahora, con un amor inconmensurable, con una humildad sin límites les está lavando los pies.

Pedro está asustado, no acierta a comprender, pero ante las palabras de Jesús y con su vehemencia natural, le pide que le lave de los pies a la cabeza. Jesús va más allá, está pensando en la humanidad y en esta humanidad estoy yo y falta poco para que no seamos lavados con agua, sino con su sangre que nos limpia y nos redime.

Jesús, entre los doce están los pies de aquel que te va a traicionar. Y creo que tus manos tuvieron que temblar al lavar los pies de Judas. Acariciaste aquellos pies con amor y con tristeza y nos mandaste hacer eso mismo con nuestros semejantes, sin distinciones de este por que me cae bien o de este no por que me cae mal. ¡Que yo no olvide tu ejemplo y tu mandato, Señor!.

Que a todos los que me rodean en mi cotidiano vivir yo los acepte como son y tenga ante ellos esa postura de amor y de humildad que tú nos pides.

Y nuestra pobre mente no alcanza a comprender todo el profundo significado de este acto. Ya antes de morir te estás anonadando ante los hombres y después otra locura de ese amor que te abrasa el alma, que quema tu corazón por ello no quisiste dejarnos solos y poco después, haces del pan tu Cuerpo y del vino tu Sangre y te quedas para ser nuestro alimento.

Y ahora, presente en esa Hostia donde los ojos del que "se hizo hombre y habitó entre nosotros" nos miran con su infinito amor le podemos decir eso que siempre espera.

Propósito
Acercarme al sacramento de la reconciliación (confesión) para vivir plenamente el Triduo Pascual.

Diálogo con Cristo
Jesús Sacramentado, de rodillas te pedimos: Jesús, enséñame a quererte, como tú me quieres, enséñame a ver tu rostro en el rostro de mis semejantes, enséñame, Jesús a ser buena, a que tú seas el Eje de mi vida, esa vida que hoy pongo en tus manos. Señor, tenme muy cerca de tu corazón y enséñame a acompañarte a Tí y a tu Santísima Madre con mi oración en todos los amargos tormentos de la ya muy cercana muerte de cruz Amén.

LOS SANTOS DE HOY: JUEVES 24 DE MARZO DEL 2016

Aldemar de Cápua, SantoAldemar de Cápua, Santo
Religioso, 24 de marzo
Macartan de Clogher, SantoMacartan de Clogher, Santo
Obispo, 24 de marzo
Oscar Romero, BeatoOscar Romero, Beato
Arzobispo y Mártir, 24 de marzo
Juan del Báculo, BeatoJuan del Báculo, Beato
Monje y Presbítero, 24 de marzo
María Karlowska, BeataMaría Karlowska, Beata
Fundadora, 24 de marzo
Agapito de Sínada, SantoAgapito de Sínada, Santo
Obispo de Sínada, 24 de marzo
Diego José de Cadiz, BeatoDiego José de Cadiz, Beato
Sacerdote Capuchino, 24 de marzo
Catalina de Suecia, SantaCatalina de Suecia, Santa
Virgen, 24 de marzo

SANTA CATALINA DE SUECIA, PATRONA DE LAS VÍRGENES, 24 DE MARZO


Hoy se conmemora a Santa Catalina de Suecia, Patrona de las vírgenes
Por Diego López Marina


 (ACI).- Santa Catalina de Suecia fue la cuarta hija de Santa Brígida, Patrona de Europa. Es una religiosa considerada la santa patrona de las vírgenes y generalmente es representada con un látigo a su lado, el cual, según la tradición, vino a su ayuda cuándo jóvenes sin castidad buscaban atraparla.

Fue una mujer sencilla y pobre que dedicó muchas horas del día a la meditación de la pasión y muerte de Cristo, al rezo de los salmos penitenciales y el Oficio de la Virgen María. Solía visitar a pobres y enfermos en los hospitales, realizaba trabajos domésticos y rezaba en los lugares de culto.

Catalina nació en Suecia en 1331 o 1332. A la edad de 7 años fue encargada a la abadesa del convento de Risberg para que continúe recibiendo la educación católica impartida por sus padres. Fue así que creció en ella un deseo para la vida de auto mortificación y consagración total a Dios.



No obstante, a la edad de 13, su padre decidió casarla con un noble de ascendencia alemana, Eggart von Kürnen. Después del casamiento Catalina persuadió a su esposo –que era creyente- para mantener un voto de castidad, el cual cumplirían hasta el final.

En 1349, después del fallecimiento de su padre, Catalina llegó a un acuerdo con su marido y partió junto a Santa Brígida (su madre) hacia una peregrinación para venerar las tumbas de San Pedro y San Pablo en Roma.

Al llegar recibió la noticia de que su esposo había muerto, y tiempo después, rechazó cualquier oferta de matrimonio. Fue así que Catalina decidió vivir con su madre imitando fervorosamente su vida ascética y su pertenencia a Dios.

En 1372 Catalina y su hermano Birger acompañaron a su madre a una peregrinación a Tierra Santa. Brígida falleció al poco tiempo de su regreso a Roma y en 1374 su cuerpo fue enviado a Suecia para que sea enterrado en Vadstena, en el convento donde fundó La Orden del Santísimo Salvador.

Catalina vivió y dirigió el convento que fundó su madre hasta 1375, tiempo en el que regresó a Roma para promover su canonización. Pese a no obtener resultados, logró la ratificación en la aprobación de las reglas de la orden brigidina, alrededor de 1378.

Tras cinco años regresó a su tierra natal y el obispado le entregó formalmente la dirección de la nueva orden religiosa. Poco tiempo después enfermó y falleció el 24 de marzo de 1381. En 1484 Inocencio VIII dio permiso para su veneración como santa. Su fiesta es celebrada por la Iglesia el 24 de marzo.
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