sábado, 13 de diciembre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 13 DE DICIEMBRE DEL 2014


sábado 13 Diciembre 2014
Sábado de la segunda semana de Adviento



Santa Juana Francisca Frémiot de Chantal 

Leer el comentario del Evangelio por 
San Romano el Melódico : “Qué glorioso fuiste, Elías...que fuiste arrebatado en torbellino ardiente,...aplacarás la ira antes que estalle...” (cf Eclo 48,9-10) 


Eclesiástico 48,1-4.9-11.
Surgió como un fuego el profeta Elías, 
su palabra quemaba como una antorcha. 
El atrajo el hambre sobre ellos 
y con su celo los diezmó. 
Por la palabra del Señor, cerró el cielo, 
y también hizo caer tres veces fuego de lo alto. 
¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! 
¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? 
Tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego 
en un carro con caballos de fuego. 
De ti está escrito que en los castigos futuros 
aplacarás la ira antes que estalle, 
para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos 
y restablecer las tribus de Jacob. 
¡Felices los que te verán 
y los que se durmieron en el amor, 
porque también nosotros poseeremos la vida! 



Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19.
Escucha, Pastor de Israel,
Tú que tienes el trono sobre los querubines, 
resplandece, reafirma tu poder 
y ven a salvarnos.

Vuélvete, Señor de los ejércitos, 
observa desde el cielo y mira: 
ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano, 
el retoño que Tú hiciste vigoroso.

Que tu mano sostenga al que está a tu derecha, 
al hombre que Tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti: 
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.



Mateo 17,10-13.
Al bajar del monte, los discípulos preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?". 
El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; 
pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre". 
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista. 


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 
Leer el comentario del Evangelio por : 

San Romano el Melódico (?-hacia 560), compositor de himnos 
Himno sobre la profecía de Elías; SC 99, pag 337 

“Qué glorioso fuiste, Elías...que fuiste arrebatado en torbellino ardiente,...aplacarás la ira antes que estalle...” (cf Eclo 48,9-10)

Ante las perversidades de los hombres, Elías, el profeta, premeditaba un duro castigo. Viéndolo el Misericordioso le respondió al profeta: “Conozco el celo que tienes por el bien (cf 1R 19,14) Te irritas porque estás sin reproche, ¿no puedes perdonar? Yo no puedo dejar perder a uno solo, (cf Mt 18,14) yo, el único amigo verdadero de los hombres.” (cf Sap 1,6) 


Luego, viendo el Maestro el humor terrible del profeta respecto a los hombres, se preocupó de su raza. Alejó a Elías de la tierra que habitaba, diciendo: “¡Aléjate de la tierra de los hombres! Yo mismo, en mi misericordia descenderé con ellos, haciéndome uno de ellos. ¡Deja la tierra y sube, ya que tú  no puedes tolerar la faltas de los hombres. Pero yo, que soy del cielo, viviré entre los pecadores y los salvaré de sus faltas, yo, el único amigo verdadero de los hombres. 


Si tú no puede habitar con los hombres culpables, ven aquí, vive en la región de mis amigos, donde ya no hay pecado. Yo voy a bajar, porque yo so capaz de tomar sobre mis hombros la oveja perdida (Lc 15,5) y llamar a los que sufren: “¡Venid, todos, pecadores, venid a mí, descansad!” (Mt 11,28) Porque yo no he venido para castigar a los que he creado sino para arrancarlos del pecado y de la impiedad, yo, el único amigo verdadero de los hombres. 


Así, Elías, cuando fue arrebatado al cielo (2R 2,11) apareció luego como la figura del futuro. Este tesbita (1R 17,1) fue arrebatado en un carro de fuego. Cristo fue elevado por las nubes y las potestades celestiales (Ac 1,9). El primero dejó caer desde lo alto del cielo su manto para Eliseo (2R 2,13). Cristo envió a sus apóstoles el Espíritu Santo, Defensor (Jn 15,26) que nosotros, en el bautismo recibimos y que nos santifica, como lo enseña aquel que es el único amigo verdadero de los hombres.


ORACIÓN A SANTA LUCÍA


SANTA LUCÍA, MÁRTIR, 13 DE DICIEMBRE


Lucía, Santa
Mártir, 13 de diciembre 


Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net




Con el descubrimiento, hecho en 1894, de la inscripción sepulcral sobre el "loculus" o sepulcro de la santa en las catacumbas de Siracusa, desaparecieron todas las dudas sobre la historicidad de la joven mártir Lucía, cuya fama y devoción se deben en gran parte a su legendaria Pasión, posterior al siglo V. La inscripción se remonta a comienzos del siglo V, cien años después del glorioso testimonio que dio de Cristo la mártir de Siracusa.
Epígrafes, inscripciones y el mismo antiguo recuerdo litúrgico (se debe probablemente al Papa Gregorio Magno la introducción del nombre de Santa Lucía en el Canon de la Misa) demuestran la devoción desde antiguo, que se difundió muy pronto no sólo en Occidente, sino también en Oriente.
Lucía pertenecía a una rica familia de Siracusa. La madre, Eutiquia, cuando quedó viuda, quería hacer casar a la hija con un joven paisano. Lucía, que había hecho voto de virginidad por amor a Cristo, obtuvo que se aplazara la boda, entre otras cosas porque la madre se enfermó gravemente. Devota de Santa Águeda, la mártir de Catania, que había vivido medio siglo antes, quiso llevar a la madre enferma a la tumba de la santa. De esta peregrinación la madre regresó completamente curada y por eso le permitió a la hija que siguiera el camino que deseaba, permitiéndole dar a los pobres de la ciudad su rica dote.
El novio rechazado se vengó acusando a Lucía ante el procónsul Pascasio por ser ella cristiana. Amenazada de ser llevada a un prostíbulo para que saliera contaminada, Lucía le dio una sabia respuesta al procónsul: "El cuerpo queda contaminado solamente si el alma es consciente".
El procónsul quiso pasar de las amenazas a los hechos, pero el cuerpo de Lucía se puso tan pesado que más de diez hombres no lograron moverla ni un palmo. Un golpe de espada hirió a Lucía, pero aun con la garganta cortada la joven siguió exhortando a los fieles para que antepusieran los deberes para con Dios a los de las criaturas, hasta cuando los compañeros de fe, que estaban a su alrededor, sellaron su conmovedor testimonio con la palabra Amén.

viernes, 12 de diciembre de 2014

ORACIÓN A SANTA JUANA FRANCISCA DE CHANTAL


IMÁGENES DE SANTA JUANA FRANCISCA DE CHANTAL




EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 11 DE DICIEMBRE DEL 2014


Más hermosa que el sol
Solemnidades y fiestas

Lucas 1, 39-48. Solemnidad de la Virgen de Guadalupe. Ella es la Madre de Dios y Madre nuestra, estamos bajo su cuidado. Con ella jamás nos perderemos. 


Por: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. "Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava".

Oración introductoria
Ven, Espíritu Santo, y llena de amor esta oración para que sepa, como tu Madre santísima, encaminarme con rapidez y diligencia a proclamar tu mensaje de amor. No tengo porque temer porque, gracias a mi Madre de Guadalupe, sé que Tú y ella me acompañan en mi camino.

Petición
Santísima Virgen de Guadalupe, haz que me deje modelar por tu ejemplo y calor de madre.

Meditación del Papa Francisco
La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya estaban allí y a los que llegarían después.
Este abrazo de María señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los emigrantes, así como a los pobres y marginados de todas las épocas. Una tierra generosa.
Éste es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe, y éste es también mi mensaje, el mensaje de la Iglesia. Animo a todos los habitantes del Continente americano a tener los brazos abiertos como la Virgen María, con amor y ternura» (Papa Francisco, 11 de diciembre de 2013)
Reflexión
Yo creo que todos los hombres de este mundo deberíamos ser unos enamorados de nuestra propia madre. Gracias a Dios, yo sí tengo la fortuna de serlo. Cuando pienso en mi madre, me inspiro y se me ensancha el corazón. Y a mucha honra lo tengo. Pero la temperatura de mi corazón se enardece mucho más cuando pienso en nuestra madre de los cielos.

Solemos decir que  el 100% de los mexicanos sin excepción somos guadalupanos. Esto hace mucha gracia a todas las personas que lo escuchan, sobre todo en Europa. Y se ríen con mucho agrado, haciendo gestos de aprobación. El alma de nuestro pueblo es profundamente mariana.

Y es que María ha estado siempre presente en nuestra historia y en lo más hondo de nuestra fe.

Toda la vida espiritual de los mexicanos está fuertemente permeada por una devoción muy tierna y filial hacia la Madre de Dios; y las gestas religiosas más heroicas de nuestro pueblo han estado siempre inspiradas y guiadas por la mano de la Santísima Virgen. México es México gracias a la Virgen de Guadalupe. Sin ella, no se entiende nuestra cultura.

Desde que los misioneros españoles trajeron la fe y el Evangelio a nuestro pueblo, y México comenzó a existir como encrucijada de civilizaciones, la Virgen de Guadalupe hizo acto de presencia. Se apareció al indio Juan Diego, se autoproclamó Madre y Reina de todos los mexicanos, y puso su morada en nuestra tierra. Ya todos conocemos la historia, pero es emocionante recordarla.

Corría el año de 1531, apenas diez años tras la conquista de la gran ciudad azteca de Tenochtitlán. Un sábado 9 de diciembre, Juan Diego, un humilde indiecito mexicano, pasaba por el cerro de Tepeyac, cerca de la ciudad de México. Se dirigía a la doctrina dirigida por los franciscanos en Tlaltelolco, cuando, al pasar junto al cerrito, se le apareció una hermosísima Señora, más bella y radiante que el sol. Le dijo: "Sábete y ten bien entendido, hijo mío, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive, Creador del cielo y de la tierra". Acto seguido, le pidió un templo en ese sitio y le mandó a la ciudad de México a exponer su deseo al obispo fray Juan de Zumárraga.

El obispo no pareció darle crédito. Y, después de escucharlo varias veces, el obispo le pidió una señal de la Señora para saber si era en verdad la Madre de Dios quien le enviaba. Con palabras cariñosas, la Señora del cielo encargó a Juan Diego que volviera al día siguiente para darle la señal. Pero su tío se encontraba muy enfermo y dio un rodeo al cerrito para que la Señora no lo demorara, pues iba a Tlaltelolco a buscar un sacerdote para su tío. Pero la Madre de Dios le salió al encuentro y le dijo: “¿A dónde vas, hijo mío, el más pequeño, y qué camino es éste que has seguido?”. Juan Diego le contó, apenado, lo de su tío. Y la piadosísima Virgen le respondió con un tono muy dulce, con estas bellísimas palabras: “Oye y ten entendido, el más pequeño de mis hijos, que es nada lo que te asusta y aflige.

No se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni ninguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás acaso bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa; no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora. Y está seguro de que ya sanó”.

Juan Diego oyó estas razones, se consoló mucho y se puso muy contento. Y luego le ordenó la Señora del cielo que subiese al cerro y recogiera en su tilma las rosas que encontrara. A pesar de que era un crudo invierno y de que en aquellos peñascos no podía haber flores, obedeció. En la cima halló hermosas rosas de Castilla. La Señora las tomó en sus manos y le dijo: “Ésta es la señal que has de llevar al obispo; sólo a él las mostrarás y le dirás que debe hacer lo que he ordenado”.

El indio llegó a la casa del obispo. Mostró la señal y manifestó la voluntad de la Señora de que se le edificara un templo. Al tiempo que hablaba, desplegó la tilma y apareció en ella una hermosísima imagen de la siempre Virgen Santa María. Asombrado el obispo, cayó de rodillas, veneró la imagen milagrosa y mandó colocarla en su oratorio. Al día siguiente el prelado acompañó a Juan Diego para que le señalara el sitio en donde se le había aparecido la Señora y donde había mandado que se le edificara un templo.
Según una sólida tradición, la imagen de la Virgen de Guadalupe, después de su impresión en la tilma del indio Juan Diego en 1531, en la ciudad de México, permaneció algunos días en la capilla episcopal del obispo fray Juan de Zumárraga, y luego en el templo mayor. El 26 de diciembre de ese mismo año fue trasladada solemnemente a una ermita construida al pie del cerro del Tepeyac.

Su culto se propagó rápidamente e influyó decisivamente para la difusión de la fe entre los indígenas. El 12 de octubre de 1895 tuvo lugar la coronación pontificia de la imagen, concedida por León XIII. En 1910, San Pío X la proclamó patrona de América Latina; en 1935, Pío XI la nombró patrona de las Islas Filipinas; y en 1945, Pío XII le dio el título de Emperatriz de América. Por último, S.S. Juan Pablo II, durante su cuarto viaje a México, promulgó, el día 23 de enero de 1999, el día de la Virgen de Guadalupe como fiesta en toda América.

Propósito
Asistir a misa, preferentemente a un santuario mariano y en compañía de la familia.

Diálogo con Cristo
¡Qué dicha tener una Madre tan dulce y cariñosa, y una Reina tan poderosa en nuestra propia casa! Ella es la Madre de Dios y la Madre nuestra, y estamos bajo su cuidado, en su regazo maternal. Con ella jamás nos perderemos.Hoy, Madre mía, quiero agradecerte todas las gracias que me has alcanzado y pedirte tu bendición para que reine la paz en mi familia y entorno social. 

LOS SANTOS DE HOY: VIERNES 12 DE DICIEMBRE DEL 2014

LOS SANTOS DE HOY: 
VIERNES 12 DE DICIEMBRE DEL 2014



Israel de Dorat, Santo
Presbítero, 12 de diciembre

Hoy también se festeja a:


Finiano de Clonard, Santo
Obispo, 12 Diciembre
Bartolo o Bartolomé Buonpedoni, Beato
Presbítero, 12 Diciembre
Santiago Capocci de Viterbo, Beato
Ermitaño de San Agustín, 12 Diciembre
Pio Bartosik (Ludwik Pius), Beato
Mártir Polonia, 12 Diciembre
Amalia, Santa
Mártir, 12 de diciembre
Corentino de Quimper, santo
Obispo, 12 de diciembre
Nuestra Señora de Guadalupe
Advocación Mariana. 12 de diciembre

IMÁGENES DE LA VIRGEN DE GUADALUPE










NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, ADVOCACIÓN MARIANA, 12 DE DICIEMBRE


Nuestra Señora de Guadalupe. 
Patrona de México y Emperatriz de América
Advocación Mariana
Fiesta: 12 de Diciembre


Un sábado 9 de diciembre, el indio Juan Diego, recién convertido a la fe católica, se dirigió al templo para oir Misa. Al pie de un cerro pequeño llamado Tepeyac vio una nube blanca y resplandeciente y oyó que lo llamaban por su nombre. Vio a una hermosa Señora quien le dijo ser "la siempre Virgen María Madre de Dios" y le pidió que fuera donde el Obispo para pedirle que en aquel lugar se le construyera un templo. Juan Diego se dirigió a la casa del obispo Fray Juan de Zumárraga y le contó todo lo que había sucedido. El obispo oyó con admiración el relato del indio y le hizo muchas preguntas, pero al final no le creyó.

De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oir a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo. De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano.

Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.

Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio. Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".

jueves, 11 de diciembre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 11 DE DICIEMBRE DEL 2014



Juan Bautista, el precursor
Adviento


Mateo 11,11-15. Adviento. El don que Cristo viene a traer, lo trae a través de otras personas, a través de precursores. 


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo 11,11-15
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «Les aseguro que no ha surgido entre los hombres nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos es mayor que él. Desde que apareció Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos pretenden apoderarse de él. Pues todos los profetas y la ley anunciaron esto hasta que vino Juan. Y es que, lo acepten o no, él es Elías, el que tenía que venir. El que tenga oídos, que oiga».

Oración introductoria
Señor, creo en Ti, confío en tu misericordia y te amo sobre todas las cosas. Quiero oírte para ser fiel en mi esfuerzo constante por alcanzar tu Reino. Que este rato de intimidad contigo me fortalezca y me anime a seguirte con entusiasmo y fidelidad, cueste lo que cueste.

Petición
Jesús, dame la gracia de vivir con un espíritu de lucha aprovechando los innumerables dones que me concedes.

Meditación del Papa Benedicto XVI
Con excepción de la Virgen María, Juan el Bautista es el único santo del que la liturgia celebra el nacimiento, y lo hace porque está estrechamente relacionado con el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Desde el vientre materno, ya Juan es el precursor de Jesús: su concepción milagrosa se le anuncia a María como una señal de que "no hay nada imposible para Dios", seis meses antes del gran prodigio que nos da la salvación, la unión de Dios con el hombre por obra del Espíritu Santo.
Los cuatro Evangelios dan gran relieve a la figura de Juan el Bautista, como un profeta que termina el Antiguo Testamento e inaugura el Nuevo, identificando en Jesús de Nazaret al Mesías, el Ungido del Señor. De hecho, será Jesús mismo el que hablará de Juan con estas palabras: "Este es de quien está escrito: He aquí, que yo envío mi mensajero delante de ti / que preparará tu camino por delante de ti. En verdad les digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él"» (Benedicto XVI, 24 de junio de 2012)
Reflexión
Juan Bautista aparece en el Evangelio como la figura del hombre que precede a Cristo. Y no cabe duda que la misión de Juan Bautista, la misión de preparar el camino del Redentor, la misión de precursor se encaja en su vida como algo que él tiene que vivir, que tiene que aceptar.

La vocación de Juan Bautista no se da simplemente por el hecho de que Dios llama a su vida; también se da, se cuaja, se fecunda, se madura porque, con su libertad, Juan Bautista acepta esta misión. Ya su padre Zacarías había hablado de su misión cuando Juan es llevado a circuncidar. Zacarías dice que ese niño "será llamado Profeta del Altísimo porque irá delante del Señor a preparar sus caminos, para anunciar a su pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados".

Esta es la misión del precursor, ser el hombre que va delante del Señor, que prepara sus caminos y que anuncia el gran don que es el perdón de los pecados. Lo que hace grande a Juan es que la misión que Dios le propone, él la lleva a cabo. Y el hecho de que sea el precursor, de alguna manera, se convierte para Juan Bautista no sólo en un motivo de gloria para él, sino que también se convierte en el modo en el que él llega a nuestras vidas.

También en cada uno de nosotros se realiza una misión semejante. En cierto sentido, cada uno de nosotros es un precursor, es un hombre o una mujer que va delante en el camino de la Redención. Todos estamos llamados, al igual que Juan Bautista, a realizar, a llevar a cabo nuestra misión.

¿Hasta qué punto valoramos la misión que se nos encomienda? ¿Sabemos apreciar el don que hemos recibido? Un don que, como dirá Zacarías, no es otra cosa sino "el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte y para guiar nuestros pasos por el camino de la paz". Ese es el don que recibimos, el don que Cristo viene a traer.

Pero, el don que Cristo viene a traer, lo trae a través de otras personas, a través de precursores. ¿Yo valoro el don de Cristo, el don que yo puedo dar a mis hermanos? ¿Me doy cuenta de la inmensa riqueza que supone para mi vida, pero también la inmensa riqueza que supone para los demás? Cuántos hombres -como dirá también Zacarías- viven en manos de sus enemigos y en manos de todos los que los aborrecen. Cuántos hombres y mujeres son atacados, denigrados, humillados, hundidos, manipulados.

Y sin embargo, la misericordia de Dios tiene que llegar a sus vidas. Pero ¿cómo va a llegar si no hay nadie que lo proclame, si no hay nadie que vaya delante del Señor para preparar sus caminos y anunciar a su pueblo la salvación? ¿Cuántos corazones no podrán encontrarse con Cristo en esta Navidad?

En estos días en que nos estamos preparando de una forma más intensa para el Nacimiento de Nuestro Señor, tendríamos que preguntarnos ¿cuántos corazones, por mi omisión, por mi falta de delicadeza, por mi falta de preocupación, quedarán sin encontrarse con Dios? ¿Cuántos corazones en las familias, cuántos corazones en el ambiente, cuántos corazones en el ámbito laboral y social no van a saber que Cristo nace para ellos y por ellos? ¿No va a haber nadie que se los enseñe, no va a haber nadie que les predique el camino de la Salvación?

¿Podremos ser tan egoístas como para cerrar el conocimiento de la salvación a los demás? Nuestro corazón no puede pensar tanto en sí mismo como para olvidarse del don que tiene para dárselo a otro. Es una tarea que tenemos que hacer; pero no la podemos hacer si no valoramos primero el don que podemos tener en nuestras manos, si no somos nosotros los que acogemos, los que recibimos el don de Dios. Un don que tiene que vivirse, que tiene que manifestarse, de una manera muy especial, a través de nuestro testimonio de vida; un don que no es tanto la teoría y consejos que podemos decir a los demás, sino sobre todo, lo que nosotros estamos haciendo con nuestra vida.

¡De qué poco nos serviría decir que valoramos mucho el don de Cristo que viene en esta Navidad si no lo transmitiéramos, si no lo diéramos a los demás! ¡De qué poco serviría que dijéramos que queremos ser estos profetas del Altísimo que van delante del Señor para preparar sus caminos, si nuestra vida no se transforma, si nuestra vida no recibe esa visita de Dios, si nuestra vida no quiere ser recibida por Cristo nuestro Señor! No se puede, es imposible. Antes que redimir a otros, hay que redimir mi corazón, hay que cambiar mis actitudes, hay que cambiar mi comportamiento. Tengo que ser el primer redimido. Tengo que redimir mi corazón, tengo que cambiar mis actitudes, tengo que ser el primero que acepta a Cristo como el que me salva de mis pecados, como el que me salva de mis fragilidades.

Jesús en el Evangelio dice: "El que tenga oídos para oír, que oiga", que es una forma hebrea de decir que quien esté dispuesto, quien quiera, que escuche mi palabra. Pero hay una cosa muy clara, ninguno de nosotros entrará en el camino de la paz que Zacarías profetiza cuando ve a su hijo, si no somos capaces de oír lo que Dios nos pide, el cambio concreto que Dios pide a cada uno.

Propósito
"No niegues un beneficio al que lo necesita, siempre que en tu poder esté el hacerlo" (Pr 3, 27).

Diálogo con Cristo
Jesucristo, dame la gracia de ser decidido y audaz para saber trasmitir mi fe a los demás. Concédeme ser valiente y persistente, buscando caminos para la nueva evangelización. Haz que sea capaz de dejar mis gustos y mis pareceres, para que, en todo momento, sepa armonizar la diversidad con la caridad.

 

ORACIONES A SANTA MARAVILLAS DE JESÚS




IMÁGENES DE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS






SANTA MADRE MARAVILLAS DE JESÚS, VIRGEN CARMELITA DESCALZA, 11 DE DICIEMBRE


Madre Maravilla de Jesús, Santa
Virgen, Carmelita Descalza, 11 de diciembre
Por: Vatican.va | Fuente: Vatican.va



Religiosa Carmelita

Martirologio Romano: En el monasterio de La Aldehuela, en la región de Madrid, en España, santa María de las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas, que fundó muchos monasterios en España y en la India, conjugando la vida contemplativa con una solícita caridad. († 1974)

Fecha de canonización: 4 de mayo de 2003, durante el pontificado de S.S. Juan Pablo II.

Nació en Madrid el 4 de noviembre de 1891. Desde su infancia deseó consagrarse a Dios y dedicó su juventud a ayudar a los necesitados. Atraída por la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, y movida por su amor a la Virgen María, ingresó en el Carmelo de El Escorial el 12 de octubre de 1919. 

En 1924 fundó un monasterio de Carmelitas Descalzas en El Cerro de los Ángeles, centro geográfico de la península, junto al monumento del Corazón de Jesús, como lugar de oración y de inmolación por la Iglesia y por España. 

Durante la persecución religiosa la Madre Maravillas brilló por su espíritu de reparación, fortaleza, serenidad y confianza en el Señor. Bajo el signo de la fidelidad a Santa Teresa fundó otros diez Carmelos recuperando lugares de tradición teresiano-sanjuanista. Priora durante largos años, enseñó a sus hermanas con el testimonio de sus virtudes y se distinguió por su vida mística, ardor apostólico y por la bondad unida a la firmeza ante quienes la tenían por verdadera madre. Murió en el Carmelo de La Aldehuela, el 11 de diciembre de 1974, expresando “¡Qué felicidad morir Carmelita!”. 

Fue beatificada por vuestra Santidad el 10 de mayo de 1998.

Canonizada por el Papa Juan Pablo II el 4 de mayo, 2003.

LOS SANTOS DE HOY: JUEVES 11 DE DICIEMBRE DEL 2014


LOS SANTOS DE HOY: 
JUEVES 11 DE DICIEMBRE DEL 2014


Daniel el Estilita, Santo
Estilita, 11 Diciembre

Hoy también se festeja a:

Hugolino Magalotti, Beato
Ermitaño, 11 Diciembre
Pilar Villalonga Villalba
Mártir, 11 Diciembre
Jerónimo Ranuzzi, Beato
Presbítero, 11 Diciembre
Maravillas de Jesús, Santa
Religiosa, 11 de diciembre
Madre Maravilla de Jesús, Santa
Virgen, Carmelita Descalza, 11 de diciembre
Dámaso I, Santo
Pontífice, 11 de diciembre










Fidel, Santo
Presbítero, 11 Diciembre


Paulo de Mérida, Santo
Obispo, 11 Diciembre


SAN DÁMASO I, PONTÍFICE, 11 DE DICIEMBRE



Dámaso I, Santo
Pontífice, 11 de diciembre


Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net




XXXVII Pontífice


San Dámaso, de origen español, nació hacia el año 305. Su pontificado comprende desde el año 366 al 384. Fue diácono de la Iglesia de Roma durante el pontificado del Papa Liberio.

Su elevación a la cátedra de Pedro no se vio exenta de contrastes debido a los enfrentamientos de los dos partidos contrapuestos. Pero los frutos de su pontificado no se dejaron esperar. Ignorando las amenazas imperiales, depuso a los obispos que se habían adherido al arrianismo y condujo a la Iglesia a la unidad de la doctrina. Estableció el principio de que la comunión con el obispo de Roma es signo de reconocimiento de un católico y de un obispo legítimo.

Durante su pontificado hubo una explosión de ritos, de oraciones, de predicaciones, con nuevas instituciones litúrgicas y catequéticas que alimentaron la vida cristiana. A la iniciativa de este Papa se deben los estudios para la revisión del texto de la Biblia y la nueva traducción al latín (llamada Vulgata) hecha por San Jerónimo, a quien San Dámaso escogió como secretario privado.
En estos años la Iglesia había logrado una nueva dimensión religioso-social, convirtiéndose en un componente de la vida pública. Los obispos escribían, catequizaban, amonestaban y condenaban pública y libremente.

En el año 380, con ocasión del sínodo de Roma, el Papa Dámaso expresó su agradecimiento a los jefes del imperio que habían devuelto a la Iglesia la libertad de administrarse por sí misma. Con esta libertad conquistada, los antiguos lugares de oración como las catacumbas se habrían arruinado si este extraordinario hombre de gobierno no hubiera sido al mismo tiempo un poeta sensible a los antiguos recuerdos y a las gloriosas huellas dejadas por los mártires. Efectivamente, no sólo exaltó a los mártires en sus famosos “títulos” (epigramas grabados en lápidas por el calígrafo Dionisio Filocalo), sino que los honró dedicándose personalmente a la identificación de sus tumbas y a la consolidación de las criptas en donde se guardaban sus reliquias.

En la cripta de los Papas de las catacumbas de San Calixto, él añadió: “Aqui, yo, Dámaso, desearía fueran enterrados mis restos, pero temo turbar las piadosas cenizas de los mártires”. San Jerónimo sostiene que el Papa Dámaso murió casi a los ochenta años. Fue enterrado en la tumba que él mismo se había preparado, humildemente alejada de las gloriosas cenizas de los mártires, sobre la vía Ardeatina. Más tarde sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de San Lorenzo.
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