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domingo, 21 de febrero de 2021

AÑO DE SAN JOSÉ - DÍA 21 DE FEBRERO

 



 Año de San José

San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.

 

Febrero 21

Del mismo modo que en otros tiempos libraste del peligro de la muerte al niño Jesús, defiende también a la santa Iglesia de toda adversidad, y protege a cada uno de nosotros para que siguiendo tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio podamos vivir santamente y obtener la vida eterna. Amén.

(P. Florentín Brusa, cmf)

MEDITACIÓN DIARIA DE CUARESMA, DÍA 21 DE FEBRERO

 



 UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA 

DE LA CUARESMA 2021



ORACIÓN INICIAL  PARA CADA DÍA

Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte.

PEDIRTE la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio.

Y AGRADECERTE con obras lo mucho que me amas: ¡ Tuyo soy, para ti nací ! ¿Qué quieres, Señor, de mí?   



Día 5º. 21 de febrero

Confesión. Papá y mamá están ocupados trabajando en el jardín y ruegan a la pequeña Sofía, su hija, que ponga la mesa. Sofía, que está viendo su programa favorito de televisión, dice que sí, pero continúa ante el televisor, de tal forma que cuando sus padres entran en casa, la mesa no está puesta. Aquello desagrada a los padres, pero no les ofende, porque en la desobediencia de Sofía ha habido poco interés, descuido, poca malicia, ir a lo suyo en algo pequeño.

Una noche, sin embargo, Vanesa, la hija mayor, ya en la puerta, se enfrenta a sus padres y les dice: "¡Ya estoy harta de que me digáis a qué hora tengo que regresar. Volveré cuando me apetezca, os guste o no!". Y, dando un portazo, desaparece. En este caso, está claro que hay mayor malicia, una desobediencia buscada y querida, que lleva consigo desprecio a los padres y rechazo de su autoridad. Entre la desobediencia de Sofía y la de Vanesa, hay una diferencia. Pues bien, tal es la diferencia que existe, desde el punto de vista de Dios, entre el pecado mortal y el pecado venial; una diferencia inconmensurable. El pecado mortal mata la presencia de Dios en mí; rompe y destruye mi relación con Dios: le doy un portazo y desaparezco.

Señor, te pido que me ayudes a darme cada vez más cuenta de que mis pecados, son actos míos que te duelen a ti, momentos en los que paso de ti, elijo lo que a mí me viene bien, dejándote a ti o a otros de lado; y por lo tanto mis pecados te duelen. Dame dolor de mis pecados, dolor de amor.

¿Esperas más de un día para confesarte si has cometido algún pecado mortal? ¿ Te duelen de verdad los pecados veniales? ¡Madre mía, antes morir que pecar!

Continúa hablándole a Dios con tus palabras



ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

No me mueve, mi Dios, para quererte

el cielo que me tienes prometido,

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte

clavado en la Cruz y escarnecido.

Muéveme ver tu cuerpo tan herido

muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera,

que aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;

pues aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

CUARENTA DÍAS - TIEMPO DE CUARESMA

 



 Cuarenta días

La misma vieja historia que se repite, año con año: tratar de resignarme y vivir este tiempo de cuaresma.

Por: Abraham Flores 



Cuarenta días, otra vez, me pregunto: ¿Qué haré este año? ¿Dejaré de fumar? ¿Dejaré de tomar cerveza, o refrescos? ¿Dejaré de comer dulces, o golosinas? ¿Dejaré de ver la televisión? pero... ¿ Y las fiestas, aquella boda o aquellos XV años que ya están programados? ¿No me conviene entonces? ¿Dejaré de...? No, no, nada de esto es buena idea, definitivamente que no. Ya sé, tomaré el café sin azúcar, la leche sin chocolate, no comeré tortillas de harina, no veré películas entre semana.

¡Cuarenta días otra vez¡ y es que ésta es verdaderamente la misma vieja historia que se repite, año con año, tratar de resignarme y vivir este tiempo de cuaresma, con la "Ley del menor esfuerzo", y como siempre, dará resultado por unos cuantos días. Y es que estoy perdiendo de vista el objetivo. Pero yo mismo me río ¿Cuál objetivo?

¡Órale Señor!, ¿No te das cuenta de que estoy perdido? ¡Cuaresma! ¡Cuarenta días¡ Otra vez!

Oración, ayuno, penitencia, conversión, limosna, confesarse, comulgar, ser mejor, cambiar, ¿ayudar a los demás? ¿indulgencias? ¿de qué se trata todo esto?

Jesús, realmente no entiendo, no creo ni lo acepto, ¿por qué es tan difícil? ¿por qué batallo tanto?


Es Jesús mismo quien te responde:

-Yo soy el camino, la verdad y la vida. Todo lo que pido de ti es que me sigas. Qué vengas conmigo adonde yo vaya en este camino de la cruz.

Cuarenta días, sÍ, otra vez. Porque te necesito a ti. No necesito tus cigarros, ni tus bebidas, ni tus refrescos, ni el azúcar, ni el café, ni el chocolate. Si claro todo esto te ayuda a vivir el espíritu de sacrificio, pero lo que yo necesito eres "TU". Necesito tus pies, necesito tus manos, necesito tus ojos, necesito tu libertad, tu memoria, tu voluntad, necesito tu comprensión, necesito tu mente, tu corazón y tu alma.

¡Cuarenta días... otra vez! Déjame sanarte interiormente, déjame darte mi Amor, déjame mostrarte mi perdón y mi misericordia. Esto es lo que te pido: Déjame entrar a tu corazón; acércate a mi en el silencio de tu alma y en la quietud de tu conciencia, ahí estoy yo, sediento de ti, esperándote con los brazos abiertos.

¡Cuarenta días... otra vez! Sé que no es fácil, pero ciertamente es posible, el camino es largo y a ratos puede parecer aburrido y sin sentido, te vas a cansar, muy pronto te vas a desanimar, puede ser doloroso y difícil pero acuérdate que estoy contigo, siempre contigo. Para convertir tu cansancio en ánimo, tu tristeza en alegría, tu pecado en gracia, tú soledad en compañía.

No fue nada fácil para mi hacerlo hace ya dos mil años, estaba solo, hambriento, cansado, tuve tentaciones pero tenía la seguridad de que mi Padre no me abandonaría, escuché dentro de mi corazón: "Confía en MI". No dejes que estos cuarenta días sean nada mas un cambio cuaresmal, "otra vez".

Arriésgate a caminar conmigo, se valiente y acepta el reto, haz de este camino de la cruz algo muy especial... TU y YO , un camino desde dentro del corazón.

¡Cuarenta días... si, otra vez, pero distintos! "Confía en Mi", Caminaremos juntos, sufriremos juntos, moriremos juntos al pecado en la cruz, para resucitar y VIVIR juntos mi GRACIA en la LUZ de la PASCUA de este Año 2003.


"TENGO HAMBRE Y SED DE TI"

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 21 DE FEBRERO DEL 2021 - PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

 



 Lecturas de hoy Domingo 1º de Cuaresma - Ciclo B

Hoy, domingo, 21 de febrero de 2021



Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (9,8-15):

Dios dijo a Noé y a sus hijos: «Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.»

Y Dios añadió: «Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.»


Palabra de Dios




Salmo

Sal 24,4bc-5ab.6-7bc.8-9


R/. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad

para los que guardan tu alianza


Señor, enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas:

haz que camine con lealtad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.


Recuerda, Señor, que tu ternura

y tu misericordia son eternas.

Acuérdate de mí con misericordia,

por tu bondad, Señor. R/.


El Señor es bueno y es recto,

y enseña el camino a los pecadores;

hace caminar a los humildes con rectitud,

enseña su camino a los humildes. R/.


Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (3,18-22):

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos, ocho personas, se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.


Palabra de Dios


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,12-15):

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.

Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»


Palabra del Señor





«El Espíritu empujó a Jesús al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás»


+ Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach

(Vilamarí, Girona, España)

Hoy, la Iglesia celebra la liturgia del Primer Domingo de Cuaresma. El Evangelio presenta a Jesús preparándose para la vida pública. Va al desierto donde pasa cuarenta días haciendo oración y penitencia. Allá es tentado por Satanás.

Nosotros nos hemos de preparar para la Pascua. Satanás es nuestro gran enemigo. Hay personas que no creen en él, dicen que es un producto de nuestra fantasía, o que es el mal en abstracto, diluido en las personas y en el mundo. ¡No!

La Sagrada Escritura habla de él muchas veces como de un ser espiritual y concreto. Es un ángel caído. Jesús lo define diciendo: «Es mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44). San Pedro lo compara con un león rugiente: «Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe» (1Pe 5,8). Y Pablo VI enseña: «El Demonio es el enemigo número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos que este ser obscuro y perturbador existe realmente y que continúa actuando».

¿Cómo? Mintiendo, engañando. Donde hay mentira o engaño, allí hay acción diabólica. «La más grande victoria del Demonio es hacer creer que no existe» (Baudelaire). Y, ¿cómo miente? Nos presenta acciones perversas como si fuesen buenas; nos estimula a hacer obras malas; y, en tercer lugar, nos sugiere razones para justificar los pecados. Después de engañarnos, nos llena de inquietud y de tristeza. ¿No tienes experiencia de eso?

¿Nuestra actitud ante la tentación? Antes: vigilar, rezar y evitar las ocasiones. Durante: resistencia directa o indirecta. Después: si has vencido, dar gracias a Dios. Si no has vencido, pedir perdón y adquirir experiencia. ¿Cuál ha sido tu actitud hasta ahora?

La Virgen María aplastó la cabeza de la serpiente infernal. Que Ella nos dé fortaleza para superar las tentaciones de cada día.

PAPA FRANCISCO INVITA A NO TENER MIEDO A DEDICAR TIEMPO A LA ORACIÓN EN CUARESMA

 



Papa Francisco invita a no tener miedo a dedicar tiempo a la oración en esta Cuaresma

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

Foto: Vatican Media



Antes de dirigir el rezo del Ángelus este 21 de febrero, primer Domingo de Cuaresma, el Papa Francisco alentó a no tener miedo de dedicar momentos a la oración en silencio para escuchar la Palabra de Dios.

Al reflexionar en el pasaje del Evangelio de San Marcos que relata las tentaciones de Jesús en el desierto, el Santo Padre señaló que “la Palabra de Dios nos indica el camino para vivir fructuosamente los cuarenta días que conducen a la celebración anual de la Pascua” y alentó a pensar en el desierto, “en este entorno, natural y simbólico, tan importante en la Biblia”.

“El desierto es el lugar donde Dios habla al corazón del hombre, y donde brota la respuesta de la oración, es decir, el desierto de la soledad, el corazón apartado de otras cosas, solo en esa solitud se abre a la Palabra de Dios”.

Además, el Santo Padre explicó que el desierto también es “el lugar de la prueba y la tentación, donde el tentador, aprovechando la fragilidad y las necesidades humanas, insinúa su voz engañosa, una voz alternativa a la de Dios, alternativa que te hace ver otro camino, de engaño” porque “el tentador seduce”.

En esta línea, el Papa reconoció que “durante los cuarenta días vividos por Jesús en el desierto, comienza el ‘duelo’ entre Jesús y el diablo, que terminará con la Pasión y la Cruz” y añadió que “todo el ministerio de Cristo es una lucha contra el maligno en sus múltiples manifestaciones: curaciones de enfermedades, exorcismos de los endemoniados, perdón de los pecados, es una lucha”.

Incluso, el Santo Padre advirtió que en un momento de la vida de Jesús “parece que el diablo prevalezca cuando el Hijo de Dios es rechazado, abandonado y finalmente capturado y condenado a muerte, parece que venció el diablo, parece que el vencedor es él, pero en realidad, la muerte era el último ‘desierto’ a atravesar para derrotar definitivamente a Satanás y liberarnos a todos de su poder” y agregó que “y así Jesús venció en el desierto de la muerte, para vencer en la Resurrección”.

Por ello, el Santo Padre alentó a estar atentos en la presencia del diablo en nuestras vidas para defendernos de él con la Palabra de Dios y nunca dialogando con él. 

En este sentido, el Papa dijo que “en el tiempo de Cuaresma, el Espíritu Santo nos empuja también a nosotros, como a Jesús, a entrar en el desierto” y añadió que “no se trata -como hemos visto- de un lugar físico, sino de una dimensión existencial en la que hacer silencio y ponernos a la escucha de la palabra de Dios, para que se cumpla en nosotros la verdadera conversión”.

“No tengan miedo al desierto, busquen momentos de más oración, de silencio, para entrar en si mismos, no tengan miedo”, invitó el Papa quien invitó a encomendarse “a la intercesión maternal de la Virgen María”.

HOY CELEBRAMOS EL PRIMER DOMINGO DE CUARESMA, 21 DE FEBRERO DEL 2021

  


Este 21 de febrero la Iglesia celebra el primer domingo de Cuaresma. El Evangelio del día corresponde a la lectura de Marcos 1: 12-15, pasaje que narra el momento en que Jesús es tentado en el desierto.

A continuación puede leer el Evangelio y la Homilía del Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile), Felipe Bacarreza Rodríguez:


Evangelio del día (Marcos 1:12-15)

12A continuación, el Espíritu le empuja al desierto,

13y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían.

14Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios:

15;«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.»




Deja ir a mi hijo para que me dé culto (Mt 4,1-11)

Semana I del Tiempo de Cuaresma - 1 de marzo de 2020


Hace cuatro días celebró la Iglesia el miércoles de ceniza, con el cual dio comienzo al período litúrgico de la Cuaresma que se prolonga durante cuarenta días hasta el Domingo de Resurrección. Al realizar el gesto de imponer las cenizas sobre nuestra cabeza el celebrante nos decía una de estas dos frases significativas: "Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás", o "Conviértete y cree en el Evangelio". Ambas son expresivas del sentido de la Cuaresma, que es un tiempo que debe dedicarse a la oración, al ayuno y privación de los placeres de esta tierra para mantener el espíritu atento a la voluntad de Dios sobre nosotros, y a la práctica de la caridad con los más necesitados y los que sufren.

Este domingo celebramos el I Domingo de Cuaresma. Ya sabemos que en cada uno de los tres ciclos se lee el Evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto. Mientras el Evangelio de Marcos es muy escueto y sólo transmite la noticia de que Jesús fue impulsado por el Espíritu al desierto y allí permaneció cuarenta días siendo tentado por Satanás, Mateo y Lucas, con pequeñas variantes, nos informan sobre el contenido de esas tentaciones y del modo cómo Jesús las rechazó.

En una cosa son coincidentes estos tres Evangelios: las tentaciones transcurrieron en el desierto donde Jesús permaneció cuarenta días. El Evangelio de hoy comienza recordando esta circunstancia: "Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre". Nos podemos preguntar: ¿Por qué en el desierto? ¿No puede ser tentado una persona, tal vez más fuertemente, en lugar poblado? ¿Y por qué precisamente cuarenta días?

Para los destinatarios del Evangelio, que se supone conocedores de la historia del pueblo de Israel tal como es referida en la Escritura santa, es clara la alusión al período de los cuarenta años que Israel peregrinó en el desierto después de salir de Egipto, antes de entrar en la tierra prometida. Ese paso por el desierto había sido anunciado cuando Dios mandó a Moisés a decir al Faraón: "Israel es mi hijo primogénito. Deja ir a mi hijo para que me dé culto" (Ex 4,22-23). Cuando pensamos en esa travesía de Israel por el desierto, recordamos también la serie de infidelidades del pueblo y las murmuraciones contra Moisés: "¿Acaso no había sepulturas en Egipto, para que nos hayas traído a morir en el desierto?... ¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahveh en la tierra de Egipto cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta hartarnos! Vosotros (Moisés y Aarón) nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea" (Ex 14,11; 16,3). Estos son algunos de los ejemplos de la serie de rebeliones del pueblo. Moisés les advertía: "Yahveh ha oído vuestras murmuraciones contra él; pues ¿qué somos nosotros? No van contra nosotros vuestras murmuraciones, sino contra Yahveh" (Ex 16,8).

Siglos más tarde, comentando esos hechos, el profeta Oseas transmitía esta queja de Dios: "Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí" (Oseas 11,1-2). Ese hijo, que Dios reconoce como "su hijo primogénito", fue infiel a su Dios, tal como lo recordaba el Salmo de invitación al culto: "Durante cuarenta años aquella generación me asqueó, y dije: Son un pueblo de corazón torcido" (Sal 95,10). Ahora, en cambio, respecto de Jesús, el Padre declara: "Este es mi Hijo amado, en quien ma complazco" (Mt 3,17). E inmediatamente después de estas palabras, sigue el viaje de Jesús al desierto y las tentaciones. Allí Jesús, igual que ese otro hijo que fue Israel, pasará un tiempo de prueba en el desierto; pero él se comportará como un Hijo fiel a su Padre, reparando así la infidelidad de su pueblo.

Jesús, por mantener su fidelidad a la misión encomendada por su Padre, soportará el hambre renunciando a los placeres de esta vida, rechazará la tentación de la fama y la notoriedad y despreciará "todos los reinos de este mundo y su gloria". En cada una de estas tres tentaciones, Jesús rechaza al demonio con una frase de la Escritura, tomada del libro del Deuteronomio, es decir, de los discursos de Moisés durante la permanencia de Israel en el desierto.

Vale la pena memorizar cada una de esas frases y esgrimirlas como un arma poderosa contra las tentaciones de nuestro tiempo: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Deut 8,3); "No tentarás al Señor tu Dios" (Deut 6,16); "Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él darás culto" (Deut 4,10). Así Jesús nos enseña con su propio ejemplo que la Escritura, siendo palabra que sale de la boca de Dios, nos permite mantener la vida eterna que él nos comunica y que el demonio con sus tentaciones quiere arruinar. El tiempo de Cuaresma nos invita a reproducir en nosotros el espíritu filial de Jesús, de manera que Dios, complacido, pueda decir respecto de nosotros: "Este es mi hijo amado".


Felipe Bacarreza Rodriguez

Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile)