viernes, 9 de agosto de 2013

Los Santos de hoy viernes 9 de agosto de 2013

Los Santos de hoy viernes 9 de agosto de 2013
 Faustino Oteiza, Beato
Presbítero y Mártir, 9 de agosto
 Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), Santa
Monja Mártir, 9 de agosto
 Juan de Fermo (o de la Verna), Beato
Franciscano, 9 de agosto
 Cándida María de Jesús, Santa
Fundadora, 9 de agosto
 Francisco (Franz) Jägerstätter, Beato
Mártir Laico, 9 de agosto
 Mariana (Bárbara) Cope de Molokai, Santa
Religiosa, 9 de agosto
 Germán (José María) Garrigues Hernández, Beato
Presbitero y Mártir, 9 de agosto
 Guillermo Plaza Hernández, Beato
Presbítero y Mártir, 9 de agosto
 Rubén de Jesús López Aguilar, Beato
Religioso Mártir, 9 de agosto
 Florentino Asensio Barroso, Beato
Obispo y Mártir, 9 de agosto
 Román, Santo
Mártir, 9 de agosto
 Julián Pozo Ruiz de Samaniego, Beato
Sacerdote y Mártir, 9 de agosto
 Arturo (Luis) Ayala Niño, Beato
Religioso y mártir, 9 de agosto
 Juan Bautista (José) Velásquez Peláez, Beato
Religioso y mártir, 9 de agosto
 Eugenio (Alfonso Antonio) Ramírez Salazar, Beato
Religioso y mártir, 9 de aggosto
 Esteban (Gabriel) Maya Gutiérrez, Beato
Religioso y mártir, 9 de agosto
 Melquíades (Ramón) Ramírez Zuloaga, Beato
Religioso y mártir, 9 de agosto
 Gaspar (Luis Modesto) Páez Perdomo, Beato
Religioso y mártir, 9 de agosto 

SAN ROMÁN, MÁRTIR, 9 DE AGOSTO

Autor: . | Fuente: LaPueblaDeCastro.com
Román, Santo
Mártir, 9 de agosto
 
Román, Santo

Mártir Laico

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de san Lorenzo, en la vía Tiburtina, san Román, mártir (c. 258).
La vida de nuestro santo estuvo muy ligada a la de San Lorenzo, y es por eso que la Iglesia celebra su fiesta en la víspera de San Lorenzo. Sólo sabemos que Román era un soldado a las órdenes del emperador Valeriano. Como tal, participaba activamente en la persecución de cristianos, y probablemente fue él quien capturó a San Lorenzo.

Estuvo presente en su interrogatorio, y ya entonces comenzó a pensar en todo lo que decía aquel hombre. Román había escuchado muchas historias acerca de los cristianos: que eran caníbales, que practicaban el incesto y que se entregaban a extrañas orgías. Pero nada de eso correspondía con la actitud de su prisionero, que no hacía más que hablar del amor de Dios y de la fe en un mundo mejor. Días más tarde, cuando tuvo que presenciar la tortura de San Lorenzo, Román seguía meditando. ¿Era posible que, efectivamente, Dios hubiera venido al mundo y se hubiera dejado matar sólo por amor?

Fue entonces cuando reparó en la actitud del mártir ante los tormentos. No gritaba, ni imploraba perdón, y mucho menos parecía dispuesto a abjurar de su fe. Nuestro santo pensó que tal valor y alegría no podían ser meramente humanos: sin duda estaban inspirados por un ser superior, quizá aquel Jesús del que hablaba San Lorenzo. En ese momento vio a un ángel que estaba limpiando amorosamente las heridas del preso. Ya no lo dudó más: en su corazón se convirtió al cristianismo, y así se lo manifestó al mártir al oído.

Deseando bautizarse, se ofreció para escoltar al prisionero hasta la celda. Una vez allí buscó un poco de agua e imploró al santo que oficiase el sacramento: San Lorenzo lo hizo encantado, feliz que su martirio diese frutos tan rápidos.

Después del bautismo, Román no pudo contenerse, y le reveló al emperador que se había vuelto cristiano a través del ejemplo de aquel hombre. Valerio no lo dudó ni un instante: lo despojó del rango de soldado imperial y ordenó que fuese decapitado. 
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