domingo, 22 de noviembre de 2015

LOS SANTOS DE HOY: DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DEL 2015

Cristo Rey del UniversoCristo Rey del Universo
Solemnidad, último domingo del año litúrgico
Beltrán Francisco Lahoz, BeatoBeltrán Francisco Lahoz, Beato
Mártir Lasallista, 22 Noviembre
Elías Julián Torrijo, BeatoElías Julián Torrijo, Beato
Mártir Lasallista, 22 Noviembre
Tomás Reggio, BeatoTomás Reggio, Beato
Obispo, 22 Noviembre
Pedro Esqueda Ramírez, SantoPedro Esqueda Ramírez, Santo
Mártir, 22 Noviembre
Fiesta de Santa CeciliaFiesta de Santa Cecilia
Patrona de la Música, 22 de noviembre
Filemón y Apia, SantaFilemón y Apia, Santa
Mártires, 22 Noviembre
Miguel de Tver, SantoMiguel de Tver, Santo
Mártir, 22 Noviembre
Cecilia, SantaCecilia, Santa
Mártir, 22 de noviembre

EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DEL 2015


Mi Reino no es de este mundo
Solemnidades y Fiestas



Juan 18, 33-37. Solemnidad de Cristo Rey. Cristo reina desde la cruz y con los brazos abiertos, que abarcan a todos los pueblos de la tierra y les atrae a la unidad.


Por: Pedro Gracía. Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan 18, 33-37
En aquel tiempo preguntó Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» Pilato le respondió: «¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» Jesús le contestó: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis seguidores habrían luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero no, mi Reino no es de aquí». Pilato le dijo: Conque ¿tú eres rey? Jesús le contestó:«Tú lo dices: soy Rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».

Oración introductoria
Señor mío, Tú eres mi Dios, mi Señor, mi Redentor. Quiero que seas mi Rey, mi Dueño. Toma mi libertad, mi voluntad, mi mente y mi corazón. Quiero que Tú imperes en mí con la fuerza de tu bondad, de tu misericordia y de tu caridad. Aleja de mi alma todo aquello que me separa de Ti y ven a instaurar tu Reino en mi corazón.

Petición
Jesús, ayúdame a luchar todos los días para hacerte reinar más en mi corazón y en el de los demás. ¡Venga tu Reino!

Meditación del Papa Francisco
Jesús es el centro de la creación; y así la actitud que se pide al creyente, que quiere ser tal, es la de reconocer y acoger en la vida esta centralidad de Jesucristo, en los pensamientos, las palabras y las obras. Y así nuestros pensamientos serán pensamientos cristianos, pensamientos de Cristo. Nuestras obras serán obras cristianas, obras de Cristo, nuestras palabras serán palabras cristianas, palabras de Cristo. En cambio, La pérdida de este centro, al sustituirlo por otra cosa cualquiera, solo provoca daños, tanto para el ambiente que nos rodea como para el hombre mismo.
Además de ser centro de la creación y centro de la reconciliación, Cristo es centro del pueblo de Dios. Y precisamente hoy está aquí, en el centro. Ahora está aquí en la Palabra, y estará aquí en el altar, vivo, presente, en medio de nosotros, su pueblo. […]
            En este día, nos vendrá bien pensar en nuestra historia, y mirar a Jesús, y desde el corazón repetirle a menudo, pero con el corazón, en silencio, cada uno de nosotros: "Acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino. Jesús, acuérdate de mí, porque yo quiero ser bueno, quiero ser buena, pero me falta la fuerza, no puedo: soy pecador, soy pecadora. Pero, acuérdate de mí, Jesús. Tú puedes acordarte de mí porque tú estás en el centro, tú estás precisamente en tu Reino." ¡Qué bien! Hagámoslo hoy todos, cada uno en su corazón, muchas veces. "Acuérdate de mí, Señor, tú que estás en el centro, tú que estas en tu Reino.  (Homilía de Papa Francisco, 24 de noviembre de 2013).
Reflexión
Hemos llegado al último domingo del tiempo ordinario, antes de iniciar el período del adviento. Y la Iglesia siempre celebra y proclama en este día a Jesucristo, Rey universal.

Las lecturas de la Misa de hoy nos presentan al Cristo Rey ya glorificado y Señor de la historia: en el Apocalipsis aparece Jesucristo, "el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra". Él es "el que es, el que era y el que viene"; o sea el Eterno, el Todopoderoso. Es este mismo Jesús glorificado a quien contempla el profeta Daniel en su visión apocalíptica: "Yo vi en una visión nocturna venir a un Hijo de hombre sobre las nubes del cielo, y a Él se le dio el poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas le servían. Su poder es eterno, no cesará; su reino no acabará".

En el Evangelio, en cambio, vemos al Jesús "terreno", al Jesús histórico, que comparece ante Pilato poco antes de ser condenado a muerte y colgado sobre la cruz. Y aparece el Cristo Hombre en toda su majestad y grandeza, como prefigurando ya su divinidad: "Tú lo dices -responde a Pilato—: Soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo".... ¡Sí! Para ser Rey.

Pero Cristo no es un rey cualquiera: “Mi reino no es de este mundo”. No es un reino de honores, de riquezas, de poderes y dignidades como lo entiende el mundo. Su reino es de una dimensión trascendente y muy superior. No es un reino terreno, sino celestial. Es un reino de amor, de justicia, de gracia y de paz; un reino que está muy por encima de las ambiciones humanas. Un reino que heredarán los pobres, los mansos, los que sufren, los misericordiosos, los humildes, los pacíficos, los perseguidos… Un reino, en definitiva, que poseeremos plenamente en la otra vida, pero que ya ha iniciado desde ahora.

Hay en la Biblia una relación, de suma importancia, sobre la unción de David en Hebrón como rey de Israel. Dios lo había escogido hacía muchos años, en sustitución de Saúl. Pero la vida de David había sido hasta el presente muy azarosa. Al principio fue fulgurante, cuando, matado con la honda el gigante Goliat, salían las muchachas bailando y cantando:
- ¡Saúl ha matado mil, y David ha liquidado a diez mil!

Era como decir: el próximo rey será David. Y le entraron los celos a Saúl, que, de amigo, se convirtió en enemigo implacable. Llega un momento en que David, después de una vida de guerrero valiente y estratega magnífico, consulta a Dios:
- ¿Debo ir a alguna ciudad de Judá?
- Sí; vete a Hebrón.

Allí se establece David, que desde Samuel había recibido la promesa de que un día llegaría a ser el rey de todo el pueblo. Primero le ungen como rey los hombres de Judá, y en Hebrón reinará siete años. Muerto Saúl, llegan los hombres de las diez tribus de Israel, que le dicen:
- Somos como huesos tuyos y carne tuya.
- ¿Qué queréis decirme con esto?
- Que tú, aunque viviera todavía Saúl, nos guiabas antes como jefe nuestro. Ahora, ha llegado el momento de que se cumpla la palabra del Señor sobre ti, pues te dijo: Tú apacentarás como un pastor a mi pueblo; tú serás el rey de Israel.

Subido a Jerusalén, allí reinará treinta y tres años, completando, con los siete de Hebrón, cuarenta años de reinado sobre el Pueblo de Dios.
Pero, esto será nada más que un signo: a David le promete Dios darle en uno de sus descendientes un reino eterno. Cuando llegue el momento, dirá el Angel a María:
- El hijo que vas a tener será grande; Dios le dará el trono de David, su antepasado; reinará para siempre sobre Judá, y su reinado no tendrá fin.

Jesús será Rey. ¡Pero será un Rey tan distinto del que soñaban los judíos de su tiempo!...

Nos basta ver cuándo y cómo es proclamado por los demás, y cómo se proclama Él mismo como Rey, para darnos cuenta de que va a ser y es un Rey muy especial.
- Mi reino no es de este mundo, le dice a Pilato, el cual, le pregunta a su vez:
- Entonces, ¿tú eres rey?.
- Sí; yo soy rey.

La investidura de semejante Rey es muy original. Los hombres lo hacen todo por burla, pero Dios convierte esa burla en el acto más sagrado y solemne. Herodes, un miserable reyezuelo, acaba de echarle encima una vestidura brillante y vieja, para decirle que es un rey loco... Los soldados brutos, se han dicho:
- ¿Que éste es el rey de los judíos? ¡Pues, vamos a coronarlo!
Y le ciñen una corona de espinas. Pilato lo muestra así al pueblo:
- ¡Mirad al hombre! ¡Mirad a vuestro Rey!...
Y hace colocar en el patíbulo de la cruz la causa de su condena a muerte:
- Jesús Nazareno, el Rey de los judíos.

Está claro, que nuestro Rey Jesús es un Rey muy especial. En vez de empezar su reinado -conquistado con su propia sangre- aplastando a sus enemigos, lo primero que hace es perdonar:
- Padre, perdónalos, que no saben lo que hacen.

Y al ladrón, que le confiesa como Rey desde su propia cruz, le promete con gozo inmenso:
- ¡Hoy, hoy mismo, estarás conmigo en el paraíso!...

Porque su reino va a ser esto: un reinado de amor, de perdón, de santidad, de paz. Y el premio que dará a los suyos, al final de todo -acabada la guerra contra todos los enemigos de Dios-, será hacerles participar de su propio Reino en una gloria inacabable:
- Venid, benditos de mi Padre, venid al reino que os está preparado desde la creación del mundo.

La Biblia entera, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, proclama continuamente al Mesías o al Cristo como Rey de todas las cosas.
La Iglesia lo ha reconocido mejor que nadie, y modernamente ha instituido la Fiesta de Jesucristo Rey para recordar a todos los pueblos que tienen un Soberano con autoridad suprema sobre todas las naciones. Pero no hay que temerlo. Como canta un himno de Navidad ante la matanza de los Inocentes, les dice la Iglesia a todos las palabras dirigidas a Herodes: No quita los reinos de la tierra el que a todos da el Reino de los Cielos.

Jesucristo es Rey para salvar. Si lucha, no es sino contra Satanás, para arrebatarle su imperio y arrancar de sus garras las almas que lleva a la perdición. Y Jesucristo se las arrebata para salvarlas a todas.

Propósito
Asistir, preferentemente en familia, a la Sagrada Eucaristía que celebra hoy a Cristo Rey.

Diálogo con Cristo 
Señor, somos súbditos fieles tuyos, del Rey de reyes. Estamos comprometidos a ser los dispensadores de tu paz, de tu perdón, de tu amor. Ahora, nos toca la lucha de cada día, e ir teñidos en sangre, como nuestro Rey en el pretorio de Pilato y en la cruz. ¿El día de mañana?..., nos tocará ceñir corona de oro y manto de púrpura, como Tu, el Rey inmortal de los siglos....

 


Preguntas o comentarios al autor  P. Pedro García Cmf

SANTA CECILIA, MÁRTIR, 22 DE NOVIEMBRE


Cecilia, Santa
Mártir, 22 de noviembre


Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net 




Virgen y Mártir

Martirologio Romano: Memoria de santa Cecilia, virgen y mártir, que, según la tradición, consiguió la doble palma por amor a Jesucristo, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia de Roma. El título de una iglesia en el Transtíber lleva desde antiguo su nombre (s. inc.).

La gran devoción popular hacia la virgen y mártir romana hizo que el nuevo calendario litúrgico conservara su memoria, a pesar de que faltan documentos históricos anteriores al siglo VI. Esta devoción y el mismo patrocinio de Santa Cecilia sobre la música sagrada se deben efectivamente al relato de su martirio, titulado Pasión, fechado después del año 486. En ella la fundadora del “título” de la basílica de Santa Cecilia en Trastévere es identificada con una santa homónima, enterrada en las catacumbas de San Calixto y que habría sufrido el martirio durante el imperio de Alejandro Severo, hacia el 230.

En la Liturgia de las Horas se lee: “El culto de Santa Cecilia, bajo cuyo nombre fue construida en Roma una basílica en el siglo V, se difundió ampliamente a causa del relato de su martirio, en el que es ensalzada como ejemplo perfectísimo de la mujer cristiana, que abrazó la virginidad y sufrió el martirio por amor a Cristo”.

Cecilia, noble y rica, iba todos los días a la Misa celebrada por el Papa Urbano en las catacumbas próximas a la Vía Apia, y una multitud de pobres la esperaban porque conocían su generosidad. En el día de su boda con Valeriano, mientras el órgano tocaba, ella cantaba en su corazón: “solamente para el Señor” (de este pasaje de su Pasión tuvo origen el patrocinio de Cecilia sobre la música sagrada); después, llegada la noche, la joven le dijo a Valeriano: “Ninguna mano profana puede tocarme, porque un ángel me protege. Si tú me respetas, él te amará, como me ama a mí”.

Al contrariado esposo no le quedó otro remedio que seguir el consejo de Cecilia, hacerse instruir y bautizar por el Papa Urbano y después compartir el mismo ideal de pureza de la esposa, recibiendo en recompensa su misma gloria: la palma del martirio, al que por gracia divina se asoció también el hermano de Valeriano, Tiburcio.

Aunque el relato del martirio parece fruto de una piadosa fantasía, históricamente es cierto que Valeriano y Tiburcio fueron mártires y que fueron enterrados en las catacumbas de Pretestato. Después del proceso, narrado con abundancia de detalles por el autor de la Pasión, Cecilia fue condenada a la decapitación, pero los tres poderosos golpes del verdugo no lograron cortarle la cabeza: esto se debió a que, según el relato, Cecilia había pedido al Señor la gracia de ver al Papa Urbano antes de morir.

En espera de esta visita, Cecilia pasó tres días en agonía, profesando su fe. No pudiendo decir ni una palabra, expresó con los dedos su credo en Dios uno y trino.

sábado, 21 de noviembre de 2015

LOS SANTOS DE HOY: SÁBADO 21 DE NOVIEMBRE DEL 2015

Gelasio I, SantoGelasio I, Santo
IL Papa, 21 Noviembre
Nuestra Sra. de la Presentación del QuincheNuestra Sra. de la Presentación del Quinche
Advocación Mariana, 21 de noviembre
Presentación de la Virgen MaríaPresentación de la Virgen María
Ana y Joaquín, en un acto de fe quisieron darle gracias a Dios por el nacimiento de esta niña, 21 de noviembre

PRESENTACIÓN DE NUESTRA SEÑORA AL TEMPLO, FIESTA, 21 DE NOVIEMBRE



Presentación de Nuestra Señora al Templo
La Presentación de Nuestra Señora al Templo


Fiesta, 21 de noviembre


Por: Mario Sgarbossa y Luiggi Giovannini | Fuente: Un Santo para cada día 



La memoria de la Presentación de la Santísima Virgen María, tiene una gran importancia, porque en ella se conmemora uno de los “misterios” de la vida de quien fue elegida por Dios como Madre de su Hijo y como Madre de la Iglesia. En esta “Presentación” de María se alude también a la “presentación” de Cristo y de todos nosotros al Padre.

Por otra parte, constituye un gesto concreto de ecumenismo con nuestros hermanos de Oriente. Esto se puede apreciar en el comentario de la Liturgia de las Horas que dice: “En este día, en que se recuerda la dedicación de la iglesia de Santa María la Nueva, construida cerca del templo de Jerusalén en el año 543, celebramos junto con los cristianos de la Iglesia oriental, la “dedicación” que María hizo de sí misma a Dios desde la infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción inmaculada”.

El hecho de la presentación de María en el templo no lo narra ningún texto de la Sagrada Escritura; de él, sin embargo, hablan abundantemente y con muchos detalles algunos escritos apócrifos. María, según la promesa hecha por sus padres, fue llevada al templo a los tres años, en compañía de un gran número de niñas hebreas que llevaban antorchas encendidas, con la participación de las autoridades de Jerusalén y entre el canto de los ángeles. Para subir al templo había quince gradas, que María caminó sola a pesar de ser tan pequeña. Los apócrifos dicen también que en el templo María se nutría con un alimento especial que le llevaban los ángeles, y que ella no vivía con las otras niñas sino en el “Sancta Sanctorum”, al cual tenía acceso el Sumo Sacerdote sólo una vez al año.

La realidad de la presentación de María debió ser mucho más modesta y al mismo tiempo más gloriosa. Por medio de este servicio a Dios en el templo, María preparó su cuerpo, y sobre todo su alma, para recibir al Hijo de Dios, viviendo en sí misma la palabra de Cristo: “Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la practican”.

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 21 DE NOVIEMBRE DEL 2015



No es un Dios de muertos
Tiempo Ordinario


Lucas 20, 27-40. Tiempo Ordinario. No buscar la felicidad en la tierra, tener los ojos puestos en la eternidad. 


Por: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 20, 27-40
En aquel tiempo se acercaron a Jesús algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, y le preguntaron: Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; y la tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer. Jesús les dijo: Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven. Algunos de los escribas le dijeron: Maestro, has hablado bien. Ya no se atrevían a preguntarle nada.

Oración introductoria
Señor, Tú eres un Dios de vivos no de muertos, por eso te pido que me muestres en esta oración cómo puedo aprovechar cada minuto de mi vida para crecer espiritual y apostólicamente, camino seguro para alcanzar la santidad.

Petición
Dios mío, hazme poner toda mi esperanza y esfuerzo en alcanzar el cielo.

Meditación del Papa Francisco
Jesús siempre manso y paciente les indica como primera cosa, que la vida después de la muerte no tiene los mismos parámetros de aquella terrena. La vida eterna es otra vida, en otra dimensión, en la cual entre otras cosas no existirá más el matrimonio, que está relacionado a nuestra existencia en este mundo. Los resucitados -dice Jesús- serán como los ángeles y vivirán en un estado diverso que ahora no podemos sentir ni imaginar. Y así lo Jesús explica.
Pero después, por así decir, pasa al contraataque. Y lo hace citando la sagrada escritura, con una simplicidad y una originalidad que nos dejan llenos de amor hacia nuestro Maestro, ¡el único Maestro!
La prueba de la resurrección, Jesús la encuentra en el episodio de Moisés y de la zarza ardiente, allí en donde Dios se revela como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. El nombre de Dios está unido a los nombres de los hombres y de las mujeres con los cuales Él se relaciona, y este nexo es más fuerte que la muerte. Y nosotros podemos decir esto de la relación de Dios con nosotros. Él es nuestro Dios; Él es el Dios de cada uno de nosotros; como si Él llevara nuestro nombre, le gusta decirlo, y esta es la Alianza.
He aquí por qué Jesús afirma: 'Dios no es de los muertos pero de los vivos, para que todos vivan en Él”. Esta es una ligación definitiva; la alianza fundamental es aquella con Jesús; Él mismo es la Alianza, Él mismo es la Vida y la Resurrección, porque con su amor crucificado ha vencido la muerte.


En Jesús, Dios nos da la vida eterna, nos la da a todos, y todos gracias a Él tienen la esperanza de una vida aún más verdadera que la actual.
La vida que Dios nos prepara no es un simple embellecimiento de la actual: esa supera nuestra imaginación, porque Dios nos asombra continuamente con su amor y con su misericordia. (Ángelus de S.S. Francisco, 10 de noviembre de 2013).
Reflexión
La resurrección era un tema controvertido entre los judíos. No había un dogma, por eso los saduceos no lo creían. Sin embargo, los fariseos estaban convencidos de esta doctrina. También San Pablo utilizará el argumento de la resurrección para poner a los fariseos de su parte cuando era juzgado por Ananías (Hechos de los apóstoles 23, 6-9).
Creer o no creer en la resurrección da lugar a dos estilos de vida. Los que buscan la felicidad sólo en esta tierra y los que tienen los ojos puestos en la eternidad.

Pero vamos a detenernos en el punto que origina la discusión: ¿habrá matrimonios en el cielo? Interesante pregunta. Ello nos lleva a profundizar en el fin último del matrimonio.

Cuando un hombre y una mujer se casan movidos por un amor auténtico buscan, sobre todo, hacer feliz a la otra persona y formar una familia. Por eso no escatiman los detalles que pueden hacer la vida más agradable a la pareja: un beso, un regalo, una atención, unos momentos de diálogo íntimo... Pero, si realmente quieren darle lo mejor a la persona amada deben buscar lo que realmente le hará feliz, lo que va a colmar plenamente su corazón. No se quedarán en lo pasajero de esta vida, sino que querrán darle el Bien Máximo, es decir, a Dios. Es el mejor regalo que pueden hacerse unos esposos: procurar por todos los medios que la otra persona tenga a Dios. Porque Dios es el Bien mismo y la fuente de toda felicidad.

Propósito
Buscar la felicidad en esta tierra y tener los ojos puestos en la eternidad.

Diálogo con Cristo 
Señor, no permitas que deje pasar mi tiempo de modo infructuoso. Si hoy terminase mi vida, ¿qué podría ofrecerte? Graba en mi alma la conciencia de que a medida que la vida avanza y la eternidad se acerca, sólo tu amor queda y todo lo demás se va a convertir en nada

viernes, 20 de noviembre de 2015

LOS SANTOS DEL DÍA: VIERNES 20 DE NOVIEMBRE DEL 2015

Bernardo de Hildesheim, SantoBernardo de Hildesheim, Santo
Obispo, 20 Noviembre
Adventor, SantoAdventor, Santo
Mártir, 20 Noviembre
María Fortunata Viti, BeataMaría Fortunata Viti, Beata
Monja, 20 de noviembre
Octavio u Octaviano, SantoOctavio u Octaviano, Santo
Mártir, 20 Noviembre
Ambrosio Traversari, BeatoAmbrosio Traversari, Beato
Monje Camaldulense, 20 Noviembre
Milagros Ortells Gimeno, BeataMilagros Ortells Gimeno, Beata
Virgen y Mártir, 20 Noviembre
Milagros Ortells Gimeno, BeataMilagros Ortells Gimeno, Beata
Virgen y Mártir, 20 Noviembre
Gregorio del Decapolita, SantoGregorio del Decapolita, Santo
Monje, 20 Noviembre
Edmundo, SantoEdmundo, Santo
Mártir, 20 de Noviembre

SAN EDMUNDO, MÁRTIR, 20 DE NOVIEMBRE


Edmundo, Santo

Edmundo, Santo



Mártir, 20 de Noviembre 



Por: Arquidiocesis de Madrid | Fuente: Arquidiocesis de Madrid 




Mártir
20 de noviembre

Offa es rey de Estanglia. Un buen día decide pasar el último tramo de su vida haciendo penitencia y dedicándose a la oración en Roma. Renuncia a su corona a favor de Edmundo que a sus catorce años es coronado rey, siguiendo la costumbre de la época, por Huberto, obispo de Elman, el día de la Navidad del año 855.

Pronto da muestras de una sensatez que no procede sólo de la edad. Es modelo de los buenos príncipes. No es amigo de lisonjas; prefiere el conocimiento directo de los asuntos a las proposiciones de los consejeros; ama y busca la paz para su pueblo; se muestra imparcial y recto en la administración de la justicia; tiene en cuenta los valores religiosos de su pueblo y destaca por el apoyo que da a las viudas, huérfanos y necesitados.

Reina así hasta que llegan dificultades especiales con el desembarco de los piratas daneses capitaneados por los hermanos Hingaro y Hubba que siembran pánico y destrucción a su paso. Además, tienen los invasores una aversión diabólica a todo nombre cristiano; con rabia y crueldad saquean, destruyen y entran al pillaje en monasterios, templos o iglesias que encuentran pasando a cuchillo a monjes, sacerdotes y religiosas. Una muestra es el saqueo del monasterio de Coldinghan, donde la abadesa santa Ebba fue degollada con todas sus monjas.

Edmundo reúne como puede un pequeño ejército para hacer frente a tanta destrucción pero no quiere pérdidas de vidas inútiles de sus súbditos ni desea provocar la condenación de sus enemigos muertos en la batalla. Prefiere esconderse hasta que, descubierto, rechaza las condiciones de rendición por atentar contra la religión y contra el bien de su gente. No acepta las estipulaciones porque nunca compraría su reino a costa de ofender a Dios. Entonces es azotado, asaeteado como otro San Sebastián, hasta que su cuerpo parece un erizo y, por último, le cortan la cabeza que arrojan entre las matas del bosque.

Sus súbditos buscaron la cabeza para enterrarla con su cuerpo, pero no la encuentran hasta que escuchan una voz que dice: "Here", es decir, "aquí".

Este piadosísimo relato tardío colmado de adornos literarios en torno a la figura del que fue el último rey de Estanglia exaltan, realzan y elevan la figura de Edmundo hasta considerarlo mártir que, por otra parte, llegó a ser muy popular en la Inglaterra medieval. Sus reliquias se conservaron en Bury Saint Edmunds, en West Sufflok, donde en el año 1020 se fundó una gran abadía.

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 20 DE NOVIEMBRE DEL 2015



Mi casa es casa de oración
Tiempo Ordinario



Lucas 19, 45-48. Tiempo Ordinario. A la Iglesia hemos de acudir con la confianza de un niño pero con un corazón que ore y busque el encuentro con Dios. 


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 19, 45-48
Entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, diciéndoles: «Está escrito: Mi casa será casa de oración. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!» Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle, pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.

Oración introductoria
Señor, así como purificaste el templo de Jerusalén, te suplico vengas hoy a este encuentro en la oración para que me muestres qué tengo que expulsar de mi vida para quedar purificado, reconciliado, digno de Ti, porque anhelo que vengas hacer en mí tu morada.

Petición
Espíritu Santo, ilumina mi entendimiento para conocer la voluntad divina sobre mí.

Meditación del Papa Francisco
Los explotadores, los comerciantes en el templo, explotan también el lugar sagrado de Dios para hacer negocios: cambian las monedas, venden los animales para el sacrificio, también entre ellos se vuelven como un sindicato para defender.
Esto no solo era tolerado, sino también permitido por los sacerdotes del templo. Son los que hacen de la religión un negocio. En la Biblia está la historia de los hijos de un sacerdote que empujaban a la gente a dar ofrendas y ganaban mucho, también de los pobres. Y Jesús dice: Mi casa será llamada casa de oración. Vosotros, sin embargo, la habéis convertido en una cueva de ladrones.
De este modo, la gente que iba en peregrinación allí a pedir la bendición del Señor, a hacer un sacrificio, era explotada. Los sacerdotes allí no enseñaban a rezar, no les daban catequesis… Era una cueva de ladrones. No sé si nos hará bien pensar si con nosotros ocurre algo parecido. No lo sé. Es utilizar las cosas de Dios por el propio beneficio. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 29 de mayo de 2015, en Santa Marta).
Reflexión
El pasaje de hoy nos muestra una cara de Jesús muy sorprendente. Tras haber llorado por Jerusalén, parece contradictorio contemplar un primer momento de ternura y otro de dureza casi seguidos en el tiempo.

Los sumos sacerdotes, los escribas y notables del pueblo saben muy bien de qué se trata todo esto y quieren quitarlo de en medio, que no les paralice ni boicotee sus negocios.

Parece que Jesús se enfada con mercaderes y vendedores, y en parte es así. Pero su enfado no viene por su profesión, su enfado no va dirigido a los de fuera del templo, va dirigido a los de dentro. Esto que parece una apreciación sin importancia la tiene y mucha, pues el mensaje que Jesús quiere transmitir va encaminado a cada uno de nosotros. Sí, a cada uno de los cristianos que vamos a visitar el templo, a cada uno de los sacerdotes y religiosos que sirven de manera especial al Señor y a cada uno de los que llevan la iglesia con una responsabilidad mayor y de dirección. El mensaje es único: " mi casa es casa de oración ". ¿Qué querrá decirnos Jesús con esto? Quizás esté pensando en las personas que muchas veces usamos la iglesia como medio para nuestros intereses, quizás esté pensando en cada hijo suyo que frecuenta los sacramentos y no se acaba de convencer de que lo importante verdaderamente es servir sin ser visto, sin sacar tajada, sin que nadie lo note.

A la Iglesia hemos de acudir de puntillas, con la confianza de un niño pero con un corazón que ore, que busque el encuentro verdadero con Dios, y no con los hermanos que pueden terminar en negociaciones ajenas al dueño de la casa. La Iglesia indudablemente es un misterio, y está llena de humanidad, y cuenta con fallos humanos.

Con nuestra vida sincera y sencilla y nuestra actitud orante formamos también esa otra Iglesia, que es la que vale: la Iglesia de los Santos, la Iglesia que es camino de Salvación, la Iglesia compañera nuestra en la gran aventura de encontrarnos con Dios.

Propósito
Acudir a la Iglesia con la confianza de un niño, pero con un corazón que ore, que busque el encuentro verdadero con Dios.

Diálogo con Cristo 
¡Gracias Padre, Señor del cielo y de la tierra, por este momento de oración! ¡Gracias por el don de tu amistad, de tu gracia y de tu misericordia! No quiero escatimar esfuerzo alguno por crecer en mi vida de oración, con tu gracia, lo podré lograr.
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