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lunes, 26 de diciembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 26 DICIEMBRE DEL 2016


La respuesta está en Cristo
Mateo 10, 17-22. Fiesta San Esteban. Ciclo A. No se preocupen por lo que van a decir


Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Estoy aquí Jesús, quiero conocerte más, quiero amarte más, tengo necesidad de Ti pero no sé cómo acercarme. Enséñame a orar, enséñame a amarte, toma mi pequeñez y mi miseria y hazme un nuevo ser.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los entreguen, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.
El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre, a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin se salvará”.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
«No serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes».
Cada día se nos presentan problemas o situaciones en las cuales sabemos con certeza que la solución estaría en meter a Cristo. Es decir, algún problema familiar en el cual no se encuentra la solución, alguna enfermedad, alguna crisis existencial, etc.
Sabemos que la respuesta está en Cristo porque nosotros lo hemos experimentado en carne propia. Pero aunque lo sabemos no nos animamos a hablar de Él. ¿Qué pensarán?, ¿qué dirán?, ¿cómo se los digo?
Nuestra vida como creyentes, para que en verdad sea coherente y plena, tiene que tener como guía al Espíritu Santo. Sí, no podemos llevar esta vida tan globalizada, estresante y alejada de Dios, sin la ayuda del mismo Dios, en la persona del Espíritu Santo.
Él nos guiará por el camino, Él abrirá las puertas, Él nos conducirá por el camino que el Señor tiene preparado para nosotros. No podemos pretender ir contra corriente solos, porque la corriente terminará arrastrándonos. Necesitamos de su fuerza, y si nos sentimos débiles y que no podemos es buena señal, pues es el momento de reconocernos necesitados de Dios.
Ayúdanos, Santo Espíritu, a tener una verdadera relación de amistad contigo. Que en los momentos de tomar decisiones serias, te sepamos consultar y así logremos descubrir la voluntad de Dios en lo concreto y cotidiano de nuestra vida. Que seas Tú nuestro compañero y guía. Que en el silencio de la oración sepamos escuchar tu voz. Que seas Tú mismo quien viva en nosotros y ame a los demás.
«Hoy se experimenta a menudo una «desertificación espiritual». Especialmente allí donde se vive como si Dios no existiera, nuestras comunidades cristianas están llamadas a ser “cántaros” que apagan la sed con la esperanza, presencias capaces de inspirar fraternidad, encuentro, solidaridad, amor genuino y desinteresado; han de acoger y avivar la gracia de Dios, para no encerrarse en sí mismos y abrirse a la misión. No se puede, en efecto, comunicar la fe viviéndola de manera aislada o en grupos cerrados y separados, en una especie de falsa autonomía y de inmanentismo comunitario. Así no se da respuesta a la sed de Dios que nos interroga y que está presente también en tantas formas nuevas de religiosidad.»
 (Discurso de S.S. Francisco, 10 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Preguntarme al menos una vez al día, que me está pidiendo Dios a través del Espíritu Santo en lo concreto de la jornada de mi día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

domingo, 25 de diciembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 25 DICIEMBRE 2016, LA NATIVIDAD DEL SEÑOR


Solemnidad de la Natividad del Señor – Ciclo A
Domingo 25 de Diciembre de 2016

“Jesús el mejor de los regalos“



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 52,7-10:

¡QUÉ hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión.
Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén.
Ha descubierto el Señor su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.

Palabra de Dios    

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Salmo
Salmo Responsorial: 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6

R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

V/. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

V/. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

V/. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.

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Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 1,1-6:

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo»?
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».

Palabra de Dios

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Lectura del Santo Evangelio según San Juan (1,1-18)

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor

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Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Jn 1,1-18

UN DIOS CERCANO


La Navidad es mucho más que todo ese ambiente superficial y manipulado que se respira estos días en nuestras calles. Una fiesta mucho más honda y gozosa que todos los artilugios de nuestra sociedad de consumo.

Los creyentes tenemos que recuperar de nuevo el corazón de esta fiesta y descubrir detrás de tanta superficialidad y aturdimiento el misterio que da origen a nuestra alegría. Tenemos que aprender a «celebrar» la Navidad. No todos saben lo que es celebrar. No todos saben lo que es abrir el corazón a la alegría.

Y, sin embargo, no entenderemos la Navidad si no sabemos hacer silencio en nuestro corazón, abrir nuestra alma al misterio de un Dios que se nos acerca, alegrarnos con la vida que se nos ofrece y saborear la fiesta de la llegada de un Dios Amigo.

En medio de nuestro vivir diario, a veces tan aburrido, apagado y triste, se nos invita a la alegría. «No puede haber tristeza cuando nace la vida» (León Magno). No se trata de una alegría insulsa y superficial. La alegría de quienes están alegres sin saber por qué. «Tenemos motivos para el júbilo radiante, para la alegría plena y para la fiesta solemne: Dios se ha hecho hombre y ha venido a habitar entre nosotros» (Leonardo Boff). Hay una alegría que solo la pueden disfrutar quienes se abren a la cercanía de Dios y se dejan atraer por su ternura.

Una alegría que nos libera de miedos, desconfianzas e inhibiciones ante Dios. ¿Cómo temer a un Dios que se nos acerca como niño? ¿Cómo rehuir a quien se nos ofrece como un pequeño frágil e indefenso? Dios no ha venido armado de poder para imponerse a los hombres. Se nos ha acercado en la ternura de un niño a quien podemos acoger o rechazar.

Dios no puede ser ya el Ser «omnipotente» y «poderoso» que nosotros sospechamos, encerrado en la seriedad y el misterio de un mundo inaccesible. Dios es este niño entregado cariñosamente a la humanidad, este pequeño que busca nuestra mirada para alegrarnos con su sonrisa.


El hecho de que Dios se haya hecho niño dice mucho más de cómo es Dios que todas nuestras cavilaciones y especulaciones sobre su misterio. Si supiéramos detenernos en silencio ante este niño y acoger desde el fondo de nuestro ser toda la cercanía y la ternura de Dios, quizá entenderíamos por qué el corazón de un creyente debe estar transido de una alegría diferente estos días de Navidad.

viernes, 23 de diciembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 23 DE DICIEMBRE DEL 2016


La voluntad de Dios
Lucas 1, 57-66. IV Viernes de Adviento. Ciclo A. Nacimiento de Juan el Bautista


Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
¡Ya estás apunto de llegar, Señor! Dame la gracia de tenerte un buen lugar preparado en mi corazón. No permitas que este año llegues a mi alma y la encuentres desarreglada, sucia o en mal estado. Dame la gracia de estar alerta  cuando me hablas y de escuchar tu voz. Aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad. San José, ayúdame a preparar mi corazón como preparaste la gruta de Belén para que Jesús naciera allí de la mejor manera.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66
Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: "No. Su nombre será Juan". Ellos le decían: "Pero si ninguno de tus parientes se llama así".
Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. Él pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre". Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios.
Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: "¿Qué va a ser de este niño?" Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Me puedo detener a meditar sobre el tema del cumplimiento de la Voluntad de Dios en mi vida. Es el ejemplo que me dejan Isabel y Zacarías en el Evangelio de hoy.
Ponerle de nombre Juan al niño recién nacido. Era ésta la Voluntad de Dios. Aunque todos no lo entendieran, se preguntarán el por qué e incluso dudarán de la decisión. La Voluntad de Dios era esa. Los inconvenientes caen cuando se está decidido a realizar con tu gracia lo que quieres y esperas de mí. Dame la gracia, Señor, de descubrir qué es lo que quieres y esperas de mí en este período de adviento y navidad y buscar realizarlo.
La Voluntad de Dios no es un elemento que coarta, limita, envilece mi libertad. Por el contrario, el cumplimiento de tu Voluntad es algo que me hace crecer como creatura, como persona. Ahí tengo el ejemplo de Zacarías. Cumplir tu Voluntad le regresó el habla, le devolvió aquel estado que había perdido por su falta de fe. La libertad es un don que se acrecienta cuando se entrega a Ti.
Cuando se es niño, y más aún adolescente, poco se comprende por qué se tiene que obedecer a los padres. De grandes, y más cuando se tienen hijos,  se comprende que esos mandatos y deseos siempre estaban movidos por el amor y la búsqueda de lo mejor. Así es también con tu Voluntad. No es un yugo insoportable que aguantar, una tiranía o dictadura de poder… no; es el amor que aconseja, orienta y pide a sus hijos lo que se sabe que a ellos, a mí, más conviene.
Dame la gracia, Señor, de buscar siempre y en todo momento descubrir y realizar tu Voluntad sobre mi vida, siendo consciente de que siempre quieres lo mejor para mí.
«Si no la ejercitamos bien, la libertad nos puede conducir lejos de Dios, puede hacernos perder la dignidad de la que Él nos ha revestido. Es por eso que son necesarias las orientaciones, las indicaciones y también las reglas, tanto en la sociedad como en la Iglesia. ¡No perdáis la gran dignidad de hijos de Dios que se nos ha donado! Así encontrarán la alegría auténtica porque Él nos quiere hombres y mujeres plenamente felices y realizados, ¡solo cumpliendo la voluntad de Dios Padre podemos cumplir el bien y ser luz del mundo y sal de la tierra!»
(Discurso  S.S. Francisco, 5 de agosto de 2014).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Me detendré un momento ante un belén y les pediré a María y José me ayuden, con su intercesión, a realizar siempre la Voluntad de Dios sobre mí. 
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 21 DE DICIEMBRE DEL 2016



Servicio pronto y alegre
Lucas 1, 39-45. IV Miércoles de Adviento. Ciclo A. La Visitación a Santa Isabel.


Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento que me permites estar en tu presencia. Aumenta mi fe. Ayúdame a creer con firmeza en tu amor y tu poder. Aumenta mi esperanza. Dame la gracia de confiarte a Ti todo mi ser, de abandonarme en tus amorosos brazos de Padre. Ayúdame a amarte cada día más, pero, ante todo, dame la gracia de experimentar el infinito amor que me tienes.
María, en estos últimos días de Adviento, ayúdame a preparar en mi corazón un lugar donde Jesús pueda nacer.


Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la Madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa Tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
María, te veo ir presurosa a donde está Isabel. Tú, que serás madre de Dios. Tú, que no tienes ninguna «obligación» de servir – pues también estás embarazada – te adelantas a las necesidades de los demás, ni siquiera esperas a que te lo pidan, vas presurosa y gustosa a ayudar…
¿Y yo?, ¿también me adelanto a las necesidades de los demás?, ¿o me tienen que rogar para que ayude? Y cuando ayudo, ¿cómo lo hago?, ¿presuroso y con alegría al igual que tú?, ¿o con cara de pepinillo en vinagre?
María, ayúdame a servir con alegría a los demás. Dile a tu Hijo que me arrepiento de no haber estado atento a las necesidades de los demás. Alcánzame la gracia de, a partir de ahora, estar atento a las necesidades de los que me rodean y de ayudar con alegría al igual que tú.
Isabel escuchó tu saludo y quedó llena del Espíritu Santo. ¡Qué lección tan grande me dan ambas! Por una parte, tú misma quedaste llena del Espíritu Santo cuando, no hace mucho tiempo, el ángel te saludara y te anunciara que serías la madre del Mesías. Por otra parte, Isabel ha sabido, en un simple saludo, descubrir en ti al Salvador del mundo y ha quedado, también ella, llena del Espíritu Santo. Las dos han sido capaces de descubrir la voz de Dios en una cosa tan cotidiana como lo es un saludo…
¡Cuántas veces yo no soy capaz de descubrir la voz del Señor en los momentos cotidianos de mi vida!
Madre, ¡no permitas que mi corazón se encierre en mí mismo!, ¡que no sea ciego ante las necesidades de los demás ni sordo ante la voz de Dios que me llama en lo cotidiano!
«María se puso en camino “de prisa...”. A pesar de las dificultades y de las críticas que pudo recibir, no se demora, no vacila, sino que va, y va “de prisa”, porque en ella está la fuerza de la Palabra de Dios. Y su actuar está lleno de caridad, lleno de amor: esta es la marca de Dios. María va a ver a Isabel, no para que le digan que es buena, sino para ayudarla, para ser útil, para servir. Y en este salir de su casa, de sí misma, por amor, se lleva lo más valioso que tiene: Jesús, el Hijo de Dios, el Señor. Isabel lo comprende inmediatamente: “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?”; el Espíritu Santo suscita en ella resonancias de fe y de alegría: “Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre”.»
(Discurso de S.S. Francisco, 31 de julio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a hacer un acto de caridad sin que nadie se dé cuenta.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

lunes, 19 de diciembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 19 DE DICIEMBRE DEL 2016


Nunca poner «peros» al Señor
Lucas 1, 5-25. IV Lunes de Adviento, Ciclo A. Anuncio a Zacarías



Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a vivir el momento presente en plenitud, que las preocupaciones del futuro no perturben mi paz y los errores del pasado sepa abandonarlos en tu infinita misericordia, pues no puedo cambiarlos en nada.Quiero confiar más en ti, Señor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 1, 5-25
Hubo en tiempo de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una descendiente de Aarón, llamada Isabel. Ambos eran justos a los ojos de Dios, pues vivían irreprochablemente, cumpliendo los mandamientos y disposiciones del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos, de avanzada edad.
Un día en que le correspondía a su grupo desempeñar ante Dios los oficios sacerdotales, le tocó a Zacarías, según la costumbre de los sacerdotes, entrar al santuario del Señor para ofrecer el incienso, mientras todo el pueblo estaba afuera, en oración, a la hora de la incensación.
Se le apareció entonces un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y un gran temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: "No temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, a quien le pondrás el nombre de Juan. Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor; no beberá vino ni licor y estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el seno de su madre. Convertirá a muchos israelitas al Señor; irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia sus hijos, dar a los rebeldes la cordura de los justos y prepararle así al Señor un pueblo dispuesto a recibirlo".
Pero Zacarías replicó: "¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo ya soy viejo y mi mujer también es de edad avanzada». El ángel le contestó: "Yo soy Gabriel, el que asiste delante de Dios. He sido enviado para hablar contigo y darte esta buena noticia. Ahora tú quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo". 
Mientras tanto, el pueblo estaba aguardando a Zacarías y se extrañaba de que tardara tanto en el santuario. Al salir no pudo hablar y en esto conocieron que había tenido una visión en el santuario. Entonces trató de hacerse entender por señas y permaneció mudo.
Al terminar los días de su ministerio, volvió a su casa. Poco después concibió Isabel, su mujer, y durante cinco meses no se dejó ver, pues decía: "Esto es obra del Señor. Por fin se digno a quitar el oprobio que pesaba sobre mí".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
«Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor»
Nuestra naturaleza nos hace emitir un juicio, casi de manera natural en contra de Zacarías. Sí, al leer este pasaje evangélico, juzgamos a Zacarías por haber dudado del ángel. Pero, era bastante lógica su duda, pues su esposa y él eran viejos. Pero ¿será ésa la verdadera inquietud de Zacarías?, ¿o también era el contenido del mensaje?
Creo que hoy, son pocas las personas que de verdad se sentirían completamente felices y no pondrían ningún obstáculo si el Señor les pidiese un hijo para consagrarlo a su servicio.
Porque, aunque estamos en el camino del servicio del Señor, oramos y tratamos de ser buenos creyentes como lo era Zacarías, al momento de tener que ofrecer un hijo a Dios empezamos a poner «peros», más aún, cuando ese hijo ha sido tan esperado, anhelado o simplemente tenemos puestas todas nuestras ilusiones en él. Pero ¿por qué, si amo a Dios de verdad, al que me lo dio todo, no se lo entrego? Señor, creo que nunca te he ofrecido a mis hijos de corazón, a mis seres queridos; creo que el sólo pensar en que me los pudieras pedir, me da miedo. Veo que en verdad no confió en Ti.
Mi confianza es muy humana aún, considero que Tú no los puedes hacer totalmente felices, que no podrían vivir una vida sin familia y, además, entregada de lleno al servicio a los demás. No, hoy en día ya no vale la pena que se hagan monjas, sacerdotes o matrimonios consagrados y entregados a Dios, porque sufren mucho…
Señor, enséñame a entregarte incluso a aquellos que más amo en esta vida, porque sólo así podrás cuidarlos y obrar en ellos para hacerles felices.
Sea al sacerdocio, a la vida consagrada o al matrimonio, te consagro a mis hijos y seres queridos para que en Ti encuentren su plenitud y felicidad.
«El objetivo ha de ser lograr inserirse en el diálogo con los hombres y mujeres de hoy, para comprender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas. Son hombres y mujeres a veces un poco desilusionados con un cristianismo que les parece estéril, que tiene dificultades precisamente para comunicar incisivamente el sentido profundo que da la fe. En efecto, precisamente hoy, en la era de la globalización, estamos asistiendo a un aumento de la desorientación, de la soledad; vemos difundirse la pérdida del sentido de la vida, la incapacidad para tener una “casa” de referencia, la dificultad para trabar relaciones profundas. Es importante, por eso, saber dialogar, entrando también, aunque no sin discernimiento, en los ambientes creados por las nuevas tecnologías, en las redes sociales, para hacer visible una presencia, una presencia que escucha, dialoga, anima. No tengan miedo de ser esa presencia, llevando consigo su identidad cristiana cuando se hacen ciudadanos de estos ambientes. ¡Una Iglesia que acompaña en el camino, sabe ponerse en camino con todos!»
(Mensaje de S.S. Francisco, 21 de septiembre de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré un acto de entrega y consagración de mis seres queridos, poniendo en las manos de Dios y de mi Madre María, sus vidas para que encuentren la felicidad y la paz verdaderas que sólo Tú les puedes dar.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

sábado, 17 de diciembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY SÁBDO 17 DE DICIEMBRE DEL 2016


Decidir confiar.
Mateo 1, 1-17. III Sábado Adviento. Ciclo A. Genealogía de Jesucristo


Por: H. Iván Yoed González Aréchiga LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, me amas como no tengo una idea. Lo «peor» de todo es que esto no lo comprenderé jamás teóricamente, sino «experiencialmente». ¿Qué puedo hacer entonces? Justo eso: pedirte la experiencia de tu amor. ¡Quiero renovarlade verdad! En tus manos pongo esta intención y mi oración. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 1, 1-17
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Hay instante más bello, que aquél en que se espera algo bueno? Cuántas veces, ante un proyecto que nos ilusiona, esperamos con una emoción y espera que no desesperan. Como si nos tocase disfrutar de lo esperado aun sin tenerlo. La espera de un día especial, de un aniversario, de un cumpleaños, de la llegada de un familiar, de una persona querida, de un hijo, de un bebé que viene al mundo.
Siempre están presentes las expectativas, y a veces no nos dejan dormir. Tenemos temores, miedos de verdad justificados –otros no. Pero desde luego que nos ilusiona, pese a todo pesar. Y ante los miedos, o se decide sucumbir o se decide confiar.
Creo que un poco sucedió así contigo, Madre mía. ¡Quisiera ponerme en tu lugar! ¡Tanto misterio en tan esperada espera!, en donde la voz de Dios era tan tenue, y tenías que agudizar tanto el oído. Y, al mismo, tiempo confiabas en Dios. Sí, tenías tantas preguntas y miedos, ¡pero confiabas en Dios!, y eso te «solucionó» todo. Nada cambia al exterior para e quien en Dios confía, pero en el interior ocurre un milagro: el corazón se torna como el de Cristo mismo.
Con esa actitud, desde lo más profundo de tu ser, Madre mía, ante la espera, quiero detenerme frente a todas mis esperas, sobre todo frente a la de prepararme para recibirte, Jesús.
«El profeta Isaías describe la figura del Siervo de Yahveh y su misión de salvación. Se trata de un personaje que no ostenta una genealogía ilustre, es despreciado, evitado de todos, acostumbrado al sufrimiento. Uno del que no se conocen empresas grandiosas, ni célebres discursos, pero que cumple el plan de Dios con su presencia humilde y silenciosa y con su propio sufrimiento. Su misión, en efecto, se realiza con el sufrimiento, que le ayuda a comprender a los que sufren, a llevar el peso de las culpas de los demás y a expiarlas. La marginación y el sufrimiento del Siervo del Señor hasta la muerte, es tan fecundo que llega a rescatar y salvar a las muchedumbres.
Jesús es el Siervo del Señor.»
 (Homilía de S.S. Francisco, 18 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
¿Cómo voy en mis propósitos de adviento?, ¿tengo alguno? Hoy lo renovaré en mi corazón para ofrecértelo, Señor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!       
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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